domingo, 15 de septiembre de 2024

Comentario de textos - Agosto 2024

Hoy voy a empezar con una noticia sorprendente, sorprendente no solo porque sea noticia sino porque yo decida cantárosla, como una cosa verdaderamente positiva, ya que se trata de… una noticia deportiva, de hecho, de la noticia de un fichaje en el mundo del deporte. ¿Qué, a que no os esperabais algo así?

Pues, ya veis. Hoy, para empezar: deportes (curiosamente un deporte que se practica sentado, y no, no es ni el ajedrez ni la Hípica). Básicamente, por supuesto con muy distintas formulaciones según el medio, la noticia es “Adrian Newey ficha por Aston Martin”.

¿Que qué tiene de relevante; qué porque me gusta esta noticia? Pues sencillamente porque Newey no es un piloto, no, no se trata de… un Ingeniero; y me encanta que el fichaje de un ingeniero sea noticia y que encima se le fiche por un dineral, por una cifra escandalosa (al parecer que no se me la cifra). Pero, es que además es un ingeniero especializado en hidrodinámica (vale, en aerodinámica, que, al fin y al cabo, es dinámica de fluidos) y casi podríamos decir que, a sus 65 años, al borde de la jubilación; y no solo eso, por lo que he leído, es un ingeniero que sigue trabajando en su mesa de dibujo y con lápices en lugar de con un súper computador con inteligencia artificial o con un ordenador cuántico, o dos. Ya te digo que me hace ilusión esta noticia, un ingeniero que lo que hace es “pensar” y “sus dibujitos”; si, vale, seguro que luego tiene una caterva de acólitos que le hacen unos modelos en su supercomputador y que luego lo prueba todo en un súper túnel de viento, con, miles (o millones) de sensores cuyos datos analizan otra caterva de acólitos… pero… al parecer, sobretodo piensa con lápiz y papel.

Con que gracias a su ejemplo consiga que alguien conozca el nombre de un ingeniero o que alguien estudie en lugar de dedicarse al deporte yo ya me doy por satisfecho y si además consigue “pasar de moda” tanto modelo, tanto calculo cuántico y tanta inteligencia artificial pues, ya ni te cuento.

Dicho esto, pues os cuento otras dos noticias – ya más relacionadas con mis intereses habituales que el deporte – que me han sorprendido bastante.

La primera es que un tipo ha usado un programa de inteligencia artificial y ha creado dos o tres canciones (algo que al parecer hace bastante gente); las ha subido a spotify, una “plataforma” en la que te pagan por cada reproducción (algo que prácticamente hacen todos los músicos e incluso los que solo lo parecen). Una vez hecho esto pues se ha programado unos bots para que escucharán sus canciones (bueno, ya me entendéis, no es que las escucharan es solo que las reprodujeran) total que el tipo se ha forrado, pero parece que quieren denunciarle por practicas ilegales. No sé, a mí no me parece muy diferente del famoso “método Torroja” para hacer famoso el grupo de su hija: comprar todas las copias y guardarlas en un almacén para que llegara al número uno (por cierto, que esta es una historia apócrifa que podría ser mentira pero que siempre se ha contado, y a la que yo doy credibilidad); o de otras prácticas similares que casi seguro todos los artistas (o sus discográficas o managers) puede que usen. Lo que más me sorprende es que sea el primero (que no el ultimo) y que alguien quiera denunciarle.

