viernes, 15 de marzo de 2019

Puesta al dia (y parte 3)



Aquí estoy intentando ponerme al día en las lecturas atrasadas con esta tercera y última parte (las que me quedan ya se las adjudico a marzo y pueden esperar por lo tanto hasta final de mes).

Aquí estoy, afortunadamente en la isla Norte de Nueza Zelanda y no en la isla Sur que es donde ayer tuvo lugar el ataque terrorista que ha conmocionado a todo este país.

En cualquier caso, como el objetivo del ataque era una mezquita la verdad es que entiendo que ninguno estéis preocupado por mí ya que las posibilidades de que me pillara cerca eran entre remotas e inexistentes. MI cercanía a los templos religiosos, de cualquier índole (salvo tal vez los de algunas vertientes muy libres del Pastafarismo), es la misma que puedo tener a los grandes eventos deportivos o incluso a casi cualquier congregación popular (o elitista, para el caso): resumiendo, ninguna.

Aunque la escala del atentado en términos absolutos no es abrumadora la conmoción social es muy elevada. Entiendo que, en gran parte por la escala relativa, 50 muertos en Nueva Zelanda con una población de unos 4 millones, en Christchurch una ciudad con menos de trescientos mil habitantes pues es como un atentado en Madrid con entre 500 o mil muertos. Una atentica barbaridad numérica (obviamente, con uno solo, incluso sin víctimas, un atentado es una barbaridad).

Creo que también influye mucho el hecho de que por una parte los neozelandeses (no me sale lo de llamarles Kiwis, como si fueran fruta, un animal o casi cualquier cosa) se consideran completamente ajenos al mundo exterior y creen que la globalización no va con ellos (aunque obviamente disfruten de muchos de los servicios que esta ofrece) y les sorprende mucho que el terrorismo llegue a su “aislado paraíso” cosa que no les sorprende de uber o los patinetes esos de los demonios (es verdad que algunas cosas, digamos “buenas”, no les han llegado a esta banda de hippies, como puede ser Ikea – aunque tras veinte años de reivindicaciones de un sector de la población parece que les va a llegar – o el mismísimo amazon, que como tal no existe aquí); por otra parte se debe a que sinceramente se creen “especiales”, gentes de “buena voluntad”, sin malicia, no como los del pérfido mundo exterior (incluidos en este caso sus sobrinos australianos). En fin, creo que esta visión idílica de sí mismos se va a ver un poco trastornada y es posible que por fin empiecen a replantearse que vivir en el mundo conlleva las cosas buenas, pero también las malas.

Creo que a partir de ahora dejaran de ser un país en el que la alerta terrorista solo tenía dos niveles: bajo, donde ha estado siempre; y alto donde está ahora mismo desde ayer (por cierto, ayer salí de casa – que está muy cerca de la estación central de Britomart – y l volver habían acordonado la zona porque alguien se había dejado unas maletas sin “vigilancia”. Sospecho que las explosionaron mientras el “sospechoso” estaba en el baño echando una “meadita” distraído y sin preocuparse de sus maletas como había hecho cientos de veces. Pero claro ayer el nivel de alerta era “alto” y eso perjudico a su vestuario que fue explosionada sin piedad. Seguramente de forma merecida porque aquí a mal gusto para el vestir no les gana nadie). En fin, lo siento por ellos ya que siempre es duro enfrentarse a la realidad de que uno no es tan especial como se cree.

Pero, divago, ya, si eso, hablamos de estas cosas otro día. Vamos a lo nuestro que si no, no acabare nunca.

The Round House estaba entre los puestos de cabeza de la lista de The Women´s Bookshop y ya he dicho que voy a ver si consigo completarla durante mi estancia. Una vez leído pues solo puedo decir que supongo que es una elección obvia para una lista con cierto carácter de genero ya que trata el tema de las violaciones, encima en una población marginal como es una reserva india. Si, parece un fuerte candidato a aparecer en este tipo de lista (si, esto no es un micro machismo, posiblemente sea un meta-mega-macro machismo, pero eso no lo hace más real). El libro se deja leer y aporta datos curiosos como que hasta 1978 los indios no pudieran practicar su religión. No sé, no es que lo ponga en duda ya que no tengo ni idea, pero me parece un poco excesivamente reciente. No sé, que la anulación de leyes que prohibieran a los indios practicar su religión sea tan cercana, coetánea si no posterior a, digamos, la aparición del Punk se me hace raro. No sé, supongo que tendrá razón, al fin y al cabo, es algo sencillo de comprobar o de conocer si eres indio.

