Seduction
of the innocent – Max Allan Collins
Summer,
Fireworks, and my corpse – Otsuichi
Bitter
Bronx. Thirteen Stories – Jerome Charyn
High as the
horses’ bridles – Scott Cheshire
Producciones
Kim Jong-Il presenta… - Paul Fischer
Ready
Player One – Ernest Cline
334 –
Thomas M. Disch
Night
Music. Nocturnes 2 – John Connolly
The Zap Gun
– Philip K Dick
Angel y el
mono – Howard Chaykin – David Tischman – Philip Bond
The Minx –
Peter Milligan – Sean Phillips
The Fade
out – Ed Brubaker – Sean Phillips
White Trash
– Gordon Rennie – Martin Emond
The Names –
Peter Milligan – Leandro Fernandez – Cris Peter
Fairest –
Bill Willingham
Fables
Happily ever after – Bill Willingham – Mark Buckingham – Steve Leialoha –
Andrew Pepoy
Fables 150
Farewell – Bill Willingham – Mark Buckingham – Steve Leialoha

Cada vez que leo un libro de esta colección/editorial –
Hard Case Crime – me veo obligado a
comentar lo mismo: “como molan las portadas, ese aspecto de clásicos del Pulp”.
Porque al menos a mí me encantan las portadas de esta colección y si no compro todas las que veo es solo por
las limitaciones de peso en los aviones y, para que negarlo, porque alguno de
los autores no están entre mis favoritos. Además las que he leído suelen ser
buenas novelas, sumamente entretenidas y
Seduction
of the innocent, pues también lo es. No solo es una novela entretenida si
no que trata uno de esos episodios de la historia americana que son tan
absurdos que parecen increíbles, como los juicios al Rock&Roll por ser una
fuente de satanismo, de mensajes ocultos grabados del revés (que uno pensaría
que ahora, con las ediciones digitales, no podría realizarse pero que
extravagantemente se mantienen ya que muchos reproductores digitales permiten
escuchar una pista al revés. Ni idea de por qué o para qué, aunque algunos
discos de
hardcore-noise-after-ni-idea
la verdad es que casi mejoran oídos del revés, desgraciadamente no lo
suficiente para poder ser escuchados con tranquilidad, o como las críticas a
los juegos de ordenador por fomentar la violencia, o como… cualquier absurdez.
El caso es que la novela se sitúa en unos juicios al mundo del cómic (vamos a
los tebeos) por ser fuente de violencia juvenil (juicio que efectivamente tuvo
lugar) y por supuesto tiene lugar un asesinato que parece basado en un cómic (o
tebeo). Ademas de esto y de la portada la novela tiene unas cuantas viñetas de
cómic (o tebeo) al principio de cada capítulo que realmente son excelentes.

La verdad es que pese a que me cueste reconocerlo (bueno,
ahora ya no me cuesta tanto como prueba este reconocimiento semis público) hay
cosas pequeñas que me pone muy nervioso, pequeñeces que me atacan los nervios,
pequeñas tonterías que sencillamente me parecen inaceptables. Exactamente esto
es lo que me ha pasado con
Summer,
Fireworks and my corpse que es una novela (realmente un cuento) que se
supone que viene acompañado por otros dos:
Yuko
y
Black Fairy Tale; entiendo que para
completar un volumen que justifique su edición. No, lo que me pone nervioso no
es que vengan otras dos historias junto a la que da título al libro, como digo
eso lo puedo entender e incluso en el caso de un autor japonés para el mercado
americano pues me parece algo acertado. No, lo que me desquicia es que, si bien
la historia que da título al libro no es la más corta de las tres, ciertamente
tampoco es la más larga, pero es que la historia del título solo tiene unas 75
páginas mientras que la historia más larga tiene casi 230 páginas. A ver,
obviamente la novela (en caso de serlo alguna) seria Black Fairy Tale y no la
que se anuncia en el título, que llega escasamente a un cuento un poco largo.
La verdad es que me molesta mucho y no se bien porque ya que más o menos las
tres historias están bien, historias correctas de terror con más o menos
acierto y más o menos originalidad pero que se leen bien sin ser demasiado
japonesas (lo que es una pena) y las he disfrutado pero… al final la última
historia me ha mosqueado por no haber dado título al libro (tiquismiquis que es
uno).

