domingo, 10 de agosto de 2025

Comentario de textos – Abril 2025

En fin, empecemos por lo evidente: increíblemente llevo cuatro meses de retraso con la puesta al día de mis lecturas; de hecho ya estoy casi en uno de esos momentos en los que ves lo que tienes acumulado y casi te dices “Pues va a ser imposible ponerme al día” y si no fuera porque sé que hay, por lo menos, un par, o tres, de lectores, que han mostrado preocupación por mi estado de salud (algo que me ha hecho ilusión, una ilusión algo extraña me parece a mí) igual era el momento de dejar de escribir estas chorradas sobre mis lecturas pero la verdad es que me gusta. Así que retomo el tema y mke dispongo a contaros tanto mis lecturas como algunas de mis “cuitas”.

Tras haberme planteado la posibilidad de “agrupar” todos los retrasos en una sola entrada, o en un par de ellas solamente, he decidido que esto sería una tarea excesiva sobre todo para mis lectores (para mi seria excesiva en primera instancia pero realmente solo haría una introducción son lo que me saldría más corta, realmente) así que aunque sea raro (y sin mis notas, casi imposible para mi con el nivel de mi memoria) me pongo a escribir sobre lo que leí en abril casi a mediados de agosto, encerrado en mi casa con todas las persianas bajadas y antes de que mi temperamental ordenador sufra “otro golpe de calor” y deje de funcionar, algo que ya me ha hecho un par de veces en los últimos meses y que aprovechando una subvención pues me ha permitido comprarme por un precio irrisorio un portátil nuevo con el que amenazo con sustituir a mi mini ordenador,  sino se comporta y funciona adecuadamente (aunque tener los dos a punto me ha dado, seguirá dándome, más trabajo del que me ahorra “esperar” a que se pase “el sofoco” a mi ordenador) .

Pero antes de ponerme con ello, como es tradición, pues os cuento un par de cosillas de estos meses.

Por una parte, aclaro que el retraso solo se ha debido a un exceso de compromisos laborales (ahora mismo estoy a tiempo completo en dos proyectos y a tiempo parcial en unos cinco, incluyendo uno la isla de Aruba donde debido a mi encanto personal - ¿a qué otra cosa podría deberse sino? – pues quieren que aumente mi dedicación y que incluso me vaya allí un par de meses. Algo que ya os digo (para disgusto de mi sobrina a la que le apetece irse a instagramear cual influencer en las playas de allí) parece poco o nada probable que suceda por muchas y muy variadas razones. Por cierto, ninguna relacionada con mi salud, que excepto por haber perdido el veinte por ciento de mi peso (o masa corporal, dicho finamente), algo que si no hubiera sido por insistencia de mi médico seria causa más que suficiente para que visitara a un médico y probablemente a un psicólogo para tratar un claro problema alimenticio, vamos que si no fuera porque esto ha sucedido por indicación de los médicos ahora estaría en tratamiento psicológico, cual adolescente bulímica o anoréxica. Ya veis cosas de los médicos ese gremio donde cada cual tiene sus propias paranoias que impone a los demás (ahora tengo un endocrino que me dice que las legumbres son “el mero diablo” y un médico de cabecera que me dice que comer legumbres “es obligatorio” por lo menos una vez a la semana, sino dos) y que crea más problemas psicológicos que los que soluciona.

Por otra parte, esto es más divertido, os cuento que en una entrevista a un grupo de moda (Vicente Calderón, se llaman por si os interesa) ha aparecido en la prensa (en Público, creo que por primera vez) el concepto “generación Wurlitzer” para referirse a los nuevos grupos, a la escena a la que pertenecen estos grupos. El caso es que encima la IA esa, los ChatGPT y similares ya contemplan el concepto y si les preguntas (si, lo hemos hecho) que es te dice que no es por las maquinas sino por el Wurlitzer Ballroom. Si, de momento es una chorrada, pero una chorrada que inevitablemente hace mucha, demasiada, ilusión sobre todo cuando estas IA pues hablan, y comparan con, la “generación CBGB” (que, aunque no sepáis lo que es, creedme y es algo mítico en el mundo de la música) y cuando ni Rock-Ola/Marquee consiguió dar nombre a la movida de los ochenta. Llamadme imbécil, pero si el concepto perdura (aunque sea un poco más que aquellas “hornadas irritantes”) pues yo pensare que, aunque muy tangencialmente he participado en el mundo de la música y habré cumplido otro de mis sueños de adolescente. Vamos, que una chorrada que me hace mucha, mucha ilusión.

Pero, en fin, a lo que vamos que si me entretengo pues no acabare nunca y todavía tengo cuatro meses por delante.

En abril empecé mis lecturas con una compra en inglés (traicionado así a mi librería de referencia, ya sabéis: Librería Méndez en la calle Mayor, donde se os espera con el cariño que tiene los libreros a los lectores; pero con cierto motivo/excusa por aquello del idioma). Dentro de esta compra estaba la última de la serie de Charlie Parker, The instruments of darkness, que pese a que ya no está a la altura de las primeras pues sigo leyendo con agrado por aquello de la lucha perpetua entre el bien y el mal (aunque como a mí, al escribir esto, se le vaya un poco la pinza de vez en cuando).

Solo diré que está en la media alta de las de la serie y que me ha hecho añadir a mi lista de “escritores a descubrir retrospectivamente” a John Sandford (escritor del que no tenía ni idea pero que cita como un clásico del género policiaco) y que espero descubrir si algún día me acuerdo del nombre en alguna librería.

Por supuesto, por no dejarlo en solo esto os dejo con esta reflexión sobre los políticos con la que coincido y sobre la que se podría debatir mucho: “All politicians are ambitious, and ambition is a hunger that’s never stated. It’s a cousin to desire, even addiction. We’re all prey to the former, whatever the variant, and whether it becomes a vice or a virtue depends on one principles. But politics, by its nature, requires compromise, and compromise and principles are like matter and antimatter. In the end, every politician fails someone, but the last person he wants to fail is himself.”

Ya de visita a mi librería de referencia (repito por si os he pillado despistados que es Méndez en la calle Mayor) pues me hice con la japonesa del mes (que ahora con el distanciamiento del tiempo parece que entra dentro de lo que El Pais califica como literatura comfy para el verano): Los secretos de la papeleria Shihodo.

