martes, 24 de diciembre de 2013

Flojucho y debilucho

“...flacucho, debilucho...” así es como me explicaba Lourdes el origen del nombre de su hermano Cocucho, cuando como quien dice empezábamos a conocernos y “presentarnos” a nuestros amigos y familias.
Dentro de lo que cabe no era una mala noticia, o no tan mala como podía ser. Vale, tenia un hermano menor, algo que siempre complica las cosas (menos que un hermano mayor, aunque de estos también tenia uno y dos hermanas mayores, ademas de Isa). 

Si, los hermanos pueden convertirse en un problema en las relaciones, si no les caes bien pueden hacerte la vida difícil, si no te soportan pueden hacer la relación insufrible e incluso insostenible Ya, igual habéis visto muchas películas y pensáis que no debería tener nada que ver, que las relaciones son solo entre las personas implicadas y que lo que piensen el resto de la familia, o de los amigos, poco importa. Ya, seguro que en algún momento os habéis creído eso de “solo importa lo que nosotros sintamos (cariño)”

Pues, vale pero mi experiencia me decía, luego me lo ha confirmado, que “cuidaos de los hermanos”. Todavía estaba fresca en mi memoria la relación de Diego, Rosina y Rafa, el hermano de Rosina. Tan poco se soportaban (estas cosas suelen ser mutuas) que Diego apenas si se acercaba por casa de Rosina, del padre de Rosina todo sea dicho, y eso que ella tenia su propia habitación en una casa sin ningún control parental lo que nos permitía, a los que nos llevábamos bien con Rafa, encerrarnos con ella tranquilamente sin ninguna intromisión e incluso robar cervezas de la nevera y tabaco (y otras hierbas) del stock personal del hermano. Era un pequeño paraíso del que Diego estaba prácticamente excluido por su, digamos difícil, relación con el cancerbero de la casa, Rafa, y su relación con Rosina (y otras, todo sea dicho).

Claro que Rafa era mayor que Rosina y los hermanos mayores, no me cansare de deciroslo, son peores y culpables de todo; ademas a Rafa sus amigos le llamaban Mazinger porque era un autentico animal, de porte y ocasionalmente, bastante ocasionalmente, de carácter. Algo que en cualquier otro no me parece bien pero que en este caso en concreto y puesto que una vez nos salvo la vida a Jacobo y a mi, o por lo menos nos salvo de una tremenda paliza, es algo que me parece no solo aceptable si no que es algo por lo que siempre le estaré eternamente agradecido. Pero divago, si eso, ya os lo cuento otro día.

Así que el hermano de Lourdes era “flojucho y debilucho” ademas de menor. No era la mejor situación pero tampoco era algo dramático y pese a que había un hermano mayor, Angel, ya entonces este no era una referencia para Lourdes; las dos hermanas mayores no vivían en casa teniendo ya sus familias, e Isa, bueno, Isa era Isa y era la razón por la que yo había conocido a Lourdes. 

Bueno, la razón real era que Jacobo estaba enamorado de Isa y como era mas fácil quedar con las dos hermanas que con una a solas necesitaba apoyo logístico, algo que no dejaba de sorprenderme un poco ya que por entonces Lourdes tenia un novio, J.I. se hacia llamar, que también era amigo de Jacobo y que parecía un mejor candidato para el apoyo logístico en esta tarea, al fin y al cabo era su novio. Parecia raro pero lo entendí cuando trate un poco mas a J.I., que si bien era buena persona, era un poco panfilo y no especialmente divertido aunque, si no recuerdo mal, era hermano de El Humano Mecanico (a.k.a MetalyCa).

Ademas, yo todavía no me había enamorado perdidamente de Lourdes y sabiendo que tenia novio, ademas alguien razonablemente conocido por mi, como fuera su hermano me resultaba bastante indiferente ya que nada hacia presagiar lo que luego ocurriría y lo que un fin de año cambiaría mi vida.

El caso es que en una de nuestras tardes en Santo Domingo en casa de Isa y Lourdes, tomando rones, intentando que avanzara la relación entre Jacobo e Isa, conocí a Cocucho, al “flojucho y debilucho” de Cocucho. No me pareció especialmente “flojucho y debilucho” pero bueno, al fin y al cabo el nombre se lo habían puesto de pequeño y la gente cambia... a mi por ejemplo me encantaban las espinacas e incluso era delgado y ya veis ahora... Tampoco me pareció lo contrario, aunque tampoco lo veía mucho... nos saludábamos, igual nos tomábamos un ron Barcelo y poco mas, nada digno de ser recordado.

Por aquel entonces, ademas de músico yo quería ser fotógrafo y si bien musicalmente era incompetente, por aquello de mi carencia de sentido del ritmo e incluso de oído, como fotógrafo me consideraba competente, o incluso excepcionalmente bueno (si la humildad nunca ha sido uno de mis defectos mas notables), y ademas de hacer fotos casi siempre que podía, revelaba mis propias fotos en casa, hacia fotos creativas, compraba libros de fotografía e incluso iba a los primeros PhotoEspaña.

Una tarde de invierno, casi seguro porque todavía recuerdo el frío que hacia y que yo no sentía ya que siempre he tenido un problema de percepción térmica, o mas bien de indiferencia térmica, Cocucho nos dijo que estaba pensando en ser modelo e, inocente de el, me dijo que si me importaría hacerle unas fotos en plan modelo, así tipo book. 

Supongo que me lo pensé un tiempo, por lo menos cuatro segundos, y le dije que claro, que encantado, aunque ciertamente me parecía que ni yo, por mi técnica, ni el porque, reconozcamos los “flojuchos y debiluchos” no son lo que llamaríamos ideales para lo que viene siendo ser modelo, estaríamos a la altura de las circunstancias, si bien seguramente no dije esto ultimo. 

Decidimos probar y quedamos para el fin de semana siguiente que yo subiría con la cámara, los objetivos y ya puestos carretes de alta sensibilidad para captar mejor la luz y los detalles que a mi me parecían imprescindibles si queríamos conseguir un resultado profesional. Que obviamente, queríamos, al fin y al cabo yo ya quería impresionar a su hermana.

El fin de semana siguiente, antes de empezar a tomar rones, empezamos con unos carretes a color y unos primeros planos en el exterior de la casa. Nada complicado, yo buscaba encuadres clásicos y Cocu intentaba sonreír, sin descojonarse del todo que hace poco profesional, se colocaba y se quitaba unas gafas de sol, jugueteaba con Nelson (el pastor alemán que tenían) e incluso tuvimos que hacer algunas fotos a Andrea y Alejo que andaban por allí y que obviamente querían participar en una actividad tan divertida como es hacerse fotos.

Una vez hechos los carretes en color, como calentamiento, era el momento de pasar al blanco y negro, que es lo que los verdaderos profesionales de la fotografía usábamos pro aquel entonces (ademas de diapositivas y cámaras de medio formato), ademas ya puestos era tambien el momento de pasar a poses mas complejas que como no podía ser menos, estamos hablando de fotos de modelo, requerían - por necesidades del guión, como si dijéramos - posar sin camiseta. 

