sábado, 2 de marzo de 2019

Puesta al día - parte 1


Pues tras varios intentos fracasados de escribir una entrada en este blog, primero a la vuelta de Auckland cuando todavía no sabía cómo irían las cosas; luego a la vuelta de NYC cuando ya tenía bastante claro cómo podían ir las cosas; más tarde antes de venirme a Auckland y por ultimo varios meses aquí en la ciudad de Auckland, ya como emigrante o expatriado (aunque nunca he sido yo muy “patriado” que se diga). Todas esas veces he intentado ponerme a escribir, por lo menos a escribir sobre las lecturas (aunque este no sea un blog de libros, que para mis hablar de los libros que leo es solo una excusa para hablar de otras cosas) y todas esas veces he fracasado.

El resultado diría que está a la vista. Por una parte, está a la vista la cantidad de libros que se me han acumulado (que, aunque el saber no ocupe espacio, los libros si lo hacen y aunque muchos estén en Madrid y no aquí, los de aquí ya empiezan a ser un número considerable. Mayor que las bibliotecas de algunos de mis amigos, por hacer una comparación) y por otra pues no hay nada a la vista, ninguna entrada desde hace mucho.

En fin, pese a que tengo varios borradores de entradas empezados me temo que esta entrada – posiblemente también la siguiente – serán solo de libros, recopilando mis notas sueltas y mis ya escasas memorias de las lecturas de estos meses. No prometo, ya que eso es como lo de recomendar y ya he aprendido la lección de no recomendar y no hacer promesas, pero intentare recuperar el ritmo y dejar de hablar de libros en próximas entradas, o hablar menos.
Ahora a ver las lecturas de estos meses, o al menos la primera parte….

Empecemos por las compras en Nueva Zelanda cuando todavía no sabía que me aceptarían en el país, lo que nos lleva a Responsibility que, pese a estar escrita por un neozelandés pues pasa en Berlín y me deja unas grandes directrices para integrarme en mi nuevo trabajo “But if I have to had any effect in this job, it will be only a result of never, ever fitting in. I have to be the grit on the oyster, I see that – the cuckoo which lays the golden egg”. La normalidad está bien, pero la anormalidad es más sencilla y en cierta medida tiene un efecto parecido, o incluso mejor.

También me deja una descripción de lo que (pensaba) puede ser el estado mental de los neozelandeses:

“This is a classic New Zealand state, I think, to be inspired by something you have read about rather than encountered. The country is so far away, New Zealanders have grown intense imaginations, highly idealistic, based on a utopian, an untested idea of what things – art movements, political radicalisms – might really be like if you were living in them”.
Pensaba que solamente llegaban tarde y que suplían esta falta de sincronización con el mundo a base de imaginación. Ahora conociéndoles más sé que no, que más bien es una falta de interés por todo lo que no sean actividades geriátricas o sencillamente infantiles/juveniles… pero de eso, ya, si eso, hablaremos otro día.

Mi último libro de ese viaje fue – inevitablemente – uno de cuentos: Deleted scenes for lovers que como todos los libros de cuentos pues los tiene buenos, peores e incluso alguno malo, pero ninguno excelente. Si tiene esta frase que resume bien la injusticia ante ciertas perdidas personales:  “It didn’t seem right that there could be a sun coming that wasn’t going to land on those creases of her body” y un cierto uso de expresiones divertidas como en “They were all thoroughly lagered and what have you, all sort of chemical party snacks had done the round by then.” ¿thoroughly lagered, chemical party snacks? No me negareis que son excelentes expresiones

Ya de vuelta a Madrid, tras un rápido paso por mi librería de referencia me leí Munich que sinceramente me decepciono mucho para ser de uno de mis autores favoritos, pero creo que es incluso decepcionante para un autor mediocre (que no es el caso).


También me compre El rey recibe que obviamente es un divertimento con sus ciertas dosis de reflexiones con las que supongo todos coincidimos “La democracia, si verdaderamente representa la voluntad de la mayoría, por fuerza lleva al poder a los peores”.

Yo por supuesto, por aquello de que es algo que practico de vez en cuando (pocas veces, diría) me quedo con esa descripción de muchos trabajos de consultoría: 

“… un asesoramiento vertido en farragosos dictámenes que nadie se tomaba la molestia de leer, en la certeza de que su autor tampoco se había tomado la molestia de pensar antes de redactarlos”.

