domingo, 30 de marzo de 2025

Comentario de textos – Febrero 2025

Este mes, una vez más, ejerzo de consultor casi profesional y me pongo a escribir prácticamente el ultimo día del mes (vencido) correspondiente. No solo eso, sino que encima voy a empezar con un dicho popular que he ha venido a la cabeza últimamente: “pitillo que se ha apagado, no lo vuelvas a encender; amor que ya has querido no lo vuelvas a querer”. No, que nadie se inquiete, no me he acordado de este dicho ni por haberme quedado sin tabaco y tener que encender una colilla para calmar mi ansiedad (algo que hace bastante que no me pasa, pero no negare que, en otros momentos de mi vida – fiestas aparte – no haya rebuscado en ceniceros la colilla más larga, y luego la siguiente, para poder fumar); ni tampoco es que me estuviera planteado (como si tuviera opción) volver con alguna ex novia o algo similar. No, por ninguna de estas cosas, pero si ha sido por dos motivos. Por una parte, mi sobrina (con la aportación de sus padres) me trajo de Budapest un juego de cartas y la verdad es que me han entrado ganas de retomar, de volver a hacer juegos de magia, de volver a empezar a aprender, porque pese a que en su día supe, la verdad es que he comprobado que ahora mismo he de empezar otra vez desde cero. Como dice el dicho, parece difícil retomar un buen amor y posiblemente no aconsejable, pero, bueno, voy a intentarlo ¿Quién sabe? Solo tengo que conseguir el tiempo y empezar e igual en un par de meses, estoy suplicando vuestra atención para que veáis algún juego (o lo que es, algo, más probable, es que esta intención se quede en un buen propósito y el juego que me regalo mi sobrina quede relegado a el baúl de los juegos varios y yo no tenga que andar suplicando vuestra atención). De momento ya he localizado las barajas, algunos libros e incluso he pasado algunos videos a un formato que pueda ver cómodamente. Ya veremos…

El otro motivo por el que ese dicho ha vuelto a mi cabeza es que ordenando cosas me encontré una carta de mi gran amor, contando su versión de nuestro amor. Si ya en su día esta carta me pareció muy injusta (igual algún día os cuento que dice y porque me pienso esto) la verdad es que el tiempo no ha mejorado mi opinión sobre esta carta (que afortunadamente había olvidado) pero, eso sí, volver a leer lo que escribió de mí y de nuestra relación creo que ha sido una de las cosas más dolorosas que me han pasado en mucho tiempo. Así que solo puedo daros un consejo: tener mucho cuidado con las cosas que guardáis, porque en cualquier momento las volvéis a encontrar y como cantaba aquel (y yo escribí una vez en una pared, la única vez que he escrito algo en una pared): “Now those memories come back to haunt me. They haunt me like a curse. Is a dream a lie if it don't come true, or is it something worse?”

Pero a lo que vamos, que se me acaba el domingo y todavia me queda la tarea de contaros mis lecturas del mes.

Empecé el mes con el primer préstamo de mi amiga Maria de la O (que en nuestro penúltimo intercambio en lugar de un solo libro pues me dejo dos): Yo por dentro, que es un libro de “recuerdos” de ese famoso actor guaperas que, entre sus mejores cosas, estuvo casado con la bellísima Jessica Lange y, entre las peores, fue el guionista de la infumable Paris, Texas en la que lo único bueno era la presencia de la también bellísima Nastassja Kinski. Con este último dato, algunos ya os haréis una idea de lo variado y desvariado del libro que afortunadamente esta mejor que el guion de esa obra maestra mencionada (a la que parodiaban Orejudo o Raja, no recuerdo cual, probablemente ambos, en una nota de visionado de las que repartían a la entrada de los Alphaville, que pese a ser ficticia podría haber sido cierta). A los demás pues no os cuento nada por si acaso sentís un ansia de jugar a cultureta ochentero que viene a ser lo mismo que los hípsters actuales, pero cambiando algunos detalles menores, para lo que creo que es un libro excelente.

Tras visitar mi librería de referencia (si, lo vuelvo a decir por si no habéis pasado últimamente, ya sabéis a donde dirigir vuestros pasos, a la librería Méndez en la calle Mayor) empecé La Rey, novela que prometía por aquello de que su protagonista fuera una reina del narcotráfico (curiosamente del narcotráfico paraguayo, algo que yo desconocía que existiera debido a mi desconocimiento de la geografía de américa latina, Sudamérica o como se llame ahora). La historia pues es excesivamente típica (o típica en el sentido cinematográfico, que no quiero decir que hacerse narco sea una cosa típica de paraguayos. Nada más lejos de mi intención, que hasta esta lectura no sabía que existía un cartel, o más de uno, paraguayo) y tal vez lo único no típico sea el salpicado de frases en una lengua local (desgraciadamente sin notas al pie para saber que quieren decir exactamente) a lo largo del libro. En este sentido, aunque me entra la duda de si la palabra Kuña se refiere a la obsidiana, que al parecer en Paraguay es un nombre de mujer, o a las mujeres en general que es lo que parece deducirse siendo un genérico para mujer “está formada por Kû (lengua) y Aña (diablo)” siendo un término habitual para referirse a las mujeres. Parece que tampoco es una sociedad especialmente feminista.

