viernes, 15 de marzo de 2019

Puesta al dia (y parte 3)



Aquí estoy intentando ponerme al día en las lecturas atrasadas con esta tercera y última parte (las que me quedan ya se las adjudico a marzo y pueden esperar por lo tanto hasta final de mes).

Aquí estoy, afortunadamente en la isla Norte de Nueza Zelanda y no en la isla Sur que es donde ayer tuvo lugar el ataque terrorista que ha conmocionado a todo este país.

En cualquier caso, como el objetivo del ataque era una mezquita la verdad es que entiendo que ninguno estéis preocupado por mí ya que las posibilidades de que me pillara cerca eran entre remotas e inexistentes. MI cercanía a los templos religiosos, de cualquier índole (salvo tal vez los de algunas vertientes muy libres del Pastafarismo), es la misma que puedo tener a los grandes eventos deportivos o incluso a casi cualquier congregación popular (o elitista, para el caso): resumiendo, ninguna.

Aunque la escala del atentado en términos absolutos no es abrumadora la conmoción social es muy elevada. Entiendo que, en gran parte por la escala relativa, 50 muertos en Nueva Zelanda con una población de unos 4 millones, en Christchurch una ciudad con menos de trescientos mil habitantes pues es como un atentado en Madrid con entre 500 o mil muertos. Una atentica barbaridad numérica (obviamente, con uno solo, incluso sin víctimas, un atentado es una barbaridad).

Creo que también influye mucho el hecho de que por una parte los neozelandeses (no me sale lo de llamarles Kiwis, como si fueran fruta, un animal o casi cualquier cosa) se consideran completamente ajenos al mundo exterior y creen que la globalización no va con ellos (aunque obviamente disfruten de muchos de los servicios que esta ofrece) y les sorprende mucho que el terrorismo llegue a su “aislado paraíso” cosa que no les sorprende de uber o los patinetes esos de los demonios (es verdad que algunas cosas, digamos “buenas”, no les han llegado a esta banda de hippies, como puede ser Ikea – aunque tras veinte años de reivindicaciones de un sector de la población parece que les va a llegar – o el mismísimo amazon, que como tal no existe aquí); por otra parte se debe a que sinceramente se creen “especiales”, gentes de “buena voluntad”, sin malicia, no como los del pérfido mundo exterior (incluidos en este caso sus sobrinos australianos). En fin, creo que esta visión idílica de sí mismos se va a ver un poco trastornada y es posible que por fin empiecen a replantearse que vivir en el mundo conlleva las cosas buenas, pero también las malas.

Creo que a partir de ahora dejaran de ser un país en el que la alerta terrorista solo tenía dos niveles: bajo, donde ha estado siempre; y alto donde está ahora mismo desde ayer (por cierto, ayer salí de casa – que está muy cerca de la estación central de Britomart – y l volver habían acordonado la zona porque alguien se había dejado unas maletas sin “vigilancia”. Sospecho que las explosionaron mientras el “sospechoso” estaba en el baño echando una “meadita” distraído y sin preocuparse de sus maletas como había hecho cientos de veces. Pero claro ayer el nivel de alerta era “alto” y eso perjudico a su vestuario que fue explosionada sin piedad. Seguramente de forma merecida porque aquí a mal gusto para el vestir no les gana nadie). En fin, lo siento por ellos ya que siempre es duro enfrentarse a la realidad de que uno no es tan especial como se cree.

Pero, divago, ya, si eso, hablamos de estas cosas otro día. Vamos a lo nuestro que si no, no acabare nunca.

The Round House estaba entre los puestos de cabeza de la lista de The Women´s Bookshop y ya he dicho que voy a ver si consigo completarla durante mi estancia. Una vez leído pues solo puedo decir que supongo que es una elección obvia para una lista con cierto carácter de genero ya que trata el tema de las violaciones, encima en una población marginal como es una reserva india. Si, parece un fuerte candidato a aparecer en este tipo de lista (si, esto no es un micro machismo, posiblemente sea un meta-mega-macro machismo, pero eso no lo hace más real). El libro se deja leer y aporta datos curiosos como que hasta 1978 los indios no pudieran practicar su religión. No sé, no es que lo ponga en duda ya que no tengo ni idea, pero me parece un poco excesivamente reciente. No sé, que la anulación de leyes que prohibieran a los indios practicar su religión sea tan cercana, coetánea si no posterior a, digamos, la aparición del Punk se me hace raro. No sé, supongo que tendrá razón, al fin y al cabo, es algo sencillo de comprobar o de conocer si eres indio.

Igualmente, curiosa me ha resultado su cita del catecismo (entiendo que católico, que no se si hay otro) en el que se habla de los pecados “que claman venganza” que en sus propias palabras son “The sins that cried out for vengeance were murder, sodomy, defrauding a laborer, oppressing the poor”. Ni idea tenía yo de esto, de hecho, algunos ni siquiera los recuerdo como pecados en la versión infantil de mi catecismo. Curioso ¿no? ¿defraudar a un trabajador u oprimir al pobre, pecados que claman venganza? ¿Quién lo diría?

When all is said no está en esa lista pero me parecía una  buena idea la estructura del libro, un tipo está en un bar y en cada capítulo se toma una copa rememorando su relación con una persona importante en su vida. Incluso la elección de la bebida tiene significado para este irlandés que rememora su vida, sus amores (u los de otros) y su forma de relacionarse con el mundo, tan anacrónica hoy en día, pero con la que yo, en parte me siento identificado, “There was a love but of the Irish kind, reserved and embarrassed by its own humanity. These days people are all for talking. Getting things off their chest. Like it´s easy. Men, in particular get a lot off stick for not pulling their weight in that quarter. And as for Irish men.  I´ve news for you, it´s worse as you get older. It´s like we tunnel ourselves deeper into our aloneness. Solving our problems on our own. Men, sitting alone at bars going over and over the same old territory in their heads. Sure, if you were sitting right beside me, son, you’d know none of this. I wouldn’t know where to start. It´s all grand up here in my head but to say it out loud to the world, to a living being? It´s not like we were reared to it. Or taught it in school. Or that it was preached from the pulpit. It’s no wonder at the age of thirty or forty or eighty no less, we can´t just turn our hand to it. Engineers are not born with the knowledge of how to construct a bridge. It has to be learned.”

