domingo, 23 de febrero de 2025

Comentario de textos – Enero 2025

Casi se me pasa el mes de febrero sin escribir – así de liado ando últimamente – pero en este último domingo he decidido posponer un par de cosas que tengo que hacer y otras que quiero hacer hasta mañana para sentarme a contaros de mis libros y, en mucha menor medida, de mis cosas.

Casi inevitable comentar algo de Trump, que ya lleva, o tan solo lleva, un mes en su segunda parte como presidente, y parece que hará bueno el dicho de segundas partes nunca son buenas, más cuando para esta segunda parte cuenta con el apoyo de un bufón que casi da más pánico que el personaje principal. Solo lleva un mes de mentiras, bravuconadas y delirios por lo que parece que todavía nos quedan cuarenta y siete (afortunadamente, de momento, aunque a él le gustaría cambiarlo, pues solo serán estos meses ya que no puede haber más suyos. Solo espero que al final no sea como la frase que le digo a todas mis exnovias “otro vendrá, que bueno me hará”). Podría ser muy comentable eso de que alguien que presume de ser el “más liberal” (con permiso de Milei, su motosierra, bastantes peperos y, aunque no guarden relación con los ejemplos anteriores, citando a Cervantes pues con “gitanos, murcianos y demás gentes de mal vivir”) y que quiere desmantelar el estado, la primera decisión que tome sea la de intervenir los mercados planteando aranceles. Ciertamente curioso pero la verdad es que (también aplicable a los últimos escándalos de acosos en formaciones políticas de este país) por seguir con los refranes pues “dime de que presumes y te diré de que careces” pero prefiero contaros como su actitud me ha llevado directamente a recordar las navidades de 1986.

Esa no os la esperabais ¿a qué no? ¿Por qué me recuerda la situación actual a esas navidades?, o incluso mejor pregunta ¿Cómo es que alguien con mi memoria recuerda algo de unas navidades de hace casi cuarenta años? Pues me explico: en esas navidades leí una novela de ciencia ficción en la que el mundo estaba dividido en tres grandes potencias y curiosamente una era los amerorusos (las otras dos eran los sineuropeos y los samuráis) y obviamente el acercamiento entre Trump y Putin obviamente me ha recordado a esos amerorusos verdaderamente majaderos como la esta extraña parejas (o trio, igual debería decir). Estoy casi seguro de que me regalaron, o me compre, la novela solo por el nombre del autor pero la verdad es que en su día me encanto y de hecho en un momento dado que no encontraba mi original (en el que apunte la fecha en la que me lo regalaron, sospecho, ya que pone navidad que es mas de regalo, lo que explica el recuerdo de la fecha tan impropio en mi) me compre otro ejemplar que ahora que tengo mi original es un firme candidato a el próximo intercambio de libros con mi amiga Maria de la O.

Contada esta tontería de actualidad paso a las lecturas que empezaron con una relectura de A Scanner Darkly, novela que me compre en NYC y que es otro desvarío mas del grandísimo K. Dick (autor favorito, de casi cualquiera que haya tenido el gusto de leer sus majaderías o incluso su novela costumbrista y que, si recomendara libros, os recomendaría sino fuera porque más que una recomendación es, simplemente, una lectura obligatoria). En esta novela un policía infiltrado que, mientras persigue a un traficante, toma una droga que no solo altera la mente, sino que sencillamente la divide en dos personalidades que no se reconocen, asi que realmente se está persiguiendo a si mismo (si, él es las dos personas a la vez). Ya, ya imagino que algunos estaréis diciendo “otro panfleto en contra de las drogas que ‘expanden’ la mente por parte de un escritor conservador que no nunca ha probado las drogas” y es verdad que acaba con una lista, no exhaustiva, a modo de dedicatoria final para algunos de sus conocidos con daños tan irreversibles como la muerte e incluso tiene una buena reflexión sobre el consumo (digamos abuso) de drogas: “drug misuse is not a disease, it is a decision, like the decision to step out in front of a moving car. You would call that not a disease but an error in judgement. When a bunch of people begins to do it, it is a social error, a lifestyle. In this particular lifestyle the motto is «Be happy now because tomorrow you are dying,» but the dying begins almost at once, and the happiness is a memory” que, creedme o consultar cualquier biografía de K Dick, no viene precisamente de un mojigato con las drogas, sino más bien de un experto en su uso y abuso y que en términos económicos ya planteaba (o eso dice K. Dick) Villon in 1460 con ese, más económico, “Take the cash and let the credit go” al que K. Dick apostillla “But that is a mistake if the cash is a penny and the credit a whole lifetime” y yo pienso lo mismo, pero oye, cada cual con lo suyo.

