lunes, 7 de abril de 2014

Comentario de Textos - Febrero y Marzo de 2.014

El hombre del brazo de oro - Nelson Algren
El tiempo de los tigres - Lisa Klausmann
La vida secreta de Walter Mitty - James Thurber
Constance - Patrick McGrath
Todo lo que hay - James Salter
Una casa de tierra - Woody Guthrie

Igual os habéis dado cuenta de que me he “saltado” un mes, no solo en cuanto a estas crónicas de los libros que leo si no también en cuanto a otras posibles chorradas o nostalgias. ¿alguna excusa, algún motivo, os preguntareis (o no)? Pues sinceramente no, no ha habido ningún motivo y aunque si me pusiera a ello podría inventarme varias docenas de excusas creíbles la verdad es que no voy a inventarme ninguna (no, no es por falta de respeto a vosotros, que ya os veo siendo picajosos y murmurando “ni siquiera se molesta en inventarse una excusa”). Es tan solo que no ha surgido lo de sentarme a escribir, ni tan siquiera la entrega mensual de libros. La verdad es que había pensando algunas cosas, aventuras y avatares, que contaros pero al final me he mantenido alejado del ordenador por lo que pese a tenerlas medio empezadas en mi hueca cabeza aun están lejos de poder ser “pasadas a limpio”.

En cuanto a lecturas Febrero empezó razonablemente bien ya que Rafa se dio cuenta de que podía resolver mi tradicional dilema sobre librerías aprovechando que, por aquello de ser familia, se dio cuenta de que podía seleccionar unos cuantos libros y vendermelos “a domicilio” en cualquier momento que nos viéramos ahorrandome el dilema de tener que subir hasta Cercedilla , a la librería Fuenfria (que deberíais visitar mas a menudo, malas personas, que el campo no esta tan lejos), a buscar los libros o traicionar a “la familia” comprandolos en la librería Mendez. Puedo veros pensando “pues si que ha tardado en darse cuenta de esta opcion. Ciertamente será un gran escritor, pero la verdad es que rápido, rápido, pensando...”. Pero eso es solo fruto de vuestra maledicencia. Seguro que lo pensó varios meses antes pero desecho la idea ya que le parecía que, en cierta medida, estaría obligandome a comprarle a el; y ademas pese a ser familia, o puede que por ser familia, la verdad es que Rafa y yo no coincidimos tanto, lo que complica la logística, tampoco es cosa de ir siempre con cuatro libros en la mochila por si nos vemos.

En cualquier caso, aprovechando que a principios de febrero teníamos que vernos para planificar algunos asuntillos comerciales cargo su mochila con los cinco o seis libros que pensaba que podrían interesarme mas, supongo que ese fue el criterio que uso ya que los tamaños, editoriales, nacionalidades y otras variables parecían claramente aleatorias, y los traslado hasta la capital. He de decir que, pese a lo que podáis pensar y pese a que desde que vive en el campo cada día parece mas que vaya disfrazado, no se puso ningún disfraz especifico de vendedor del circulo de lectores, ni tan siquiera de evangelista mormón para esta tarea, ni me lanzo un discurso sobre las bondades de la venta a domicilio, ni de cada uno de los libros ni me anuncio la buena nueva de la llegada diaria del todopoderoso. No, la verdad es que, una vez terminados  los asuntos que teníamos que tratar, se limito a enseñarme lo que había seleccionado, aguanto mi indecisión para elegir sobre la marcha y acepto los rechazos, sin importar el tamaño del libro rechazado pese a que en algunos casos su tamaño no invitara a llevarlos de vuelta hasta Cercedilla.

Por que si, rechace alguno de los que me trajo. No estoy seguro de exactamente porque,  tal vez por aquello de no llevarme todo lo que me había traído y sentir que era yo el que había decidido, tal vez por pensar que de esta forma las veces siguientes mejoraría la selección previa (que, todo sea dicho, era buena) o posiblemente porque no me apetecía cargar con todos ellos ese día. 

No, no recuerdo cuales fueron los libros que no tuvieron que volver a Cercedilla pero estoy seguro de que subiréis a comprobarlo y comprarlos, aunque si no habéis subido ya seguro que ya los ha vendido.