Es verdad que yo no bebo nunca solo en los bares, lo que prueba que no soy irlandés, pero en lo demás me siento bastante identificado, las maneras del mundo no son con las que yo he crecido, de hecho, no solo esa parte ha cambiado, también la otra ya que “People didn’t really do that back then, encourage and support. You were threatened into being who you were supposed to be”, sin embargo, ahora todo es gira en torno a ese apoyo y si no lo das eres una persona rara, o directamente mala persona. En fin, “o tempora, o mores” que diría aquel.

Ya os digo, me ha gustado bastante este libro e igual que él me pregunto si es tanto pedir: “What I wouldn´t give for just one hour of his company. No need for much conversation at all. Our elbows on the counter. A bottle of stout each in front of us. Half empty glasses. Looking out at the town. Tapping our feet to the music on the radio or laughing over the madness of the world. The company of the trusted, what? Being understood without having to explain and not having to pretend is fine. Being allowed to be a feckin’ mess. The feeling of his pat on my back as he passes behind me to go to the jax. Is it too much to ask for a simple resurrection?”.

No, no creo que sea tanto pedir a ese inexistente dios omnipotente. No me parece tanto pedir, sinceramente. Sobre todo, cuando uno se da cuenta de que la alternativa a esta resurrección solo puede basarse en una mentira: “my fellow senior citizens passed by, getting a look good at the new boy. Some smiled. I looked away, unable for it. Unable for the lie of a man I would have to become to make my way into their circle. To be accepted, to belong. But here’s the thing, son, I only wanted to belong to one person and she wasn’t in that room. And in my heart I knew that even if I was a man comfortable with the small talk it would take to break into that new life, I didn’t want it. I simply did not want it.”

Bueno, yo aún estoy intentando saber si quiero intentarlo o no, me temo que no pero aún estoy en periodo de prueba en el otro lado del mundo, que desde aquí no parece tan diferente.

Otro que tampoco estaba en la lista era The Wall, pero la dependienta de ese día me dijo que tenía muchas ganas de leerla, que acababa de llegar. Supongo que conocería al autor de otras novelas anteriores, no como yo que no tenía ni idea. En fin, se trata de una especie de fabulilla, realmente sin trabajar lo suficiente y con una premisa bastante simplista (como todas las fabulas, que de eso se trata). Se deja leer pero poco mas, salvo tal vez sus referencias a la monotonía, algunas aplicables a la situación actual en Nueva Zelanda “The only thing worse tan when nothing happens is when somehting does” y otras tal vez mas de la vida personal de cada uno, o igual aplicables a porque estoy en este periodo de prueba “I just liked the idea of trying something else. I didn’t want to spend the rest of my life in a a suburban hutch doing work I didn’t even have the emotional energy to hate”. No que esa fuera mi situación laboral o que alguno dia vaya yo a vivir en un “suburban hutch”; no, bastante improbable, casi tanto como que me pillen en una mezquita u otro lugar de culto.

Mi siguiente lectura The Poisonwood Bible, obviamente estaba en la lista de la librería y parece ser una novela razonablemente famosa ya que, pese a que todos los libros anteriores han pasado por la oficina ya que me los llevo para leer durante la comida, este es el único sobre el que me han preguntado e incluso me han pedido que se lo prestara. He de decir que la que me lo ha pedido, Larey, es sudafricana y que la novela pasa en el Congo así que puede que su fama sea local o más centrada en esos países del África negra.

El caso es que la historia de las cuatro hijas de un misionero en el Congo en plena independencia del país (según la contraportada, una versión moderna de mujercitas, aunque no puedo juzgar ya que no me acuerdo de nada de mujercitas – la película, que el libro no lo he leído, creo). Como hay un misionero hay algunas referencias religiosas que desde luego son divertidas “If God has amused himself inventing the lilies of the fields, he surely knocks His socks off with the African parasites.” y con la intención, entiendo, de valorar el conocimiento local frente a l incultura de los no locales hay alguna reflexión sobre el uso del agua que es ciertamente acertada: “Everyone in this village known more about hygiene than we do, we have lately discovered. While we were washing and swimming in the stream any old place, there were rules, it turns out: wash clothes downstream, where the forest creek runs into the crocodile river. Bathe in the middle. Draw water from drinking above the village”

Aunque si bien el conocimiento, o el desconocimiento más bien, por parte del misionero y su familia llegados al África es mucho menor que el de los locales, por usar las propias palabras de la autora no creo que este conocimiento sea mucho mejor ya que no está claro si solo sabes las normas o han entendido el porqué: “This came as a strange letdown, to see how the game always went to those who knew the rules without understanding the lesson.”

Mi última lectura de esta “puesta al dia” es Free Food for Millionaries que me parecía tenía un título interesante, pasaba en Nueva York en la comunidad coreana y esto pues podía compensar el tochazo que es, más propio de un escritor soviético del dieciocho, bueno o francés o de cualquier parte.