En ese momento es en el me di cuenta de lo extraño que resultaba el nombre de Cocu... si... había que ser un poco descentrado para seguir llamando “flacucho y debilucho” como igual podéis apreciar en esta foto que debidamente ampliada tuve durante muchos años colgada en diferentes casas haciendo que pareciera un poquito homosexual ademas de un fotógrafo razonable.



Flacucho y debilucho, ¿Cocucho? pues vaya, pues si, será eso o será que las hermanas siempre son maledicientes y la familia lo que peor le sienta a uno.

El caso es que pese a descubrir que no era exactamente flojucho, si no mas bien lo contrario, o precisamente por eso y por haberle fotografiado sin camiseta empezamos a tener una mayor relación. Supongo que lo de mandar a alguien que se quite la camiseta, que intente sostener elpino mientras enfocas y cosas asi pues une, lo quieras o no.

Sin llegar a ser nunca amigos, ninguno pensaría en llamar al otro para irse a tomar unas cañas, Cocucho y yo nos hicimos algo mas que conocidos y para mi siempre ha sido bastante mas que el hermano de Lourdes y me gusta pensar que yo era algo mas que el novio de una de sus hermanas

Si, poco a poco, a lo largo de años, Cocucho se convirtió en una presencia intermitente, pero estable, en mi vida llegando a establecer tradiciones exclusivas como nuestros famosos Viacrucis alrededor de la casa de la calle Lérida consistentes en ir de bar en bar tomando solamente una caña en cada uno de ellos pero sin saltarnos absolutamente ninguno, o sea en todos, Viacrucis que pese a nuestra capacidad de resistencia al alcohol, mas aun a las cañitas, no nos permitieron nunca llegar a mas de dos manzanas de Lérida 88 pero es que en aquella época todas las tiendas de yogur helado y todos los cafés modernos eran bares, esos eran conceptos inexistentes; o como la tradicional reunión anual para ver la trilogía de La Guerra de las Galaxias sin pausas, salvo las mínimas necesarias para reponer el hielo de nuestros rones Barcelo, que eran obligatorios, para una meada corta o si había buena suerte para comer lo que Lourdes hubiera estado preparando en lugar de ver la trilogía completa ya que ella no conseguía aguantarla seguida y solía retirarse incluso antes de que acabara la primera cinta, motivo este, la ausencia de Lourdes, por el cual al final prescindimos de la excusa de la trilogía y nos dedicamos a la parte verdaderamente importante que era quedar toda una tarde a tomar rones y charlar, vamos a hacer una ronada en condiciones y sin excusas.

Pero no penséis que nuestra relación era simplemente erótica, aunque nos habíamos visto el uno a el otro sin camiseta, yo no solo en aquella primera sesión fotográfica si no en una primavera que Cocucho y amigos invadieron la casa que nosotros habíamos invadido previamente en Gandia, la casa de Jose Ramiro, donde solíamos refugiarnos, sin conocimiento de su legitimo propietario, que cometió el error de dejarme una vez unas llaves, que nunca le devolví, diciendo que podía ir cuando quisiera, invitación a la que di mas que debido cumplimiento, pose en bañador en una foto que no pienso enseñaros; ni tampoco era una relación meramente alcohólica, aunque obviamente el alcohol, el amor al ron (Barcelo preferentemente), a las cañitas y incluso al ron con limon o con zumo de naranja (el desayuno de los campeones), ayudaron a cimentarla completamente y le proporcionaron los nutrientes necesarios; ni tampoco era una relación basada en su hermana, si bien es obvio que esta fue la razón principal de que surgiera y que es otra de las muchas cosas por las que siempre estaré en deuda con Lourdes, ya que mantuvimos nuestra relación años después de que Lourdes y yo dejáramos de ser novios,  encontrandonos de vez en cuando para bebernoslo todo por que “aquí naindie nació pa sufrí” aunque nunca volviera a fotografiarle como aquella primera vez siendo esta la ultima foto que tengo, que no hice yo, pero que fue en la primera e increíble fiesta de cumpleaños en El Sol que se sumo a nuestras citas tradicionales.


No, no era solo eso, a nuestra manera éramos amigos y aunque yo tuve pocas oportunidades de ayudarle, aunque fuera un poco, habría hecho casi cualquier cosa si me la hubiera pedido. Solo una vez pude ayudarle: con su proyecto fin de carrera cuando pude prestarle el que yo había hecho, con la inestimable colaboración de mi padre, para que lo adaptara y presentara. Poca ayuda para alguien al que una vez le pedimos que si podía acercarse a donar sangre ya que iban a operar a mi padre y habíamos entendido que no podrían operarle hasta que no consiguieran como muchísimas unidades de sangre. El se limito a preguntar donde era y allí se presento, algo que hizo mas gente con menor o mayor éxito (Lourdes no pudo donar porque no llegaba a los cincuenta kilos necesarios; mi ex-socio Pablo tampoco pudo donar porque estaba tan borracho, según los médicos, aunque el insistía en que solo había tomado lo normal con la comida e incluso, para tranquilizar al operario se lo detallo, lo cual tuvo el efecto de confirmar que debería estar totalmente borracho; yo, aunque pude donar no valió de nada ya que, como me informarían posteriormente, mi sangre no es valida para transfusiones ni en caso de catástrofe). No, Cocucho no solo se presento el y dono todo lo que le permitieron sin considerar que era un “flojucho, debilucho”, si no que se trajo a varios equipos de voleibol femenino, a los que entrenaba, a todos sus conocidos y probablemente a todo aquel que se cruzo en su camino hasta el centro de donación consiguiendo saturar el banco de sangre de la Comunidad de Madrid. 

Si, ese era Cocucho. Ese es el Cocucho que yo recordare, al que echare de menos, el que yo he conocido, el que se sabia de memoria todos los diálogos de “Amanece que no es poco”, el que se negó a vivir como un enfermo pese a que le atacara el cáncer y pese a que como ha ocurrido le haya acabado matando hace unos días, ese es el Cocucho por el que hoy me refugio en Vallejo:

Yo no sufro este dolor como Cesar Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo cualquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase Cesar Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde mas abajo. Hoy sufro solamente. 
Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo causa ni carece de causa. ¿que seria su causa? ¿Donde esta aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A que ha nacido este color, por si mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor seria igual. Si me hubieran cortado el cuello de raíz, mi dolor seria igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor seria igual. Hoy sufro desde mas arriba. Hoy sufro solamente. 
Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya mas engendrada, para la mía sin fuente ni consumo! 
Yo creía hasta ahora que todas la cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero hé aquí que mi dolor no es padre ni hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobre pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia obscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.


Ese es el Cocucho por el que me pongo un Barcelo, solo con hielo, me siento a mirar atardecer pensando en que el mundo se queda mas vacío de lo que debería cuando pierde a los debiluchos, me alegro de haber compartido momentos con el y brindo una vez mas por Cocucho, “por que “aquí naindie nació pa sufrí”.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Seis meses (parte 2)


Si, por fin. Aquí esta la segunda parte de uno de mis primeros post - ese en el que a los seis meses os contaba mi derrame cerebral, mi visita a urgencias y en el que incluía un disclaimer (que también vale para este) - aunque que realmente podría titular, dada mi afición a las una métricas extravagantes, directamente como un año ya que al fin y al cabo seis meses por 2 partes hacen 12 meses, o lo que viendo siendo un año (aunque estoy seguro de que todos lo habíais comprendido a la primera, que es a la segunda cuando no lo habéis comprendido).