Más que sobre los secretos de la papelería es un libro sobre la importancia de las cartas ya que todas las historias son sobre clientes que visitan la papelería y acaban – después de escoger al papel, el material de escritura y todos los adminiculo necesarios – escribiendo unas cartas que “tenían pendientes” en una zona reservada de la papelería. Si, ya el mero concepto de escribir cartas esta, a día de hoy, fuera de lugar es verdad que la idea de poder ponerte a escribirlas en un lugar público pues no sé si me aterra o me encanta. No sé, si hubiera una papelería asi por estos lares lo más probable es que si fuera a comprar pero dudo que me pusiera a escribir allí mismo (si no soy capaz de usar en público los cuadernos que me compro, como para ponerme a escribir cartas).

Se trata de historias cortas que reflejan pequeñas cosas sobre las que el visitante de turno pues quiere hablar/escribir a otros. La verdad es que todos los personajes me caen bien y con varios de ellos tengo demasiadas cosas en común (pero de forma separada con cada uno) como “Esa incapacidad de verbalizar las cosas realmente importantes es una constante en mi vida, y para colmo esas cosas que no digo me pesan para siempre.” Que tiene uno de los personajes o esa contradicción que tenemos todos al hacer cosas que hemos hecho muchas veces con seguridad, pero con posibilidad e imposibilidad al mismo tiempo y sobre las que podemos de decir “Te lo dice alguien que ha cometido el mismo error tres veces. Es imposible que me equivoque.”

Los que me conocéis habréis notado que al hablar de mi primera compra en ingles he tenido que omitir algo ya que eso de comprarme un solo libro pues no va mucho conmigo. Para los que hayáis observado esta anomalía os puedo tranquilizar, mi personalidad no ha cambiado y obviamente no compre un solo libro, sino dos y el segundo fue A fatal Grace, de otra autora a las que sigo últimamente.

He de decir que lo que mas me gusta de esta autora, que pese a haber crímenes o delitos pues todo es bastante cotidiano, como de andar por casa, es algo que  no esta en este libro donde la intriga se centra en un mas que rocambolesco asesinato con una preparación de años que no acaba de encajar en el formato de la serie, o en el formato que yo entiendo para la misma.

No quiero decir con esto que no me haya gustado. Es una novela muy correcta en la que la trama (pese a sus aspectos rocambolescos) pues se sostiene (mas o menos), con los personajes de siempre y con frases buenas como ese “When someone stabs you it’s not your fault that you fell pain.”

Pese a que pueda sonar a algo absurdo también me encanta ese dialogo en el que alguien que esta convencido de que Dios le ha habado a través de una vagabunda, ante la incredulidad de todos aquellos a los que se cómo cuenta responde: “When does a Bush that burns become a Burning Bush?” que creo que resume perfectamente la valoración de los hechos de los creyentes a la vez que ejemplifica la doble vara de medir de los mismos.

Sobre la autora de Carnicero todavía tengo mis dudas sobre si me gusta o no: la primera que leí me gusto bastante, la segunda me gusto menos y esta tercera pues no sé qué decir. Es una de esas lecturas que si fuera ficción me parecería completamente demencial: un medio que se inventa una especialidad, a la que llama ginopsiquiatria (psiquiatría de mujeres) con la que, básicamente, se justifica para torturar a mujeres en el entorno de una clínica psiquiátrica que dirige. Ya digo, algo bastante, excesivamente, demencial.

El problema es que parece que es una historia real y no de hace tanto tiempo. Y esto claro, cambia la perspectiva y hace un poco alucinante leer cosas como que “Como han demostrado estudios recientes, la llamada educación «superior» entre hembras blancas pone en peligro la cantidad de flujo sanguíneo que va del útero al cerebro, lo multiplica por diez, cosa que tiene como consecuencia probable que dicha actividad marchite los ovarios y evite que la mujer alumbre sus deberes maternales; siendo ese el caso, eran más que urgentes los experimentos rigurosamente controlados en esta rama de la fisiología.” y saber que se publicaban en revistas científicas (bueno, diría de médicos y psiquiatras por confinar un poco la tontería pero no sería justo. Anda que no se leen tonterías en revistas científicas).

Si bien lo anterior puede hacer sido superado incluso por los médicos (o por lo menos la justificación que, desgraciadamente, no la idea general de la diferencia que intenta justificar) si creo que la mayor parte de los médicos siguen anclados en esta idea de que “Un médico nunca tiene la «culpa». Los pobres desgraciados vienen para que los ayudemos como podamos, con la gracia de Dios; y si Dios no se comporta caritativamente y no les concede Su gracia, como va a ser culpa nuestra.”, en algunos casos cambiando a Dios por la naturaleza u otra fuerza inconmensurable, pero sin admitir la posibilidad de error por su parte.

Si la historia central es alucinante he de reconocer que a mí me ha alucinado todavía mas el saber de la existencia en estados unidos del concepto de siervos por contrato, concepto  simultaneo y casi idéntico a la esclavitud, pero más duradero y mucho mejor visto por diferencias que escalofrían: “La familia Weir tampoco tenía siervos por contrato, padre no creía en esa clase de esclavitud, ya que esos trabajadores no tenían derechos como ciudadanos estadounidenses y sus amos podían obligarlos a trabajar hasta el último aliento o matarlos a latigazos sin que el amo sufriera apenas consecuencias. Una diferencia esencial es que esos siervos solían ser blancos y no se consideraban posesiones, es decir, su descendencia no pertenecía a sus amos, sino a ellos.”

Ya digo, alucinante en su totalidad, pero… yo soy más de ficción que escalofría menos que algunas partes de la realidad.

Comprar una novela de Loriga es algo que durante mucho tiempo me había parecido una idiotez, una pérdida de dinero y en caso de leerla (que es realmente el fin con el que se comprar una novela, salvo en el caso de decoradores de interiores, publicistas y similares) pues una pérdida de tiempo.  Eso es lo que me parecía y tras darle una oportunidad a TIM he de reafirmarme. Sencillamente es una mierda de novela en la que ni el uso de Tim como nombre (quitándole las mayúsculas propias del acrónimo que es) le da el mas mínimo juego, es de una simpleza brutal de la que solo he podido salvar esta frase “A los monstruos nos encanta estar en grupitos porque supongo que se nota menos nuestra condición al carecer de contraste.”, que a mi entender explica uno de los graves problemas de lo que se ha convertido internet.