Mi siguiente lectura fue Animales pequeños que trata sobre una chica joven que se ha mudado a vivir a Londres, sus aventuras y desventuras, sus relaciones con su amiga, con su hermana y con el mundo en general. Confesare que no me ha dejado ninguna huella y que, si alguien me preguntara, diría que no ha gustado, pero… como tengo mis marcadores me veo obligado a reconocer que tiene frases (ideas) que si me gustan, como esa de “Este, barrio es como un niño al que sus padres dejan solo demasiado a menudo. Triste, peligroso. Sucio”; o esa otra sobre “Estoy convencida de que la espera es el peor castigo inventado por el ser humano. Los animales no esperan, solo contemplan, cuando miran estáticos a algún lugar están dejándose existir sin saberlo.” que puede que sea el motivo por el que procuro nunca llegar tarde (para no infligir el castigo de esperarme o, más real, porque no me fio de que me esperen si llego tarde) y también la actitud que adopto frente a la espera siempre que puedo (que no siempre lo consigo y, a veces, me falla el zen); al fin y al cabo a mí también me “fabricaron con el mismo material seco, de afectos rudimentarios, torpes en la expresión emocional, como dos insectos sin antenas.”

Vallesordo es una novela que estaba casi seguro de que no me iba a gustar, al fin y al cabo, la historia de un chaval de un pueblo de Zamora que quiere ser bailarín de un programa de la televisión y para el que lo más importante son sus coreografías y acudir al casting del programa, pues como que no me interesaba prácticamente nada. Pero, oye, nunca se sabe y, pese a ser yo un partidario acérrimo de algunos prejuicios (los basados en el buen juicio, mi buen juicio) decidí darle una oportunidad. Al fin y cabo así es como descubre uno las coas, probando. Bueno, una vez leída pues ya lo sé. A mí no me ha interesado nada.

Sé que mi amiga Maria de la O se va a enfadar conmigo, ya que últimamente no consigo que me gusten las novelas que intercambiamos y La muerte de Vivek Oji, sin parecerme mala (que casi ninguna de las que intercambiamos me lo parece) pues no me ha convencido. Entiendo que haya sido una novela de bastante existo, ya que su autore (si, no es una errata, es que se presenta, en la nota biográfica, como elle) pues toca un tema, el de la vida, y la muerte, de un transexual en una pequeña ciudad de Nigeria (si, como lo habéis oído) que puede tener cierto interés considerando la situación actual en otros países y las evidentes similitudes con ciertas mentalidades que hacen que la historia pues no sea especialmente nigeriana, sino más bien de cualquier parte, creo que se queda en aspectos bastantes superficiales de un tema que podría ser interesante. En fin, pues eso Maria de la O, que me encanta que me descubras libros y autores que yo desconozco e incluso temas por los que solo siento un interés académico así que no te enfades y sigue en la línea de intercambios. Yo encantando, aunque pueda parecer lo contario por la crítica.

La verdad es que yo también escojo novelas con temas que me son absolutamente ajenos, precisamente por eso mismo porque son cosas que desconozco y que me pueden interesar. Porqué si no me leería una novela sobre dos mujeres que se conocen en el Vietnam de los sesenta y para las que, de formas distintas, la maternidad es un eje central de sus vidas o de su relación que es la idea central en Absolución (vale, también habla del colonialismo, de los robos de niños y de otras cosas; que ningún libro, solo los muy malos, va de una sola cosa).

Aquí he de reconocer que el motivo principal para cogerla no fue su tema central sino su ubicación geográfica ya que me apetecía leer algo sobre un país en el que pese a haber pasado cincuenta días pues desconozco prácticamente todo ya que pensaba que tendría más color local, pero las dos amigas pasan casi todo el tiempo en bases americanas por lo que ni eso, salvo alguna referencia como “¡el nuoc mam, aquella inmunda salda de pescado!” que ciertamente es ubicua en Vietnam y realmente apestosa.

Ya fuera del color local, pues siempre da gusto leer variaciones sobre cosas que uno ya sabe, o ha leído antes, como “Stella me dio una vez que el profesor habría podido llevar una vida feliz si no hubiera leído nunca un solo poema”, y también descubrir algunas nuevas como “Es desconcertante no saber siquiera donde reside tu esperanza. También una bendición, supongo. El encogimiento de hombros que se quita de encima la culpa.”

Pues eso, nada especialmente relevante este mes pero seguimos y ¡Divertíos asaltando el castillo!

 

Lecturas

Yo por dentro - Sam Shepard

La Rey - Reynaldo Sietecase

Animales pequeños - Mercedes Duque Espiau

Vallesordo - Jonathan Arribas

La muerte de Vivek Oji - Akwaeke Emezi

Absolución - Alice McDermott