Aunque tiene cosas entretenidas como ese personaje que decide leer la biblia y “and every day, I find a verse I cannot stomach, make peace with, or comprehend. I write it down on my calendar”, una práctica que estoy casi seguro puede ocuparte toda la vida; otras curiosas como la importancia de los sesenta cumpleaños para los coreanos ya que es cuando se han completado cinco ciclos de su calendario (que sí, tiene doce signos como el nuestro pero anuales y que si, que parece que también el cinco les parece importante). Curiosidades de la vida, o de las matemáticas como ese viejo dilema sobre ¿cuál es el número importante si pi o tau (siendo tau, dos veces pi)?

Para algunos claramente tau ya que está más directamente relacionado con las propiedades de la circunferencia, pero para mí pi ya que aparece en la fórmula más incomprensible de todas: la identidad de Euler, donde todo se mezcla: pi, con el numero de Euler (e) y con el numero imaginario (i). Preciosa, buscarla y ya me contáis que os parece.

En breve, hablamos de otras cosas que no sean libros… o de libros otra vez.

Lecturas
The Round House – Louise Erdrich
When all is said – Anne Griffin
The Wall – John Lanchester
The Poisonwood bible – Barbara Kingsolver
Free food for millionaires – Min Jin Lee

domingo, 10 de marzo de 2019

Puesta al día (parte 2)



Volver por navidades a Madrid parecía algo razonable teniendo en cuenta las fechas, pero también, precisamente por lo mismo, era algo bastante irrazonable ya que llevaba poco más de un mes aquí (me incorpore al trabajo el día del retrete que, por si alguno no lo sabe, es el 19 de noviembre, aunque había venido unos cuantos días antes para arreglar cosas como el tener un apartamento. Obviamente no tenía claro que hacer y tampoco había preguntado, antes de venirme, cuál era la política vacacional en las fechas navideñas que, aquí además coinciden con el verano.

Una vez aquí y al cabo de algún tiempo por fin conseguir enterarme de que la oficina cerraba todos los días desde nochebuena hasta después de reyes y que no había opción, teníamos que pedir vacaciones para los días no festivos.

Superando lo absurdo de tener que solicitar/pedir días de vacaciones si realmente estaba obligado a tomármelos, quisiera o no e incluso el hecho de que con lo poco que llevaba trabajando deberían denegármelos ya que no tenía derecho a ellos pues al final decidí enfrentarme al proceso empresarial de solicitar los días, esperar su aprobación y buscar un billete de vuelta para Madrid.

(Si, también podía haberme quedado aquí todas las fiestas pasando de la familia, pero no parecía muy razonable; al fin y al cabo, aquí no conozco a nadie y pasar las fiestas completamente solo, aunque tentador por aquello de poder ignorarlas, no me parecía correcto).

Tras varios días de comprar chorradas, sobre todo para mi sobrina en tiendas japonesas de la zona, cogí el avión(es) de vuelta y, la verdad es que no recuerdo que fue lo que leí durante ese día de viaje, pero espero que sea alguno de los libros que ya he comentado en la primera parte ya que no están aquí.

En casa todavía me quedaban un par de libros de la última visita a NYC que han sido los primeros que se han empezado a acumular en la estantería de mi apartamento (si, ya tengo un apartamento razonablemente definitivo con dos habitaciones y mirando al puerto para ver, los días que no llueve, como llegan cargueros y como los barcos de vela cruzan la bahía. Vamos como un temazo de Soul pero desde un décimo piso, sin tener que bajar a sentarme fuera).

Para el viaje de vuelta a Nueva Zelanda escogí un libro de cuentos How are you going to save yourself? Que sin duda es un buen título y que más o menos tenia buena pinta pero que para lo único que sirvió es para que prácticamente me durmiera todo el viaje de vuelta. Es verdad que no toda la culpa es del libro e igual le doy otra oportunidad ya que cuando llegue al aeropuerto de Madrid para embarcar de vuelta hacia Dubai y luego Auckland. La chica del mostrador me pregunto, con mucha prudencia y mucho tacto “¿tendría algún problema en que le cambiáramos de clase?”. Obviamente, por su forma de preguntarlo yo no entendía nada y sospechaba que ya se me había echado a perder mi capacidad de comprender el español, ya que yo viajaba en turista y obviamente que me cambiaran de clase a, digamos, business, no parecía algo como para preguntar con tanto miedo. ¿de verdad esperaba que le dijera, no, de ninguna manera, no quiero que me cambie de clase, yo me quedo en turista? No sé, supongo que habrá gente que lo haga, aunque no puedo imaginar porque razón… el caso es que al final pues viaje en Business desde Madrid hasta Dubai, lo que no está mal, si bien hace que el resto del viaje (la pata larga que dirían los entendidos) fuera un poco más difícil de sobrellevar de vuelta a turista, con el populacho y las masas de potenciales insolventes. El caso es que esto, lo de viajar en Business estoy seguro de que no fue bueno para la lectura, especialmente de cuentos sobre negros del gueto.

(Por cierto, el motivo de que me ofrecieran cambiar de clase fue el temido overbooking, que te puede dejar en tierra sin especiales miramientos. Afortunadamente en este vuelto solo había overbooking en turista y la clase business tenia espacio y, sospecho, que debe de haber una norma que les obliga a subir de clase a los pasajeros en lugar de dejarlos en tierra y llevar el avión vacío. De hecho, ahora que lo pienso creo que debería haber una norma similar incluso en el caso de que no hubiera overbooking: si hay sitio vacío en una clase superior deberían cambiarte de clase, ¿Qué sentido tiene llevar los mejores asientos vacíos? Pero, divago, y dudo que exista una norma tan razonable).

Edge es ciencia ficción, con toques de teoría cuántica (que incluso incluye dos páginas de bibliografía al final) a la vez que una novela de terror con la proximidad de catástrofes que acabaran con el mundo. Vamos, lo que podría denominarse “una paja mental” pero el caso es que es entretenida y buena, aunque por tomar una frase del autor “Basically, matter is made up of a whole lot of nothing” y en cierta medida pues eso pasa con las novelas, incluso con esta. No estoy seguro de si es culpa mía o del autor, pero tras la lectura sigo sin tener muchas cosas claras puede que ¨Since the ones giving the answers hardly understood the details, they only added to the doubts”, o puede que no y que sea yo cortico de entendederas.