La segunda, para mí con mucha relación con la inteligencia artificial y su uso en la conducción autónoma, es la siguiente: un coche de policía baja rápido por la calle de Alcalá cuando se le cruza otro coche y, para evitar, el choque pues el conductor gira y se desvía a la acera atropellando a cuatro personas (entre ellas una madre con su bebe). La noticia era realmente que la calle de Alcalá había estado cortada durante varias horas formando un tremendo atasco en la ciudad, pero para mí la noticia está en que ahora parece que va a aprobarse la conducción autónoma (sin chofer, que esa ya existe) y me hace plantearme (no es una duda nueva) como será el algoritmo de decisión de un coche en una circunstancia parecida ¿Qué debe hacer un coche autónomo frente a una decisión que puede involucrar vidas humanas? ¿Si su acción puede salvar una vida, no atropellando a alguien que va por su carril, pero a cambio puede quitar otra al salirse del carril; que hará? ¿y si no es una por una sino dos por una, o de la de un viejecito enfermo frente a un adolescente? No sé, he oído que en EEUU se van a aprobar porque existe un consenso, pero no me parece que pueda haberlo.

En cualquier caso, tras tan profundas cuestiones pasemos a las lecturas de este mes que empiezan por Otra vez en casa, una novela sobre jóvenes en un Belfast (igual no lo habéis notado, pero ahora voy a poner algo sobre de que va cada libro) que son violentos sin especial razón, casi solo por el hecho de serlo, pero con sus propias excusas para serlo ya que para ellos pues esa violencia es culpa del resto del mundo, nunca suya. A mi no me ha interesado demasiado, aunque he de reconocer que si coincido con “Así es como sabes que una discoteca va cuesta abajo. Comienza haciendo promociones cinco noches a la semana.” ya que el no mantener una línea y pasarse a las promociones (en cierto modo el miedo a que tu negocio no vaya bien) es una de las principales causas de que muchos negocios fracasen (no solo discotecas) aunque la principal suele ser falta de implicación (Aka trabajo) pero, ese es otro tema.

Por supuesto siempre está bien que te recuerden algunas canciones triunfan más con versiones posteriores que con el original, aunque sea muy similar o incluso más divertido, como es el caso de ese “It’s raining man” de, toma chiste fácil, las Weather Girls




Tras esta lectura andaba yo un día por casa dedicado a mis cosas (o sea a casi nada) cuando suena el telefonillo, algo que no pasa prácticamente nunca o solo en ocasiones en las que espero que suene y contesta un repartidor de amazon (al que casi no abro ya que no esperaba nada, pero, como soy amable). Pero si, traía un paquete para mí: El león dormido que gracias a una nota que casi no leo me enviaba mi amigo Bermejo, así en plan sorpresa. He de confesar que es una novela que yo nunca (bueno, nunca igual es excesivo) me habría comprado ya que es una historia (un drama) sobre burdeles en la Melilla de antes del golpe de estado, centrada en la vida de una melillense que es prostituida y a la que le pasan todo tipo de calamidades adicionales.

Curiosamente, pese a ser mi abuela de melilla, hija de militar y que seguramente vivió en esa época (obviamente no en esas circunstancias) es una época que no me llama nada la atención para leer sobre ella. Absolutamente nada, pero la verdad es que se deja leer y siempre se aprende algo sobre algunas costumbres que desgraciadamente parece que a algunas personas les parecerían bien como esa de el cinturón (medamma) de los pueblos del Rif: “Las mujeres rifeñas se ponen el medamma a los siete días de la boda y ya no se dejan ver sin él. El cinturón simboliza la sujeción de la mujer a su marido y no llevarlo supone un grave caso de desobediencia.” A veces, casi siempre, pienso que hay que tener cuidado con la defensa de algunos pueblos, culturas, cuyo objetivo es volver a este tipo de costumbres; claro que eso no quiere decir, de ninguna manera, que apruebe al ataque a estos pueblos.

Creo que incluso uno puede entender que incluso para esa niña prostituida la vida en el burdel “Puede parecer un triste destino, pero debo confesar que prefería la vida en el burdel a cualquier otra cosa que mi escasa experiencia me pudiera llevar a imaginar. No era un mal sitio, después de todo.” Dando una idea de cómo era su vida antes de ser vendida al burdel, con su familia en el Rif (No, tampoco estoy justificando la existencia de los burdeles, no me seáis torpes).