Se ve que tenía un día tonto en mi última visita a mi librería de referencia y eso explica, además de la compra anterior, la compra de Junto a un bosque inmenso, novela que compre solamente porque sucedía en la Georgia rusa (o ex rusa que no estoy seguro) y me pareció algo exótico ya que no creo haber leído nada de esta zona.

Es verdad que en cierta medida explica porque algunos nos empeñamos en seguir leyendo libros que no nos están gustando hasta el final “Y por eso siempre hay que leer los cuentos de hadas hasta el final, cueste lo que cueste. Para poder oír el final feliz.”, o más que el final feliz seguimos haciéndolo con la esperanza de que mejore. Sinceramente creo que debía de haber dejado este antes incluso de leer esa frase.

Pese a todo he de reconocer que me ha encantado ese “No creas que el pasado no influye sobre el futuro. La resaca de mañana es la prueba de los pecados de hoy.”, frase que voy a intentar recordar.

Hace un par de años descubrí, me descubrieron mis libreros de referencia, la editorial Sajalin con la lectura de Offut y desde entonces de vez en cuando miro a ver si hay algo que tenga buena pinta y así fue como le lleve Perla.

Como decía al principio me es dificil, tras el tiempo trascurrido entre la lectura y ahora y sin el libro delante ya que lo lei en Piles me resulta dificil emitir una opinión clara. Creo que no me gusto especialmente pese a tener alguna que otra frase buena como “… una mala hierba no es más que una planta en el lugar equivocado…”; o de incluir conceptos hidráulicos que no son estrictamente ciertos pero si aproximados como “Y si tirabas de la cadena del váter por la noche, se producía un efecto conocido como golpe de ariete, es decir, media hora de ruido estrepitoso…”

Es posible, sin embargo, que si me gustara ya que he seleccionado dos frases con las que coincido plenamente: “No es fácil tener buenas ideas cuando estas triste. Más tarde, cuando la tristeza remite, esas ideas parecen evidentes.”, y “Todas las personas tenemos un interruptor de desconexión, una marca en el cerebro a partir de la cual la información que nos transmiten los sentidos deja de ser fiable. Lo que vemos, oímos, olemos y gustamos no guarda relación con la realidad. Y, por eso, el cerebro se dispara, proponiendo explicaciones cada vez más absurda para esa avalancha de informaciones extrañas.”

Aunque ya me he referido a una de mis lecturas como la japonesa del mes, este mes ha tenido dos, siendo La casa de verano la segunda que encaja en esta categoría geográfica pero que yo he clasificado como una novela para arquitectos ya que está llena de esas valoraciones de los espacios y de la percepción de los mismos que tanto les gustan a los decoradores de exteriores que priman la forma sobre la función. Es por ello que igual uno delos personajes tenga que recordar eso de que “Las cosas que no necesitan manual de instrucciones pertenecen a una categoría superior.”, algo que cada vez se aplica menos, o menos gente o menos oficios (ahora hasta hay restaurantes donde te explican cómo debes de comer un plato)

Es verdad que me ha aclarado el origen de una frase que me encanta contraponiéndola con otra que no conocía en una camiseta “… había unas letras pequeñas blancas que decían: «Less is more». En la espalda, en la misma posición, se leía: «Less is a bore». Delante las míticas palabras de Mies Van der Rohe; detrás la respuesta irónica de Robert Venturi.”

Si el Venturi citado fuera el hidráulico pues igual le daría más peso a su respuesta, pero como es otro arquitecto me quedo con la simplicidad de la primera (aunque me quedo con la duda de a que se refiere con “en la misma posición” cuando habla de la espalda; entiendo que sería centrado que si no se complica el tema).

También me ha aclarado (el traductor) algunos sufijos para nombres del japonés del que, creo que, como todos, solo conocida el “San”, de respeto, pero no la existencia de “Kun” es para compañeros o personas más jóvenes o subordinados y “Chan” denota familiaridad. Ya ves, siempre se aprende algo nuevo (o algo que ya sabias y has olvidado que nunca se sabe).

Encontrar una reedición de Un puñado de polvo me hizo bastante ilusión y la compre (pese a estar seguro de que la tengo en casa) con la idea de incorporarla a uno de mis intercambios de libros. Sin embargo, tras leerla he de reconocer que ha envejecido mal y que no era la novela divertida que yo recordaba así que ahora tendré dos ejemplares. Esto no quita para que si reeditan Retorno (o alguna otra) no la vuelta comprar y me la vuelva a leer y sea objeto de intercambio futuro (el del próximo ya lo tengo elegido Maria de la O, que lo sepas).

El calor y el cambio de papa, fundamentalmente lo primero que me dejo sin ganas de cruzar el horno crematorio en el que al Ayuntamiento ha invertido en unas sombras demenciales que no alivian nada el calor, me hizo escoger Conclave para su relectura.

La novela se centra en las intrigas de los cardenales (incluyendo, por supuesto, un giro final de guion propio de un Best-Seller para introducir un tema marginal del que no os hare spoiler) y uno se puede dar de que “Las reglas, de varios siglos de antigüedad, ponían de manifiesto la escasa confianza mutua que se profesaban los padres de la Iglesia; era preciso orquestar una conspiración entre un mínimo se seis miembros para amañar los números.”

Sorprendentes, a la vez que un pozo incomprensible, las palabras de uno de los papales que le adjudica el autor “si alguno viene junto a mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanos y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío.”

No me extrañaría que fuera algo literal ya que maestros tiene la iglesia, pero no deja de sorprender.

En fin, con esto he dado el primer paso para ponerme al día… como decían aquel en el funeral del primer miembro muerto de un trio “One down, two to go”. Pues eso, con otros números, Divertíos asaltando el castillo.