De El hombre del brazo de oro conocía que en ella estaba basada la película de Sinatra, esa película extrañamente oscura y realista, para la época, sobre un heroinómano que probablemente es la única película seria de Fank Sinatra, película a la que muchos, los mas maledicentes de nosotros, creemos que es a la que Tony Fontana se refiere en El Padrino cuando  quiere que le den el papel principal, cuando dice aquello de “El protagonista soy yo, ni siquiera tendría que actuar”. El protagonista, Frankie, es un autentico perdedor que como todo buen drogadicto cree que nada ha sido culpa suya que lo único que pasa es que tiene una mala racha de la que conseguirá salir si tan solo consigue tener un poco de suerte; la culpa siempre es de otros factores “¿sabéis donde se fastidia un hombre? En las sucias facturas de gas. Ayer por la tarde no debía ni un centavo a nadie..., entonces ella me envío a saldar las cuentas de la People Gas Light and Coke Company y me pare a tomarme una copa rápida; y ahora lo único que me queda es compensar a la compañía de seguros por la ruptura de un escaparate de cuatrocientos pavos o arrodillare“, efectivamente todo es culpa de los recibos de gas, quien puede dudarlo, basta con leer el resto de la historia para darse cuenta: malditas compañías capitalistas. La verdad es que la novela esta bien aunque he de reconocer que no me recordó en nada a la película, claro que tampoco estoy seguro de recordar bien la película y puede que si que sean parecidas o que no, pero el libro se lee mas o menos bien.  Curiosamente lo compre convencido de que ya lo tenia y lo había leído, aunque no recordara nada,pero si lo tenia pues siempre podía devolverlo, una de las grandes ventajas de la compra a conocidos, que no tuve que usar porque pese a lo que pensaba no lo tenia; mas curioso aun que es un libro editado por el “Circulo de lectores”, lo que realmente hacia que la compra adquiriera un carácter mas místico de “compra a domicilio”.

Siguiendo con las películas resultaba inevitable que en la selección estuviera La vida secreta de Walter Mitty, ya que debido al estreno de una nueva versión estaba de actualidad, y resultaba incluso mas inevitable que yo lo comprara, ya que esta era la película favorita de mi padre, incluso mas que “Las cuatro plumas”. Aunque la pusieran todos los años en la televisión, extrañamente como clásico navideño; aunque estoy seguro de que se la sabia de memoria, aun así había que verla religiosamente cada vez que la ponían. Si hubiera visto la novela en cualquier librería habría pensado en comprarla inmediatamente, igual que si ponen la película en la televisión tendré que verla por un reflejo pauloviano (si ponen la clásica, me refiero. La nueva versión no la he visto). Si la hubiera visto en una librería posiblemente habría ojeado el inicio del primer cuento (realmente es un libro de cuentos cortos, muy cortos, y la vida secreta de Walter Mitty solo es uno de ellos, un cuento de tan solo ocho paginas), ese que empieza: “-Mi marido es coleccionista - dijo la diminuta señora Monroe. A quien mas le sorprendió el comentario fue al señor Monroe, que no era coleccionista.” y obviamente no la habría comprado porque me habría dado cuenta inmediatamente de que ya lo había leído, varias veces. Si, es un libro que ya tengo pero es un libro que merece la pena tener dos veces como los cuentos de Roald Dahl o de Saki, nadie puede cansarse de ese humor ingles. Lo único que sigo sin entender es como esta película, este personaje, podía ser el favorito de mi padre; esto es algo que supera mi capacidad de comprensión, pero mas misterios tiene la iglesia.

La banda de El tiempo de los tigres comparaba la novela con Scott Fitzgerald y Patricia Highsmith, ademas la contraportada anunciaba un crimen lo que la hacia prometedora. Lamentablemente, como todos sabemos, la banda no es nunca un indicador fidedigno y el crimen, que ya ni siquiera recuerdo, no resulta nada interesante y yo no he conseguido encontrar ningún parecido con los autores citados, aunque seguramente los haya. Que no digo yo que no, igual es que no he sabido apreciarlo. La verdad es que no tiene nada digno de mención, o al menos nada que a un mes vista me proporcione un mínimo recuerdo del libro.






Curiosamente algo parecido le pasa a Constance, en cuya contraportada también se  la compara con Patricia Hignsmith, aunque no combinada con Scott Fitzgerald si no con,  nada menos, que Alfred Hithcock y en la que por supuesto hay un secreto (si, también hay un crimen en el pasado. Parece que para escribir cualquier novela hay que matar por lo menos a uno de los personajes). Ademas a mi me ha pasado lo mismo: ni le veo el parecido con ninguno de estos autores ni me ha parecido que mereciera la pena, sencillamente; nada que merezca la pena reseñar.