Si, porque ya ha pasado un año (algo mas realmente) de mi primera visita a urgencias, bueno, casi podría decir que de mi primera visita a un medico. 

No lo diré porque supongo que siendo pequeño mis padres me llevaban de vez en cuando al medico, al pediatra seguramente, e incluso según las leyendas familiares, una vez me llevaron a urgencias por que estaban convencidos de que no tenia paladar. No de que no tuviera paladar para la comida, algo que en aquellos momentos (debía de tener dos o tres años, ya que la historia sucedió en Colombia) la ausencia del sentido del gusto no era algo que pudieran detectar (es verdad, que luego con el paso de los años se ha demostrado que tengo poco sentido del gusto, poco paladar, como demuestran mis intentos de aderezar las comidas con cierto exceso de pimienta o ajo. Salvo las ensaladas que las aliño, o aiñaba, como un autentico profesional).

No, en aquel momento mis padres estaban convencidos de que no tenia paladar en un sentido físico - cavidad palatal, creo que es el termino técnico aplicable - y que tenia el interior de la boca plana. Tan convencidos estaban que me llevaron a urgencias, verdaderamente asustados según ellos, para que el medico comprobara esta deformación que acababan de notar.

No se si la medicina en Cali, Colombia, en los años sesenta seria la mejor del mundo pero el caso es que el medico, comprensivo y ante la preocupación de mis padres, decidió examinarme y para alivio de todos descubrió en cuestión de segundos que no tenia ningún defecto en el paladar (puede que descubriera alguno de los otros que tengo pero se abstuvo de comentarlos en aquel momento seguramente pensando que para que asustar a mis padres innecesariamente). 

No, tenia un paladar normal. Mis padres no tenían porque preocuparse en este sentido, lo único que le pasaba al niño (a mi) era que se le (me) había quedado una galleta Maria, o similar, pegada en el paladar. No había de que preocuparse ya que, con el permiso del Doctor Ingeniero y su encantadora esposa (mis padres), procedería a intervenirme allí mismo y de urgencia para solucionar el problema. 

Permiso concedido y dicho y hecho. Con un palito, de esos de polo supongo, retiro los restos de la galleta y mostró la normal concavidad de la cavidad palatal de su retoño a los orgullosos padres que una vez tranquilizados, supongo, decidieron seguir tomando margaritas o lo que fuera que habían estado tomando antes de este sorprendente descubrimiento, aunque en menores cantidades por consejo del sabio doctor que con el tiempo se convertiría en amigo de mis padres y acabaría recetando a mi padre una dosis diaria de Coca-cola para combatir el déficit de potasio que tenia y que causo mucha inquietud en mi padre ya que se olvido de decirle que se consideraba exactamente, médicamente podríamos decir, una dosis de Coca-cola, generando un gran debate familiar el respecto que todavía hoy perdura.

Pero aparte de estas anécdotas infantiles, de las que no tengo recuerdo, solo tengo el recuerdo de haber ido, con anterioridad, al medico una vez en mi vida y también por insistencia de un familiar:  obviamente de mi madre, lo que en cierta medida sitúa a mi hermana Helena, la que insistió esta vez para que fuera al medico, a la altura de mi madre, por lo menos en lo que se refiere a su preocupación por mi salud, cosa comprensible si consideramos que ahora ella es madre y ese tipo de cosas se adquieren, como virus de quirófano, con el propio acto de la maternidad. 

Obviamente las dos veces la madre acertó -que lo sepáis para que lo valoréis cuando os enfrentéis a una madre, aunque seguro que ya sabéis que enfrentarse a esa fuerza de la naturaleza que es una madre empecinada es tan inútil como confiar en que el propio bosque regulara un incendio forestal, como descubrieron los ecologistas en el incendio del parque de Yellowstone cuando ya se habia quemado casi la totalidad del mismo sin acabar de regularse - por lo que la insistencia en que visitara a un medico podría considerarse justificada. 

Como ya sabéis esta vez, en la que Helena ejerció de madre, tenia un derrame cerebral y la vez en la que fue mi madre la que ejerció de madre (algo realmente raro en mi madre, al menos respecto a mi) resulte tener un dedo roto - el meñique del pie derecho, por si os interesa - que acabo escayolado, durante gran parte de un invierno de los que nevó en Madrid a mediados de los ochenta, y una brecha en la ceja derecha que requirió que me dieran ocho o diez puntos, con algo de anestesia local, pero con la técnica que ponerme un trapo sobre el ojo para que no viera como cosían, lo que irremediablemente me dejo la sensación de que me habían cosido el trapo a la cara y que iba a ser bastante difícil de retirar (afortunadamente no fue así). 

Ahora que pienso en puntos, me acuerdo, porque todavía puedo notar la brecha, que seguro que fui al medico otra vez: aquella en la que al subirme a una mesa plegable para coger un libro, esta se plegó y yo tras una extravagante pirueta me abrí la cabeza contra el pico de los restos de la mesa. Pero divago, si eso, ya os lo cuento otro día.

Me gustaría poder decir que esta visita fue la ultima vez que he ido a urgencias, pero la verdad es que tuve que volver a urgencias la noche de fin de año, cuando me desmaye sobre el plato de las tradicionales almejas marinera que cenamos y acabe tirado en el salón con los esfínteres descontrolados (vamos, lo que viene siendo, meandome encima).  Esta vez tuve que ir sobre la marcha, en parte por la presión social de toda la familia que estaba presente cenando, que extrañamente y por una vez en su vida hicieron frente común contra mi (los muy...), y en parte porque tirado en el suelo, tras haberte meado encima, pierdes bastante credibilidad y capacidad de convencer.

¿que, que paso? pues es eso es lo que les pregunte y les preguntaba a los médicos, algo que a la vista de sus, claramente escasos, conocimientos de medicina ya no hago habiendo decidido que mis explicaciones medicas son tan validas, si no mas ya que al fin y al cabo yo paso casi todo el día conmigo y me conozco mejor, que las suyas que por cierto son casi inexistentes. Como prueba del desconocimiento de los rudimentos de mis médicos, solo os contare que mi neuróloga, junto con su becaria americana, acabo consultando una duda que teníamos sobre medicinas en Google y era una duda bastante fácil para la que tampoco se requiere ser un botiquín ambulante como mi hermana Columna o como mi tío Jose Ramiro.

La teoría mas fácil, no necesariamente inexacta, seria achacar este desmayo a la presencia de mi abuela en la cena, a su carácter general, y a que, confiando en que ya estaba totalmente recuperado, no era necesario planificar mucho la colocación de los comensales en la mesa por lo que me acabo tocando sentarme justo a su lado teniendo que tratar con ella mas de lo que es aconsejable para un convaleciente, o realmente para cualquier persona en general, salvo para las súper heroínas de mis hermanas Maite y Helena que estoy convencido tienen un súper poder que les permite realizar estas acciones, y otras mas arriesgadas como pasar una tarde entera con mi abuela, con una frecuencia que acabaría conmigo.