 

Lecturas

The instruments of darkness - John Connolly

Los secretos de la papeleria Shihodo - Kenji Ueda

A fatal Grace - Louise Penny

Carnicero - Joyce Carol Oates

TIM - Ray Loriga

Junto a un bosque inmenso - Leo Vardiashvili

Perla - Siân Hughes

La casa de verano - Masashi Matsuie

Un puñado de polvo - Evelyn Waugh

Conclave - Robert Harris

sábado, 3 de mayo de 2025

Comentario de textos – marzo 2025

En fin, pues, aunque no lo parezca por el retraso que llevo en comentar mis lecturas no ha sucedido nada raro y todo está bien a este lado de la pantalla. Mi tardanza en escribir solo se debe a que estoy algo desbordado de trabajo y, lo que es peor, de un trabajo que me induce a procrastinar ya que no es especialmente interesante y en el que además dependo del trabajo de otras personas que no están bajo mi control lo que me crea demasiada tensión ya que a) odio a la gente y b) la gente cada día trabaja peor, con el mínimo interés, creyendo que lo saben todo pero demostrando un desconocimiento básico de casi todo, probando, una vez más, la veracidad del efecto Dunning-Kruger, lo cual hace que se refuerce la “a” anterior y me tengan un poco, mucho, hasta los mismísimos y me hagan, en lugar de trabajar menos, tener que trabajar más ya que primero me toca revisar lo que han hecho, abroncarles por las mierdas que preparan para finalmente tener que acabar haciéndolo yo casi desde cero. En fin, supongo que son o cosas de los tiempos que corren o cosas de la edad que voy teniendo y de la perdida de la escasa, casi nula, paciencia que me caracteriza.

En fin, que como voy bastante tarde con mis comentarios y habiendo ya despotricado del mundo exterior y de los personajes que lo habitan pues, sin más preámbulo ni introducción, me paso a los comentarios del mes anterior (en breve, espero, los de este mes).

Empecé el mes sin nada que leer, pero resulto que en el Wurlitzer se habían dejado – además de la tradicional multitud de prendas de ropa propias del invierno y de diversos artículos electrónicos y no – un par de libros y dio la casualidad, no recuerdo porque, que pase por allí y me los lleve para aprovecharlos y saber qué tipo de cosas lee el público, o más bien el público poco cuidadoso con sus cosas, o con sus libros.

El primero era Llenos de vida, que se supone es una sátira de la sociedad americana de los cincuenta y que hoy encajaría en algún genero de esos de auto ficción o como se llamen cuando uno novela una historia en la que los personajes se parecen demasiado a los de du propio entorno y el protagonista es casi identificable con el autor, en este caso un escritor que va a ser padre y pues tiene una especie de crisis/cambio de su pasado rebelde a su vida convencional (o creo que eso es lo que intenta contar el autor/protagonista). El caso es que no me ha interesado lo mas mínimo y no creo que tenga nada destacable.

El otro libro olvidado era La campana de cristal, que curiosamente también pasa en los años cincuenta, lo que me hace sospechar que igual los olvido la misma persona, ya que es mucha casualidad que los dos retraten la misma época, aunque igual no, ya que este está dedicado por ser un regalo de cumpleaños y el otro no. Por este si sentía curiosidad ya que la autora es uno de esos lugares comunes de las feministas de la que yo, creo, no había leído nunca nada (hasta ahora no sabía bien porque). Teóricamente – según la contraportada – pues es “un clásico de permanente actualidad, certero en su retrato de la enfermedad mental y la alineación moderan”, pero una vez más debe de ser que yo no lo he captado en su verdadera magnitud y me ha aburrido bastante y me ha parecido una novela insignificante de la que solo salvo una frase en la que una atea cuenta que hablo con un cura: “le conté que yo creía en el infierno, y que cierta gente, como yo, tenía que vivir en el infierno antes de morir, para compensar que después se lo perdían porque no creían en la vida después de la muerte”. Supongo que es un pensamiento excesivamente católico para mi gusto con el que no estoy nada de acuerdo, pero, oye, me parece curioso.

Leídos los dos olvidos, teniendo en cuenta que la persona que los olvido nunca volvió a por ellos pues cada vez estoy más convencido de la premeditación del dicho olvido y que no se trata de poco aprecio a los libros sino casi de lo contario.

Tras estas lecturas extemporáneas pues ya era hora de visitar mi librería de referencia (ya sabéis, pero yo, cual influencer, si bien sin nadie en quien influir, que publicita cosas lo repito, Librería Méndez en la calle mayor) y hacerme con algo que me apeteciera y, con un poco de suerte y con la ayuda en la selección previa de mis libreros, incluso bueno, muy bueno o excepcional. Vete a saber.

Mi primera lectura fue El misterio de la mujer tatuada, que puntúa para mi japonés del mes y que encima, oh sorpresa, es de detectives con una mujer involucrada, que encima esta tatuada (y todo esto sin spoilers de ningún tipo). La verdad, aunque nada sorprendente en la propia historia, es una novela que se deja leer muy bien y que además de curiosidades que yo desconocía como que el rey Jorge V de Inglaterra y el zar Nicolás II tenían tatuajes hechos en Japón (para que luego digan que los tatuajes históricamente son barriobajeros) y de frases curiosas pero ciertas como “la distancia más corta entre dos puntos puede resultar ser un circulo” (referido en este caso a las investigaciones por asesinato pero ampliable a otros geometrías o sistemas con restricciones) junto con algún otra negligencia matemática cuando “Takezo había legado la mitad de su propiedad a su hermana menor, HIsashi, y un tercio a Knue Nomura” que igual no es negligencia pero que deja abierta la duda de que paso con el resto (que os invito a calcular cuánto es, y si tiene sentido que sean los impuestos y en ese caso a cuánto ascienden)  por supuesto también tiene frases sobre los tatuajes como esa de “No quería hacer como esas cobardes que empiezan a hacerse un tatuaje y luego abandonan porque no aguantan el dolor. Tatuarse es como vivir una historia de amor: hay que llegar hasta el final sin importar cuando duela.”

Con todo, casi por lo que me toca, mi parte favorita es esa de “En el corazón de cada hombre se oculta al menos una pizca de maldad, y las personas que expresan esos impulsos oscuros a través del habla tienen menos posibilidades de que ese veneno espiritual los invada por dentro y los lleva cometer un crimen, como sucede en ocasiones con los tímidos y los conformistas que un día cualquiera cogen un puñal o una pistola y hacen estragos.”, así que ya sabéis, mejor que aguantéis mi sarcasmo y/o mi lengua viperina ya que la opción, que a veces sopeso, pues igual os resulta desfavorable.

No tuve tanta suerte con mi siguiente elección, La ballena varada, que sinceramente no conseguí que me interesara nada y creo que su única virtud es la de ser corta y uno de sus grandes defectos es el uso del gaélico en el texto sin traducir y sin anotar. Completamente olvidada.

