lunes, 13 de enero de 2014

Comentario de Textos - Diciembre 2.013

The shining girls - Lauren Beukes
The twenty-year death - Ariel S. Winter
The last policeman - Ben H. Winters
Japantown - Barry Lancet
The starboard sea - Amber Dermont
From the fahertland with love - Ryu Murakami
Why does the world exist? - Jim Holt
Como hacer bien el mal - Harry Houdini

Este mes hago un poco de trampa e incluyo un par de libros leídos en enero pero la verdad es que yo creo todo el principio de enero, hasta después de Reyes, debería contar como diciembre ya que forma parte de los fastos navideños, ademas así acabo con las compras realizadas en NYC y puedo llevar todo lo leído hasta su zona de almacenamiento en casa de Alvaro y Helena, quiero decir que así se los paso a ellos para que puedan disfrutarlos que suena mejor esto de prestarles libros que lo de encasquetarselos sin motivo solo para no tener que almacenarlos yo.

De hecho ahora mismo me quedo sin nada que leer, si ignoramos un par de libros que me han regalado, uno de los cuales (Novela y Cine negro en la Europa actual, 1990-2010) me produce una pereza total y otro (Frank Cappa, diarios) me parece mas adecuado para tener en el cuarto de baño con el fin de ojearlo que para leerlo seriamente. Esta situación de desabastecimiento me obligara, en breve, a volver a decidir donde realizar mis próximas adquisiciones: si resulta pertinente un viaje hasta la, supongo, helada y heladora Cercedilla para visitar la librería Fuenfria (que espero estéis visitando asiduamente) y tomarme un descafeinado con mi hermano (quien dice un descafeinado es capaz de decir cualquier cosa, aunque se entiende que quiera decir unas cuantas cañas) o si me dejo caer por la librería Mendez, o incluso si me paso por ambas para comparar como de surtidas están y cual resulta mas tentadora. Pero divago, si eso, ya os lo cuento otro día.

Los novelas de asesinos en serie escritas por chicas son escasas por lo que siempre que veo una siento cierta tentación de comprarla, si ademas la autora ha ganado previamente un premio Arthur C.Clark, si encima en la contraportada los elogios son de gente cuyas obras me han gustado pero que no son demasiado obvios (Gibson, Doctorow y Tana French firman elogios en esta) y si me la encuentro entre las recomendaciones en una de mis librerías favoritas pues la decisión de comprarla es obvia. Así que aunque la portada y el resumen de la solapilla no me parecieran especialmente tentadores , si no mas bien lo contrario, compre The Shining Girls que ciertamente tiene un asesino en serie pero que realmente es un asesino que viaja en el tiempo para cometer sus crímenes, para matar a chicas “que brillan”, lo que es una trampa bastante burda y le quita gran parte del interés al tema ya que es el único que puede viajar en el tiempo y la verdad es que la historia, que se supone que es como lo persigue una de las víctimas que ha sobrevivido, pues pierde bastante ya que queda llena de huecos. Se lee bien y se olvida exactamente igual.

De The twenty-year death lo primero que llama la atención es la portada, que como todas las de Hard Case Crime imita a una portada pulp clásica y es algo que se agradece ya que ya define una linea, un tipo de novela; ademas de Hard Case Crime ya había comprado, el año anterior, The Cocktail Waitress, una novela perdida de James M. Cain, que me pareció muy buena lo que también la hacia tentadora, al menos para mi que igual que confío en lo que los libreros seleccionan en sus mesas para que yo elija, también confío en algunas editoriales y en sus selecciones (de hecho, ahora que lo pienso, me queda una ultima novela en ingles, Joyland de Stephen King en Hard Case Crime, que le regale a Alvaro por la portada y por que a el le encanta Stephen King. Voy a pedirsela por si se complica mi selección de librería, tranquilo me quedo); que entre los elogiadores este Brian Azzarello, que es un guionista de algunos comics que me han parecido excelentes, junto a gentes que desconozco totalmente pues también es algo que llama la atención. 

Ya mismo os digo que es una buena novela y que confirma, de momento, que Hard Case Crime es una editorial de buenas novelas, no solo de preciosas portadas, y que yo al menos voy a comprar todo lo que editen (e incluso lo que ya han editado), pero también os diré que no es una buena novela. No, siendo una buena novela no es una buena novela. 

“Se te ha ido, tanto leer... esto tenia que pasar” os veo murmurando Cervantinamente, pero no, no se me ha ido. Digo que no es una buena novela porque... son tres buenas novelas; y digo que es una buena novela por que cada una de ellas es buena y están bien enlazadas lo que convierte en una buena novela al conjunto ademas de a cada una de las partes. Si, amigos estáis ante una ganga, por el precio de un solo libro, 14,95 US$ - 7,99 UK, tendréis una novela de George Simenon (Malniveau Prison), una novela de Raymond Chandler (The Falling Star), una novela de Jim Thompson (Police at the Funeral) y por supuesto la novela de Ariel S. Winter (The Twenty-year Death) que las incluye y todas ellas buenas. Claro que como contrapartida tendréis la sensación de haber ido a una exposición de falsificaciones de grandes maestros y aunque no fuéramos capaces de apreciar la diferencia entre la excelente falsificación y el original es inevitable quedarse un poco chafado cuando nos dicen que todo lo que había expuesto era una falsificación, en este caso una excelente falsificación que se disfruta como el original o incluso mas.