Algún otro libro compre en mi librería de referencia de Madrid, la librería Méndez de la calle mayor, pero su lectura está a la espera ya que tras esto me marche a NYC a visitar mis librerías de referencia y cumplir con el trigésimo aniversario de mi primera visita a esas tierras.

Me gustaría entretenerme en lo mucho que ha cambiado la ciudad en estos treinta años, o en lo mucho que ha cambiado mi visión de la misma que igual ella sigue igual y soy yo el diferente, pero me distraería de ponerme al día con mis lecturas que es el objetivo (inalcanzable) de hoy. Así que solamente comentare algo que me parece realmente increíble: el NoHo Star ha cerrado lo que considerando que tenían la mejor ensalada Cesar que yo he probado nunca y que la ciudad cada día es mas de ensaladas sencillamente me parece increíble. Más que increíble, incomprensible y una gran pérdida para la ciudad y para mi dieta en mi visita anual.

Compre In a lonely place porque tenía ese aspecto de ser un clásico de la novela negra reeditado por su calidad. No digo que no lo sea, pero a mí me ha parecido una novela sin especial interés, ni buena, ni mala. Puede que simplemente haya envejecido mal y que en su dia si fuera todo un clásico, no digo que no, pero me extraña: no he podido destacar ninguna frase verdaderamente negra, de esas que todos sabemos.

Si el libro anterior lo compre porque esperaba que fuera bueno, Role Models lo compre esperando que fuera malo, o por lo menos que no me gustara. Al fin y al cabo, tenía todas las papeletas para no gustarme: una especie de biografía (bueno, mas bien una colección de artículos sobre sus filias y fobias), de un director de cine que nunca me ha fascinado (aunque le reconozco sus méritos y me he reído un montón con algunas de sus películas) y que tenia riesgo de convertirse en una reivindicación de la homo-trans-bi-ind-lo-que-sea-sexualidad que es un tema que tampoco me interesa mucho.

Tengo que reconocer que me he reído bastante con algunas de sus frases (“I mean what is a prison, really, except a good bar without the liquor”) que igual fuera de contexto no tienen tanta gracia.

Tambien con su propia visión de ser un transgresor cuando un cantante como Johnny Matis (al parecer un crooner clásico que vendia los mismos discos que Sinatra) podía cantar, en una canción llamada “If Jesus Came to Your House (I Wonder What You’d Do)” cosas como: “But when you saw him coming, would you meet him at the door, or would you hide some magazines and putt he Bible where they’d been”… como va a ser transgresor “a cult filmaker whose core audience, no matter how much I’ve Crossed over, consists of minorities who can’t even fit in with their own minorities”. Ya sabes, como una gota en el océano, o como la sarten diciéndole al cazo eso de “apártate que me tiznas”.

Encima tampoco reivindica su opción sexual, o no especialmente, reconociendo el feminismo de las mujeres heterosexuales que no quieren tener hijos (aunque sea uan reivindicación por miedo): ”with even gay couples having children these days, aren’t happy heterosexual women who don’t want to have kids the most ostracized of all?. To me they are beautiful feminists. If you are not sure you could love your children, please don’t have them, because they might grow up and kill us.”

Puede que la lectura, como todas las cosas, sea solamente un problema de expectativas y que si no esperas nada, es más fácil tener una sorpresa agradable; si tienes grandes expectativas es más fácil acabar decepcionado. Esto es lo que ocurrió con mi siguiente lectura, The part of me that isn’t broken inside, novela que compre en Kinokinuya solo por su título, que me parece excepcionalmente brillante y prometedor de una gran historia pero que ha sido una decepción.

Hand me down world es una historia con la que resulta difícil sentirse identificado ya que es la historia de una mujer negra a la que engañan, embarazan y le roban el hijo para darlo en adopción pero ella decide intentar recuperarlo en un viaje desde áfrica hasta Berlín que además tiene una estructura en las que la misma historia la cuentan distintos personajes desde distintos puntos de vista (ya sabéis al estilo del Garcia-Márquez de Crónica de una muerte anunciada) pero que mi momento vital (en este momento ya sabía que me habían aceptado en Nueva Zelanda) me producía cierta identificación el sentido de abandonar un mundo conocido y “ciertamente he esintod eso de “He had to decide which memories and knowledge of things he wished to take into this new world he has headed for”.

Tambien he de reconocer que cuando la gente dice esas cosas tipo “no te rindas” siempre he pensado como su personaje, ya que “I had no idea about the steps you might take in order to give up. If someone has pointed out a door with the instruction ‘Go through there’, I might have been tempted.” Como si fuera tan fácil eso de rendirse, como si muchas veces no fuera más sencillo seguir que dejarlo.