Igualmente, curiosa me ha resultado su cita del catecismo (entiendo que católico, que no se si hay otro) en el que se habla de los pecados “que claman venganza” que en sus propias palabras son “The sins that cried out for vengeance were murder, sodomy, defrauding a laborer, oppressing the poor”. Ni idea tenía yo de esto, de hecho, algunos ni siquiera los recuerdo como pecados en la versión infantil de mi catecismo. Curioso ¿no? ¿defraudar a un trabajador u oprimir al pobre, pecados que claman venganza? ¿Quién lo diría?

When all is said no está en esa lista pero me parecía una  buena idea la estructura del libro, un tipo está en un bar y en cada capítulo se toma una copa rememorando su relación con una persona importante en su vida. Incluso la elección de la bebida tiene significado para este irlandés que rememora su vida, sus amores (u los de otros) y su forma de relacionarse con el mundo, tan anacrónica hoy en día, pero con la que yo, en parte me siento identificado, “There was a love but of the Irish kind, reserved and embarrassed by its own humanity. These days people are all for talking. Getting things off their chest. Like it´s easy. Men, in particular get a lot off stick for not pulling their weight in that quarter. And as for Irish men.  I´ve news for you, it´s worse as you get older. It´s like we tunnel ourselves deeper into our aloneness. Solving our problems on our own. Men, sitting alone at bars going over and over the same old territory in their heads. Sure, if you were sitting right beside me, son, you’d know none of this. I wouldn’t know where to start. It´s all grand up here in my head but to say it out loud to the world, to a living being? It´s not like we were reared to it. Or taught it in school. Or that it was preached from the pulpit. It’s no wonder at the age of thirty or forty or eighty no less, we can´t just turn our hand to it. Engineers are not born with the knowledge of how to construct a bridge. It has to be learned.”

Es verdad que yo no bebo nunca solo en los bares, lo que prueba que no soy irlandés, pero en lo demás me siento bastante identificado, las maneras del mundo no son con las que yo he crecido, de hecho, no solo esa parte ha cambiado, también la otra ya que “People didn’t really do that back then, encourage and support. You were threatened into being who you were supposed to be”, sin embargo, ahora todo es gira en torno a ese apoyo y si no lo das eres una persona rara, o directamente mala persona. En fin, “o tempora, o mores” que diría aquel.

Ya os digo, me ha gustado bastante este libro e igual que él me pregunto si es tanto pedir: “What I wouldn´t give for just one hour of his company. No need for much conversation at all. Our elbows on the counter. A bottle of stout each in front of us. Half empty glasses. Looking out at the town. Tapping our feet to the music on the radio or laughing over the madness of the world. The company of the trusted, what? Being understood without having to explain and not having to pretend is fine. Being allowed to be a feckin’ mess. The feeling of his pat on my back as he passes behind me to go to the jax. Is it too much to ask for a simple resurrection?”.

No, no creo que sea tanto pedir a ese inexistente dios omnipotente. No me parece tanto pedir, sinceramente. Sobre todo, cuando uno se da cuenta de que la alternativa a esta resurrección solo puede basarse en una mentira: “my fellow senior citizens passed by, getting a look good at the new boy. Some smiled. I looked away, unable for it. Unable for the lie of a man I would have to become to make my way into their circle. To be accepted, to belong. But here’s the thing, son, I only wanted to belong to one person and she wasn’t in that room. And in my heart I knew that even if I was a man comfortable with the small talk it would take to break into that new life, I didn’t want it. I simply did not want it.”

Bueno, yo aún estoy intentando saber si quiero intentarlo o no, me temo que no pero aún estoy en periodo de prueba en el otro lado del mundo, que desde aquí no parece tan diferente.