Un detective de la policía acude a la escena de un posible suicidio, no es algo raro que la gente se suicide, no lo es nunca pero es que ahora  hay un asteroide viene hacia la tierra y ya es seguro que impactara contra nosotros, destruyendolo todo. De hecho ya hay fecha para este evento, ya hay fecha para el fin del mundo: será dentro de seis meses. Estando así las cosas, no hay nada raro en que la gente se suicide, con estas perspectivas y realmente, si solo quedan seis meses, cual es el objetivo de investigar un posible suicidio, o para el caso un posible asesinato, si al fin y al cabo todos, inocentes y culpables, estamos ya condenados. Este es el punto de inicio de The Last Policeman, y por supuesto el protagonista principal sigue investigando porque al fin y al cabo esa es la forma de vida que ha elegido ¿que importancia tiene que el mundo se vaya a terminar? este ultimo policía piensa que debe de seguir haciendo lo que es correcto, seguir viviendo su vida como había decidido hasta que se acabe, como quien dice “vivir para siempre o morir en el intento”. A mi me ha resultado muy agradable el pensar que hay mas gente que seguiría con su vida, que no seria algo tan extraño, que algunos vivimos, mas o menos, como hemos escogido y que eso no va a cambiar solo porque el mundo se pueda acabar en unos dias o ya puestos porque exista o no un Dios que decida nuestro futuro. No, algunos vivimos como podemos o sabemos y aunque sabemos que todo acabara seguimos con nuestra vida lo mejor que podemos o sabemos.

Japantown es un libro  que no tenia ninguna papeleta para que lo comprara, salvo la de que lo vendieran en Kinokinuya algo que siempre es una garantía, ya que empieza en el Japantown de San Francisco para desarrollarse en Japón pero esta escrito por un americano por lo que, a priori, se puede dudar de su autenticidad y no solo eso si no que ademas empieza con la masacre de una familia que no parece estar relacionada con nada, parece un asesinato así sin mas lo que posiblemente dará lugar a una novela pues así sin mas. Pues para nada, es un autentico best-seller, una de esas novelas que te hace preguntarte porque no puedes comer palomitas mientras lees aunque en seguida comprendes que te la vas a leer de un tirón, que te va a tener insomne en la cama y ya sabes que no esta bien comer en la cama por eso de las miguitas. Sencillamente un gran bestseller que ademas desarrolla un personaje, y un Japón, que (supongo) no le resulta tan ajeno al escritor como en un principio parecía ya que se centra mas en un Japón visto desde fuera, el paso 25 años en Japón, que en un Japón de un japonés. Es uno de esos libros que seguramente no serán traducidos, o que en caso de serlo lo serán por una editorial que no consiga darles la visibilidad que se merecen como le paso a Thomas Harris (o al Richard Harris que no es su hermano), a Baldacci, a Rozan o al mismísimo Goldman. Ojalá me equivoque, que Barry Lancet triunfe, que podáis disfrutar de esta y que le sigan otras igualmente buenas.

Los libros sobre niños ricos, muy ricos, son en general de mis favoritos; lo libros sobre universitarios, incluso los que son sobre profesores universitarios, también entran entre mis favoritos; los libros que pasan en Nueva Inglaterra, en general todo Estados Unidos salvo en algunos estados concretos, pues también entran en mis favoritos; y los libros escritos por chicas me suelen interesar mas que los escritos por hombres (si, yo también soy consciente de que a las escritoras las llamo chicas y no mujeres pero es que así llamo a casi todas las mujeres, sean lo que sean), seguramente por aquello de que me parecen mas exóticos. Así que aunque no tenia ninguna referencia sobre de The Starboard Sea, ni sobre su autora, el ser una novela sobre universitarios ricos en Nueva Inglaterra  la hacia un buen candidato para probar, si ademas le sumamos que parece estar en alguna lista de 100 Notable Books del New York Times pues la compra se explica sin problema. Os diré una cosa o cien libros son demasiados libros o el criterio del NYT es difícil de entender ya que, fácilmente, se me ocurren no cien, si no mil, libros mejores, mas notables, que este (vale, me he pasado con lo de que se me ocurren fácilmente pero solo porque no es fácil que se te ocurran cien libros, ni mejores ni peores, ni cien canciones ni, en general, cien de nada. Llegar a cien no es nada fácil y no digamos a mil). 