La teoría medica se puede resumir en: ni idea, es algo bastante raro, inaudito casi, y no sabemos que ha pasado. Teoría, la de ni idea, que se vería refrendada cuando días después me hiciera un nuevo scanner cerebral y no quedara rastro de mi derrame; cuando el dolor de cabeza, que en fin de año todavía tenia, había desaparecido de golpe. Cosas que, al parecer, también eran inauditas, o inconcebibles, que diría Vizinni. Vamos, una gran teoría, fruto de un conocimiento medico acumulado durante siglos resumido en los estudios de mis doctos doctores y que para los legos se resume en “un ni idea, inaudito”.

Por supuesto, como no podía ser menos, yo tengo mis propias teorías que involucran principios básicos de la hidráulica - al fin y al cabo esa es una de mis especialidades - y algunas de las propiedades básicas de la osmosis, que permiten explicar exactamente claramente lo ocurrido. Pero divago, si eso, ya os lo cuento otro día.

El caso es que deje a mi familia sin tomar las uvas, o tomandolas a destiempo, y probablemente comiendose la lasaña, el plato que completa nuestra tradición para la cena de fin de año, entre fría y helada, o cuando menos recalentada, aunque es una culpa de la que puedo reponerme ya que recalentada también esta excelente, como comprobaría yo al día siguiente en contra de las indicaciones de mi medico; dejandoles ademas sumamente preocupados por mi salud que volvia a fallar, por segunda vez consecutiva, en poco mas de un mes.

Así que ya veis, mi familia no ganaba para disgustos y preocupaciones con mi salud porque, no nos engañemos, el enfermo lo pasa mal - es el que se queda en la UVI o el que esta en observación - pero la verdad, ahora que he estado en los dos lados, no es comparable a como lo pasan los que están cerca y sanos, que si, que ellos se van a casa pero precisamente por eso no saben lo que esta pasando y la preocupación y la inseguridad son mucho mayores. Como le digo al todo el mundo, cuando me pregunta si al tener el derrame “¿tuve miedo y lo pase mal?” con sinceridad tengo que responder que “no, no especialmente. Al fin y al cabo, yo estaba completamente drogado y no me entere de nada, ni de si era grave o no, realmente ni me entre de cuanto tiempo estuve ni donde; pero los que lo pasaron mal fueron los demás, los que me sabían allí, que no solo sabían que si que estaba grave, si no que ni siquiera disfrutaban de la tranquilidad de espíritu que proporciona una cantidad elevada de morfina. Alabada sea la química recreativa (sin excesos)”

El caso es que ahora, tras algo mas de un año, razonablemente recuperado, o recuperado en su totalidad, si soy yo el que tiene miedo. Miedo de ese “ni idea”, tan medico, que al final se expande en una serie de prohibiciones que abarcan prácticamente toda mi vida y que se traducen en la necesidad de hacer muchos cambios en mi forma de vivir que no se si puedo realizar o, para ser sinceros, ni siquiera ser si quiero realizar, si me merecen la pena.

La verdad es que si por mis médicos fuera, lo que tendría que hacer es convertirme en otra persona - vale, ya os oigo, malditos. Ya se que vosotros también pensáis que seria mucho mejor para el mundo que yo fuera otra persona, incluso algunos pensáis que casi cualquier otra persona seria mejor, así de poco exigentes y cabrones sois - y procurar no preocuparme por las cosas, no agobiarme por nada, dedicarme a tener una alimentación mas que equilibrada que básicamente consistiría en dejar de comer todo lo que forma parte de mi saludable dieta mediterránea (vale, bien astur-cantábrica) dejar de beber prácticamente de todo, incluso vino blanco, pese a que todos sepamos que el vino blanco no puede ser considerado bebida alcohólica, o incluso tónica y cafe, y por supuesto, no hay ni que mencionarlo, dejar de fumar. 


¿he aprendido la lección y hago caso a mis médicos (si, ahora tengo varios médicos, ya llegareis a esta edad y vosotros también tendréis varios médicos. No seáis envidiosos)?  

Pues supongo que desde un punto de vista estrictamente formal podría decirse que no, o que no lo suficiente, aunque yo como todo paciente estoy obligado a considerar que si, estoy convencido de que si, que les hago caso en prácticamente todo (conste que la cursiva no es mía, seguramente será de mi enfermera de noche o de mi mala conciencia. Una de las dos).

En cuanto a la alimentación, este asunto quedaría clarísimo si pudiera mostraros una foto de mi nevera, o de mi despensa, hace tiempo y otra actual. Las diferencias resultarían evidentes y donde antes solo había medio limón, o mas frecuentemente media lima, ahora podéis encontrar tomates, zanahorias, cogollos, envidias, pimientos y similares; donde antes solo podríais encontrar latas variadas ahora podréis encontrar legumbres crudas; donde antes solo había hielo - el congelador - ahora hay pescados, carnes e incluso verduras; donde antes estaba la sal ahora podéis encontrar distintos tipos de aceites y vinagres, pimienta de diferentes colores y supongo que la sal estará en algún sitio aunque hace un año que no la uso; si antes me podíais encontrar por la mañana tomandome un cafe con una tostada con tomate y aceite y sal, ahora ya no me encontrareis; si antes me podíais encontrar todos los días comiendo en El Armario o en La Union, ahora tendréis que buscarme antes de comer bajando al Hipercor a comprar productos frescos para cocinarlos, con ayuda, pero sin sal; el cafe de después de comer se ha transformado en un “descafeinado”; los prepandriales, esa sabia costumbre que es la bebida que acompaña al aperitivo, se han transformado en una cerveza y las copas de después de cenar se han reducido hasta un mínimo de supervivencia.

Aunque según mi primer medico el objetivo del cambio de alimentación era solo el de controlar la tensión, siendo mi segundo medico (medica realmente) el que esta obsesionado con que debo adelgazar y amenaza con ponerme a régimen (eso si, sin molestare en averiguar cuanto peso, lo cual no deja de ser sorprendente), mi cambio de dieta ha hecho que adelgace una cantidad desconocida en peso (ya que yo no me peso y a mis médicos, como ya he dicho y para mi sorpresa, parece que esta información les resulta irrelevante y tampoco consideran necesario pesarme) pero que gracias a la necesidad de cambiar de cinturón puedo evaluar en casi 9 centímetros como podeis observar en la foto y que es un dato que para alguien con formación ingenieril, como yo, le permite evaluar la perdida en peso, sencillamente utilizando el teorema de la vaca es cilíndrica (y algún que otro dato adicional necesario que puede estimarse sin problemas). Pero si a mis médicos no les importa, a mi menos, así que no lo haré y os ahorro los cálculos estimativos.




En cuanto a no agobiarme por las cosas, en eso también he cambiado y si antes podía ser considerado, sin yo saberlo que esto me lo han confesado luego mis allegados, como una persona que se guardaba cosas para si, sobre analizandolas y preocupandose por ellas ahora parece que he perdido mi tradicional mecanismo de autocontrol y mas bien tengo tendencia a soltar las barbaridades que me vienen a la cabeza con una soltura cercana a lo ofensivo y/o agresivo. Aunque yo sigo creyendo que sigo igual y que si   antes lo hacia, también ahora me guardo cosas para reflexionar sobre ellas, sin obsesionarme eso si, y que por supuesto sigo asumiendo preocupaciones que realmente podría dejar de tener. 