Si me ha gustado bastante Silencios que matan, en la que la protagonista es una abogada que trabaja para una red de solucionadores de problemas, básicamente una agencia de comunicación, pero con ramificaciones un poco menos limpias que se van sabiendo a medida que avanza la novela, y que se dedica a arreglar escándalos y a evitar, o mantener (no lo tengo claro) esa frase que todos sabemos que es cierta en la mayoría de los escándalos de famosos (ya sean sexuales o de dineros): “Nadie habla, pero todo el mundo cuchichea.”, que realmente es el motivo por el que no hay más escándalos pero los que hay son como más grandes. Hablar más, cuchichear menos; es mi recomendación.

Sobre el tema de los escándalos diré que estoy de acuerdo con los personajes y los sexuales no me interesan, ya que “la vida sexual de los demás es como sus sueños – repone Mae -. Solo me interesan si salgo en ellos.”, y con los de dinero pues me cuesta, a veces, entender las cantidades y necesito ponerlos en perspectiva con cosas como “¿sabes cuál es la diferencia entre un millón y mil millones? Un millón de segundos son once días. Mil millones de segundos son treinta y dos años.”, vamos, que hay cifras económicas que no puedo ni imaginarme lo que representan.

También me siento muy identificado con esa frase de “Pero si algo me ha enseñado esta vida, te lo juro por Dios, es que existe algo llamado “libre albedrio”. Tenemos libre albedrio. El problema es que no todo es mundo está por la labor de respetarlo.”, que obviamente puede leerse de dos formas: que no lo ejercemos o que no nos dejan ejercerlo, y no se cual es más habitual.

A priori casi nadie dudara de que un libro que se llama Café y cigarrillos tiene grandes papeletas para gustarme, aunque la verdad es que a mí el café, como café, pues no me gusta especialmente (lo que me gusta del café es el concepto, no el producto) y la verdad es que me ha gustado, aunque no sea una novela ni tampoco una recopilación de cuentos.

Tiene cosas muy curiosas como ese “Mark Twain supuestamente dijo que renunciaría al cielo si allí no se podía fumar. Tenía razón. Las cosas solo se pusieron interesantes cunado Adán y Eva comieron el fruto del árbol del conocimiento y fueron expulsados del paraíso: por fin termino ese aburrimiento infinito, ese vacío mental y ese regocijo constante. Los dos se convirtieron en seres humanos y a partir de entonces pudieron conocer el mundo y a sí mismos.”, pero dudo de si estoy de acuerdo ya que igual sería mejor que estuviera prohibido y acabaran expulsándote; o el origen del color magenta que, según el autor, viene de una ciudad de Lombardía donde “el 4 de junio de 1859, murieron tantos soldaos que el suelo se tiño de rojo. De allí proviene el nombre del color magenta”, o del de Barcelona “los argonautas perdieron un braco aquí durante una tormenta: el noveno, de diez en total. Heracles lo encontró destrozado en la costa y en ese lugar fundo una ciudad: Barca Nona, «el noveno barco»; Barcelona.”, ambas bastante dudosas, casi tan dudosas como indiscutible la de “se había dado cuenta de que la palabra listen, «escuchar», tenía las mismas letras que silent, «callado»”.

Mi última lectura del mes ha sido Un puente sobre el tiempo, que es una novela de viajes en el tiempo en la que, para evitar esa paradoja típica de que uno se encuentre con alguien o que cosas que se hagan puedan cambiar el pasado, pues se limitan a traer al futuro a personas que poco antes de que vayan a morir con lo cual es como si hubieran muerto. La idea no está mal, pero si algo me ha enseñado su lectura es que las buenas novelas de ciencia ficción no suelen encontrarse en editoriales de literatura convencional. Esta está editada en Salamandra por lo que, lamentablemente, pues no es buena.

En fin, como veis hoy he sido breve, pero espero poder volver pronto para ponerme al día con las lecturas del mes vencido, mientras tanto ¡Disfrutad asaltando el castillo!

 

 

 

 

Lecturas

Llenos de vida - John Fante

La campaña de cristal - Silvia Plath

El misterio de la mujer tatuada - Akimitsu Takagi

La ballena varada - Elizabeth O'Connor

Silencios que matan - Susan Harper

Café y Cigarrillos - Ferdinand Vom Schirach

Un puente sobre el tiempo - Kaliane Bradley

domingo, 30 de marzo de 2025

Comentario de textos – Febrero 2025

Este mes, una vez más, ejerzo de consultor casi profesional y me pongo a escribir prácticamente el ultimo día del mes (vencido) correspondiente. No solo eso, sino que encima voy a empezar con un dicho popular que he ha venido a la cabeza últimamente: “pitillo que se ha apagado, no lo vuelvas a encender; amor que ya has querido no lo vuelvas a querer”. No, que nadie se inquiete, no me he acordado de este dicho ni por haberme quedado sin tabaco y tener que encender una colilla para calmar mi ansiedad (algo que hace bastante que no me pasa, pero no negare que, en otros momentos de mi vida – fiestas aparte – no haya rebuscado en ceniceros la colilla más larga, y luego la siguiente, para poder fumar); ni tampoco es que me estuviera planteado (como si tuviera opción) volver con alguna ex novia o algo similar. No, por ninguna de estas cosas, pero si ha sido por dos motivos. Por una parte, mi sobrina (con la aportación de sus padres) me trajo de Budapest un juego de cartas y la verdad es que me han entrado ganas de retomar, de volver a hacer juegos de magia, de volver a empezar a aprender, porque pese a que en su día supe, la verdad es que he comprobado que ahora mismo he de empezar otra vez desde cero. Como dice el dicho, parece difícil retomar un buen amor y posiblemente no aconsejable, pero, bueno, voy a intentarlo ¿Quién sabe? Solo tengo que conseguir el tiempo y empezar e igual en un par de meses, estoy suplicando vuestra atención para que veáis algún juego (o lo que es, algo, más probable, es que esta intención se quede en un buen propósito y el juego que me regalo mi sobrina quede relegado a el baúl de los juegos varios y yo no tenga que andar suplicando vuestra atención). De momento ya he localizado las barajas, algunos libros e incluso he pasado algunos videos a un formato que pueda ver cómodamente. Ya veremos…

El otro motivo por el que ese dicho ha vuelto a mi cabeza es que ordenando cosas me encontré una carta de mi gran amor, contando su versión de nuestro amor. Si ya en su día esta carta me pareció muy injusta (igual algún día os cuento que dice y porque me pienso esto) la verdad es que el tiempo no ha mejorado mi opinión sobre esta carta (que afortunadamente había olvidado) pero, eso sí, volver a leer lo que escribió de mí y de nuestra relación creo que ha sido una de las cosas más dolorosas que me han pasado en mucho tiempo. Así que solo puedo daros un consejo: tener mucho cuidado con las cosas que guardáis, porque en cualquier momento las volvéis a encontrar y como cantaba aquel (y yo escribí una vez en una pared, la única vez que he escrito algo en una pared): “Now those memories come back to haunt me. They haunt me like a curse. Is a dream a lie if it don't come true, or is it something worse?”