Otra novela traída de NYC hasta Auckland, por el camino largo, es decir pasando por Madrid ha sido Manhattan Beach. Obviamente el titulo resulta directamente interesante, para mí al que casi todas las novelas que pasan en NYC, incluso en Brooklyn me suelen interesar por mi fascinación con la ciudad; y si encima la contraportada habla de personajes misteriosos, de noir thiller y esas cosas pues la tentación aumentaba. A ver, la novela se deja leer, pero es una de esas historias que parecen hechas para reivindicar la igual de géneros (realmente va sobre la primera mujer buzo de la armada americana) y que igual quedan bien (lo dudo) en una película de un importante estudio de Hollywood. Una historia seguramente fascinante, una importante lucha por la igualdad, pero una novela flojilla y simplona de la que no he rescatado ni una sola frase.




Ya una vez en Auckland mi primera visita de compras literarias fue a The Women’s bookshop y me primera selección era casi obvia: Eleanor Oliphant is completely fine. Cualquiera que tenga el valor de llamar a su personaje principal Oliphant cuenta con mi aprobación y si es capaz de ponerlo en el titulo pues todavía mayor aprobación. Para mí eso denota que la novela va a ser divertida, que su autor (autora, en este caso y no por corrección política sino por razones de sexo, o de genero debo decir) tiene sentido del humor incluso sobre su obra. Con un título como ese, sabes que va a ser una novela con un personaje central excesivo en plan La conjura de los necios y efectivamente así es.

Puede que no coincidas con algunas ideas del personaje como su opinión de una visita a un bar con música en vivo no sospechosamente extraña pero con la que obviamente puede ver a mi hermano coincidiendo al cien por cien (y no solo a el):
“it was a cacophonous din, with too many guitars and not enough melody. It was, I thought, the sound of madness, the kind of music that lunatics hear in their heads just before they slice the heads off foxes and throw them into their neighbor’s back garden.”

Otras con las que obviamente te sientes plenamente identificado y crees que todo el mundo debería estarlo: 
“Illiterate communication was quicker, that was true, but not by much. I’d saved myself the trouble of typing four whole characters. Still, it was part of my new credo, trying new things. I’d tried it, and I very definitely did not like it. LOL could go and take a running jump. I wasn’t made for illiteracy; it simply didn’t come naturally. Although it’s good to try new things and to keep an open mind. It’s also extremely important to stay true to who you really are. I read that in a magazine at the hairdressers.” 

Cuanta razón y que bonito detalle el final sobre leerlo en una revista en la peluquería. Brillante.

Y por supuesto algunas dudas existenciales y cuál sería la postura de ciertos colectivos ante una posible opinión personal no convencional: “I’m not sure I’d like to be burned. I think I like to be feed to zoo animals. It would be both environmentally friendly and a lovely treat for larger carnivores. Could you request that, I wondered. I made a mental note to write to the WWF in order to find out.”

Ya digo, un pelín excesivo pero entretenido, incluso británico a ratos (No, no ingles que la autora es, o vive, en Glasgow; y puede que estos sigan siendo europeos cuando los ingleses dejen de serlo, o eso les gustaría según tengo entendido).

Mi único motivo para comprar (en NYC, antes de venirme a Nueva Zelanda) The Deeper the Water the Uglier the Fish fue obviamente el título. Me gusta tanto que incluso la lectura de la contraportada, o de la solapilla, en la que la describían como una novela en la que dos hijas pelean por la atención de su padre, una mirada a la relación entre familia y arte y otras chorradas incluidas en ambas partes del libro; no, ni siquiera eso me hizo cambiar de opinión. En fin, pues eso que el título es exactamente lo mejor del libro. Si no os gusta el título no le deis una oportunidad, si os gusta pues vosotros mismos, pero yo ya he avisado.







A ver, un libro sobre la infancia de una niña en Irlanda no es, así a priori, algo que uno se sienta tentado a comprar, incluso si esta infancia transcurre durante los “Troubles”, a menos que uno se pare a reflexionar y se dé cuenta de que con la denominación de “problemas” los irlandeses se refieren a el conflicto armado de los setenta-ochenta en Irlanda (toma eufemismo, creo que ligeramente insuperable, aunque alguna de nuestros nuevos políticos españoles están a la altura no han cuajado tanto como esta denominación) y entonces pues comprar no bones tiene más sentido ya que quien no tiene interés en esta parte de la historia, de una historia tan cercana. Una historia con la violencia cotidiana como seña de identidad, como contexto e incluso como explicación de casi cualquier comportamiento: “In spite of, or maybe because of, the reality all around them, the young people in the area didn’t really accept they could die.  Their neighbors or brothers, or mothers or sweethearts perhaps, but they´d go on forever and they ´d have great crack”.

También es el reflejo de otros tiempos, más divertidos a la vez que más brutales, en los que uno podía plantearse escribir un artículo con un título como “The only way to cure the anorexia is to force feed” y en los que un celiaco (falso celiaco, que los que de verdad lo son, tienen mi respeto y apoyo. Que no se me malinterprete) sencillamente no habría sobrevivido, probablemente quemado por tener creencias próximas a la brujería.

The Women’s Bookshop es una de esas librerías en las que ponen pequeñas notas en los libros que les gustan a las dependientas con una descripción de porque le ha gustado, o a que se parece. Lo cual en cuanto consiga saber el nombre de la dependienta preciosa y encantadora que tiene posibilidades de gustarme puede resultar interesante para saber qué cosas, que libros, le gustan y por lo tanto saber si realmente tiene posibilidades y merece la pena el esfuerzo (seguramente titánico de entablar amistad con ella).

