lunes, 24 de junio de 2013

La foto mas ridícula



Estaba intentando escribir un poco sobre las cosas que me ponen (muy, muy) nervioso, centrandome en aspectos de la vida publica por que me parecía que así ponía tener una extensión aceptable - sin recurrir a la declaración implícita: de todo, o casi todo; y sin recurrir a otros temas personales o sociales que podrían convertir la declaración explícita en un diccionario enciclopédico - pero realmente ha resultado un trabajo inabarcable.

¿como comentar la insolencia política de declarar cosas como “todo es mentira, salvo alguna cosa”?;

¿como intentar asimilar la vergüenza directa de que los políticos mientan descaradamente en el parlamento inventandose datos y estadísticas contradictorias con la realidad?;

¿como explicar que una diferencia del 20% en una previsión como la del déficit, de cierta importancia y cuantía, no puede ser considerada y declarada como “una diferencia de décimas”, aunque técnicamente lo sea?;

¿como obviar que si alguna acción, digamos construir campos de golf, resulta declarada ilegal por todas las instancias de la justicia no es valido afirmar “pues corregiremos la ley, pero no la acción. Los campos de golf seguirán funcionando”

¿como intentar explicar que ya no es que se utilicen sinónimos confusos para explicar las situaciones - como desaceleración por crisis, movilidad exterior por emigración, reparto asimétrico por desigual, “revisión de la tributación” por subida de impuestos - si no que al parecer hasta lo estamentos que parecían tener funciones claras realizan la contraria y tenemos a la fiscalía negandose a ejercer la acusación a requerimiento de los jueces?;

¿como no ponerse (muy, muy) nervioso cuando un comité de expertos sustituye una identidad por una formula que incluye tres medias móviles de series - que seguramente no están registradas - y declara que lo hace por simplificar?; 

¿como....?

Ya digo, Casi imposible, así que lo he dejado a la mitad - seguramente al cero coma uno por ciento, o menos - y he decidido escribir sobre “mi foto mas ridícula” que parece un tema mas ligero, accesible y que ademas (sorpresa, sorpresa) me permite incluir una foto. Algo que siempre puntúa doble y proporciona mas lectores.

Seguro que, como a todos, a lo largo de mi vida me han hecho fotos mucho mas ridículas que la que he seleccionado pero, tras dos incendios y mas de siete mudanzas (que como todo el mundo sabe, en cuanto a poder destructivo de recuerdos se refiere, equivalen a medio incendio) lo que debería sorprender es que todavía me quede alguna fotografía.

Alguna queda, pero pocas. 

Esta fotografía es, creo, la mas ridícula que tengo actualmente y si existe es porque es posterior ambos incendios y a todas las mudanzas (bueno, tuve un incendio posterior pero fue pequeño. Si eso, ya lo cuento otro día).


La foto esta tomada en Sanxenxo (la playa, lugar, antes conocido como Sanjenjo) en Septiembre de 2004 durante un congreso de ingeniería civil que tenia lugar en Santiago y al que yo asistía como ponente. 

El de la izquierda de la fotografía era un mando intermedio de la administración, creo que de la Agencia Catalana del Agua pero no estoy seguro, así que podría ser de Aguas del Ter Llobregat o de cualquier otra empresa publica; el del centro era, creo, el director comercial de una empresa catalana llamada Taller de Ingeniería Ambiental (el nombre era en catalán, como los demás, pero por simplificar la lectura y mi escritura os los he traducido). No tengo ni el mas mínimo recuerdo de como se llamaba ninguno de los dos, si tuviera que apostar diría que eran Jordi y Joan, pero para que no sea esta la primera vez que pierdo una apuesta no apostare. La verdad es que los conocí ese día y no los he vuelto a ver.

La foto resulta lo suficientemente ridícula para no requerir explicaciones ni detalles adicionales pero, para vuestra tranquilidad o inquietud, os diré que en las bolsas moradas que todos llevamos a juego, cada uno de nosotros llevaba la ropa formal con la que esa misma mañana nos habíamos presentado al congreso: mis dos acompañantes traje con corbata, yo un disfraz de pseudo arquitecto.