Otro que tampoco estaba en la lista era The Wall, pero la dependienta de ese día me dijo que tenía muchas ganas de leerla, que acababa de llegar. Supongo que conocería al autor de otras novelas anteriores, no como yo que no tenía ni idea. En fin, se trata de una especie de fabulilla, realmente sin trabajar lo suficiente y con una premisa bastante simplista (como todas las fabulas, que de eso se trata). Se deja leer pero poco mas, salvo tal vez sus referencias a la monotonía, algunas aplicables a la situación actual en Nueva Zelanda “The only thing worse tan when nothing happens is when somehting does” y otras tal vez mas de la vida personal de cada uno, o igual aplicables a porque estoy en este periodo de prueba “I just liked the idea of trying something else. I didn’t want to spend the rest of my life in a a suburban hutch doing work I didn’t even have the emotional energy to hate”. No que esa fuera mi situación laboral o que alguno dia vaya yo a vivir en un “suburban hutch”; no, bastante improbable, casi tanto como que me pillen en una mezquita u otro lugar de culto.

Mi siguiente lectura The Poisonwood Bible, obviamente estaba en la lista de la librería y parece ser una novela razonablemente famosa ya que, pese a que todos los libros anteriores han pasado por la oficina ya que me los llevo para leer durante la comida, este es el único sobre el que me han preguntado e incluso me han pedido que se lo prestara. He de decir que la que me lo ha pedido, Larey, es sudafricana y que la novela pasa en el Congo así que puede que su fama sea local o más centrada en esos países del África negra.

El caso es que la historia de las cuatro hijas de un misionero en el Congo en plena independencia del país (según la contraportada, una versión moderna de mujercitas, aunque no puedo juzgar ya que no me acuerdo de nada de mujercitas – la película, que el libro no lo he leído, creo). Como hay un misionero hay algunas referencias religiosas que desde luego son divertidas “If God has amused himself inventing the lilies of the fields, he surely knocks His socks off with the African parasites.” y con la intención, entiendo, de valorar el conocimiento local frente a l incultura de los no locales hay alguna reflexión sobre el uso del agua que es ciertamente acertada: “Everyone in this village known more about hygiene than we do, we have lately discovered. While we were washing and swimming in the stream any old place, there were rules, it turns out: wash clothes downstream, where the forest creek runs into the crocodile river. Bathe in the middle. Draw water from drinking above the village”

Aunque si bien el conocimiento, o el desconocimiento más bien, por parte del misionero y su familia llegados al África es mucho menor que el de los locales, por usar las propias palabras de la autora no creo que este conocimiento sea mucho mejor ya que no está claro si solo sabes las normas o han entendido el porqué: “This came as a strange letdown, to see how the game always went to those who knew the rules without understanding the lesson.”

Mi última lectura de esta “puesta al dia” es Free Food for Millionaries que me parecía tenía un título interesante, pasaba en Nueva York en la comunidad coreana y esto pues podía compensar el tochazo que es, más propio de un escritor soviético del dieciocho, bueno o francés o de cualquier parte.

Aunque tiene cosas entretenidas como ese personaje que decide leer la biblia y “and every day, I find a verse I cannot stomach, make peace with, or comprehend. I write it down on my calendar”, una práctica que estoy casi seguro puede ocuparte toda la vida; otras curiosas como la importancia de los sesenta cumpleaños para los coreanos ya que es cuando se han completado cinco ciclos de su calendario (que sí, tiene doce signos como el nuestro pero anuales y que si, que parece que también el cinco les parece importante). Curiosidades de la vida, o de las matemáticas como ese viejo dilema sobre ¿cuál es el número importante si pi o tau (siendo tau, dos veces pi)?

Para algunos claramente tau ya que está más directamente relacionado con las propiedades de la circunferencia, pero para mí pi ya que aparece en la fórmula más incomprensible de todas: la identidad de Euler, donde todo se mezcla: pi, con el numero de Euler (e) y con el numero imaginario (i). Preciosa, buscarla y ya me contáis que os parece.

En breve, hablamos de otras cosas que no sean libros… o de libros otra vez.

Lecturas
The Round House – Louise Erdrich
When all is said – Anne Griffin
The Wall – John Lanchester
The Poisonwood bible – Barbara Kingsolver
Free food for millionaires – Min Jin Lee

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