Lo que también tiene es una lista de los cincuenta mejores libros escritos por mujeres según una votación de las mujeres de nueva Zelanda en no sé qué revista. No solo tienen la lista si no que tienen una pared en la que tienen uno o dos ejemplares de las cincuenta novelas y alguna adicional, además de la votada, de la escritora elegida. No, no puedo deciros ahora mismo cuantas he leído o como voy con la lista ya que pese a que, conociendo mi mala memoria, decidí traerme una a casa, al final decidí mandársela a mi hermano para que en su posición de empresario y artista del sector me dijera alguna opinión. Así que ahora mismo no tengo la lista y no puedo deciros… pero si puedo deciros que he decidido seguirla hasta completarla (o averiguar el nombre de mi dependienta favorita, en cuyo caso me dedicare a completar sus lecturas favoritas, dejando la lista de lado) así que en cada visita me compro dos de la lista (además de otros dos que no están en la lista): uno de la cabecera de la lista y otro del final de la lista.

El primer lugar en la lista es obvio y lo ocupa el cuento ese de la criada que ya he leído y que me pareció de una fama bastante inmerecida como ya creo haber comentado. Como Rafa me había comentado que realmente la autora tenia cosas que estaban bien decidí darle una oportunidad a Hag-Seed, otro que habían añadido al hueco reservado para la autora.

Por supuesto, ya me conocéis, lo cogí sin haber leído nada especialmente, ni la contraportada y mucho menos una nota al final en la que explican que al parecer son versiones de obras de teatro clásicas (de Shakespeare, quiero decir que son ingleses) pero recontadas por autores contemporáneos (Jo Nesbo, Macbeth; Gillian Flynn, Hamlet). Yo, tras haber leído el libro pues no estoy seguro, aunque he de reconocer que no tengo muy claro de que va La Tempestad (que se supone es la que se recuenta en este caso), de que en este caso la historia la recuente salvo en el sentido en que, si aparece y unos se la explican a otros, pero no sé yo si eso es recontar (no sé, para mi recontar es más como Kurosawa con Ran, recontando El Rey Lear pero que sabré yo de Shakespeare).

En cualquier caso, por razones de edad y de situación personal me niego a aceptar esta frase del protagonista “’Other places?’ said Felix, ‘I’m fifty, for cripes’sake. Past the sell-by date for new starts, wouldn’t you say?’” Anda que, hasta aquí podíamos llegar, hasta considerar que ya a los cincuenta uno no puede empezar algo. No, hasta ahí podíamos llegar, aunque he de reconocer que el uso de ese “fecha de caducidad/venta” me gusta mucho, casi tanto como llamar a alguien donut “because he claims to have nothing in the middle of his head”. Incluso cuando mi donuts favorito es el Boston Cream que esta deliciosamente relleno, pero entiendo la idea del insulto y me encanta. 

Alguno de va a quedar con ese mote me temo.

En el numero cincuenta de la lista de lecturas estaba Night at the Circus, que desgraciadamente no tiene nada que ver con la famosa de los hermanos Marx. La verdad es que no empezaba especialmente mal ya que sobre la pagina ocho había una descripción que me recodaba a gran parte de mi familia paterna, especialmente a mi abuelo Elias “who now shifted fron one buttock to the other – ‘better out tan in, sir’ – let a ripping fart ring round the room” ya que esto de tirarse pedos con una discreción minima parece que siempre ha sido un tema de familia aunque nosotros lo hacemos sin comentarios aprovechando nuestro hieratismo británico.

En cualquier caso  el resto de la novela decepciona y, sinceramente, no he conseguido acabarla puede que por mi poco, o nulo, interés por el circo y sus gentes pese a ratos sentirme identificado con algunas facetas de su personaje principal ya que “I must say, too, that I both hate and fear the open country. I do not like to be where Man is not, I tell you straight. I love the sight and stink and bustle of some human habitation a I love my life and a bit of landscape that has no people in it, no friendly smoke rising from the chimney of some human habitation, is as good as a desert to me.”

Y ya veis lo que son las cosas aquí estoy en un país en el que su única virtud parece ser la posesión de grandes espacios sin gente, una cultura del campo y de la naturaleza que choca de frente con mi concepción del universo. Sorpresas te da la vida que cantaban la Orquesta Platería cuando yo era pequeño (ya, ya sé que no es suya, pero ellos la descubrieron a muchos madrileños y eso merece un respeto).

En fin, con esto y antes de ponerme a despotricar de este país de amantes de la naturaleza voy a dar por terminada esta segunda parte de puesta al día, que no será la última, pero espero que sí, la penúltima y no en su acepción de las cinco de la madrugada para referirse a la última cerveza o copa)

Una más, con otros cinco libros, y ya me pongo al día… y empezare a contar otras cosas que lecturas.

Lecturas
How are you going to save yourself – JM Holmes
Edge – Koji Suzuki
Manhattan Beach – Jennifer Egan
Eleanor Oliphant is completely fine – Gail Honeyman
The Deeper the Water the Uglier the Fish -  Katya Apekina
No Bones – Anna Burns
Hag-Seed – Margaret Atwood
Nights at the circus – Angela Carter

sábado, 2 de marzo de 2019

Puesta al día - parte 1


Pues tras varios intentos fracasados de escribir una entrada en este blog, primero a la vuelta de Auckland cuando todavía no sabía cómo irían las cosas; luego a la vuelta de NYC cuando ya tenía bastante claro cómo podían ir las cosas; más tarde antes de venirme a Auckland y por ultimo varios meses aquí en la ciudad de Auckland, ya como emigrante o expatriado (aunque nunca he sido yo muy “patriado” que se diga). Todas esas veces he intentado ponerme a escribir, por lo menos a escribir sobre las lecturas (aunque este no sea un blog de libros, que para mis hablar de los libros que leo es solo una excusa para hablar de otras cosas) y todas esas veces he fracasado.