Como este último libro me había mosqueado un poco decidí
coger uno de cuentos cortos:
Bitter
Bronx, eso sí, comprobando antes que el título del libro no se
correspondiera con ninguna historia ya que no quería tener la tensión de estar
anticipando que la mejor historia, la que da título al libro (que al menos yo
supongo que es la mejor o la favorita del autor) estaba aún por llegar. Como
además el Bronx es una parte de NYC que conozco poco, creo que solo he ido una
vez y hace ya muchos años (cuando se supone que uno no debía ir) aunque mucho
después de cuando están ambientas las historias, muchas de las cuales critican
implícita o i al ingeniero que se le ocurrió hacer una autopista
cruzando el Bronx (diría que con razón, ya que meter una autopista en mitad de
un barrio no parece una buena forma de rehabilitarlo). Algunas de las historias
se cruzan con otras pero solo porque el “marco incomparable” (que no es Murcia,
aunque puede que el Bronx tenga algo de Murcia en cierta medida) es el mismo y,
diría que es algo muy ochentero, la ciudad es en cierta medida un protagonista
más de la historia (creo que de esto mi hermano solía hacer mucha burla en sus
primeras novelas y cuentos con bastante razón, diría). El caso es que, en
general, las historias están bien aunque tampoco son excepcionales, para mi muy
lejos de los grandes
cuentistas.
“la sangre llegara
hasta los frenos de los caballos”, al parecer dice el apocalipsis (14:20
para más señas) y es una frase que me extraña no sea más conocida, que no haya
aparecido en más películas, series o novelas de psicópatas (igual lo ha hecho y
yo no lo recuerdo) ya que es una frase demoledora y versátil. Yo me puedo
imaginar cientos de escenas (de películas, no de la vida real) en las que
resultaría una frase excelente y definitiva. Como título para una novela
también me parece excelente, aunque más para una novela de muchos asesinatos,
una novela negra canónica (o no canónica, que yo no se me el canon) por
ponernos finos, que para una novela sobre un niño de 12 años que ha tenido una
visión ante una multitud en Queens. Con todo y considerando que, según la
contraportada, se centra en la historia de su vuelta a Queens después de haber
estado en california y haber perdido la fe, pues pensé que
High as the horses’ bridles merecía una oportunidad… bueno, pues
sin llegar a equivocarme del todo tampoco he acertado en darle una oportunidad
aunque su descubrimiento de que los padres no son una sola entidad realmente
merece la pena:
“She glared back at Dad,
and let me into the house. I couldn’t know what that glare was
about, not really, only it appeared Mom and Dad thought differently about some
things. About me. They were different people. I don’t think I really knew this
before. From then on I wasn’t surprised when they had opposite opinions, or
when my mom got mad at Dad for whatever reason.”
Este era el último libro que me había comprado en NYC lo que
podía situarme en una situación compleja que requiriera una visita a mis
librerías de referencia en Madrid, si no fuera por a) los regalos de navidad
que si bien no incluían muchos libros, incluían uno que prometía ser un poco
espeso y cuya lectura había estado retrasando, b) los libros, pocos, que Álvaro
había comprado en NYC y que aún me quedaban por leer y c) los comic (tebeos)
que habíamos (vale, que había comprado Álvaro pero con el apoyo moral y
logístico de todos) y que también me quedaban por leer.