Pero a lo que vamos, que se me acaba el domingo y todavia me queda la tarea de contaros mis lecturas del mes.

Empecé el mes con el primer préstamo de mi amiga Maria de la O (que en nuestro penúltimo intercambio en lugar de un solo libro pues me dejo dos): Yo por dentro, que es un libro de “recuerdos” de ese famoso actor guaperas que, entre sus mejores cosas, estuvo casado con la bellísima Jessica Lange y, entre las peores, fue el guionista de la infumable Paris, Texas en la que lo único bueno era la presencia de la también bellísima Nastassja Kinski. Con este último dato, algunos ya os haréis una idea de lo variado y desvariado del libro que afortunadamente esta mejor que el guion de esa obra maestra mencionada (a la que parodiaban Orejudo o Raja, no recuerdo cual, probablemente ambos, en una nota de visionado de las que repartían a la entrada de los Alphaville, que pese a ser ficticia podría haber sido cierta). A los demás pues no os cuento nada por si acaso sentís un ansia de jugar a cultureta ochentero que viene a ser lo mismo que los hípsters actuales, pero cambiando algunos detalles menores, para lo que creo que es un libro excelente.

Tras visitar mi librería de referencia (si, lo vuelvo a decir por si no habéis pasado últimamente, ya sabéis a donde dirigir vuestros pasos, a la librería Méndez en la calle Mayor) empecé La Rey, novela que prometía por aquello de que su protagonista fuera una reina del narcotráfico (curiosamente del narcotráfico paraguayo, algo que yo desconocía que existiera debido a mi desconocimiento de la geografía de américa latina, Sudamérica o como se llame ahora). La historia pues es excesivamente típica (o típica en el sentido cinematográfico, que no quiero decir que hacerse narco sea una cosa típica de paraguayos. Nada más lejos de mi intención, que hasta esta lectura no sabía que existía un cartel, o más de uno, paraguayo) y tal vez lo único no típico sea el salpicado de frases en una lengua local (desgraciadamente sin notas al pie para saber que quieren decir exactamente) a lo largo del libro. En este sentido, aunque me entra la duda de si la palabra Kuña se refiere a la obsidiana, que al parecer en Paraguay es un nombre de mujer, o a las mujeres en general que es lo que parece deducirse siendo un genérico para mujer “está formada por Kû (lengua) y Aña (diablo)” siendo un término habitual para referirse a las mujeres. Parece que tampoco es una sociedad especialmente feminista.

Mi siguiente lectura fue Animales pequeños que trata sobre una chica joven que se ha mudado a vivir a Londres, sus aventuras y desventuras, sus relaciones con su amiga, con su hermana y con el mundo en general. Confesare que no me ha dejado ninguna huella y que, si alguien me preguntara, diría que no ha gustado, pero… como tengo mis marcadores me veo obligado a reconocer que tiene frases (ideas) que si me gustan, como esa de “Este, barrio es como un niño al que sus padres dejan solo demasiado a menudo. Triste, peligroso. Sucio”; o esa otra sobre “Estoy convencida de que la espera es el peor castigo inventado por el ser humano. Los animales no esperan, solo contemplan, cuando miran estáticos a algún lugar están dejándose existir sin saberlo.” que puede que sea el motivo por el que procuro nunca llegar tarde (para no infligir el castigo de esperarme o, más real, porque no me fio de que me esperen si llego tarde) y también la actitud que adopto frente a la espera siempre que puedo (que no siempre lo consigo y, a veces, me falla el zen); al fin y al cabo a mí también me “fabricaron con el mismo material seco, de afectos rudimentarios, torpes en la expresión emocional, como dos insectos sin antenas.”

Vallesordo es una novela que estaba casi seguro de que no me iba a gustar, al fin y al cabo, la historia de un chaval de un pueblo de Zamora que quiere ser bailarín de un programa de la televisión y para el que lo más importante son sus coreografías y acudir al casting del programa, pues como que no me interesaba prácticamente nada. Pero, oye, nunca se sabe y, pese a ser yo un partidario acérrimo de algunos prejuicios (los basados en el buen juicio, mi buen juicio) decidí darle una oportunidad. Al fin y cabo así es como descubre uno las coas, probando. Bueno, una vez leída pues ya lo sé. A mí no me ha interesado nada.

Sé que mi amiga Maria de la O se va a enfadar conmigo, ya que últimamente no consigo que me gusten las novelas que intercambiamos y La muerte de Vivek Oji, sin parecerme mala (que casi ninguna de las que intercambiamos me lo parece) pues no me ha convencido. Entiendo que haya sido una novela de bastante existo, ya que su autore (si, no es una errata, es que se presenta, en la nota biográfica, como elle) pues toca un tema, el de la vida, y la muerte, de un transexual en una pequeña ciudad de Nigeria (si, como lo habéis oído) que puede tener cierto interés considerando la situación actual en otros países y las evidentes similitudes con ciertas mentalidades que hacen que la historia pues no sea especialmente nigeriana, sino más bien de cualquier parte, creo que se queda en aspectos bastantes superficiales de un tema que podría ser interesante. En fin, pues eso Maria de la O, que me encanta que me descubras libros y autores que yo desconozco e incluso temas por los que solo siento un interés académico así que no te enfades y sigue en la línea de intercambios. Yo encantando, aunque pueda parecer lo contario por la crítica.

La verdad es que yo también escojo novelas con temas que me son absolutamente ajenos, precisamente por eso mismo porque son cosas que desconozco y que me pueden interesar. Porqué si no me leería una novela sobre dos mujeres que se conocen en el Vietnam de los sesenta y para las que, de formas distintas, la maternidad es un eje central de sus vidas o de su relación que es la idea central en Absolución (vale, también habla del colonialismo, de los robos de niños y de otras cosas; que ningún libro, solo los muy malos, va de una sola cosa).