El resultado diría que está a la vista. Por una parte, está a la vista la cantidad de libros que se me han acumulado (que, aunque el saber no ocupe espacio, los libros si lo hacen y aunque muchos estén en Madrid y no aquí, los de aquí ya empiezan a ser un número considerable. Mayor que las bibliotecas de algunos de mis amigos, por hacer una comparación) y por otra pues no hay nada a la vista, ninguna entrada desde hace mucho.

En fin, pese a que tengo varios borradores de entradas empezados me temo que esta entrada – posiblemente también la siguiente – serán solo de libros, recopilando mis notas sueltas y mis ya escasas memorias de las lecturas de estos meses. No prometo, ya que eso es como lo de recomendar y ya he aprendido la lección de no recomendar y no hacer promesas, pero intentare recuperar el ritmo y dejar de hablar de libros en próximas entradas, o hablar menos.
Ahora a ver las lecturas de estos meses, o al menos la primera parte….

Empecemos por las compras en Nueva Zelanda cuando todavía no sabía que me aceptarían en el país, lo que nos lleva a Responsibility que, pese a estar escrita por un neozelandés pues pasa en Berlín y me deja unas grandes directrices para integrarme en mi nuevo trabajo “But if I have to had any effect in this job, it will be only a result of never, ever fitting in. I have to be the grit on the oyster, I see that – the cuckoo which lays the golden egg”. La normalidad está bien, pero la anormalidad es más sencilla y en cierta medida tiene un efecto parecido, o incluso mejor.

También me deja una descripción de lo que (pensaba) puede ser el estado mental de los neozelandeses:

“This is a classic New Zealand state, I think, to be inspired by something you have read about rather than encountered. The country is so far away, New Zealanders have grown intense imaginations, highly idealistic, based on a utopian, an untested idea of what things – art movements, political radicalisms – might really be like if you were living in them”.
Pensaba que solamente llegaban tarde y que suplían esta falta de sincronización con el mundo a base de imaginación. Ahora conociéndoles más sé que no, que más bien es una falta de interés por todo lo que no sean actividades geriátricas o sencillamente infantiles/juveniles… pero de eso, ya, si eso, hablaremos otro día.

Mi último libro de ese viaje fue – inevitablemente – uno de cuentos: Deleted scenes for lovers que como todos los libros de cuentos pues los tiene buenos, peores e incluso alguno malo, pero ninguno excelente. Si tiene esta frase que resume bien la injusticia ante ciertas perdidas personales:  “It didn’t seem right that there could be a sun coming that wasn’t going to land on those creases of her body” y un cierto uso de expresiones divertidas como en “They were all thoroughly lagered and what have you, all sort of chemical party snacks had done the round by then.” ¿thoroughly lagered, chemical party snacks? No me negareis que son excelentes expresiones

Ya de vuelta a Madrid, tras un rápido paso por mi librería de referencia me leí Munich que sinceramente me decepciono mucho para ser de uno de mis autores favoritos, pero creo que es incluso decepcionante para un autor mediocre (que no es el caso).


También me compre El rey recibe que obviamente es un divertimento con sus ciertas dosis de reflexiones con las que supongo todos coincidimos “La democracia, si verdaderamente representa la voluntad de la mayoría, por fuerza lleva al poder a los peores”.

Yo por supuesto, por aquello de que es algo que practico de vez en cuando (pocas veces, diría) me quedo con esa descripción de muchos trabajos de consultoría: 

“… un asesoramiento vertido en farragosos dictámenes que nadie se tomaba la molestia de leer, en la certeza de que su autor tampoco se había tomado la molestia de pensar antes de redactarlos”.

Algún otro libro compre en mi librería de referencia de Madrid, la librería Méndez de la calle mayor, pero su lectura está a la espera ya que tras esto me marche a NYC a visitar mis librerías de referencia y cumplir con el trigésimo aniversario de mi primera visita a esas tierras.

Me gustaría entretenerme en lo mucho que ha cambiado la ciudad en estos treinta años, o en lo mucho que ha cambiado mi visión de la misma que igual ella sigue igual y soy yo el diferente, pero me distraería de ponerme al día con mis lecturas que es el objetivo (inalcanzable) de hoy. Así que solamente comentare algo que me parece realmente increíble: el NoHo Star ha cerrado lo que considerando que tenían la mejor ensalada Cesar que yo he probado nunca y que la ciudad cada día es mas de ensaladas sencillamente me parece increíble. Más que increíble, incomprensible y una gran pérdida para la ciudad y para mi dieta en mi visita anual.

Compre In a lonely place porque tenía ese aspecto de ser un clásico de la novela negra reeditado por su calidad. No digo que no lo sea, pero a mí me ha parecido una novela sin especial interés, ni buena, ni mala. Puede que simplemente haya envejecido mal y que en su dia si fuera todo un clásico, no digo que no, pero me extraña: no he podido destacar ninguna frase verdaderamente negra, de esas que todos sabemos.

Si el libro anterior lo compre porque esperaba que fuera bueno, Role Models lo compre esperando que fuera malo, o por lo menos que no me gustara. Al fin y al cabo, tenía todas las papeletas para no gustarme: una especie de biografía (bueno, mas bien una colección de artículos sobre sus filias y fobias), de un director de cine que nunca me ha fascinado (aunque le reconozco sus méritos y me he reído un montón con algunas de sus películas) y que tenia riesgo de convertirse en una reivindicación de la homo-trans-bi-ind-lo-que-sea-sexualidad que es un tema que tampoco me interesa mucho.