En navidad, Rafa y Violeta desde la librería de
Fuenfria de Cercedilla me habían
regalado
Producciones Kim Jong-Il
presenta… , libro que obviamente yo no me hubiera comprado nunca (algo que
está en la esencia de un buen regalo) por aquello de “basarse en hechos reales”
puesto que yo solo leo ficción, de hecho las cosas que han sucedido no me
suelen interesar e incluso si me interesan y han sucedido yo las leo como
ficción:
“reality is overrated” es uno de mis lemas, además de uno de los lemas
de una camiseta del
Morgenstern. Como ya dicho el hecho de que la historia
estuviera basada en hechos junto con el hecho de que sea una historia sobre
Corea del Norte (tal vez una de las pocas ocasiones en las que el Norte se
asocia a algo peor que el Sur, normalmente – al menos para los que somos del
Norte – todo lo malo viene del sur, concretamente de debajo del paralelo…. No
digo más, que igual alguno se enfada), lo habían situado en el fondo de la pila
de libros por leer, después de todos los traídos de NYC aunque ya empezaba a
estar un poco saturado de leer en inglés. A ver, la historia es básicamente
entretenida y de hecho parece muy bien documentada (¿Qué sabré yo de Corea del
Norte para afirmar esto? Nada, pero queda bien) y la verdad es que todo parece
creíble con muchos datos y algunas historias (como los secuestros de ciudadanos
extranjeros, concretamente Japoneses) pues ya las había leído en otros sitios
por lo que lo estaba intentando leer como si fuera de verdad. Hasta que, de
repente, marginalmente, escribe esto:
“A
medida que avanzaba la fiesta, Jong-Il, como tantos otros padres de familia de
finales de los años setenta, se levantó de la mesa y volvió con su cámara de
Súper 8 para dejar constancia del jolgorio. Tomo primeros planos de los
presentes, y se centró en Choi. Cuando quitaron la mesa, condujo a los
invitados al salón, introdujo la película en el proyector y mostro las imágenes
a todo el mundo.”
¿De verdad? Venga, Vale, así que hace una película en Súper
8, la saca de la cámara y la pone directamente en el proyector. No digo que en
Corea del Norte fuera como en España en los setenta cuando tenías que mandar la
película a revelar a un laboratorio especializado y tardaban tres días o una
semana en enviártela revelada o incluso tenías que ir a buscarla a una nave por
debajo de plaza de España (ni que algo parecido pasara en Estados Unidos) pero
tampoco me creo que por muy dictador que seas o por muy avanzados que estuvieran las películas de super-8 pudieran
proyectar sin necesitar revelado. No, eso sí que no… hasta ahí podíamos llegar.
¿Documentado? Pues yo diría que no, así que como historia real tengo mis dudas,
como historia de ficción pues no está mal la verdad.

Una vez liquidadas mis compras y mis regalos era el momento
de pasar al robo de libros, empezando por
Ready
Player One que si bien fue una novela que compro Álvaro, lo cierto es que
yo también estuve tentado de comprarla así que no se si punta del todo como
robo. Todo un acierto, la verdad es que es una de esas novelas verdaderamente
entretenidas, muy sencilla e incluso simplista, pero con las que te lo pasas
como un niño pequeño de la que además recuerdas cosas que tenías olvidadas de
adolescente de los ochenta enganchado a los videojuegos de aquellos primeros
ordenadores que se las apañaban con 32 o 64 k y en los que las cosas se
archivaban en una cinta de cassette que ni siquiera reproducida del revés podíamos
considerar musical. Ya digo, una historia sencillita que se lee como una
partida de un video juego comentada, así que no es para todos los públicos:
nunca se la recomendaría a mi hermano Rafa ya que no le pillaría la gracia
(creo que ni siquiera pillaría la gracia de
Tierra
de
Stefano Benni y esta tiene menos
gracia).
334, por el
contrario, es un libro que creo que yo nunca me hubiera comprado y que en el
caso de habérmela comprado me habría puesto nervioso, como ya he comentado,
puesto que la “novela” solo ocupa las ultimas 100 páginas del libro, estando
las primeas 150 ocupadas por una serie de cuentos que, en cierta medida, tienen
relación con la novela, al menos con la localización de la novela el 3334 East
11th Street. Y no solo me hubiera puesto nervioso con esto sí no que además es
de esas novelas en las que en cada capítulo se cambia de personaje, de época e
incluso de “realidad”. De hecho viene con una especie de plano al principio
para que sitúes quien es el personaje principal de cada capítulo, el año en el
que sucede y si se trata de fantasía, realidad, un monologo o que… Seguro que
tiene su público pero para mí, pues como que no es… si ya me costó entenderme con
Rayuela y eso que la leí de
adolescente cuando aún tenía memoria, paciencia e inquietudes.