Una duda divertida que se plantea en la novela (no, la novela que ese es otro tema) es la de si en el juicio final “… when we die and appear before God on Judgement Day, that our sins will be listed in chronological order or in order of severity, which could be ascending or descending, or alphabetically?” porque como bien explica si es en orden cronológico puede llegar a ser bastante tedioso.

Otra gran sorpresa para mí ha sido descubrir que, al menos en 1977 cuando escribió el libro, el supermercado Trader Joe’s, que ahora es como lo mas en comida orgánica y sana (y tiene unos anacardos deliciosos), estaba especializado en buenos vinos

Tras esta relectura, un japonés (una japonesa, la escritora, digo): A woman of pleasure. Una novela interesante pese a que se centra en una niña nacida en una pequeña isla donde, sorpresa para mi mente occidental “rice was a rare luxury, an imported food” y que a los trece años que es vendida, por sus padres, a un burdel de una ciudad japonesa donde, por supuesto, pues no tiene una buena vida. Ni ella ni ninguna de sus compañeras, y que al final desembocara en una huelga con muchas y muy razonables reivindicaciones para mejorar sus condiciones laborales entre ellas “Number one, lower the price of tobacco” que puede parecer rara si no se aclara que estaban obligadas a fumar para seducir a los clientes y que, como no podían salir del burdel, pues este inflaba los precios hasta límites insospechados lo que arruinaba a las prostitutas aún más.

El caso es que la huelga tuvo éxito y dio lugar a que en 1872 se publicara una ley para regular la prostitución prohibiendo el tráfico humano, la esclavitud y otras prácticas de ese estilo y también de otra ley que la acompañaba que, con buena intención, pero debido a la desafortunada exposición de motivos de la ley en la que se indicaba que “Prostitutes and geishas have lost their human rights and are no different from livestock. No one would expect an animal to pay back the price of its purchase. In the same way, prostitutes and geishas should not be required to pay what they owe to the purchasing establishment.” que casi hizo más mal que bien, ya que a la vez que las exoneraba de la deuda les quitaba sus derechos humanos pues no fue muy bien recibida y se la llamo la “Ley de emancipación animal”. En fin, cosas de abogados.

Mother Night, la compre por ser de un autor netamente famoso pero que para mí era un one-hit-wonder y sentida curiosidad por saber si lo era o no. La historia es la de un personaje que es a la vez considerado nazi y espía sionista por lo que tiene problema con prácticamente todo el mundo y que a mí me recuerda a esa historia de nuestro familiar al que los dos bandos de la guerra civil querían fusilar simultáneamente: los nacionales por desertar con uno de los pocos submarinos de la flota española y los republicanos por ser capitán de submarino del ejecito regular, y en mi imaginario personal imagino que recibió ambas sentencias de muerte mientras estaba en el submarino planteándose que hacer exactamente y como negociar que nadie le fusilara o por lo menos no todavía y al que, en mi opinión y si no estoy meclazdo del todo a distintos familiares, le era completamente aplicable eso de “But I’ve always known what I did. I’ve always been able to live with what I did. Now? Through that simple and widespread boon to modern mankind – schizophrenia” ya que esta fue una cualidad que cultivo durante toda su vida.

Curioso leer que el Chicago, en los mataderos, tienen un dicho muy parecido a nuestro sobre los cerdos donde “They boast that they find a use for everything about a pig but his squeal” y más todavía que las máquinas de escribir en la Alemania nazi tenían una tecla especial para escribir “SS”, que acojonaba mucho más que las dos letras separadas.

El caso es que él cree que lo quieren fusilar por plagiar al autor original pero obviamente no es por eso, sino porque consideran que es el autor original, ya que “Plagiarism is the silliest of misdemeanors. What harm is there in writing what’s already been written? Real originality is a capital crime, often calling for cruel and unusual punishment in advance of the coup de gràce”

Sobre mi siguiente lectura The besieged city lo compre por simple curiosidad, sin tener ni idea de la autora ni de nada, vamos nada especial y más o menos como compro muchos otros libros. La única diferencia es que tiene una introducción en la que se cuenta un poco la historia editorial de la autora, que al parecer triunfo con su primer libro y también con el segundo, y de este libro y de la que solo puede concluirse que es un libro que no le gusto ni a la autora, ni a su hermana, ni a ningún editor, y a todos les pareció una pésima novela. Coincido plenamente.