Tengo que reconocer que me he reído bastante con algunas de sus frases (“I mean what is a prison, really, except a good bar without the liquor”) que igual fuera de contexto no tienen tanta gracia.

Tambien con su propia visión de ser un transgresor cuando un cantante como Johnny Matis (al parecer un crooner clásico que vendia los mismos discos que Sinatra) podía cantar, en una canción llamada “If Jesus Came to Your House (I Wonder What You’d Do)” cosas como: “But when you saw him coming, would you meet him at the door, or would you hide some magazines and putt he Bible where they’d been”… como va a ser transgresor “a cult filmaker whose core audience, no matter how much I’ve Crossed over, consists of minorities who can’t even fit in with their own minorities”. Ya sabes, como una gota en el océano, o como la sarten diciéndole al cazo eso de “apártate que me tiznas”.

Encima tampoco reivindica su opción sexual, o no especialmente, reconociendo el feminismo de las mujeres heterosexuales que no quieren tener hijos (aunque sea uan reivindicación por miedo): ”with even gay couples having children these days, aren’t happy heterosexual women who don’t want to have kids the most ostracized of all?. To me they are beautiful feminists. If you are not sure you could love your children, please don’t have them, because they might grow up and kill us.”

Puede que la lectura, como todas las cosas, sea solamente un problema de expectativas y que si no esperas nada, es más fácil tener una sorpresa agradable; si tienes grandes expectativas es más fácil acabar decepcionado. Esto es lo que ocurrió con mi siguiente lectura, The part of me that isn’t broken inside, novela que compre en Kinokinuya solo por su título, que me parece excepcionalmente brillante y prometedor de una gran historia pero que ha sido una decepción.

Hand me down world es una historia con la que resulta difícil sentirse identificado ya que es la historia de una mujer negra a la que engañan, embarazan y le roban el hijo para darlo en adopción pero ella decide intentar recuperarlo en un viaje desde áfrica hasta Berlín que además tiene una estructura en las que la misma historia la cuentan distintos personajes desde distintos puntos de vista (ya sabéis al estilo del Garcia-Márquez de Crónica de una muerte anunciada) pero que mi momento vital (en este momento ya sabía que me habían aceptado en Nueva Zelanda) me producía cierta identificación el sentido de abandonar un mundo conocido y “ciertamente he esintod eso de “He had to decide which memories and knowledge of things he wished to take into this new world he has headed for”.

Tambien he de reconocer que cuando la gente dice esas cosas tipo “no te rindas” siempre he pensado como su personaje, ya que “I had no idea about the steps you might take in order to give up. If someone has pointed out a door with the instruction ‘Go through there’, I might have been tempted.” Como si fuera tan fácil eso de rendirse, como si muchas veces no fuera más sencillo seguir que dejarlo.

Llegados a este punto creo que fue cuando finalmente ya había empaquetado mis cosas – ropa y libros – para venirme a ver qué tal se trabaja en Nueva Zelanda ya que mi siguiente lectura The Hazards of good fortune creo que la empecé en el avión (aunque no la termine, en el avión, digo).

Es una novela entretenida, de ricos con problemas de ricos, tipo La Hoguera de las Vanidades, pero con menos maldad en los malos (casi ninguna) y con menos gracia. Como siempre con los libros, algo se aprende y en este he aprendido de la fiesta judía de Purim que en palabras de la autora “Since Purim was the holiday where Jews were encouraged by rabbis to wear costumes of the most outrageous kind, drink wine to the point of intoxication, dance in the street… and pursue all manner of licentiousness short of having sex with other people’s spouses”

Me sorprende que tengan una fiesta como esta, pero sobretodo me pregunto si los judíos ultra ortodoxos serán también ultra seguidores de esta fiesta y por lo tanto cometerán los excesos prescritos por su religión. De ser así estoy casi seguro de que puede ser una fiesta bastante divertida puede que incluso más que los carnavales de Rio y sin duda, mas segura.

Con todo lo que más me sorprendió de este libro es que se menciona uno de los pocos libros no de ficción a los que les tengo especial cariño pese a que ahora mismo no recuerde su título exacto es algo así como “La inclusión de lo excluido” que no os recomendaría.

Una vez llegado a estas tierras decidí seguir probando suerte para la elección de librería de referencia y me acerque a la más lejana de mi futura casa, Time Out en Mount Eden, donde me compre (entre otros) The Ice shelf un librillo que si bien tiene su gracia al tener como personaje a una futura escritora que recibe una beca para ir a la Antártica a escribir y se ve en parte obligada a llevarse su frigorífico por todo Auckland ya que se separa de su novio un día antes de se cumplan tres años (al parecer aquí hay una ley de 1976 que establece que si vives tres años con alguien todas las cosas comunes son a medias) y es realmente lo único que se ella ha aportado “económicamente” a la relación.

Imagino que tiene su gracia a menos que te lo tomes en serio y el viaje y el frigorífico sean unas metáforas de la muerte y de la carga de nuestras vidas o alguna patochada similar, pero eso solo lo hacen los Páheká (que al parecer es como se llama aquí a los primeros colonos y a sus descendientes).

Si antes hablaba de las causalidades (de como un libro no especialmente conocido era mencionado en otro libro) imaginareis mi sorpresa cuando en The Plotters me encuentro con este párrafo:

“it means that from the very beginning human beings have been plotting to kill each other in order to live. That’s how human beings survive. Humanity has always endured this apoptosis, this programmed cell death. It’s the true reality of our world”.

Quien lo iba a decir, un coreano (del sur, creo, aunque no recuerdo si estos son los buenos o los malos, a nivel gubernamental me refiero) reivindicando la apoptosis. Increíble, ciertamente increíble pero real.