Cuando ya solo me quedaba por leer un libro – sí, este año
Alvaro apenas si compro libros en nuestra visita a NYC - un sábado de esos que me quedo intentando
entretener a Alicia mientras Helena y Maite tienen que ocuparse de la
desagradable tarea de visitar a mi abuela para escuchar sus maldades (algo que
aunque mi médico no me ha prohibido expresamente – lo de visitar a mi abuela,
no lo de las maldades – pero que mi salud no me deja realizar y mis queridos seres queridos me dejan evitar),
pues eso, un sábado de esos en los que al final acabamos comiendo en un Vips y
mientras Maite acompaña a Alicia a que escoja su regalo (algo que
inevitablemente me recuerda a los domingos de mi infancia en los que toda la
familia salíamos a comer a casa Antonio y antes pasábamos por el kiosco y
nuestro padre nos compraba algún tebeo – normalmente un
Joyas literarias juveniles – como si de ir a misa se tratara y que
hacia el domingo un día feliz) y os demás dábamos vueltas desesperándonos poco
a poco (la niña no es rápida en sus elecciones de regalos) encontré una de esas
pilas que hay en Vips de libros rebajados y entre ellos
Night Music, el segundo volumen de cuentos de Connolly que
sencillamente es muy bueno; no digo excelente ya que como en todos los tomos de
cuentos los hay excelentes y otros que no llegan a tanto, igual que los hay muy
largos e incluso muy cortos e incluso hay dos que están
unidos, aunque separados en
el libro, y el segundo de los cuales incluye a Sherlock Holmes y al villano
Moriarty que si bien puede trazar los planes más complicados para sus delitos
se ve completamente incapaz de, por ejemplo, ir a una joyería y simplemente
robarla con lo que duda de ser realmente una gran mente criminal.
The Zap Gun, es
un cuento largo o una novela corta que como se ve en este post no tengo muy
clara la diferencia y creo que tampoco la tienen los editores. De hecho estoy
seguro de que en España se editó como parte de los tres tomos de cuentos
completos de K Dick pero no lo puedo asegurar. K Dick siempre merece la pena,
yo creo que debe de ser lectura obligatoria. Puede que no todo el, puede que no
está en concreto, pero si muchas de sus novelas, especialmente considerando que
mucha gente ha visto adaptaciones de sus novelas que, la verdad sea dicha,
dejan fuera mucho de lo importante de K Dick, de sus mundos ciertamente
alucinados y de sus paradojas mentales.
Y con esto llegamos al último fin de semana de enero, ya sin
nada que leer y la verdad es que salvo comics (tebeos) de los que Álvaro sí que
había comprado un puñado asi que por si acaso no me acercaba por mis librerías de
referencia cogi unos cuantos y me puse a la tarea.
Los hay buenos, como The
Fade Out o los Fables y Fairest, aunque el primero aun tiene
que continuar por lo que aún no sabemos si será excelente, y los dos últimos son
casi un cierre de serie por lo que siendo buenos no lo son tanto como el resto
de la serie que ya estaba siendo larga, larga hasta agotar un poco la premisa;
y los hay no tan buenos, o directamente malos que no aportan nada especial salvo
entretener un ratillo.
Ahora ya la visita a la librería
Méndez de la calle mayor se hace inevitable o incluso la visita a la librería Fuenfría de Cercedilla salvo
que Rafa realmente cumpla el plazo de su editor y en breve tenga preparado un
borrador para saciar a sus lectores (que somos, o deberíamos ser, todos). Yo
espero que así sea y que en breve pueda disfrutar de leer el borrador, si no pues
tocara visita de librerías o tal vez empezar a realizar algunas de las tareas
que tengo aplazadas y en las que debería ir avanzando. Rafa: tu editor, el
panel de expertos críticos (sin criterio, eso sí) esperan ese borrador, el público
espera la versión final. Animo Bro. Sorprendentemente
le molesta menos que le llame Bro que
Rafa, algo que le molesta, o le molestaba, sobremanera y que por eso prefiero, así
que corrijo:
¡Animo Rafa!.