sábado, 15 de junio de 2019

Comentario de textos - Mayo 2019


Auckland, como Saturno, es aburrido, pero no porque no haya televisión. La verdad es que aquí hay televisión y, si uno la mira con cierto distanciamiento (o cinismo) es incluso divertida, especialmente las noticias que recogen cosas como el comportamiento incívico de una familia de turistas británicos – a los que han acabado echando del País – o las cuitas de algunos agricultores o de una vaca extraviada que ha cortado una carretera. Las noticias internacionales tienen una repercusión entre nula y cero. En cierta medida me recuerda a Piles, donde solo importa lo local, el deporte o la cultura basura, un lugar en el que si les pides que enciendan la televisión porque ha habido un atentado en las torres gemelas te miran con esa cara de “¿a quién le importa eso?” y o bien no te hacen caso o en cuanto pueden vuelven a poner otra cadena.

Supongo que esto, este localismo, tiene alguna explicación en su carácter isleño aislado de prácticamente todo, o tal vez se deba a que realmente no les interesa nada el mundo exterior que ven como algo completamente ajeno. Resulta curioso su patriotismo, o casi diría tribalismo, donde ninguno parece sentirse ciudadano del mundo – o de algo un poco más grande que su pequeña aldea – donde realmente para ellos ser de donde son, en el sentido de la parte más pequeña de donde son (su aldea, su rio, su montaña) es lo importante.

No, no exagero, y no, no es una apreciación sin base. Antes ya lo notaba, pero después de recibir dos clases sobre Maoritanga (lengua y culturas Maori) y “descubrir” como uno debe de presentarse; lo que ellos llaman whakawhanaungatanga o pepeha, que consiste en decir cosas como ¿Cuál es tu montaña? ¿Cuál es tu rio? (otra cosa sorprendente es este “posesivo” sobre la tierra que tiene, ellos lo llaman conexión, pero para mí hay una diferencia entre ser de un sitio y que un sitio sea tuyo, que es como ellos lo expresan) luego tu tribu y su tribu y luego ya si eso pues de dónde vienes, que haces para terminar con cómo te llamas, me ha hecho darme cuenta de lo mal de la pelota que están. Siendo para ellos más importante cuál es tu pasado que quien eres tú. Claro que no es solo eso, ya que según nuestro “profesor” si bien la presentación es más o menos obligatoria, uno puede, incluso debe, hacer la presentación en su lengua natal (según él, ya que la presentación es acerca de uno mismo) pese a que tú seas el único que hable tu lengua natal. Lo que obviamente hace que la presentación, como forma de entendimiento y de explicación, pues carezca completamente de sentido.

Me habría gustado, aún es posible que lo haga, conversar un poco más sobre estos y otros particulares con mi profesor, pero el pobre que había hecho el esfuerzo de explicar (renunciar) a que en nuestra presentación habláramos de “la canoa o barco” en la que habíamos llegado a Nueva Zelanda – aceptando que, obviamente, hablar del vuelo 732 de Emirates pues no aportaba mucho a quienes éramos – se había quedado bastante atorado cuando le intente explicar que para mí todo eso del rio, el monte y otras características geográficas carecían de sentido ya que yo era de una ciudad en la que no tenemos (al menos yo y mis amigos) especial conexión con ningún rio, ninguna montaña ni en general ningún “accidente” geográfico. Que esas cosas no me definían en absoluto, igual que no me definía la tribu o subtribu a la que pertenecía.

Uno tiene que elegir sus batallas y la mía de momento está en intentar explicarles la irracionalidad de que toda el agua tiene que volver a la tierra para “ser purificada”, que no puede volver directamente a los ríos una vez depurada por medios tecnológicos, claramente superiores a los de la madre naturaleza para la escala de población y civilización que tenemos. Dudo que lo consiga ya que estoy seguro de que mejores personas que yo lo han debido de intentar, sin éxito, pero obviamente es un gran problema que “desvirtúa” bastante la utilidad de mi profesión.

Pero, ya, si eso, os comento sobre mas rarezas de estos aborígenes que son realmente sorprendentes, como digamos la colocación de los CDs en las tiendas de discos usados que verdaderamente me desquician, otro dia que hoy tengo pendiente las lecturas de este mes.