Llegados a este punto creo que fue cuando finalmente ya había empaquetado mis cosas – ropa y libros – para venirme a ver qué tal se trabaja en Nueva Zelanda ya que mi siguiente lectura The Hazards of good fortune creo que la empecé en el avión (aunque no la termine, en el avión, digo).

Es una novela entretenida, de ricos con problemas de ricos, tipo La Hoguera de las Vanidades, pero con menos maldad en los malos (casi ninguna) y con menos gracia. Como siempre con los libros, algo se aprende y en este he aprendido de la fiesta judía de Purim que en palabras de la autora “Since Purim was the holiday where Jews were encouraged by rabbis to wear costumes of the most outrageous kind, drink wine to the point of intoxication, dance in the street… and pursue all manner of licentiousness short of having sex with other people’s spouses”

Me sorprende que tengan una fiesta como esta, pero sobretodo me pregunto si los judíos ultra ortodoxos serán también ultra seguidores de esta fiesta y por lo tanto cometerán los excesos prescritos por su religión. De ser así estoy casi seguro de que puede ser una fiesta bastante divertida puede que incluso más que los carnavales de Rio y sin duda, mas segura.

Con todo lo que más me sorprendió de este libro es que se menciona uno de los pocos libros no de ficción a los que les tengo especial cariño pese a que ahora mismo no recuerde su título exacto es algo así como “La inclusión de lo excluido” que no os recomendaría.

Una vez llegado a estas tierras decidí seguir probando suerte para la elección de librería de referencia y me acerque a la más lejana de mi futura casa, Time Out en Mount Eden, donde me compre (entre otros) The Ice shelf un librillo que si bien tiene su gracia al tener como personaje a una futura escritora que recibe una beca para ir a la Antártica a escribir y se ve en parte obligada a llevarse su frigorífico por todo Auckland ya que se separa de su novio un día antes de se cumplan tres años (al parecer aquí hay una ley de 1976 que establece que si vives tres años con alguien todas las cosas comunes son a medias) y es realmente lo único que se ella ha aportado “económicamente” a la relación.

Imagino que tiene su gracia a menos que te lo tomes en serio y el viaje y el frigorífico sean unas metáforas de la muerte y de la carga de nuestras vidas o alguna patochada similar, pero eso solo lo hacen los Páheká (que al parecer es como se llama aquí a los primeros colonos y a sus descendientes).

Si antes hablaba de las causalidades (de como un libro no especialmente conocido era mencionado en otro libro) imaginareis mi sorpresa cuando en The Plotters me encuentro con este párrafo:

“it means that from the very beginning human beings have been plotting to kill each other in order to live. That’s how human beings survive. Humanity has always endured this apoptosis, this programmed cell death. It’s the true reality of our world”.

Quien lo iba a decir, un coreano (del sur, creo, aunque no recuerdo si estos son los buenos o los malos, a nivel gubernamental me refiero) reivindicando la apoptosis. Increíble, ciertamente increíble pero real.

Después de esto le tocaba el turno a la otra candidata a librería de referencia (la tercera en discordia, Unity Books, tiene algo que no me acaba de gustar, lo que es una pena ya que es la que mejor me pilla, así que no entra en concurso y la dejo como reserva para ver cómo se da el invierno) está más cerca, pero tiene un nombre mucho peor, por ser más específico: The Women’s Bookshop. No voy a entrar a debatir méritos de cada una ya que esto ya es muy largo y todavía me quedan cosas retrasadas, muchas.

Mi primera compra fuer Rotoroa que al parecer es el nombre de una isla cercana en la que había una clínica de Alcohólicos Anónimos dirigida por el Ejército de Salvación. Es la típica historia con historias cruzadas y no tan cruzadas que resulta entretenida sin ser brillante, si bien inegablemente eta reflexión lo es: “If God was all powerful, He had done all of the interesting stuff way back before the Bible was written”
.

Si la anterior no es ni buena, ni mala, pero se supone que refleja un periodo histórico, This mortal boy es la historia del ultimo, o uno de los últimos ahorcados en Nueva Zelanda. Es la historia de un emigrante protestante que parece que fue acusado falsamente debido a causas racistas. Esto es algo que sorprende ya que uno pensaría que de ser algo, los Páheká ya mencionados, seria racistas con los maorís (los Iwis, realmente) pero parece que no solo con ellos, si no que, con todos los extranjeros, al estilo de los americanos de primera generación en su día. Sorprende lo rápido que uno olvida de donde viene, o ya puestos cuando vivo.