¿como conseguimos pasar de un congreso de ingeniería hasta participar en el anuncio de la futura-nueva-temporada-versión-gay de The Love Boat, o para el antes de un anuncio de crema bronceadora (gay, añado, si es que existe crema bronceadora gay. Que sospecho que si y añado que la opción de una crema bronceado no-gay es un oximorón, ya sabéis como inteligencia militar o herméticamente abierto)?

La verdad es que para mi no era mas que trabajo, aunque parezca increíble uno de los trabajos mas importantes de la ingeniería en España (posiblemente de casi todas las actividades laborales) es contentar a la administración (léase a aquellos que pueden darte trabajo en un futuro o que ya te lo han dado). 

Si, ahora que todos los días leemos y nos rasgamos las vestiduras con si alguna empresa ha pagado un cumpleaños, ha hecho regalos a un político, ha pagado un viaje o directamente le ha dado un maletín, repleto de billetes, o un sobre, repleto de billetes - ya que el contenido es lo importante - a alguna administración puede resultar un poco lamentable reconocer que estos comportamientos forman parte del trabajo normal. 

Pero lo son, desgraciadamente es un hecho. Un hecho indiscutible y generalizado. 

Normalmente son cosas pequeñas y que se disfrazan moralmente en forma de actividades inocuas, sin mayor trascendencia, pero pese a todo no dejan de ser lo que son: sobornos y actividades cuasi-delictivas; y desgraciadamente el pan nuestro de cada día (como enchufar a tu primo tonto en la empresa o administración).

Y si, yo he participado en ellas aunque en mi descargo diré que en este caso yo no era mas que un peón, y ni siquiera un peón importante (no lo digo como excusa, solo constato un hecho). En otros casos soy mas culpable ya que si he formado parte de la decisión de llevar a cabo estos sobornos. Pero divago, si eso, ya lo cuento otro día.

En cierta medida con esta divagación y la presentación de los personajes ya podéis  recrear toda la historia, a falta de algunos detalles. ¿no? Ya habréis adivinado que obviamente acabamos así para contentar a la administración, encarnada por el personaje de la izquierda de la foto, e intentar conseguir un trabajo para las empresas en las que trabajábamos. 

En honor a la verdad os diré que en esta ocasión nuestros esfuerzos no se vieron recompensados y que, hasta donde yo se, no conseguimos que nos contratara ningún trabajo. 

Para ser sincero, creo que no conseguimos ningún trabajo porque solamente le dedicamos, a este Joan, una mañana larga, de los tres días que duraba el congreso, ya que nuestros esfuerzos estaban centrados en otros Joan y Tomas, que sabíamos mucho mas productivos (ya habíamos trabajado con ellos, incluyendo un viaje de 10 días a California - absolutamente necesario para la realización de un trabajo - y a los que habíamos invitado, con mujeres (las suyas, no otras) a estar durante toda la duración del congreso en la hostería de Santiago que hicimos extensible a todo el fin de semana posterior - ya que que disfrutaran de todo el fin de semana con sus familias en el mejor hotel de Santiago era absolutamente necesario para la realización de los trabajos, mucho mas que acudir al congreso o que trabajar).

Seguro que alguno de vosotros anda pensando que esto es algo que me pasa en muchas facetas de mi vida y andáis rememorando esas noches en las que estando yo coqueteando con alguna encantadora mujer de repente, sin motivo alguno y sin intención, me despisto y me encuentro coqueteando con otra, igual de encantadora, y así sucesivamente dando lugar a una espiral de fracasos encadenados. 

Tan solo decir que afortunadamente la administración es mas previsible, y menos susceptible, que las mujeres y no se toman tan a mal esta falta de constancia.

Pero volviendo al día de la foto: Nuestros respectivos jefes nos habían indicado que debíamos encargarnos de Joan, algo que por no ser de la familia entendimos que no significaba que nos deshiciéramos de el, haciendo que pareciera un accidente, si no que se referían justo a lo contrario, a que le entretuviéramos durante el congreso. 

