domingo, 8 de mayo de 2022

Comentario de textos – Marzo 2022

 En fin, esto era algo que tarde o temprano tenía que pasar. Si es que se venía venir. Casi era inevitable. Pero igual, antes de que os empecéis a preguntar ¿Qué demonios ha pasado, a que me estoy refiriendo? Imagino que conviene aclara que no es nada importante y que me refiero tan solo al hecho de haberme saltado un mes completo sin completar ese blog de lecturas. Ya, ya se, que con este principio igual esperabais algo más interesante, algo por lo que mereciera la pena seguir leyendo esta entrada del blog.

Realmente podría contaros otras cosas que poco a poco se veían venir, que al final han pasado y que son mucho más interesantes, pero como con cosas que afectan más a otras personas, pues de momento me las callo y, ya, si eso, cuando las personas con más implicación las cuenten pues yo las comentare, o comentare mi opinión sobre ellas.

En cualquier caso, como ya estamos a ocho de mayo y todavía tengo pendiente escribir sobre los libros de marzo (afortunadamente pocos) y los de abril (afortunadamente muchos) hoy no me voy a enrollar con esta introducción y voy a empezar con las lecturas, que, me temo, que la primera de ellas podría llevarme a una digresión / dispersión incontrolada e incontrolable.

Si, si la última lectura del mes pasado fue de un libro auto editado por un amigo durante la pandemia recopilando unas conversaciones de café entre conocidos, el primero de este mes entra en la misma categoría: la de los libros auto editados por un “amigo” por el aburrimiento provocado por la pandemia diferenciándose en que en este caso no recoge unas conversaciones entre conocidos sino simplemente los pensamientos del autor bajo el título de Pensando 2020. Creo que lo primero es aclarar porque, en este caso, he puesto amigo entre comillas y en cursiva. Esto es fácil: yo considero al autor un amigo, de hecho, fue mi primer socio profesional y mantuvimos una empresa durante casi una década, compartimos muchísimo tiempo juntos, compartimos ideas, el equivalente en alcohol a varias cosechas de la ucrania invadida, noches en vela y por supuesto cada uno soporto las excentricidades y particularidades del otro, cada uno se apoyó en el otro para su desarrollo profesional durante aquella grata etapa, e incluso las seguíamos compartiendo incluso después de terminar nuestra relación societaria (que se acabó en excelentes términos por razones ajenas a la misma) pero, a la vez es muy complicado ya que hace años que no nos hablamos y se, por terceras personas, que él está muy enfadado conmigo por algo que al parecer hice, o sería más correcto decir por algo que no hice (según tengo entendido falte al funeral de su padre). Imagino que puede tener razón para estar enfadado, para haber estado enfadado en su día, ya que yo no recuerdo porque no fui al funeral y no sé si tenía una razón suficientemente válida para mi ausencia. Sencillamente no tengo ni idea, pero tampoco esperaba que el padeciera lo que Don Winslow denomina “el Alzheimer de los irlandeses. Se les olvida todo, menos los rencores” de ahí las comillas, ya que, según tengo entendido, nuestra relación de amistad ya no es biunívoca. Una pena ya que es indudable que pasamos muchas cosas juntos en su día y que es una lástima que todo se haya perdido por, digamos, una torpeza social.

En cualquier caso, ya, si eso, hablamos otro día de aquella época, aquella primera empresa y las muchas anécdotas de aquella década, al de los 90, época en la que Pablo ya tenía la costumbre – puede que la tuviera de siempre – de apuntar cosas (pensamientos e ideas) fundamentalmente en servilletas de bar o posavasos y acumularlas en los bolsillos de su americana donde, durante las épocas intermitentes y periódicas en las que intentaba dejar de fumar, se mezclaban con un puñado de garbanzos secos que llevaba como sustituto de algunos cigarrillos (no de todos). No estoy seguro de si sigue con esta costumbre – sospecho que si – ya que a mi este libro me parece el resultado de pasar a limpio, ampliando, algunas de esas notas incluyendo sus predicciones para la post pandemia. Desde mi punto de vista hay mucho de rumbling and mumbling, la mayor parte sin especial interés, pero siempre resulta curioso ver como un amigo verbaliza sus pensamientos fuera de una conversación influenciada por los licores y supuestamente tras una reflexión más profunda que la de escribir una idea en una servilleta.