Mi primera lectura, Lost And Wanted, que trata sobre una profesora de física que, pese a no creer en fantasmas, en fuerzas supernaturales, en pseudo-ciencias o en otras chuminadas, recibe una llamada de su mejor amigo un par de días después de su muerte, era una elección arriesgada ya que podía ir en el sentido de ser una apología de la imbecilidad o bien resultar entretenida. Afortunadamente se trataba mas del segundo caso que del primero y si bien es un poco aburridilla a ratos pues tiene algunas cosas fascinantes como cuando habla de las categorías en las que todos tendemos a clasificar a los demás, o al resto el mundo (ya sabéis eso de “el mundo se divide en dos tipos de personas” pero generalizado a n), refiriéndose a ellas como “… nothing more than comforting fictions, like Bohr´s atomic model, which is pretty and so sensible – its particles orbiting the nucleus like a miniature sun and planets – that´s is still the definitive representation. This is in spite of its incompatibility with everything we now know about the very tiniest pieces into which the world can be broken”. Es decir, algo, que sabemos equivocado ya que el número de grupos (n) en el que se divide en mundo tiende, si no bien a infinito, si hacia el número de personas que componen el mismo, pero que, en su sencillez nos resulta reconfortante (a priori, ya que cuando mantenemos la división en un número mínimo de categorías nuestro riesgo de estar iniciando el germen del racismo o cualquier otra discriminación, es peligrosamente elevado).

Otra de las referencias físicas interesantes – que seguro sorprende, especialmente a los zurdos o a los promotores de la igualdad en todos los sentidos – es al premio nobel de física 1957 sobre la no conservación de la paridad en las partículas que refleja que la naturaleza si tiene una preferencia en cuanto al giro de las partículas, que girar hacia la izquierda o hacia la derecha no es igualmente probable. Vamos, que un tipo de giro es más natural que el otro.

Aunque sin ser un experto en física ni en deportes un comentario que tiene sobre que en el futbol (soccer) no está permitido golpear el balón con la cabeza no sé si me hace dudar del resto de contenido sorbe física o si sirve para reafirmar que seguramente este bien, ya que de todos es sabido que la gente que entiende algo de física no tiene ni idea de futbol, y viceversa. Algo que seguramente sea tan falso como el átomo de Bohr, ya que se, a ciencia cierta, que hay gente que no tenemos ni idea ni de uno de otro, así que puede que haya algún tipo de gente que tenga idea de ambos.
Con todo, mi parte favorita es cuando cita a otro autor para decir “ancients talk about morals and virtue, while all we talk about is businnes and money” y resulta que el autor que está citando es Rousseau. Como el propio autor dice, pues imagínate lo que Rousseau pensaría ahora de nosotros y nuestras conversaciones.

Como me había quedado con ganas de comprarme The Border en Madrid, por no tener que cargar con ella durante la escala en Dubai y en general durante el viaje y como es una novela que no estaba en The Women´s Bookshop, o yo no conseguí encontrarla, pues me acerqué a la otra librería rival, Unity Books, a ver si la tenían. Y la tenían, aunque he de reconocer que con una escasa presencia para ser un best-seller mundial.

La novela, que parece ser la última parte de la trilogía de la droga de WInslow, es mejor que la segunda parte – que era maleja – pero peor que la primera parte – que era excepcionalmente buena. Es la típica novela que sería buena, incluso muy buena, si no fuera de Don Winslow (y el Don no lo pongo yo, en plan signo de respecto – que por alguno de sus libros seria merecedor – ni en plan Don Pepito – que suena a pitorreo y no es merecido -  si no que en este caso viene con el apellido) pero que siendo de Don Winslow pues se queda un poco corta. Le faltan diálogos brillantes, supongo que por querer proporcionar verosimilitud al tema ya que las personas normales y los diálogos excepcionales raramente van de la mano, y le sobra información que no hace avanzar la historia al ritmo deseado.