Murakami me gusta, me gusta mucho, y antes de que empecéis a arrancaros los cabellos de la cabeza en vuestra desesperación, o que empecéis con “ya esta el maldito hipster, con Murakami, Auster y todo el moderneo” dejadme aclaraos que a mi me gusta el otro Murakami, Ryu Murakami. Por que yo soy mas hipster que todo lo que podéis imaginar y cuando hablo de Murakami, me refiero al otro Murakami, no al que llena las estanterías, los suplementos culturales y que todos en La Bicicleta ya han leído o dicen haber leído y haberles encantado. No, amigos, no, por supuesto yo hablo del Murakami de las caras B, del de los singles editados solamente en Afganistán, hasta hablar del Murakami mainstream podríamos llegar. No, yo hablo del Murakami de In the Miso soup, esa novela en la que todo va tranquilamente hasta que sin venir a cuento todo deja de ir tranquilamente: del Murakami de Coin Locker Babies, con esos niños que crecieron en una taquilla de una estación y no sienten mucho apego por el mundo que descubren al salir y lo demuestran; del Murakami de 69, con los problemas para montar un festival de rock en un pequeño pueblo de Japón a finales de los sesenta; y mas concretamente hoy del Murakami de From The Fatherland, with love, en el que Corea del Norte decide llevar a cabo un arriesgado plan de expansión consistente en invadir una pequeña isla japonesa para luego declararla independiente y utilizarla como “satélite” mientras que los únicos que la pasividad del gobierno japonés les impide intervenir y solamente unos pocos jóvenes marginales se enfrentaran a ellos mas por divertirse que por aquello de salvar el imperio. Su principal pega son sus casi setecientas paginas que asustan a la hora de empezar la lectura y que en mi caso me han hecho cruzar la frontera del año anterior a este nuevo año con una sonrisa casi constante (salvo en algunos pasajes cortos) comprendiendo divertido las diferencias entre asiáticos tan distintos como los freakies japoneses, los políticos japoneses y las tropas de elite de un país como Corea del Norte. 

Con Why does the world exist? he de reconocer que me he sentido engañado por la portada y especialmente con la frase que hace de subtitulo al libro “An existential detective story” que me hizo pensar que se trataría de una novela de detectives del tipo de Una investigación filosófica de Keer. De hecho tenia muchas ganas de leerla, la de Keer me había gustado mucho y esta estaba entre los 10 mejores libros según el New York Times, y la empece casi nada mas volver. La empece y la deje ya que no es una novela si no un ensayo filosófico, mas que un ensayo una recopilación de teorías o puntos de vista, sobre lo que indica el titulo del libro resumido en ¿porque existe el universo en lugar de existir nada, es decir de no existir?. La deje enfadado, mas conmigo mismo que con el editor ya que realmente en la contraportada si viene indicado que es un libro de filosofía, aunque no nos engañemos: me habían engañado. Con las fuerzas renovadas por aquello del año nuevo, realmente porque ya no me quedaba nada que leer, la retome a primeros de año, avanzando hasta la mitad de la misma para volver a dejarla. No digo que no sea interesante, estoy seguro de que repasar los argumentos filosóficos de esta pregunta y sus muchas implicaciones que nos llevan hasta el teorema de Godel y mas allá, lo es, pero (ahora lo se y puedo agradecerselo al libro) yo me alineo con Grünbaum y la pregunta me parece una autentica tontería, mal planteada, completamente errónea, que solo nace de una preocupación cristiana, vamos una pregunta totalmente innecesaria pero para el que el principal interés de la conversación, del libro en mi caso, es el de acabar tomandose una copa tranquilamente.

Como hacer bien el mal me lo regalaron por mi cumpleaños en Octubre y por aquello de ser un librillo de artículos dispares pues ha sido una de esas lecturas intermitentes de cuarto de baño. Básicamente incluye una serie inconexa de artículos de Houdini sobre distintos temas relacionados con la magia (básicamente con los side-shows, los espectáculos anejos como tragar sables) que como es habitual en Houdini no aportan ninguna información sobre su funcionamiento real, una recopilación de anécdotas para mayor loa del autor, que siendo un gran escapista era mejor publicista de si mismo, otra recopilación sobre distintos timadores, que es la parte que da titulo al libro, y un insoportable cuento de Lovecraft sobre una aventura de Houdini en Egipto que ocupa innecesariamente casi un cuarto del volumen y que casi me hace abandonar. Lo que digo, quitando la parte de Lovecraft, una lectura entretenida para el cuarto de baño y poco mas (aunque no es poco).

Pues como os decía ahora me he quedado sin lecturas, salvo el Stephen King que tiene Alvaro y que voy a ver si le cambio por todo lo leído, así que una vez mas he de enfrentarme a la decisión de elegir librería y libros para las dos terceras partes de mes que aun quedan por delante. Debería ganar la librería Fuenfria de Cercedilla que se que ya es de vuestras favoritas pero igual la ola de frío que se acerca, unida a la perdida de la atermia que siempre me ha caracterizado, hacen que este mes gane la librería Mendez de la calle Mayor, mucho mas cercana y que llevo tiempo sin visitar, pero, si eso, ya os lo cuento otro día.

P.S.: esta es la maleta que le llevo a Alvaro





1 comentario:

  1. Me has dejado intrigado con la no-recomendación de Japantown y de "From the fatherland, with love". Voy a ver cómo andan por Amazon.

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