El plan era ir a unas cuantas ponencias, no muchas pero si alguna, y luego llevarle a comer, tomar cafe, copa y puro (aunque creo que no fumaba, pero ya sabéis a que me refiero) y volver para las ultimas ponencias de la tarde, no muchas pero una o dos. Un plan sencillo, a la altura de nuestros talentos sociales. Bueno, realmente por debajo del talento social de Jordi pero muy por encima de mis capacidades sociales: eso de entretener a alguien, que no conozco y probablemente me caiga mal, durante todo un día. Así que Jordi entretendría a Joan y yo solamente les acompañaría intentando no echarlo todo a perder con alguna borderia, o empeñandome en asistir a las ponencias para aburrimiento de casi todos y disfrute propio. 

Inocente de mi, me las prometía felices porque. al fin y al cabo, era septiembre y estábamos en Galicia así que era altamente probable que una persistente lluvia nos mantuviera dentro de los limites del congreso y sin necesidad de pasear a nuestro invitado por el exterior. Igual hasta podíamos ver la mayoría de las ponencias, que quieras que no para mi era algo mas que la excusa para pasar unos días en Santiago a gastos pagados.

Como los milagros también existen y Dios tiene un gran sentido de la ironía, amaneció un día precioso. El único día de un ideal veranillo de San Martin (mártir tenia que ser), un idílico día de Indian Summer (enviado por el mismo Manitu) que nuestro invitado quería/tenia que aprovechar para ir a pasear por el mar. 

Empecinado estaba en irse a la costa a ver el Atlántico, como si lo fueran a quitar en breve y nunca mas pensara alejarse tanto de su terruño; y encima Jordi tenia coche, las ponencias carecían de interés para el y nada que propusiera nuestro invitado le parecía mal, que digo: todo le parecía excelente, excelente. Así que... que buenos son, los curas del colegio, que buenos son, que nos llevan de excursión... nos tomamos el cafe del congreso y nos marchamos camino a la mar.

Un pequeño paseo por la costa gallega, inicialmente sin rumbo fijo hasta que el bueno de Jordi recordó que alguien le había dicho que había una playa nudista en las proximidades y como adolescentes en celo decidieron que teníamos que acercarnos a la misma, sin pensar que ir vestidos con uniforme de congresistas no era, tal vez, lo mas apropiado para ir a una playa nudista. Afortunadamente una vez que llegamos a las proximidades de la misma se dieron cuenta de lo ridícula que podía resultar nuestra indumentaria en este lugar y se conformaron con parar en el chiringuito desde el que se divisaba la playa  (no es que quisieran mirar mujeres desnudas, solo que el calor apretaba y apetecía una cerveza. El que comentaran que era una lastima no tener unos prismáticos y que resultara que no les apeteciera beber nada era una mera casualidad). Yo con mi cerveza empezaba a aceptar estoicamente, o con resignación cristiana, no estoy seguro, que el día podía complicarse y que el absurdo no había alcanzado aun su cenit.

Estar cerca de la playa, estaba bien pero... lo que de verdad le apetecía a nuestro invitado  era bañarse, hacia un día verdaderamente espléndido. Lastima no tener bañador, se lamentaba. Si, una lastima. Que se le iba a hacer. No hemos venido preparados. Le encantaría tener un bañador, que no daría por tener un bañador, decía. El ruido del cerebro de Jordi al arrancar casi rompe la placidez de ese idílico día... se le podía oír rumiando “ha dicho que no daría por tener un bañador... uhhhhmmm.... ruuuccc.... ruuuc... contrato a la vista.... ruuuuccc....” y así sucedió. La bombilla, esa de las ideas en los dibujos animados, ilumino su mirada al encenderse; sus labios se movían felices al verbalizar su plan “pues nos acercamos a Sanjenjo y compramos unos bañadores. Seguro que hay alguna tienda. Nada mas fácil. Yo invito”

Claro, no podía haber mejor plan confirmaba nuestro invitado: nos acercamos a Sanjenjo, si esta aquí al lado, no tardaremos nada; nos compramos unos bañadores y al agua patos; luego lo redondeamos con una buena comida y un día perfecto.

