The Wicked
+ The Divine. The Faust act – Gillen McKelvie – Wilson Cowles
The Wicked
+ The Divine. Fanemonium – Gillen McKelvie – Wilson Cowles
Phonogram –
Rue Britannia – Kieron Gillen – Jamie McKelvie
Phonogram –
The Singles Club – Kieron Gillen – Jamie McKelvie
La amenaza roja – Ordway – Bilson – Demeo – Brody
2 Guns Armados en la sombra – Steven Grant – Mateus
Santolouco
The Crow.
Pestilence – Frank Bill – Drew Moss
D4ve – Ryan Ferrier / Valentin Ramon
Manual de Literatura para Canivales. Señales de humo (Borrador) - Rafael Reig
Cuentos de amor - Junichiro Tanizaki
El secreto de la modelo extraviada - Eduardo Mendoza
Paris-Austerlitz - Rafael Chirbes
Enterrad a los muertos - Louise Penny
La verdad es que este febrero ha sido un poco rarillo y no,
no me refiero a que fuera bisiesto (que lo ha sido) ni tampoco sabría deciros
muy bien porque tengo la sensación de que ha sido rarillo aun cuando si soy
capaz de identificar algunas cosas que no han sido normales.
Por ejemplo, a primeros de mes, acudí a la Real Academia de Ingeniería, entidad de
la que hasta ese momento desconocía su existencia, en calidad de invitado y con
asiento reservado para la presentación en el que (teóricamente, al menos) había
formado parte del equipo revisor: “Gas no
convencional: Shale gas. Aspectos estratégicos, técnicos, medioambientales y
regulatorios”. Si bien el libro no tiene mayor interés para casi nadie más
que los participantes en la redacción y/o el evento, no estando ni siquiera
claro cuál es su objetivo la verdad es que eso de tener un asiento reservado en
la Real Academia de Ingeniería es algo, cuando menos, extravagante.
Además también por esas fechas recibí un primer borrador de
contrato para escribir un libro – técnico, nada de novelas – y aunque por
supuesto no lo he firmado todavía, sí que he empezado a plantearme seriamente la
posibilidad de escribirlo e incluso ya tengo preparado un índice preliminar. Así
que, quien sabe, igual antes de que acabe el verano o el año, o esta era lo
tengo preparado y me convierto en Autor, lo que pese a que pueda parecer
contradictorio reforzara mi papel de critico por incapacidad de ser autor (de
novelas que es lo que yo critico; bueno, al parecer últimamente critico casi
todo según dicen algunos).
Aunque menos rarillo también merece la pena destacar el
hecho de encontrarme a primeros de mes sin ningún libro que leer, habiendo
agotado mi maleta americana, la mayoría de la maleta de Álvaro de Comics y no habiendo visitado ninguna de mis librerías
de referencia. Afortunadamente todavía me quedaban algunos comics por leer, los
que le habíamos regalado a Álvaro por navidades (y algún otro) gracias a los
cuales podía entretenerme los días suficientes hasta que Rafa tuviera preparado
un primer borrador de su nueva novela, momento para el que esperaba no estar
liado con la lectura de nada que no pudiera dejar en cinco minutos para ponerme
manos a la obra en ese papel de revisor inicial o, mejor dicho, de creador de
tendencias ya que no tenía ninguna duda de que me iba a gustar y por lo tanto
seria de los primeros en apreciarla.




El caso es que los comics, incluso los espesos, te los acabas leyendo en cero coma por lo que una vez
vaciadas las reservas navideñas me pase a leer alguno antiguo, de esos que hay
por casa de Álvaro y Helena, y que no me sonaba haber leído o que si me había leído
no tenía ni el más mínimo recuerdo de haberlo hecho.
La amenaza roja
tiene como personaje central a una especie de Superman (o por no cometer herejías
frente a los lectores de comics: una especie de superhéroe o similar) que es
acusado de ser comunista y la verdad es que, sin ser especialmente original, hay
partes en las que resulta gracioso. Por su parte 2 Guns, que al parecer Hollywood ha convertido en película (de acción
añadiría si no fuera totalmente innecesario) trata de los líos en los que dos policías
de distintas agencias se acaban metiendo cuando los dos trabajan encubiertos,
cada uno de ellos convencido de que el otro forma parte de los malos. Puede que la película tenga su gracia y se deje ver sin
problemas (con sus buenas explosiones en pantalla y con una buena bolsa de
palomitas) pero la verdad es que al comic le falta gracia para llegar a ser
algo interesante.
Ya casi desesperando, no porque Rafa se estuviera retrasando
en la entrega de su borrador si no que más bien por la rapidez con la que se
leen los comics (comparados con un buen, o mal, libro), tuve que rebuscar entre
las pilas de comics y me traje a casa un numero de The Crow (por supuesto sin
saber que se trataba de una serie) que va sobre el típico boxeador que se niega
a caer en el asalto en el que los apostadores le han dicho que lo haga, asi que
estos matan de una forma violenta a su familia e incluso a el mismo, aunque el,
con la ayuda del cuervo del título (o solo de su espíritu) puede volver para
vengarse de todos los males que los malvados le han infringido. Previsible, sin
gracia, con un dibujo que a mí personalmente no me gusta nada pero que imagino tendrá
sus aficionados la verdad es que podía haberme ahorrado su lectura sin
problemas.
También cogí uno que se llamaba D4ve, con un dibujo más de línea clara pero con una historia casi
igualmente previsible y sin especial gracia: un robot bien retirado con su
familia llevando una vida completamente anodina con la que no está contento ya
que nota que le falta algo, que él está llamado a realizar tareas más
importantes ya que pese a que no lo recuerda del todo el había sido un robot
entrenado para el combate formando parte de un cuerpo de elite. Obviamente hay
una invasión y el recupera todo su pasado de luchador de elite, salvando el
mundo de los robots. En fin, pues eso.