En un plano más españolista no deja de sorprenderme que todo un rey, Alfonso XIII, le mandara un telegrama a un general que emprendía una campaña de ataque con los rifeños con un escueto “Ole tus cojones” (aunque la autora se apresura a aclarar que una frase no verificada y que el telegrama, como si fuera de Ayuso, ponía bigotes y no cojones).

Mi siguiente lectura fue un libro que no me compre en la feria del libro porque se lo compro mi amiga Maria de la O y comprar dos copias me parecía excesivo para una editorial y autora que no conocía pero que, si me apetecía leer, o cuya compra era obligatoria por el título Erase un rio y que Maria de la O me intercambio en el último (de momento) café.

Se trata de la historia de una chica que se queda sola – tras la muerte de su padre – en una cabaña semiabandonada a las orillas del rio Kalamazoo y de sus aventuras y desventuras con un poco más de violencia, pero menos humor, de un Huckleberry Finn actualizado y femenino. Uso “femenino” no en el sentido de poco capaz para sobrevivir en ese mundo o de delicado sino como opinión histórica a ese estilo tan propio de cierta versión masculina del mundo que recoge la propia autora: “Porque él es un hombre que decide cómo quiere sentirse. Y que le den a la temperatura.” aprovechando que hasta mi derrame yo era así, completamente atérmico, sobre todo frente al frio, y el sentir el frio es uno de esos efectos secundarios que me han quedado (pero que no creo que sea falta de hombría, que mira que sois malos).

Por supuesto para mí es un halago profesional leer que de uno de los personajes que le cuenta historias a la protagonista de cómo era el rio en su época diga “… pero otras veces le contaba que el río estaba mucho más sucio cuando compro la finca varias décadas antes, y ahora estaba más limpio porque las fábricas y las poblaciones rio arriba no podían verter basura y aguas residuales.”, supongo que a Maria de la O también le habrá gustado esta valoración del trabajo que hacemos.

Tal vez la frase más Redneck que todo el libro es esa de “La ley dice que los policías tienen que acosar a todo aquel que no los pueda ni ver” que desgraciadamente puede estar justificada en muchas ocasiones.

Con estas lecturas inducidas se me paso visitar mi librería de referencia (ya sabéis, Librería Méndez en la calle mayor; aunque igual a partir de ahora dejo de citarla ya que lo de citarla era una excusa para hacer publicidad de la de mi hermano, pero esto ya no es necesario, ni tiene sentido ya que ya no hay librería que publicitar) antes de preparar un viaje de verano a Piles. Así que, con la librería cerrada, no me quedo más remedio que acercarme a una de esas cadenas de librerías a ver que tenían.

Una vez en una de estas cadenas, dando vueltinas sin ver nada tentador, de repente pues me topé con Mil ojos esconde la noche, novela que me daba pereza porque el autor se ha convertido en un personaje realmente odioso, un comunicador mediático de ultraderecha (quiero creer que solo por epatar o por imitar a Vargas Llosa) que está muy lejos de aquella (o aquellas dos primera novelas que estaban bien) como el otro de “Los cachorros” pero como era un tomo más propio de una antología rusa de novelas del XIX pues me decidí a cogerla y darle otra oportunidad.

Un error, cuya única ventaja es que ahora me puedo ahorrar tranquilamente (sin ningún cargo de conciencia) la segunda parte de la misma, que, si hubiera visto que tenía pensada, ya escrita o en vías, no me habría arriesgado a cogerla.

Estoy convencido de que Prada es ya una parodia de sí mismo, con ese lenguaje que le da por usar “No me sea borono, Navales – me respondió eutrapélicamente-.”, con el que supongo quiere demostrar su conocimiento del habla española de la época pero que a cualquiera que lo lea le hace pensar que, como a un personaje de su novela, si le preguntaran por si tiene vanidad, también respodneria: “Por supuesto que no, Perico, a ver si te enteras – le conteste, risueño –. Yo solo tengo orgullo, que es el doctorado de la vanidad.”