Intermezzo es una novela sobre dos hermanos, con nada en común (como casi todos los hermanos, creo) poco después de la muerte de su padre por lo que tenía posibilidades de ser interesante y lo es. En el libro uno de los hermanos (el, digamos, menos convencional, que es ajedrecista mientras que el otro es abogado) piensa de su hermano “uno de los pocos principios constantes en la vida de su hermano es el de tomar fervientemente partido en todo conflicto con el que se encuentre, y a continuación ganar ese conflicto empleando un torrente de potencia verbal extrema: un rasgo de personalidad horrible, prácticamente un trastorno.” Y que yo creo que en el caso de mi familia es aplicable a más de un hermano por casi todo el resto, porque si, en casa somos de discutir y de discutir vehementemente. Todos.

Entre sus reflexiones destaco este: “Si lo organizamos todo en torno a los beneficios, en la economía pasan cosas que no tienen ningún sentido. Como en este ejemplo: nadie saca un beneficio de enseñar a los niños, pero toda la económica se vendría abajo si la gente no supiera leer. Y lo mismo con las infraestructuras y un sinfín de cosas” que obviamente tiene una trampa obvia; y este otro: “Recordar que Dios no es Jesus, ese hombre tan majo que iba por ahí sanando a los enfermos y al que le caía bien todo el mundo; ese Dios, por el contrario, es el que hace enfermar a la gente, el que la condena a la muerte por motivos incomprensibles. Jesus, el que sana, el que escucha, el maestro, el amigo de los pecadores, parece en la cabeza de Margaret prácticamente a punto de murmurar: siento lo de mi padre… Jesus es fácil de amar, y Dios, mucho más difícil.” que me parece bastante acertada (sin confundir con ese ahora famosos persona y personaje).

Requiem por todos los muertos es una novela policiaca de esas que tiene una trama compleja con varios asesinatos que solo alguien es capaz de relacionar y tras leerla mi remito a las palabras de uno de los personajes “¿No le parece extraordinariamente complicado todo esto, inspector? A mí al menos me parece bastante ridículo.”

Es verdad que, si me ha gustado mucho esa conversación en una visita médica en la que el paciente, como hacemos todos y por eso nos obligan a ir acompañados, dice que “No es nada serio” y el médico le dice: “¡Oh! Eso dicen todos. Siempre que pregunto a mis pacientes de que murieron sus padres dicen lo mismo: «Oh, nada serio»”

También me ha encantado “De repente recordó su cita favorita de Gibbon sobre el papa Juan XXIII en el siglo XV, que tanto le había impresionado siendo un chiquillo y aun recordaba de memoria después de tantos años: «Los más escandalosos cargos fueron suprimidos y el vicario de Cristo solo fue acusado de piratería, asesinato, violación, sodomía e incesto»”. Si, asi era, o es, parte de la iglesia.

El único motivo por el que compre (si, en mi librería de referencia que de momento hoy no he mencionado pero que ya sabéis es Méndez en la calle mayor) La cada Limón es porque pasaba en Rumania que es uno de esos países en los que considero que he vivido (si bien no tengo un criterio claro para separar aquellos en los que he vivido de los que solo he estado mucho tiempo). El caso es que, una vez comprado, me entere de que había sido ganadora del último premio Tusquets (vale esto lo había leído en la fajilla o en la contraportada) por unanimidad y con Orejudo (Antonio) de director, o presidente, del jurado. Esto, he de reconocerlo, hizo que subieran mis expectativas por el aprecio que le tengo a Antonio e incluso a su criterio literario. El caso es que solo me lo puedo explicar si fue la única novela presentada, sino fue así pues lo siento por el que tuviera que leerse el resto. Es verdad que el dato de Orejudo me ha servido para “deshacerme” de ella en mi último intercambio con Maria de la O (si, de la O de Orejudo, casualmente).

Obviamente como no soy (totalmente) una mala persona a mi intercambio le añadí How to be good, con la excusa de que era en inglés para aportar algo bueno al intercambio y, también por qué negarlo, porque tenía dos copias así que esta probablemente era la tercera vez que leía este libro. Es la historia de un tipo que decide “Ser bueno”, para desesperación de su mujer ya que su forma de ser bueno es muy básica y consiste en meter un Gurú no solo en su vida sino en la casa de ambos y dedicarse a empresas que para no ofender a nadie calificare de naifs (y no de directamente absurdas).