Por supuesto una de mis principales fuentes de tensión, mi abuela como ya sabéis, ha sido neutralizada - hacia mi - gracias al inestimable trabajo de mis dos hermanas, aunque resulta evidente que en algún momento tendré que volver a asumir parte de esta tensión porque no es esta una situación sostenible en el tiempo, para ellas, y egoístamente prefiero ser yo el que sufra otro derrame que ser el paciente de que lo sufran mis hermanas.

Ademas el otro foco de tensión de cualquier persona: el trabajo, también ha sido neutralizado. Este gracias al gobierno, las instituciones y en general la situación y coyuntura actual que hace que haya tan poco trabajo que realmente es fácil mantener un nivel mucho mas relajado en este terreno, al menos para mi que no tengo necesidades económicas imperiosas. Así he podido, sin demasiado esfuerzo, mantenerme alejado de los proyectos de licitación y de sus entregas lo que me ha liberado del estrés que estos suponen en los días finales, e incluso en las noches finales, dedicandome solo a  colaboraciones cortas y sin casi presión. 

Lamentablemente, la ausencia de tensiones familiares y la escasa presión laboral, no es una situación sostenible a medio-largo plazo ya que esta ultima es mi medio de vida y si puedo relajarme durante algún tiempo, este tiempo no puede ser mucho mas largo que lo que ya ha sido, ya que entonces daría lugar a una presión peor aun, a la presión económica (pero ya cruzaremos ese río cuando lleguemos, si llegamos).

El tabaco, ese mal de vuestro tiempo y del mío últimamente ,aunque realmente para mi, en mis tiempos que diría el abuelete dentro de mi, no es un mal en si mismo, mucho menos “el mal” en si mismo, sigue conmigo, aunque menos. He reducido, notablemente diría yo, el consumo del mismo pero no creo que pueda renunciar a el como pretenden y me conminan a que haga. No, solo fumo menos, pero fumo. Soy fumador, igual que soy razonablemente calvo o castaño claro y no, igual que no pienso teñirme, o hacerme un injerto de pelo, para parecer un surfista, no creo que deje de fumar en un futuro cercano. Seguramente debería hacer todas esas cosas pero así soy yo.

En cuanto a el alcohol, o mas genéricamente el bebercio, pues podríamos decir que mas o menos como con el tabaco. No lo he dejado pero he reducido mucho su consumo, de hecho puedo afirmar que en no me he emborrachado ni una sola vez en todo este año, algo que puede no parecer mucho, pero que no podría decir de ninguno de los años posteriores a, digamos, 1987. 

Si, sigo bebiendo, sigo fumando, sigo saliendo a comer o cenar de vez en cuando y sigo haciendo bastantes de las cosas que hacia y que me hacer ser quien soy: este año he estado en tres continentes, contando en el que estoy ahora; he estado, e ilusionado, en varios conciertos que me han parecido estupendos; me he emocionado con cosas que pueden parecer pequeñas, como los crackers que me regalaron las hermanas Tejedor (me gusta pensar que especialmente Nieves, solo porque me encanta esa chiquilla) para celebrar las fiestas, o con la piña con la que apareció Cabut  alegando que no sabia que se le regalaba a un convaleciente; he probado mi vanidad trabajando y solucionando algunos problemas técnicos que se suponían irresolubles en cuestión de horas; he colaborado, aunque poco, a iniciar un nuevo bar e incluso una librería, aunque menos incluso que en el bar; me he enfadado y decepcionado por cosas, por comportamientos, que seguramente no tengan ninguna importancia pero que me han dolido tanto que no pienso comentarlos en publico, ni en privado; he descubierto buenos escritores, grandes libros y grandes músicos; he estado en la boda de una amiga encantadora a la que se veía, y se la ve, encantada; he vuelto a ver a un amigo de la infancia al que había perdido la pista pero con el que espero volver a retomar la amistad en cuanto supere mi aversión al teléfono; he intentado, con mayor menor éxito, enamorarme de encantadoras mujeres en el momento de conocerlas y de bellas desconocidas sin tan siquiera conocerlas...

Si, pese a lo sucedido he seguido haciendo bastantes cosas, incluso escribo un blog de libros, no digo mas, pero... todas ellas... todas ellas... las hago, las he hecho... con miedo. Pero como cantábamos hace muchos años, para  ahuyentar los miedos injustificados de que nos abandonara cualquier chica de la que nos hubiéramos enamorado aunque no nos hubiera hecho caso, me pongo ahora a cantar “...tengo miedo al terror, es oscuro el terror... estoy sufriendo y en el tiempo lo veras... tengo miedo al terror.... nunca estuve peor...” o me pongo a elevar la voz sobre el resto de mis personalidades, como aquel que para arengar a las masas a la revolución y mandarlas a una muerte segura, les dice “Nadie debería vivir con miedo, compañeros, nadie. A las barricadas.” o mejor aun, por aquello de recordar uno de mis brindis mas antiguos y mas compartidos con los ahora ausentes “Naindie, naindie nació pa sufrir”.

Así que aquí y ahora, bueno, seamos realistas: dentro de unos días y seguramente en la barra de algún bar; pero sonemos maximalistas como debemos ser y porque las frases lo requieren: Aquí y ahora se acaba la tontería, se acaba el año, se acaba seis meses (segunda parte), se acaba el miedo, ya que si no puedo vivir para siempre, moriré en el intento (aunque realmente yo viviré para siempre, que os quede claro, porque al igual que no había mundo antes de que yo naciera, ¿para que iba a existir?, el mundo acabara para siempre conmigo. Lo siento, amigos y me preocupa donde viviréis o que cosas podréis cenar después) pero moriré viviendo con alegría y sin miedo porque, como dijo alguien mucho mas sabio y mucho mas borracho que yo “cada paso que avanzas te acercas al final. Recuerda la palabra: vivir siempre es mortal”

Se acabo y como dice la primera canción del, por ahora, ultimo disco de Eytan Mirsky (al que muchos os perdisteis cantando el otro día en el Wharf-73):

 “...This year’s gonna be our year,
     don’t you know it’s gonna be our year now,
     much better than the year before...”


P.S.: Acabo de enterarme de la muerte de un conocido, muy conocido, al que me gusta considerar un amigo, aunque la verdad es que nunca le llamaría para tomar una cerveza (verdadera prueba de la amistad) y del que ya os contare otro día, pero vamos que incluso esto confirma mi teoría actual y me repito: ya esta bien, se acaba la tontería.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Comentario de textos - Noviembre 2013

Evil and the mask - Fuminoti Nakamura
Dark times in the city - Gene Kerrigan
Carnival - Rawi Hage
Dark lies the island - Kevin Barry
The ocean at the end of the lane - Neil Gaiman
Old School - Tobias Wolf
Black snow - Mukhail Bulgakov
Mr. Penumbra 24-hour bookstore - Robin Sloan