Es vedad que tiene algunas frases graciosas que según el mismo no son suyas como esa de Santiago Quiroga (presidente del Consejo de Ministros cuanto estallo el alzamiento; palabra que usa Prada o su personaje, o ambos para referirse al golpe de estado) dijo “Si los militares se quieren levantar, yo me voy a acostar.”; o es otra que asigna a un general de la guerra de Cuba, que denota cierto carácter (malo, no dudéis), cuando se refiere a que hacer en una guerra: “Primero, se corta la cabeza a todos los amigos, y luego ya sabemos que solo quedan los enemigos contra los que se puede ir sin piedad.”

Elegida esta decidí mirar en la sección de libros en ingles donde me encontré un libro en inglés, de una japonesa, que, pese a su portada totalmente amarilla, me llamo la atención y tuve que comprar, Butter. Se trata de una curiosa novela - por la rareza del planteamiento o del personaje principal – sobre una mujer, al parecer feucha y con sobrepeso, que se dedica a seducir a hombres y a asesinarlos. Parece que en gran medida los educe y los asesina con la comida ya que como decían nuestras madres (por lo menos la mia) “The way to a man’s heart is through his stomach, after all.”; y algo que no decían pero que probablemente creyeran: “Men are inept creatures. They can’t build a life for themselves without the support and kindness of a woman.”

Como yo tengo un poco de ese personaje, “Makoto had been the kind of person to speak ardently for hours on all kinds of things, from waste water pipes to classic films” pues la novela me ha servido para descubrir nuevas cosas sobre Japón: como que solo hay dos tipos de basura en las casas (menos que en esta Europa del reciclaje en la que no caben los cubos en una cocina normal,), “She opened the lid to find separate compartments for burnable and non-burnable waste.”; sobre la calles y la lucha contra las nevadas, “You know that there’s snow-melting pipes in the roads? They sprinkle water from beneath.”; o incluso más sorprendente todavia, descubrir que también existe un concepto tan español como “la mesa de camilla”, con su brasero y todo, “A low Kotatsu – foot warmer table – sats in the centre,…”

Pero ademas de cosas específicamente japonesas pues tambien hay cosas (creo) universales, como la satisfacción de prepararse la comida uno mismo, “To make something yourself that you wanted to eat and eat it the way you wanted – was that the very essence of gratification?”; o buenos consejos sobre relaciones y su gestión que ningún adolescente puede compartir ya que si uno cree esto pues se acaba la angustia típica adolescente, “If you find someone you truly like then that person is enormously lucky, and if you told them how you felt they’d pleased, regardless of whether it develops into a romantic relationship. The kind of person you’d fall for wouldn’t treat you cruelly or use you.”

Una frase que me ha soprendido mucho, po rlo contradictoria de la misma ha sido: “I just can’t have sex with someone whos’ so close that they fell like family.”; entiendo lo que quiere decir y que básicamente está orientado a las relaciones incestuosas, pero no os parece que en cierta manera aboga por el final de la vida sexual en un matrimonio, al fin y al cabo, con tu pareja deberías sentir que es de la familia.

Dando otra vuelta por allí me llamo la atención una reedición de El corazón de las tinieblas, una de esas novelas que han influido a mucha gente que nunca la ha leído pero que saben que es la base de Apocalypse Now, aunque su parecido pues se limite a poco más que un viaje por un rio para buscar a un personaje que prácticamente no aparece en la novela, un viaje que en la novela casi describen como un cuento de princesas, “la aproximación a aquel Kurtz, explorador de marfil de la maldita espesura, estaba rodeada de tantos peligros como si se hubiera tratado de una princesa encantada que durmiera en un castillo fabuloso.”

En la novela Kurtz (Marlon Brando) no aparece pero si se ofrece una descripción de él, comparándolo con el resto del mundo con cuya parte final todos podemos sentirnos identificados, a la vez que identificamos al resto del mundo, “El señor Kurtz era un «genio universal”, pero aun para un genio sería más fácil trabajar con las «herramientas adecuadas: hombres inteligentes».”