El libro esta lleno de buenas frases como “I don’t believe in Heaven, or anything. But I want to be the kind of person that qualifies for entry anyway.” que suscribo plenamente ya que el cielo (incluso si exsitiera pues yo lo veo como lo que cantaban Talking Heads, una bar en el que nunca pasa nada):


Aunque en el libro se refiere a la pareja del libro, en mi familia y creo que en casi todas muestras relaciones es de aplicación eso de: “Cynicism is our shared common language, the Esperanto that actually caught on, and though I’m not fluent in it – I like too many things, and I am not envious of enough people – I know enough to get by.”, aunque en casa sobre todos “nativos”

Y quien no suscribe eso de “It’s not fair. Love, it turns out, is as undemocratic as money, so it accumulates around people who have plenty of it already: re sane, the healthy, the lovable.”; o quien duda de que “He has a monthly books columns in a men’s fitness magazine, and therefore probably the world’s least-read literary critic.”

Por supuesto Hornby es muy aficionado al futbol (su primer libro fue sobre hinchas ingleses) y británico por lo que le doy mucha credibilidad a su explicación de porque los hinchas escoceses parecen más educados que los ingleses: “.. he explained that the Scot’s fans refusal to misbehave was a kind of weird form of aggression; they hate us so much that even though a few of them would probably like to fight, they won’t, because they want to prove that they are better than us.”

La verdad es que sin ser su mejor libro ha sido un placer esta tercera lectura.

El caso del escritor desaparecido está editado en una colección de clásicos de la novela negra de la British Library del que, de momento, sigo cogiendo uno cada vez que los veo. La particularidad de este es que está escrito bajo seudónimo y por una mujer, tarama que en cierta medida se traslada al libro en el que nadie tiene claro quién es el escritor desaparecido. Obviamente todo el mundo cree que no puede ser una mujer porque, según la opinión generalizada, carecen de la profundidad para la escritura pese a que como se pregunta una candidata a ser el escritor desaparecido “¿Acaso su madre, sus hermanas y sus tías eran taradas de nacimiento? ¿eran su primar medio tontas, era estúpida su abuela?”

Obviamente descartada la posibilidad de que sea una mujer (Una estúpida mujer) se establece la idea de que podía ser una banda “¿una banda? Si, en cierto modo, aunque el ermitaño de Temple era el auténtico escriba. Era el, con su conocimiento, quien recogía y expresaba en palabras las extrañas experiencias y conocimientos de una camarilla de ex convictos, hombres que habían estado en contacto con hecho violentos, estafas y engaños de todo tipo. Ninguno de ellos podría haber escrito las novelas de Lestrange, pero sin su ayuda esas novelas no habrían sido posibles.” Cualquier posibilidad menos una mujer, aunque ahora haya una banda de escritores que firme con nombre de mujer e incluso otra que firme con un anagrama (y no en anagrama).

Ya para acabar el mes, otro japonés o japonesa porque al parecer es uno de estos tipos que se han hecho famosos por YouTube ocultando su identidad y que ahora publica un primer libro Strange Pictures (anunciando ya la siguiente). La verdad es que es una novela bastante simple, pero con una trama que luego resulta ser rebuscada (al fin y al cabo, es japonés) que se basa en unos dibujos y la interpretación de los mismos. A mí solo me ha parecido un divertimento que no está mal pero que es casi una especie de acertijo tramposo. Eso sí, entiendo que haya tenido existo entre los que consumen canales de internet.

Como curiosidad uno de los misterios que plantea es que de un pastel solo parece haber siete trozos y claro es muy raro que se hayan cortado siete trozos, casi imposible, a menos que seas mi hermana Helena que no sería la primera vez que acaba con siete porciones al cortar una pizza, por lo que tiene que haber un trozo “desaparecido”.

Otra curiosidad que se convierte en un chiste malo es saber que la denominación de origen mejor de Japón no es Kobe (como creemos por aquí) sino Yonezawa (ya lo sabéis para cuando se ponga de moda que lo leísteis aquí primero) que como también es un apellido pues le permite al mismísimo Yonezawa, hacer el chiste malo de que toda la carne de su barbacoa es de Yonezawa.

En fin, pues eso… ¡Divertíos asaltando el castillo!

 

Lecturas

A scanner Darkly - Philip K. Dick

A woman of pleasure - Kiyoko Murata

Mother Night - Kurt Vonnegut

The Besieged City - Clarice Lispector

Intermezzo - Sally Rooney

Réquiem por todos los muertos - Colin Dexter

La casa limón - Corina Oproae

How to be good - Nick Hornby

El caso del escritor desaparecido - E. C. R. Lorac

Strange Pictures -  Uketsu