Vale, puede que esta última queja sobre un exceso de información sorprenda viniendo de mí, un tipo al que le llama la atención y le interesa la información prácticamente sobre cualquier cosa (desde la física de partículas hasta las características diferenciadoras de los tipos de hielo y nieve de los esquimales) y tenéis razón, no es justo en un sentido estricto. Pero qué le vamos a hacer, mucha de la información del libro es como la información que se contiene en las clases de historia y a mí no me llega. Otras, ciertamente me ha interesado mucho, como descubrir que existe algo llamado CCA (Corrections Corporation of America) que es una empresa pública pero cotizada en bolsa. Es decir que pese a su carácter público se mueve por objetivos comerciales y que, por lo tanto, en palabras del propio Winslow  “CCA wasn´t in the business of releasing inmates, it was in the business of retaining them” lo que obviamente parece un poco contradictorio con algunos de los objetivos de rehabilitación o incluso de integración que igual se le podrían suponer.

Algunas otras me suenan increíblemente extrañas pese a que alguna parte de mi cerebro las considera como ciertas e incluso cree haberlas sabido ciertas en algún momento como la tradición de que no has de devolver nada que te presten en día de los Santos Inocentes. Ahora mismo, y al leerla, se me hizo totalmente extraña y pensé que sería una tradición limitada a México, pero ahora, al ponerme a escribir en este blog, la tradición me suena y estoy casi seguro de haberla tenido por cierta en algún momento (aunque no creo que nunca la haya “practicado”, en el sentido de pedir algo prestado el día de los inocentes siendo consciente de que no tendría que devolverlo ni acogerme a la usucapión).

Difícil saber que es verdad y que recuerdos son inventados a posteriori. Especialmente para alguien como yo, cuya memoria es cada vez más un queso de gruyere lleno de agujeros debido a las impurezas de la materia original o de la materia que lo rodea. El caso es que mi memoria es tan mala que el otro libro que compre para acompañar la compra del de Winslow fue For The Good Times.  Digo tan mala porque en cuanto llegue a casa me di cuenta de que era de un autor del que acababa de leer un libro que no me había gustado nada, algo que en caso de haber recordado pues seguramente hubiera considerado a la hora de comprar, o no comprar este libro. El caso es que, si el otro libro de Keenan no me gusto este, en el que el tema me es en cierta medida más ajeno (al fin y al cabo, el crecer con el peso de una banda terrorista y con una violencia cotidiana me es más o menos ajeno por mucho que la transición no fuera la balsa de aceite que nos quieren hacer creer tampoco era la Irlanda de los setenta, ni Madrid en los ochenta era el país vasco) me ha gustado algo más.

Leer, o releer, sobre los carteles de Sniper at Work que había por Irlanda, no para avisar de la presencia de los francotiradores si no para asustar dejando claro que esa zona era, estaba bajo el control del IRA, o leer (esto si totalmente nuevo para mí) sobre una forma de cometer un crimen sin realmente cometerlo, dejándole esa tarea a un inocente conductor de ambulancia, dejando a la víctima simplemente inconsciente en la calzada a la salida de una curva en un punto mal iluminado y pedir una ambulancia urgentemente (que sería el que al final atropellaría a la víctima) que es realmente un retorcimiento del catolicismo muy propio como el de matar para evitar abortos o el cometer asesinatos para seguir siendo católico, como el caso del IRA.

Pese a toda esa violencia que hay en esa época en ese lugar siempre hay sitio para un poco de humor como la opinión sobre el nombre de otra facción denominada “Free State Volunteers” sobre la que uno de los personajes solo puede decir “Volunteering is for Unionists and for fucking Ulster-ísts, far as I’m concerned, he says. Republicans runs armies, not charities”.