Aquí he de reconocer que el motivo principal para cogerla no fue su tema central sino su ubicación geográfica ya que me apetecía leer algo sobre un país en el que pese a haber pasado cincuenta días pues desconozco prácticamente todo ya que pensaba que tendría más color local, pero las dos amigas pasan casi todo el tiempo en bases americanas por lo que ni eso, salvo alguna referencia como “¡el nuoc mam, aquella inmunda salda de pescado!” que ciertamente es ubicua en Vietnam y realmente apestosa.

Ya fuera del color local, pues siempre da gusto leer variaciones sobre cosas que uno ya sabe, o ha leído antes, como “Stella me dio una vez que el profesor habría podido llevar una vida feliz si no hubiera leído nunca un solo poema”, y también descubrir algunas nuevas como “Es desconcertante no saber siquiera donde reside tu esperanza. También una bendición, supongo. El encogimiento de hombros que se quita de encima la culpa.”

Pues eso, nada especialmente relevante este mes pero seguimos y ¡Divertíos asaltando el castillo!

 

Lecturas

Yo por dentro - Sam Shepard

La Rey - Reynaldo Sietecase

Animales pequeños - Mercedes Duque Espiau

Vallesordo - Jonathan Arribas

La muerte de Vivek Oji - Akwaeke Emezi

Absolución - Alice McDermott

domingo, 23 de febrero de 2025

Comentario de textos – Enero 2025

Casi se me pasa el mes de febrero sin escribir – así de liado ando últimamente – pero en este último domingo he decidido posponer un par de cosas que tengo que hacer y otras que quiero hacer hasta mañana para sentarme a contaros de mis libros y, en mucha menor medida, de mis cosas.

Casi inevitable comentar algo de Trump, que ya lleva, o tan solo lleva, un mes en su segunda parte como presidente, y parece que hará bueno el dicho de segundas partes nunca son buenas, más cuando para esta segunda parte cuenta con el apoyo de un bufón que casi da más pánico que el personaje principal. Solo lleva un mes de mentiras, bravuconadas y delirios por lo que parece que todavía nos quedan cuarenta y siete (afortunadamente, de momento, aunque a él le gustaría cambiarlo, pues solo serán estos meses ya que no puede haber más suyos. Solo espero que al final no sea como la frase que le digo a todas mis exnovias “otro vendrá, que bueno me hará”). Podría ser muy comentable eso de que alguien que presume de ser el “más liberal” (con permiso de Milei, su motosierra, bastantes peperos y, aunque no guarden relación con los ejemplos anteriores, citando a Cervantes pues con “gitanos, murcianos y demás gentes de mal vivir”) y que quiere desmantelar el estado, la primera decisión que tome sea la de intervenir los mercados planteando aranceles. Ciertamente curioso pero la verdad es que (también aplicable a los últimos escándalos de acosos en formaciones políticas de este país) por seguir con los refranes pues “dime de que presumes y te diré de que careces” pero prefiero contaros como su actitud me ha llevado directamente a recordar las navidades de 1986.

Esa no os la esperabais ¿a qué no? ¿Por qué me recuerda la situación actual a esas navidades?, o incluso mejor pregunta ¿Cómo es que alguien con mi memoria recuerda algo de unas navidades de hace casi cuarenta años? Pues me explico: en esas navidades leí una novela de ciencia ficción en la que el mundo estaba dividido en tres grandes potencias y curiosamente una era los amerorusos (las otras dos eran los sineuropeos y los samuráis) y obviamente el acercamiento entre Trump y Putin obviamente me ha recordado a esos amerorusos verdaderamente majaderos como la esta extraña parejas (o trio, igual debería decir). Estoy casi seguro de que me regalaron, o me compre, la novela solo por el nombre del autor pero la verdad es que en su día me encanto y de hecho en un momento dado que no encontraba mi original (en el que apunte la fecha en la que me lo regalaron, sospecho, ya que pone navidad que es mas de regalo, lo que explica el recuerdo de la fecha tan impropio en mi) me compre otro ejemplar que ahora que tengo mi original es un firme candidato a el próximo intercambio de libros con mi amiga Maria de la O.

Contada esta tontería de actualidad paso a las lecturas que empezaron con una relectura de A Scanner Darkly, novela que me compre en NYC y que es otro desvarío mas del grandísimo K. Dick (autor favorito, de casi cualquiera que haya tenido el gusto de leer sus majaderías o incluso su novela costumbrista y que, si recomendara libros, os recomendaría sino fuera porque más que una recomendación es, simplemente, una lectura obligatoria). En esta novela un policía infiltrado que, mientras persigue a un traficante, toma una droga que no solo altera la mente, sino que sencillamente la divide en dos personalidades que no se reconocen, asi que realmente se está persiguiendo a si mismo (si, él es las dos personas a la vez). Ya, ya imagino que algunos estaréis diciendo “otro panfleto en contra de las drogas que ‘expanden’ la mente por parte de un escritor conservador que no nunca ha probado las drogas” y es verdad que acaba con una lista, no exhaustiva, a modo de dedicatoria final para algunos de sus conocidos con daños tan irreversibles como la muerte e incluso tiene una buena reflexión sobre el consumo (digamos abuso) de drogas: “drug misuse is not a disease, it is a decision, like the decision to step out in front of a moving car. You would call that not a disease but an error in judgement. When a bunch of people begins to do it, it is a social error, a lifestyle. In this particular lifestyle the motto is «Be happy now because tomorrow you are dying,» but the dying begins almost at once, and the happiness is a memory” que, creedme o consultar cualquier biografía de K Dick, no viene precisamente de un mojigato con las drogas, sino más bien de un experto en su uso y abuso y que en términos económicos ya planteaba (o eso dice K. Dick) Villon in 1460 con ese, más económico, “Take the cash and let the credit go” al que K. Dick apostillla “But that is a mistake if the cash is a penny and the credit a whole lifetime” y yo pienso lo mismo, pero oye, cada cual con lo suyo.

Una duda divertida que se plantea en la novela (no, la novela que ese es otro tema) es la de si en el juicio final “… when we die and appear before God on Judgement Day, that our sins will be listed in chronological order or in order of severity, which could be ascending or descending, or alphabetically?” porque como bien explica si es en orden cronológico puede llegar a ser bastante tedioso.