Para mi resulta impecable, a la vez que realista, esa descipcion del trabajo y de la relacion de las personas (algunas, pocas) con el mismo: “No. No me gusta el trabajo. Hubiera preferido holgazanear por ahí pensando en todas las cosas buenas que uno puede hacer. No me gusta el trabajo, a nadie le gusta, pero me gusta lo que hay en el trabajo: la oportunidad de encontrarse a uno mismo. Tu propia realidad, para ti, no para los demás, lo que ningún hombre podrá jamás saber. Los demás ven solo la apariencia, pero nunca sabrán lo que realmente significa.”

Afortunadamente los herederos no han decidido adaptar el texto a los tiempos actuales (como parece que quieren hacer, o han hecho, los de Roald Dahl) por lo que todavía podemos valorar (sin necesariamente compartir) descripciones como “Es extraño cuán lejos de la realidad viven las mujeres. Viven en su propio mundo, distinto a todos los que han sido y a todos los que serán. Es demasiado hermoso, y si lo trataran de construir se vendría abajo antes del primer crepúsculo. Cualquiera de los malditos hechos de la vida, con los que los hombres hemos vivido desde el día de la creación, lo derribaría de inmediato.”

Como ya sabéis me encantan bastante las contradicciones, mejor dicho, las visiones alternativas de tópicos, en este caso el de lo aventurero que son los marinos, concretamente del que cuenta la historia: “Lo peor que podía decirse de él era que no representaba a su clase. Era un marino, pero también un vagabundo, mientras que la mayor parte de los marinos lleva, por así decirlo, una vida sedentaria. Su temperamento es hogareño y su hogar siempre está con ellos – es el barco -, lo mismo que su patria – es el mar -. Cada barco se parece a los demás y el mar no cambia nunca. En la inmutabilidad del mundo que los rodea, las cosas extrañas, los rostros extranjeros, la cambiante inmensidad de la vida, pasan deslizándose, velados no por una sensación de misterio, sino por una ignorancia levemente desdeñosa, pues no hay nada misteriosos para el marino como no sea el mismo mar, que es señor de su existencia y tan inescrutable como el destino. En cuanto al resto, tras sus horas de trabajo, un breve paseo o una excursión breve por la orilla les basta para revelarles los secretos de un continente entero, y por lo general les parece que el secreto no merecía la pena. Los cuentos de marinos tienen una sencillez directa cuyo significado entero cabe dentro de una cascara de nuez.”

Cuando ya iba camino de las cajas, con mis compras, me llamo la atención Penitencia, que estaba convencido de que era de una japonesa de la que ya había leído una novela bastante fascinante y sorprendente (si, esta vez, acerté y era de la misma autora). Se trata de una historia sobre cuatro amigas que “presencian” el asesinato de otra amiga (realmente no lo presencian, sino que están allí cuando el asesino se lleva a la amiga aparte) y de cómo esto y sobretodo una frase extremadamente desafortunada de la dolorida madre “Haced lo que sea para encontrar al asesino, si no, deberéis cumplir una penitencia.”, les marca en cierta medida la vida de formas diferentes. Interesante.

No hay mucho más que contar salvo esta curiosidad sobre la gestación que a mí no me acaba de encajar pero que supongo que será verdad y que sirve para eliminar o validar (según algunos japoneses) quien es el potencial padre: “no se calcula la fecha del parto en diez meses y diez días desde la relación sexual, sino las cuarenta semanas, o los doscientos ochenta días, desde el inicio de la última menstruación. Suena un poco complicado, pero la cuenta es sencilla: restas tres al número del mes en que tuviste la última regla y, si sale un número menor de tres, sumas nueve, y luego añades siete al día en que empezó tu ultima regla.”, periodo este de gestación que tiene en japonés una palabra coloquial “totsukitoka” par definirlo.)