Si estas compras “a domicilio” entretuvieron Febrero, a finales de mes estaba sin lectura, sin planes de ver a mi hermano y con los dilemas morales de que seguramente acabaría traicionado a “la familia”. Ademas, casualidades de la vida, a principios de Marzo me cruce un par de mañanas con el que supongo es uno de los hermanos Mendez (no tengo pruebas ni a favor ni en contra pero como los dos libreros no se parecen nada estoy convencido de que son hermanos y que la librería es un negocio familiar. Aunque todo podría ser una tapadera y ellos podrían no ser hermanos, tal vez sean terroristas internacionales o narcotraficantes no gallegos). 

Finalmente, ya mediado Marzo, una mañana de sábado en la que inevitablemente tenia que salir a comprar comida para el fin de semana, aproveche y de la que visitaba a Joaquin en Rock & Roll Circus, que no solo de lecturas vive el hombre, decidí pasarme por la librería Mendez a abastecerme y también ver si mi hermano se había olvidado de acercarme algún titulo imprescindible.

He de decir que no, no parecía haber habido prácticamente ninguna novedad obligatoria que no me hubiera acercado Rafa, salvo el libro de Kingley Amis sobre el bebercio, del que ya había comprado dos ejemplares para regalar, por encargo a Rafa ya que ademas de servicio a domicilio admite encargos - si es que lo tiene todo - pero si había varios de los libros que había rechazado y que, increíblemente, tampoco me tentaban en la librería. Digo increíblemente ya que a los libros en las librerías les pasa como a las chicas detrás de las barras: todas resultan mucho mas tentadoras que en otros lugares.

Pero como siempre hay algún libro tentador, igual que siempre - en cualquier sitio, salvo en mi cama, que acabo de mirar y no había - hay alguna chica tentadora, allí estaba Una casa de Tierra, que resultaba sumamente tentador por ser una novela de Woody Guthrie, alguien que obviamente no necesita presentación para cualquiera que este leyendo estas lineas (quedáis advertidos: si no sabéis quien es Woody Guthrie, dejad de leer este blog y retiraos a hacer los deberes que una cultura mínima no os hará daño). Posiblemente no sea un Gran Libro, yo soy incapaz de reconocer un Gran Libro; desde luego no es Las uvas de la ira aunque comparta época con ella y se centre en personajes parecidos, o tal vez muy distintos ya que este libro va sobre los pobres que se quedaron en Oklahoma trabajando de aparceros para los terratenientes en lugar de coger la ruta 66 hasta prados, supuestamente, mas verdes; pero desde luego es un libro muy interesante. Incluso la introducción es muy interesante: Descubrir que uno de los libros mas importantes para un icono musical fue un manual editado por el Departamento de Agricultura sobre la construcción de edificios con ladrillos de adobe, tanto que el libro gira, en cierta medida, sobre esta obsesión de la construcción de una casa en la que poder vivir dignamente, o mas bien sobre la imposibilidad de hacerlo, resulta sencillamente sorprendente, casi tanto como volver a leer las estrofas perdidas de This land is your land. Incluso la cita inicial: “La vida es muy dura... tienes suerte si logras sobrevivirla” es interesante. Incluso los dibujos resultan interesantes (si, tiene dibujos. Pocos, pero tiene).

Si Guthrie es un icono para algunos parece que Salter, concretamente su novela Todo lo que hay lo fue para otros, si bien para los que tenemos una incultura mas enciclopédica nos resulta un nombre completamente ajeno. Ahora puedo decir que ya no me es ajeno y que esta novela me ha encantado, es de esas novelas en las que no pasa nada en concreto y el escritor solo se dedica a seguir a algunos personajes durante algunos momentos de su vida, no haciendo una descripción exhaustiva de esos momentos si no dando tan solo algunos datos, algunas escenas, que le permiten al lector rellenar todo lo demás, completar la personalidad de los personajes, imaginarlos completos a través de sus pequeñas reacciones, la he leído con verdadero placer y eso que no me he identificado con ninguno de los personajes, algo que tiene mucho mas mérito.



Con estos libros, con dos mas en la reserva para empezar el mes y aguantar hasta volver a ver a mi hermano, concluyen un par de meses de lectura y de silencios blogueros. Dos meses en los que aunque han pasado cosas especiales no os las he contado por lo que en cierta medida no han pasado, aunque algunos estabais allí para disfrutarlas o al menos confirmar que han sucedido. No prometo que volveré a escribir en breve ya que nunca se sabe y yo no prometo cosas que no sepa que puedo cumplir pero sospecho que en breve lo haré, no tanto para tortura vuestra si no porque me apetece rememorar mas cosas.


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