Después de esto le tocaba el turno a la otra candidata a librería de referencia (la tercera en discordia, Unity Books, tiene algo que no me acaba de gustar, lo que es una pena ya que es la que mejor me pilla, así que no entra en concurso y la dejo como reserva para ver cómo se da el invierno) está más cerca, pero tiene un nombre mucho peor, por ser más específico: The Women’s Bookshop. No voy a entrar a debatir méritos de cada una ya que esto ya es muy largo y todavía me quedan cosas retrasadas, muchas.

Mi primera compra fuer Rotoroa que al parecer es el nombre de una isla cercana en la que había una clínica de Alcohólicos Anónimos dirigida por el Ejército de Salvación. Es la típica historia con historias cruzadas y no tan cruzadas que resulta entretenida sin ser brillante, si bien inegablemente eta reflexión lo es: “If God was all powerful, He had done all of the interesting stuff way back before the Bible was written”
.

Si la anterior no es ni buena, ni mala, pero se supone que refleja un periodo histórico, This mortal boy es la historia del ultimo, o uno de los últimos ahorcados en Nueva Zelanda. Es la historia de un emigrante protestante que parece que fue acusado falsamente debido a causas racistas. Esto es algo que sorprende ya que uno pensaría que de ser algo, los Páheká ya mencionados, seria racistas con los maorís (los Iwis, realmente) pero parece que no solo con ellos, si no que, con todos los extranjeros, al estilo de los americanos de primera generación en su día. Sorprende lo rápido que uno olvida de donde viene, o ya puestos cuando vivo.

El caso es que parece que en Nueva Zelanda en los cincuenta tenían muchos problemas que asociaban a las malas influencias extranjeras, tanto que en 1954 tuvo lugar una quema masiva de libros y tebeos (antes de que fueran comics, aunque aquí, allí en 1954, también serían comics) organizada por la policía y con registros. Todo para mantener las costumbres de los que acababan, como quien dice, de llegar, pero, ya sabes, la culpa siempre es del otro.

En fin, la vida parece estar llena de tópicos e incluso en esta novela nuestro protagonista protestante deja embarazada a una chiquilla católica y antes de que lo ajusticien le propone (creo que no lo consigue) convertirse al catolicismo para poder casarse con ella y darle el apellido a hijo nonato y que no se apellide el equivalente local a expósito. ¿no querías tópicos? Pues toma dos, o tres, o media docena, de tazas.

Winged helmet, White horse pasa en Inglaterra, pero la autora es neozelandesa y sospecho que no ha viajado fuera de estas islas, y menos a Inglaterra o a la vieja Europa ya que un personaje supuestamente hace algo como “… held him by the throat and punched a hole in the toilet Wall beside his head”. Hace un agujero con la cabeza o con el puño en la pared de un baño es posible en un país como este en el que la mayoría de las casas tienen ese punto provisional de estar hechas de cualquier manera, pero prueba a dar un puñetazo a la pared de un baño de una casa inglesa (o europea) construida por alguien que ha crecido con el cuento de los tres cerditos y veras lo difícil que te resulta llamar a una ambulancia con todos los dedos de una mano rotos.

En cualquier caso, esta no es realmente la peor ya que obviamente tampoco sabe lo que es una milla ya que afirma que “There’s two point eight kilometers in a mile”; y encima lo repite con lo fácil y poco embarazoso que habría sido buscar esto en cualquier sitio, aunque sea solo por respeto al lector.
Con todo le reconoceré que esta frase para referirse a la muerte como un viaje me ha encantado y espero que consiga visitar algún sitio antes de morir: “Given that she’d never been anywhere in her fucking life, the cosmos and beyond was going to be a fucking revelation”

Por navidades la oficina cerraba así que ya solo me queda por comentar un libro para llegar hasta final de año y este es The improbability of love, una entretenida novela sobre el mundo del arte (clásico) y un cuarto perdido y encontrado. Para mi la reflexión sobre el arte es “if her inability to decode the painting mattered or if it were acceptable just to like something without truly understanding its hidden messages” que viene siendo lo que me pasa a mí, con todo tipo de arte, que pese a que no me se las claves pues se si me gusta o no y siempre me pregunto si esto es aceptable (siempre me respondo: si, plenamente).

En este sentido no sé cuántos lectores anglosajones conseguirán descifran la referencia a el Tonet de Cañas y Barro que se esconde en la suerte de la última de una familia de judíos en la Alemania nazi: They all die in the camps, except for the daughter Johanna. Johanna died afterwards when the Allies, trying to be kind, overfed the survivors: her stomach split.” Posiblemente pocos y casi todos pensaran que la referencia es a los Monty Python.

En fin, poco antes de venirme estuve con Lourdes por lo que aprovecho (sin que sea una referencia) para terminar con esta frase de esta novela: “Jesse also knew he will never love again. No doubt there will be other women, memories would be created, pictures painted, but it would be a shadow of the life that he wanted to spend with Annie.”

Tendrá que haber una segunda entrega de puesta al día ya que todavía queda una buena pila de lecturas por comentar, que me miran desde el espejo con cara de conejo (¿adivináis la referencia?).

Lecturas

Responsibility – Nigel Cox
Deleted scenes for lovers – Tracey Slaughter
Munich – Robert Harris
El Rey recibe – Eduardo Mendoza
In a lonely place – Dorothy B. Hughes
Role Models – John Waters
The part of me that Isn’t broken inside – Kazufumi Shiraishi
Hand me down World – Lloyd Jones
The Hazards of Good Fortune – Seth Greenland
The Ice Shelf – Anne Kennedy
The Plotters – Un-Su Kim
Rotoroa – Amy Head
This Mortal Boy – Fiona Kidman
Winged helmet, White horse – Karyn hay
The improbability of love – Hannah Rothschild