Si hubierais visto sus caras habríais actuado como yo. Habríais pedido otra cerveza rápidamente antes de que fuera tarde y ya estuviéramos camino de Sanjenjo con la idea de conseguir el valor suficiente para romperle el corazón a esos niños ilusionados. Una cerveza no fue suficiente, no reuní el valor necesario, ya solo podía arellanarme en el asiento trasero camino de Sanjenjo. 

En Sanjenjo nos costo encontrar una tienda en la que tuvieran bañadores, era casi finales de septiembre, y en la única que encontramos solo existía un modelo de bañador cuya simple visión hubiera obligado a cualquiera a abortar el plan de compra. Pero no a mis queridos amigos y compañeros, no, a ellos ni tan siquiera la visión de tres bañadores iguales les haría plantearse tamaña abominación: abortar estaba fuera del debate, como si fueran de la Conferencia episcopal.

Así que, uno a uno, por orden de dignidad y gobierno (yo el ultimo, todavía confiando en que la visión de conjunto les hiciera desistir), fuimos pasando por el probador para vestirnos con aquel bañador, meter nuestras ropas en las correspondientes bolsas y prepararnos para unas horas de playa.

Y así, como recoge la fotografía, nos dirigimos a la playa para susto, sorpresa, deleite, alucine, incomprensión, mofa, befa y solo Dios sabe que mas emociones que embargaban al resto de los bañistas al observar el espectáculo de nuestra presencia.

Paseamos por la playa, indiferentes a nuestro aspecto e inmunes a las inevitables miradas - Sanjenjo, nunca pero menos fuera de temporada, no es Londres ni Nueva York - nos bañamos, nos fotografiamos (si, Jordi o Joan, que para mi son intercambiables, llevaba una cámara digital) y al final decidimos ir a comer a un buen restaurante en el que afortunadamente nos obligaron a cambiaron de indumentaria antes de dignarse ni tan siquiera a notar nuestra marciana presencia y en el que comprensivamente nos sirvieron un riquísimo albariño que, al menos a mi, me devolvió a la dignidad de la especie humana.

Aunque esta foto es, para mi, una clara ganadora he de reconocer que no es la única que tengo que puede clasificarse de ridícula, así que para el final os dejo a una semifinalista posible y probable.

Obviamente esta tomada en el Wurlitzer y si no la memoria no me traiciona poco después de un concierto de los Surfin’ Lungs en el que habían salido con unas pelucas disfrazados de Los Ramones (si, creo que si te colocas la peluca con mas arte puedes llegar a parecer un miembro de Los Ramones; obviamente no es mi caso), se las habían dejado y prácticamente todos, por turnos, decidimos utilizarla con resultados dispares. Pero, si eso, ya lo cuento otro día.

4 comentarios:

  1. Ah , pues yo sustraje ese bañador de la casa de la playa y ahora lo llevo con mucho orgullo siempre. A mi me parece muy elegante. Tanto que pense que era propiedad de mi tio dandy (Rafael)

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  2. No sabría yo decir cuál de las dos fotos causa mayor hilaridad entre el respetable. Cada una en lo suyo gozan de múltiples elementos que justificarían su victoria.

    Quizá deberías sacar fotos hilarantes por categorías: Wurli, playa, trabajo, montaña, iglesia, Estado, etc.

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  3. Fotos hilarantes por categorías me parece una gran idea ;-)
    Aunque de momento para mi es ganadora absoluta la de la playa. No tengo palabras

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  4. Rafita (o Rafael, si prefieres)... que sepas que los bañadores tienen consideracion de ropa interior y no es educado andar sustrayendolos, mas aun ni no estas seguro del propietario. Quedatelo tranquilamente.
    Si, si tuviera mucha fotos haria series pero no tengo medios.

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