The Manhattan Projects (Vol 1 y 2) - Hickman + Pitarra
Revival (Vol 1) - Tim Seeley + Mike Norton
Fables: Werewolves of the heartland - Bill Willingham
Fairest: The hidden kingdom - Bill Willingham
Lost Vegas - McCann + Lee
Scalped (Vol 9 y 10) - Jason Aaron + R.M. Guéra
American vampire (5) - Snyder + Alburquerque + Nguyen
Todd. The ugliest kid on earth (Vol 1) - M.K. Perker + Ken Kristensen
Super Crooks. The Heist - Mark MIllar + Leinil Yu
Aeon Flux - Mike Kennedy + Timothy Green II
Atomic Robo (Vol 1) - Brian Clevinger + Scott Wegener

Parece que no solo he recuperado un ritmo normal de lectura, si no que incluso me he puesto por encima de lo que es mi ritmo normal. Claro que como habréis notado la lista tiene trampa ya que toda la segunda mitad son tebeos, perdón: cómics o incluso peor: novelas gráficas. Vamos, tebeos; que como los acentos puntúan solo medio punto. Ademas, aunque no se note, casi todos son libros razonablemente cortos y claro parecen muchos. Vale, son muchos, pero así son las cosas... vuelves con una maleta llena de NYC, te pones a leer tranquilamente y pasa lo que pasa, sales menos y trabajas aun menos... ni me enorgullezco ni me avergüenzo... puede que el mes que viene solo lea uno o dos libros, aunque muy posiblemente uno de ellos sea de mas de medio kilo, o de mas de una libra, pero ya llegaremos a eso.

Pues eso, que este mes ninguno de los libros leídos es de la Librería Fuenfria de Cercedilla (aunque tengo uno o dos de ella en espera, recibidos por mi cumpleaños) ni de la Librería Mendez de la calle Mayor. No, esta vez todos provienen de mis librerías favoritas de NYC (Kinokinuya, McNally, St Marks...) y todos los cómics de las tiendas favoritas de Alvaro (St Marks Comics, Forbideen Planet) y no de la que era mi tienda de cómics favorita - la única ordenada para non-freaks - que desgraciadamente estaba cerrada. Pero, seguro que muchos de ellos están ya traducidos y si no se los podéis encargar a Rafa (en la librería Fuenfria) que seguro que os los consigue incluso aunque tenga que traducirlos el, que no están las cosas para desperdiciar clientes.

Como muchos buenos libros japoneses Evil and the mask parte de una premisa extravagante: un padre se reúne con su hijo menor y le cuenta que en su familia hay la tradición de tener un ultimo hijo a una edad madura - el - y educarlo para que sea “un cáncer” para el mundo y claro, como el padre le gusta la tradición, pues empieza a “educarlo” con este fin, con el fin que se supone contrario a todos los padres. Obviamente, la criaturita al crecer se rebela (o intenta) contra el plan de su padre ya que lo de ser un cáncer como que no le parece demasiado tentador, aunque como bien explican “the fact that you were thinking about killing in the first place, doesn’t that prove that you are interested in other people?”, algo que no se sabe si le da la razón al padre, por aquello de que el crio quiera matar gente, o se la quita, por que al fin y al cabo la gente no le es indiferente. Sutileza japonesa, supongo. 

La verdad es que pese a esta premisa que parece interesante, pese a estar bien escrita y razonablemente bien desarrollada la trama a mi no me ha terminado de convencer; si, es una buena novela, curiosa, pero no una gran novela. No se, le falta algo; ni idea de que, pero algo le falta. En cualquier caso merece la pena ya que tiene reflexiones vitales con las que yo me identifico en este momento de mi vida , que incluso son la justificación de  empezar este blog (que no es de libros, aunque lo parezca) “what are you living for? I guess everyone has different reasons, but for me, it’s because I got memories that I don’t want to lose” (si, algo bastante Blade-Runner) o sobre el contenido de una historia, o de una vida, “as a story it ends happily, even if the characters die of something inmediately afterwards. In the same way, I suppose you could present my life as a happy tale, if you ended it in the right place” (si, algo que podria tambien ser bastante de final-montaje-del-director de Blade runner pero que para mi es mucho mas Morgenstern - aka Goldman - terminando la princesa prometida y bueno, digamos que prometiendo una continuación o comentando que varios, si no todos, mueren una vez salvada la princesa). 

Si la fascinación por lo japonés - todo, pero ya que esto, al parecer es un blog de libros, por la literatura japonesa - puede ser solo mía, creo que la fascinación por Irlanda es una constante casi universal, ya lo decía Clint Eastwood “en todas partes hay gente que se cree irlandesa” (bueno, salvo en Canada donde son tan raros que al parecer prefieren sentirse escoceses a irlandeses según mi propia experiencia) así que Dark Times in the City, una novela negra - no una novela policiaca, que esas son otras historias - en un Dublin actual, con sus drogas, sus bandas, su pobreza, sus policías corruptos es una apuesta segura. Si encima le añadimos que uno de los personajes, Novak, es el dueño de un bar; no de un bar moderno, ni tan siquiera de un bar normal, si no de un bareto ya que “Novak didn’t believe in pub quizzes, pub bands, comedy nights or DJs. He just sold drinks and provide a venue for companionship” pues como no va a salir una buena novela con personajes así (como casi cualquiera de nosotros).

Pero si ademas tiene reflexiones divertidas en las que se mete con los consultores  “consultants are God’s way of telling a company it has too much money” o en las que incluso define perfectamente el porque y la utilidad de su trabajo (casi ninguna, por cierto) “The worlds full of corporate heroes who’re paid so much they are terrified to make a decision in case is the wrong one. So they hire consultants to draw up reports and recommendations. Then they make a wild guess. If things go well they take the praise. If things go wrong they blame the consultants”. Grandes verdades os digo, pese a que seguro que dudais de mi por ser, en gran medida, parte interesada, siendo yo un consultor a tiempo parcial (cuando me pagan y me divierte).

Carnival, esta escrita por un tipo nacido en Beirut que vive en Montreal, que gano un premio literario en Dublin (por una novela anterior) y que escribe sobre un taxista, con casi toda seguridad, neoyorquino. ¿que, se puede ser mas cosmopolita, mas hipster, o mas descentrado? Difícil, difícil pero si... realmente si. Supongo, que no tengo datos, que si ademas has ido a varios talleres de creación literaria en los que te han inculcado eso del realismo mágico sudamericano, o del realismo mágico europeo (pienso en El Tambor de Hojalata de Grass, por ejemplo) pues si, acabaras escribiendo cosas como estas, en las que el personaje principal, ademas de taxista, ha crecido en un circo y acumula libros ordenandolos por criterios abstractos y todos los personajes a su alrededor se vuelven especiales y/o mágicos.  Pero que no os asuste esto, a mi me ha gustado - claro que yo tambien tengo las mismas referencias de realismo magico sudamericano y europeo - y la verdad es que comparto algunas opiniones, como el posible motivo de mi no-drogadicción “I don’t judge those who can’t dream, those who need to pierce their arms to create different worlds under their skin, because I am fortunate in the tools of my escapes. I could, at any minute, dock my ar under a bridge and, like a comic book hero, have my freedom fighter suit slapped on me in no time, fly above the ruins of men, and let my happiness come right into my hand”. Si, yo también creo que tengo el poder de la imaginación y no necesitaria drogas para escapar de mi entorno - aunque la verdad es que tampoco quiero escapar, esta es mi vida y es la que hay - aunque yo si que juzgo a los que necesitan drogas, algunas drogas en concreto, para escapar; pero ese es otro tema muy complejo.