Creo que, por completar la historia del libro (no la de la amistad con Pablo, que volverá a salir), es necesario aclarar que este libro me ha llegado a través de un amigo común – la supuesta tercera pata de aquella sociedad, supuesta ya que solo lo fue nominalmente pese a que él fue el nexo de unión entre las partes – que mantiene un contacto escaso con el autor, pero mayor que el que mantenemos los “amigos” ahora.

En Lake Success, libro que si compre en mi librería de referencia (ya sabéis, Librería Méndez en la calle mayor de Madrid, poco después o poco antes de llegar a las palmeras de chocolate de El Riojano y que deberías visitar con frecuencia; ambos sitios) ya que, en principio, el personaje principal era descrito en la contraportada con una cantidad de adjetivos: “Narcisista, vulgar, millonario, infantil, acomplejado, soberbio, displicente, inútil, infatuado, estereotípico, incapaz, irresponsable” que auguraban, por lo menos, un personaje divertido. La verdad es que nada más lejos de la realidad y a mí me ha costado interesarme por sus aventuras y desventuras, que por otra parte me han parecido carentes de interés y solo destacaría, casi en relación con la contraportada, la frase de “La mejor ficción es la ficción del autoengaño. Señala el contraste entre la banalidad de nuestras ficciones inventadas y la impotencia del mundo real”. Bueno, digo esto a la espera de visitar The Old Town Bar, en la decimoctava en NYC para comprobar si sus salchichas a la brasa merecen ser destacadas. Es un sitio que queda apuntado para cuando se pueda viajar sin restricciones de mascarillas.

Buena Suerte es, creo, el cuarto libro que leo de su autor. El primero me gusto, el segundo menos, el tercero empezó a aburrirme y este la verdad es que me ha dejado completamente indiferente. Entiendo que hay una especie de moraleja sobre la amistad y el dinero, incluso entre la necesidad de conseguir dinero sacrificando casi todo para conseguirlo, conseguir el objetivo por cualquier medio; e incluso entiendo la necesidad de trabajar como animales pare cumplir un objetivo de tu propia empresa (las noches sin dormir, incluso los días enteros de empalmada para acabar) pero, creo que ni siquiera está bien contado. Un poco de demasiada moralina, con toda la tragedia que se desata por esto. Lo que si me ha hecho mucha ilusión es comprobar que otro bar, aunque sea uno ficticio, al cierre encendía las luces y empezaba a sonar ese clásico que es “No tenéis que iros a casa, pero tampoco podéis quedaros aquí” al igual que en el Morgenstern.

Ahora solo me falta recordar que este autor no me gusta especialmente para futuras compras. Dudo que lo consiga pero lo intentare.

 Los dos Lados, lo cogí por aquello de leer una policiaca que pasara en España y escrita por una chica y publicada por Siruela que, a veces, me ha descubierto a escritores interesantes. A ver, se trata de una novela que ni fu, ni fa… creo que quiere contar más de lo que sabe contar por lo que hay alguna idea buena, e incluso algún personaje al que se le puede coger cariño, pero que no acaba de definir ni los personajes, que quedan flojos en general, ni la historia principal ni, menos, la historia secundaria (el subtexto, que, creo, dicen los entendidos) en la que creo que no se acaba de encontrar a gusto la autora, que no se lo acaba de creer.

En fin, como me pasa siempre, cuanto peores son los libros que leo, menos leo y este mes (marzo) no ha sido especialmente bueno, pero abril ha sido distinto y como además estaba la semana santa, de la que he pasado parte en Piles, pues la siguiente entrega, que será en breve que voy con mucho retraso y he de ponerme al día, promete ser larga.

Mientras tanto, ¡Divertíos asaltado el castillo! y, por si alguno no la conocéis (y porqué hace mucho que no pongo ningún video) os dejo con la canción de cierre del Morgenstern que hace una buena despedida.


 


Lecturas

Pensando 2020 – Pablo González Rodríguez

En Lake Success – Gary Shteyngart

Buenas Suerte – Nickolas Butler

Los dos lados – Teresa Cardona

No hay comentarios:

Publicar un comentario