Bueno, también ese “Mi plan funciono, y el chico que me gustaba y yo nos convertimos en pareja. Aunque era la única que creía que mi deseo se había cumplido. Siempre me pasa lo mismo: lo que yo creo que pasa resulta que no es lo que pasa realmente.”, cuya parte final sobre lo que pasa suscribo totalmente en incluso la inicial de que lo que uno desea puede que no sea tan deseable a largo plazo y que incluso los demás se den cuenta de que no es lo que deseas antes que tú, al fin y al cabo, quien no se ha equivocado en alguna relación pese a los consejos de sus amigos o conocidos.

Ya de vuelta de Piles y con mi librería abierta, cruce la inhóspita puerta del sol para reponer lecturas y saludar. Mi primera compra fue Mosturito, una novela sobre un nicho andaluz – con ciertas deformidades – que, además de tener problemas en casa, no encaja con sus compañeros de Colegio por lo que un día decide marcharse de casa y descubre que hay otra gente que, si lo aprecia, o que, por lo menos, nolos desprecia abiertamente. Entre ellos un punki de buen corazón, pero de palo, como casi todos los punkis de aquella época en la que o tenías dinero o no sabías ni lo que era el punk ni casi donde estaba Londres (si, no sería hasta más tarde cuando el punk se popularizo y paso de los niños bien a los punks de verdad, entendidos estos como marginales. Bueno, marginales por el lado bajo – socialmente – que en cierta medida los niños ricos con inquietudes pues también eran marginales a su manera).

La verdad es que no me ha gustado especialmente, tampoco me ha disgustado pero me ha dejado bastante indiferente salvo porque en un momento en el que él se siente traicionado usa una extraña expresión “.. me vendiste, entregaste la cuchara…” que igual es típica andaluza pero que a mí me recuerda a los poemas de Vallejo, y las cucharas de los encarcelados por el franquismo, pero no me parece realista. ¿Qué sabré yo de andaluces?

El día de la liberación, se supone que es una novela distócica, que parece ser la forma de llamar a las novelas de ciencia ficción que no tienen ciencia, pero si connotaciones políticas de un mundo desencajado. En esta hay un extraño experimento en el que recogen y “reprograman” a gente que recogen de la calle para llevarlos a manifestaciones contra el gobierno o a favor, ni me acuerdo.

Supongo que tambien es parodia esa descripción de una sociedad igualitaria en la que “… todas las casas serian exactamente del mismo tamaño, y si alguien se ponía a construir una ampliación pija de la suya, paf, todo el mundo aparecería allí, diciendo: Ni se te ocurra, aquí somos todos iguales, y si la persona se quejaba, pues simplemente, bueno, se celebraría una asamblea. Y esa asamblea pondría en su sitio de forma justa y sistemática a aquella elitista. Equiparándola a los demás. Obligándola a vivir en una casa más pequeña, a modo de penitencia…”; digo supongo, aunque chorradas más grandes he oído de gente que si creía en ellas sin darse cuenta de la imposibilidad de castigar a alguien a una casa más pequeña si todas las casas eran iguales.

También quiero pensar que es un error del traductor (ya que en ingles poner en “on” algunos interruptores es apagarlos) eso de “… se despertaban de sus siestas y bajaban las persianas…” pero quien sabe igual necesitaban luz para dormir.

Con todo me ha gustado encontrarle un nombre a algo que me sucede, que es el olvidar cosas, y que pese a que todos mis conocidos afirman que es solo porque no presto interés, intentare recordar que es una enfermedad y que como ese que “…se había vuelto a dejar las llaves en alguna parte porque tenía Tendencia al Olvido Post Traumática (TOPT)…”

Obviamente Chamanes eléctricos en la fiesta del sol es un título que en indica que una novela puede ser una mierda o que puede ser una maravilla, más probablemente lo primero. De hecho, no la hubiera cogido si no fuera porque en la primera página esta esta descripción: “Era la quinta edición del Festival Ruido Solar, un encuentro de artistas sonoros que invitaba a poetas, músicos, bailarines, melómanos, pintores, performers y gente que decía hacerlo todo aunque en realidad apenas lo intentaran.”; esta descripción de los participantes pues me parecía que podía dar cierto humor a la novela y hacerla buena. No, no es así y carece del sentido del humor que esa frase auguraba y es solo una novela en la que una hija busca a su padre que la abandono de niña para irse a encontrarse de hippie a las montañas andinas.