Ademas, para una persona como yo, con mi verborrea escrita, y como todos nosotros, que se cree especial y odia la uniformidad que nos rodea y a la que se somete el resto del mundo decisiones como esta “I drove through the suburbs, where all the houses look identical, one variation or another of the same thing. I said to myself, i’d rather fire myself from a cannon, pick up the shit of elephants end eat it, suffocate inside Houdini’s water tabks, lie beneath the running horses, or sodomize a big cat in a cage and pay the consequences than get trapped in these suburbs of cardboard, gossip and conformity” son plenamente compartidas aunque con menos ejemplos, u otros.

Pues mas que “mágico”, seria mejor describirlo como “fantasioso”, casi una fábula es lo que es The ocean at the end of the lane de Nail Gaiman, algo normal si consideramos que Gaiman es básicamente un reputado guionista de comics o como mucho un escritor de literatura juvenil. Poco se puede decir, tanto porque es un cuentecito un poco largo aunque claramente en la portada ponga que es una novela para reafirmar su “seriedad”, supongo; como por ser una historia sencilla de esas en las que las cosas no son lo que parecen y en las que una charca de la infancia resulta contener los océanos y la gente que conoces en tu infancia son dioses o brujas o vete tu a saber que; pero algo raro. En fin, agradable pero tampoco entre lo mejor de Gaiman.




Dark lies the island, si refleja en su portada que es una colección de historias, cuentos, situados todos ellos (creo) en Irlanda que es muy agradable de leer. Como en todas las colecciones de cuentos pues hay cierta variedad, aunque por aquello de ser irlandeses las referencias alcohólicas abundan en el libro, habiendo incluso uno dedicado en su totalidad a un grupo de amigos que se dedican a realizar excursiones en busca de la mejor pinta de cerveza Ale, u otro en el que se declara abiertamente que los conocimientos geográficos de los parroquianos se basan en el conocimiento de los pubs (“they made a geography by the naming of pubs”) de forma que los pueblos y las cosas se reconocen por como se ubican respecto a los bares conocidos. Pero también hay otro tipo de cuentos como el de las dos viejecitas que se dedican a secuestrar niños. Interesante y como curiosidad os dire que la copia que compre esta firmada por el autor, algo que responde a una practica que solo he visto en estados unidos y en las que un autor de la que va a presentar un libro a una librería deja unos cuantos ejemplares firmados que, por cierto, se venden al mismo precio que los ejemplares sin firmar y que, en este caso, yo compre sin saber que estaba firmado. La primera vez que vi esta practica fue con Lourdes en Partners & Crime (librería que desgraciadamente ya no existe) donde habíamos cogido un libro - creo que era el primero que compraba de Rozan - y el librero nos dijo que cogiéramos un ejemplar firmado si queríamos a lo que Lourdes, que no había escogido el libro, le dijo que “No, de ninguna manera. No quiero un libro firmado, que no se si me gusta, un libro que no se si me va a gustar. No, de ninguna manera”. En aquel momento me pareció algo muy correcto y en general me lo sigue pareciendo pero después de leer aquel In the rain, de que me encantara y de que como consecuencia me hay leído prácticamente todo lo que ha publicado en este caso concreto creo que igual habría merecido la pena tenerlo firmado y este aunque no tan bueno tampoco me molesta tenerlo firmado.

Seguro que mas de uno pensáis que en NYC debería centrarme en comprar solamente novedades, olvidando libros menos actuales considerando que si estos no han sido traducidos y han llegado a España en un plazo de cinco o seis años pues ya no merecen la pena, a menos que con el tiempo pasen a convertirse en clásicos o por lo menos en fondo de armario. La verdad es que parecería lógico. 

Pero no, yo visito las librerías buscando cosas que me llamen la atención sin preocuparme de si son novedades o no (por supuesto que las novedades de mis autores favoritos las compro sin pensar) y de hecho una de las cosas que mas me agrada del mercado editorial americano, de sus librerías, es que es muy fácil encontrar libros que tienen diez o quince años de antigüedad, estando en esa tierra de nadie entre las novedades y los clásicos, algo que aquí es casi imposible salvo en los casos en los que hay una nueva edición de bolsillo de algo que ha triunfado hace un par, como mucho, cinco años pero que allí finamente llaman “vintage contemporary”

Existe un hueco temporal del que, aquí en esta España mía, en esta España nuestra, es imposible encontrar libros. En esta categoría encaja perfectamente Old School, un libro editado en 2003 y que sin embargo todavía estaba en horizontal en una de las mesas centrales de McNally. Para mi: todo un descubrimiento; para el mundo algo obvio ya que fue ganador de un Penn-Faulkner y para los lectores de un blog de libros (como al parecer es este) pues igual a mitad de camino, supongo. No quiero estropearoslo, haciendo un spoiler de esos, así que solo os diré que pasa en un ambiente de wanna-be-writers en una universidad de elite americana teniendo incluso la presencia entre sus paginas de autores conocidos y que en cierta medida va sobre la ambición y que esta dispuesto a hacer alguien por conseguir el éxito, o un éxito. 




Hablando de compras que pueden ser consideradas extrañas en estados unidos, Black Snow puede entrar en esta categoría por aquello de ser de autor ruso, es mas de ser un ruso traducido por primera vez a mediados de los sesenta, un verdadero “enemigo” como lo presenta Terry Gilliam en el prologo. Ademas es un libro “basado en hecho reales”  lo que desde mi punto de vista es un gran handicap; encima sobre los entresijos del teatro, otro gran handicap, y encima con personajes famosos, o mas bien sus caricaturas, lo que es otro handicap importante. Y pese a todo esto... voy y lo compro, la verdad es que a veces no me entiendo y me limito a soportar mis caprichos irracionales en contra de mis mas profundas convicciones. Pero gracias a este comportarme contra mi mismo, a veces me llevo sorpresas agradables, me hago un poco diferente de lo que era y, en este caso, en concreto me río bastante viendo como hacen burlas al mítico Stanislavsky y otras figura sagradas, que yo no reconozco ni identifico por haberme saltado la introducción sobre el teatro ruso pero que podría identificar con otras estrellas conociendo como cambian algunos libros para adaptarse a películas bajo la exigencia de estas estrellas.

El titulo de Mr. Penumbra’s 24-Hour bookstore no me resultaba nada tentador y realmente me temía que fuera un autentico aburrimiento del estilo de La buena novela o cosas similares sobre la importancia de la literatura, las librerías o cosas así, ademas la portada es básicamente amarilla, color que sencillamente no soporto y que realmente me ataca los nervios. Supongo que me decidí a comprarlo por mi hermano Rafa y la librería Fuenfria de Cercedilla (que espero estéis visitando regularme, o por lo menos algo mas asiduamente que yo, que se que a vosotros os gustan las excursiones a la sierra) ya que, si el titulo no mentía, iría sobre una librería y posiblemente sobre los extraños personajes que visitan estos lugares. El caso es que al poco de empezar a leerlo, la primera noche para ser exactos, descubrí que la portada no es que fuera amarilla, que lo era, no, es que ademas era fosforescente; poco después descubrí que aunque, efectivamente, en el libro había una librería (la del señor Penumbra que abre veinticuatro horas) y que incluso había sus temidos personajes raros la verdad es que el libro no tenia demasiada relación con el mundo de las librerías siendo todo esto tan poco una excusa para la trama del libro, para introducirnos en una sociedad secreta relacionada con el secreto de la vida eterna, con unos personajes que conviven con extravagantes tecnologías que sabemos que existen aunque no creamos que sean reales como los procesos en redes distribuidas y cosas así. Un libro excelente, si quieres un poco Código da Vinci solo que en lugar de creerse serio y creerse la conspiración que cuenta se dedica a divertir al lector tomandose tanto a los personajes como a la trama con un muy agradable sentido del humor. Tengo que acordarme de recordar el nombre del autor ya que habrá que seguirle y ver que escribe porque promete.