Tras esta pequeña traición, o infidelidad, a mi librería de mujeres – por una buena causa, en mi opinión – mi siguiente compra empezó con My Sister, the serial killer cuya idea general era buena, una de las protagonistas recibe una llamada de auxilio de su hermana que le cuenta que en defensa propia a matado a su novio. El principal problema es que este es el tercer novio al que mata accidentalmente y en defensa propia. Pese a que esto podría dar para una interesante historia, incluso divertida, la verdad es que al final todo se diluye en una historia de amor y, en cierta medida, celos, apareciendo además un personaje que se recupera de un coma solo para guardar el secreto o, no se sabe bien para que… y la historia flojea bastante, con escaso sentido del humor. LO mas gracioso es cuando habla de la lluvia y de como “In the western world you can walk or dance in the rain, but here, the rain will drown you”; algo que estoy seguro es verdad y que obviamente proporciona unos referentes culturales diferentes.


Podría parecer que How to bake π lo compre en la librería de mujeres como si fuera un libro de recetas y con la idea de comprar algo femenino, pero, nada más lejos de la realidad. De hecho, el libro tiene el subtítulo de Easy recipes for understandng complex maths y al hojearlo en la librería la idea me pareció divertida: explicar matemáticas comparándola con la cocina. Ya, ya sé que alguno, o alguna, estaréis pensando pues vaya planteamiento más machista, así que, para usar recetas de cocina para explicar matemáticas, pues vaya es que crees que las mujeres no podemos entender algo más complicado que una receta de cocina, o que para interesarnos (a las mujeres) en las ciencias hay que acercarlas a un mundo que nos sea “propio” como la cocina.  Pues no, nada más lejos de esto ya que nadie ha dicho que este sea un libro para mujeres (aunque la sospecha existe ya que lo he comprado en la Women´s Bookshop de Auckland), ni yo, ni tampoco la autora (si, está escrito por una mujer a la que se le ha ocurrido la idea y el título, así que a mí no me miréis).

Si bien creo que la idea es bastante maja, la verdad es que el libro me ha resultado un poco aburrido (a ratos) e incluso un poco desorientado. No tiene un equilibrio claro entre las matemáticas básicas (tipos de números y sus relaciones), algunas matemáticas intermedias (las funciones, los grupos, anillos y similares) y las matemáticas más avanzadas como la teoría de categorías o la topología y sus propiedades. Con todo tiene partes entretenidas, entre ellas la que y ava a ser una de mis frases favoritas sobre aprendizaje: “feeling stupid for not having understood something before just shows that you are now cleverer than you were then”.

Tambien tiene algunos recordatorios de temas muy interesantes (siempre, pero especialmente para esas discusiones de sobremesa) como el teorema de la imposibilidad de Arrow que explica (en cierta medida) porque no existe un sistema de voto justo (definiendo previamente lo que es “justo”, como es obligatorio), o esos ofertas de algunos servicios de telefonía o viajes que van contra las reglas del mercado ya que es más barato que te vendan más cosas que qué puedas comprar lo que necesitas (p.e. si te hacen una oferta de fibra más teléfono pero no quieres en teléfono te cobran más que con ambas cosas, algo que claramente va contra la esencia del precio justo por el servicio, o como puede ser más barato volar de Londres a Madrid pasando por Roma y Oslo que volar directamente).

En fin, no ha sido un mal mes en cuanto a lecturas ni tampoco en cuanto a mi estancia en Nueva Zelanda, aunque todavia estoy muy lejos de coger un ritmo vital que me haga feliz poco a poco voy estableciendo algunas pequeñas rutinas que me dan satisfacción (como la correspondencia con mi hermano) pero otras todavía me quedan lejos como volver a practicar magia con cartas, escribir a mi sobrina (e incluso a mi sobrino), avanzar en mi libro o escribir más sobre mis recuerdos en este blog (antes de que terminen totalmente borrados).

Sobre este último tema (los recuerdos) Barcina me ha mandado unas fotos que requieren una historia para acompañarlas, pero en plan tráiler aquí os dejo lo que se suponía iba a ser una prueba fotográfica definitiva de cuál de los hermanos (Vincent o Theo) estaba más calvo rota en la soledad de un bosque de Maine (donde pasan cosas verdaderamente extrañas). Ya, si eso, en la próxima entrega hablamos de ese viaje.


Lecturas
Lost and Wanted – Nell Freudenberger
The Border – Don Winslow
For the Good Times – David Keenan
My Sister: The serial killer – Oyinkan Braithwaite
How to Bake π – Eugenia Cheng