El caso es que parece que en Nueva Zelanda en los cincuenta tenían muchos problemas que asociaban a las malas influencias extranjeras, tanto que en 1954 tuvo lugar una quema masiva de libros y tebeos (antes de que fueran comics, aunque aquí, allí en 1954, también serían comics) organizada por la policía y con registros. Todo para mantener las costumbres de los que acababan, como quien dice, de llegar, pero, ya sabes, la culpa siempre es del otro.

En fin, la vida parece estar llena de tópicos e incluso en esta novela nuestro protagonista protestante deja embarazada a una chiquilla católica y antes de que lo ajusticien le propone (creo que no lo consigue) convertirse al catolicismo para poder casarse con ella y darle el apellido a hijo nonato y que no se apellide el equivalente local a expósito. ¿no querías tópicos? Pues toma dos, o tres, o media docena, de tazas.

Winged helmet, White horse pasa en Inglaterra, pero la autora es neozelandesa y sospecho que no ha viajado fuera de estas islas, y menos a Inglaterra o a la vieja Europa ya que un personaje supuestamente hace algo como “… held him by the throat and punched a hole in the toilet Wall beside his head”. Hace un agujero con la cabeza o con el puño en la pared de un baño es posible en un país como este en el que la mayoría de las casas tienen ese punto provisional de estar hechas de cualquier manera, pero prueba a dar un puñetazo a la pared de un baño de una casa inglesa (o europea) construida por alguien que ha crecido con el cuento de los tres cerditos y veras lo difícil que te resulta llamar a una ambulancia con todos los dedos de una mano rotos.

En cualquier caso, esta no es realmente la peor ya que obviamente tampoco sabe lo que es una milla ya que afirma que “There’s two point eight kilometers in a mile”; y encima lo repite con lo fácil y poco embarazoso que habría sido buscar esto en cualquier sitio, aunque sea solo por respeto al lector.
Con todo le reconoceré que esta frase para referirse a la muerte como un viaje me ha encantado y espero que consiga visitar algún sitio antes de morir: “Given that she’d never been anywhere in her fucking life, the cosmos and beyond was going to be a fucking revelation”

Por navidades la oficina cerraba así que ya solo me queda por comentar un libro para llegar hasta final de año y este es The improbability of love, una entretenida novela sobre el mundo del arte (clásico) y un cuarto perdido y encontrado. Para mi la reflexión sobre el arte es “if her inability to decode the painting mattered or if it were acceptable just to like something without truly understanding its hidden messages” que viene siendo lo que me pasa a mí, con todo tipo de arte, que pese a que no me se las claves pues se si me gusta o no y siempre me pregunto si esto es aceptable (siempre me respondo: si, plenamente).

En este sentido no sé cuántos lectores anglosajones conseguirán descifran la referencia a el Tonet de Cañas y Barro que se esconde en la suerte de la última de una familia de judíos en la Alemania nazi: They all die in the camps, except for the daughter Johanna. Johanna died afterwards when the Allies, trying to be kind, overfed the survivors: her stomach split.” Posiblemente pocos y casi todos pensaran que la referencia es a los Monty Python.

En fin, poco antes de venirme estuve con Lourdes por lo que aprovecho (sin que sea una referencia) para terminar con esta frase de esta novela: “Jesse also knew he will never love again. No doubt there will be other women, memories would be created, pictures painted, but it would be a shadow of the life that he wanted to spend with Annie.”

Tendrá que haber una segunda entrega de puesta al día ya que todavía queda una buena pila de lecturas por comentar, que me miran desde el espejo con cara de conejo (¿adivináis la referencia?).

Lecturas

Responsibility – Nigel Cox
Deleted scenes for lovers – Tracey Slaughter
Munich – Robert Harris
El Rey recibe – Eduardo Mendoza
In a lonely place – Dorothy B. Hughes
Role Models – John Waters
The part of me that Isn’t broken inside – Kazufumi Shiraishi
Hand me down World – Lloyd Jones
The Hazards of Good Fortune – Seth Greenland
The Ice Shelf – Anne Kennedy
The Plotters – Un-Su Kim
Rotoroa – Amy Head
This Mortal Boy – Fiona Kidman
Winged helmet, White horse – Karyn hay
The improbability of love – Hannah Rothschild


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