Hasta aquí los libros. Pero si yo me traigo media maleta llena de libros, Alvaro se trae la otra mitad llena de tebeos (cómics, digo y realmente no es la otra mitad de la misma maleta si no otra mitad de otra maleta porque al parecer ahora los mozos de carga de los aeropuertos no pueden levantar mas peso del que podría una viejecita reumática y si llenas una maleta solo de libros y cómics te harán desmontarla en el aeropuerto) y como compartir es amar pues yo aprovecho la mitad de su maleta y a la vuelta de vacaciones me saturo de leer tebeos, quiero decir cómics, así que vamos con ellos aunque haya menos que decir.

Fables: Werewolves of the Heartlands es la ultima entrega, de momento de la serie Fábulas, una serie que me encanta en la que los personajes principales son personajes de fábulas o cuentos infantiles, desde el gran lobo malo a caperucita roja, pasando por los tres cerditos, Pinocchio e incluso muchos que no han conseguido traspasar la frontera de los estados unidos y que ahora viven entre nosotros. Bueno, algunos - los de aspecto mas humano - viven en NYC mientras que los de aspecto menos normal lo hacen en una granja (si, en un capitulo hay una rebelión en la granja) por lo que entre nosotros, entre nosotros exactamente no. Cada libro plantea una historia distinta, aunque todas mas o menos relacionadas, y esta se centra en una comunidad de hombres (y mujeres e incluso niños) lobo que viven en Story City un pequeño pueblo de Iowa,que no solo existe sino que al final Willingham dedica una pagina de texto para aclarar como lo conoció y que no, que hasta donde el sabe no es de hombres lobo a modo de disclaimer.

Fairest. The Hidden Kingdom, es un spin-off (creo que ese es el palabro técnico, aunque puede ser otro, con estas cosas yo me lío mucho) de fábulas. Así que bien pero algo peor que fábulas ya que los personajes son mas marginales, en este extravagantes fábulas japonesas ya que la historia se muda a Japón, e incluso la historia es algo mas retorcida con una guerra entre fábulas distinta de las que hay en fábulas. Bien, agradable pero no tan bueno como los originales.






MP. The Manhattan Projects toma algunos personajes reales, como Oppenheimer o Einstein, y el proyecto de elaboración de la bombas atómica como punto de partida, o excusa, para acabar marcandose una paranoia algo inaguantable y farragosa sobre multidimensiones, clones y ni siquiera recuerdo que mas cosas.  Ya digo, a mi me ha parecido malo y lo que es peor empeorando del primer volumen al segundo y dejandome sin ganas de leer un posible tercero o siguiente. En su defensa dire que esta bien dibujado y sobretodo coloreado y que algunos colores recuerdan a Moebius pero vamos que para paranoias mejor ir a Moebius.






Revival. Volume One: You’re among friends no llega a ser la típica historia de zombies, aunque tiene riesgo de convertirse en simplemente eso, pero si, al fin y al cabo va de que de repente la gente deja de morirse, por mucho que la maten, la quemen o la evisceren. Como a mi me gusta el dibujo de linea clara a colorines y con cierto punto de sangre (sin excederse) pues me ha gustado en general aunque sinceramente no creo que me comprara otro volumen ya que estoy seguro de que va a empezar a desvariar fuertemente.









Lost Vegas, me ha parecido  malo, sencillamente. La verdad es que sospecho que me he debido de perder algún trozo porque se me escapa la historia, o mejor dicho el porque de la historia y el dibujo, pese a se linea clara y a color, me parece que tiene un toque infantil inacabado que no me gusta nada.












Scalped es una serie que termina ahora, en el volumen 10, por lo que ya llevamos un par de años leyendola. La verdad es que cuando se acaba una serie de este tipo si me ha gustado mucho siempre me planteo volver a leerla desde el principio ya que siempre apetece leerla toda seguida igual que apetece verse 24 horas de un tirón. Bueno, a mi me apetece y muchas veces incluso se me hacen cortas. Esto no me ha pasado con Scalped y eso que es una buena serie pero el dibujo me cansa un poco, no es de mis favoritos, mucha sombra, mucha linea sobrecargando los personajes; eso si la historia - una de casinos en una reserva india, con venganzas interminables e historias no confesadas - me parece bastante buena e incluso completa.




American vampire, he de reconocer que aunque me haya leído ya cinco tomos no me gusta, ni me gusta el dibujo, que si, me parece confuso y sobrecargado con tanto fondo y patochada, ni me gusta la historia que me parece una tontería sin ningún aliciente. Pero reconozco que no hace una mala lectura y que entretiene.











Todd. The ugliest kid on earth me ha parecido una historia sencilla pero con bastante gracia y eso es mucho decir si consideramos que el protagonista principal es un niño, algo que es siempre un handicap grande. Sin embargo, no se, creo que la inocencia, el no enterarse de lo que pasa a su alrededor, de las motivaciones de algunos personajes, en fin la relación del niño con un mundo adulto que incluye cárceles con la hermandad aria y pederastas le da un toque gracioso del estilo de los protagonistas atontados; incluso el hecho de que el personaje vaga siempre tapado con una bolsa me hace gracia - me recuerda a un conocido que era tan feo que sus padres no le dejaron salir de casa hasta que tuvo como quince años o así - y ya puestos confesare que el chiste final me ha hecho gracia.




Super Crooks-. The Heist, es una mezcla de un típico cómic de súper héroes con la típica película  del atraco perfecto y complicado. Entretenida y con algún chiste bueno, como lo de disfrazar al mas súper héroe - que todos sabemos que es homosexual y homófobo - de rosa para el gran golpe y sin embargo... claro, por muy complicado que sea un golpe si eres un súper héroe con un poder, o varios, especiales pues claro la cosa se simplifica y pierde bastante gracia.








La verdad es que Atomic Robo y Aeon Flux no provienen de las compras neoyorquinas de Alvaro, si no que sospecho de un par de compras desesperadas realizadas en Madrid (vamos, estoy seguro de que están comprados en Madrid y solo lo de desesperadas es aportación mía, de hecho casi seguro provengan de una rebaja del Vips), no habría merecido la pena cargar con ellos tantas millas  por que sencillamente son malos, son tan malos que incluso dudo que hubiera merecido la pena traerlos de casa de Alvaro a la mía, pero como la maleta tenia ruedas pues llegaron hasta aquí y como algunas tardes son muy largas pues me los leí pero no creo que merezca la pena el esfuerzo de transportarlos desde la tienda a casa.