Afortunadamente nada más acabar este tebeo ya tenía en mi
correo el borrador de la nueva novela de Rafa, que es la primera parte del
Manual de literatura para caníbales y que de momento parece que se va a titular
señales de humo. Ya me podía poner a
una tarea interesante y satisfactoria. Como sé que los autores son personas
supersticiosas y hasta que la obra no está debidamente editada, algunos incluso
hasta que no salen las primeras críticas, no quieren comentar nada de su nueva
libro me guardare mis comentarios de momento (pero obviamente tenía que
presumir de ya haberla leído: ya veis, yo ya he leído la nueva de Rafa y
vosotros no). No hago esto – lo de no comentaros nada - solo por respetar la superstición
propia del escritor que es mi hermano si no porque creo que es probable que
haya cambios significativos entre la versión que yo he leído y la que se edite
finalmente, algo que creo no porque tenga defectos si no porque es algo que
espero para poder volver a leer la nueva de Rafa una vez más. En cualquier caso
estar atentos porque hay partes que por mucho que cambien son realmente
sensacionales, pero divago, si eso, ya os lo cuento cuando este editada.
Al final, entre unas cosas y otras, prácticamente había
pasado medio mes (o algo mas) y de momento no había leído ningún libro editado,
y encima tenía que marcharme de viaje a Bruselas lo que hacía que fuera urgente
conseguir libros, lo que obligaba a tomar una decisión sobre cuál de mis librerías
de referencia visitar. Dada mi incapacidad para viajar hasta el campo al final
la librería Méndez de la calle Mayor
le ganó la partida a la librería Fuenfría
de Cercedilla (podríamos decir que por su mejor juego posicional, o bien por
estar más cerca, o incluso más acertadamente por aquello de ser yo un vago
redomado).
Supongo que ninguno de vosotros (mis lectores habituales)
tiene ninguna duda de que soy un tipo con ciertas manías, igual que tampoco
dudareis de que soy aficionado a los autores japoneses. El caso es que una de
mis extrañas manías es que prefiero leer a autores japoneses traducidos al inglés
que a autores japoneses traducidos al español. Es una manía que, a priori,
puede parecer injustificable (por eso la clasifico de manía, que si no sería
algo normal) pero que resulta muy sencilla de explicar (incluso de comprender)
y que se basa en el hecho de que es raro que se traduzcan al español autores
japoneses actuales (salvo honrosas y deshonrosas excepciones) siendo en general
los autores que se traducen al español de un Japón, cuando menos, clásico lo
que les quita un poco la gracia.



Si al ver la novela de Mendoza no tuve prácticamente ninguna duda sobre comprarla he de confesar que ver una nueva novela de Chirbes, Paris-Austerlitz, me genero muchas dudas sobre su posible compra y eso que durante muchos años he dicho que Chirbes era el mejor escritor español vivo (sin contar a Rafa, obviamente) y si no sigo diciéndolo es tan solo porque ha muerto. Sencillamente es un grande. Supongo que por eso, por haber muerto hace poco, me sonaba más a típica estrategia editorial de hacer caja publicando casi cualquier cosa que pudieran encontrar y que pudieran hacer pasar por una obra acabada que a una verdadera edición de una última novela de Chirbes. Una vez leída la verdad es que me he quedado en medio de ambas opciones, una parte de mi sigue creyendo que posiblemente es una jugada económica pero hay otra parte que cree que simplemente Chirbes no quería publicarla en vida porque no quería escribir una historia de (sus) amores homosexuales. Creo que es posible que pese a ser algo innegable no quisiera escribir sobre ello o tener que enfrentarse en todas las entrevistas a preguntas directamente relacionadas con cuanto de autobiografía hay en este libro. No lo sé, en cualquier caso si está razonablemente terminada (creo que no del todo) y siempre es agradable leer a Chirbes.
Dicen que todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad
por lo que aunque el año pasado leí otra novela de la autora de Enterrad a los muertos y la verdad es
que no me acabo de convencer por lo que decidí darle esta segunda oportunidad (aunque
confesare que en la librería no me acordaba de ella, salvo vagamente, y la cogí solo porque seguía convencido de
haber leído a pocos autores/autoras, motivo por el que compre la primera). Aunque
sigo manteniendo que la violencia canadiense es una violencia distinta, razón
por la que todo el mundo hace burlas del país, he de reconocer que esta sí que
me ha parecido una buena novela, con una buena trama y buenos personajes y con
lo que es más importante pequeños detalles difíciles de explicar pero que
redondean la historia. No, no me estoy refiriendo a que una Presa, la presa de
La Grande, sea una parte, no muy grande para su tamaño, de la historia (que es
algo que solo importa a cierto tipo de pervertidos) si no que me refiero a
detalles como la sensación que tiene un protagonista de que todo el mundo le
trata de otra forma una vez que ellos saben algo de el mismo que el
desconoce. De momento, con esta novela
se ha ganado que intente recordar el nombre por si me cruzo con una tercera
novela suya.
En fin, pues como decía al empezar, ha sido un mes raro pese
a que tampoco ha habido nada especialmente extraño en él. Los próximos puede
que sean más raros por distintos motivos y esperamos que una de esas rarezas es
que encuentre el tiempo para contar otras historias y que este blog no sea solo
de críticas de libros (que aunque sea con retraso intento mantener y cumplir).