Eso si el hecho de que citen una de las mejores versiones de una de mis canciones favoritas casi me hace perdonarle que sea mala a la novela, aunque el hecho de que no citen el nombre del grupo y solo a sus componentes pues me enerva un poco. ¿Qué canción, os preguntias; o que versión incluso os preguntareis algunos? Pues esta versión que hace This Mortal Coil (con la voz de impecable vos de Elizabeth Fraser de los Cocteau Twins) del clásico de Tim Buckley (o de Jeff, según la edad de tus clásicos).

 


Como última lectura de este mes, ha tocado Tarántula, una novelilla corta (o cuento largo) sobre dos hermanos guatemaltecos y judíos residentes en estados unidos a los que sus padres mandan a un campamento de verano en Guatemala para que “aprender no solo formas de supervivencia en la naturaleza, sino también formas de supervivencia en la naturaleza para niños judíos” ya que en el campamento el personal lleva esa tarántula infantil del título que realmente es una esvástica.

Si bien es un libro flojillo me ha servido para plantearme una pregunta interesante “que cuales eran los libros que nunca había leído, me pregunto el periodista español, pero que más me habían influenciado como escritor.”, que si yo tuviera otro carácter pues me guardia para la próxima presentación de un libro a la que acuda.

También me ha recodado una de las razones por la que empecé a fumar ya que mi padre, igual que esa madre, era “Fumadora desde muy niña – antes de cumplir los trece, me dijo alguna vez – ella había dejado de fumar años atrás debido a un cáncer de mama. O más bien, debido a ese cáncer de mama, ella había dejado de fumar durante un tiempo. O más bien ella había dejado de fumar durante un tiempo solo en público, porque todavía fumaba en privado, a escondidas… Mi madre fingía que ya no fumaba, y nosotros fingíamos creerle.”, pero como él era un “artista de las ficciones” al llegar a casa metía el paquete de tabaco en el buzón de correos para no llegar a casa con tabaco, pero con la idea de recogerlo al salir al día siguiente, circunstancia que aprovechábamos (si, no solo yo) para robarle el paquete y darnos gratuitamente al vicio de fumar. No, no quiero decir que no hubiera fumado si mi padre hubiera dejado de fumar (o de dejar los paquetes en el buzón) pero igual habría fumado menos por una simple cuestión de falta de medios económicos, o más probablemente habría fumado peor tabaco (aunque es verdad que harto de que le robáramos todo el tabaco rubio que dejaba en el buzón de vez en cuando dejaba Ducados, que también le robábamos, pero algo menos).

Ya, esta vez no os he avisado de que sería larga la entrada, y seguro que alguno está diciendo “Pero, deja de leer y haz otra cosa”, pues va a ser que no, de hecho, este mes de agosto además de estos libros por entretenimiento me he leído, para corregir y ampliar, más de dos mil páginas de un manual de ingeniera de aguas del que están preparando una nueva edición. Así que, vosotros “Divertíos asaltando el castillo” que yo me vuelvo a mis lecturas.

 

Lecturas

Otra vez en casa - Michael Magee

El león dormido - Marianne Izaguirre

Erase un rio - Bonnie Jo Campbell

Butter - Asako Yuzuki

Mil ojos esconde la nocche - 1. La ciudad sin luz - Juan Manuel de Prada

El corazón de las tinieblas - Joseph Conrad

Penitencia - Kanae Minato

Mosturito - Daniel Ruiz

El dia de la liberación - George Saunders

Chamanes eléctricos en la fiesta del sol - Mónia Ojeda

Tarántula - Eduardo Halfon