Otra gran sorpresa para mí ha sido descubrir que, al menos en 1977 cuando escribió el libro, el supermercado Trader Joe’s, que ahora es como lo mas en comida orgánica y sana (y tiene unos anacardos deliciosos), estaba especializado en buenos vinos

Tras esta relectura, un japonés (una japonesa, la escritora, digo): A woman of pleasure. Una novela interesante pese a que se centra en una niña nacida en una pequeña isla donde, sorpresa para mi mente occidental “rice was a rare luxury, an imported food” y que a los trece años que es vendida, por sus padres, a un burdel de una ciudad japonesa donde, por supuesto, pues no tiene una buena vida. Ni ella ni ninguna de sus compañeras, y que al final desembocara en una huelga con muchas y muy razonables reivindicaciones para mejorar sus condiciones laborales entre ellas “Number one, lower the price of tobacco” que puede parecer rara si no se aclara que estaban obligadas a fumar para seducir a los clientes y que, como no podían salir del burdel, pues este inflaba los precios hasta límites insospechados lo que arruinaba a las prostitutas aún más.

El caso es que la huelga tuvo éxito y dio lugar a que en 1872 se publicara una ley para regular la prostitución prohibiendo el tráfico humano, la esclavitud y otras prácticas de ese estilo y también de otra ley que la acompañaba que, con buena intención, pero debido a la desafortunada exposición de motivos de la ley en la que se indicaba que “Prostitutes and geishas have lost their human rights and are no different from livestock. No one would expect an animal to pay back the price of its purchase. In the same way, prostitutes and geishas should not be required to pay what they owe to the purchasing establishment.” que casi hizo más mal que bien, ya que a la vez que las exoneraba de la deuda les quitaba sus derechos humanos pues no fue muy bien recibida y se la llamo la “Ley de emancipación animal”. En fin, cosas de abogados.

Mother Night, la compre por ser de un autor netamente famoso pero que para mí era un one-hit-wonder y sentida curiosidad por saber si lo era o no. La historia es la de un personaje que es a la vez considerado nazi y espía sionista por lo que tiene problema con prácticamente todo el mundo y que a mí me recuerda a esa historia de nuestro familiar al que los dos bandos de la guerra civil querían fusilar simultáneamente: los nacionales por desertar con uno de los pocos submarinos de la flota española y los republicanos por ser capitán de submarino del ejecito regular, y en mi imaginario personal imagino que recibió ambas sentencias de muerte mientras estaba en el submarino planteándose que hacer exactamente y como negociar que nadie le fusilara o por lo menos no todavía y al que, en mi opinión y si no estoy meclazdo del todo a distintos familiares, le era completamente aplicable eso de “But I’ve always known what I did. I’ve always been able to live with what I did. Now? Through that simple and widespread boon to modern mankind – schizophrenia” ya que esta fue una cualidad que cultivo durante toda su vida.

Curioso leer que el Chicago, en los mataderos, tienen un dicho muy parecido a nuestro sobre los cerdos donde “They boast that they find a use for everything about a pig but his squeal” y más todavía que las máquinas de escribir en la Alemania nazi tenían una tecla especial para escribir “SS”, que acojonaba mucho más que las dos letras separadas.

El caso es que él cree que lo quieren fusilar por plagiar al autor original pero obviamente no es por eso, sino porque consideran que es el autor original, ya que “Plagiarism is the silliest of misdemeanors. What harm is there in writing what’s already been written? Real originality is a capital crime, often calling for cruel and unusual punishment in advance of the coup de gràce”

Sobre mi siguiente lectura The besieged city lo compre por simple curiosidad, sin tener ni idea de la autora ni de nada, vamos nada especial y más o menos como compro muchos otros libros. La única diferencia es que tiene una introducción en la que se cuenta un poco la historia editorial de la autora, que al parecer triunfo con su primer libro y también con el segundo, y de este libro y de la que solo puede concluirse que es un libro que no le gusto ni a la autora, ni a su hermana, ni a ningún editor, y a todos les pareció una pésima novela. Coincido plenamente.

Intermezzo es una novela sobre dos hermanos, con nada en común (como casi todos los hermanos, creo) poco después de la muerte de su padre por lo que tenía posibilidades de ser interesante y lo es. En el libro uno de los hermanos (el, digamos, menos convencional, que es ajedrecista mientras que el otro es abogado) piensa de su hermano “uno de los pocos principios constantes en la vida de su hermano es el de tomar fervientemente partido en todo conflicto con el que se encuentre, y a continuación ganar ese conflicto empleando un torrente de potencia verbal extrema: un rasgo de personalidad horrible, prácticamente un trastorno.” Y que yo creo que en el caso de mi familia es aplicable a más de un hermano por casi todo el resto, porque si, en casa somos de discutir y de discutir vehementemente. Todos.

Entre sus reflexiones destaco este: “Si lo organizamos todo en torno a los beneficios, en la economía pasan cosas que no tienen ningún sentido. Como en este ejemplo: nadie saca un beneficio de enseñar a los niños, pero toda la económica se vendría abajo si la gente no supiera leer. Y lo mismo con las infraestructuras y un sinfín de cosas” que obviamente tiene una trampa obvia; y este otro: “Recordar que Dios no es Jesus, ese hombre tan majo que iba por ahí sanando a los enfermos y al que le caía bien todo el mundo; ese Dios, por el contrario, es el que hace enfermar a la gente, el que la condena a la muerte por motivos incomprensibles. Jesus, el que sana, el que escucha, el maestro, el amigo de los pecadores, parece en la cabeza de Margaret prácticamente a punto de murmurar: siento lo de mi padre… Jesus es fácil de amar, y Dios, mucho más difícil.” que me parece bastante acertada (sin confundir con ese ahora famosos persona y personaje).

Requiem por todos los muertos es una novela policiaca de esas que tiene una trama compleja con varios asesinatos que solo alguien es capaz de relacionar y tras leerla mi remito a las palabras de uno de los personajes “¿No le parece extraordinariamente complicado todo esto, inspector? A mí al menos me parece bastante ridículo.”

Es verdad que, si me ha gustado mucho esa conversación en una visita médica en la que el paciente, como hacemos todos y por eso nos obligan a ir acompañados, dice que “No es nada serio” y el médico le dice: “¡Oh! Eso dicen todos. Siempre que pregunto a mis pacientes de que murieron sus padres dicen lo mismo: «Oh, nada serio»”

También me ha encantado “De repente recordó su cita favorita de Gibbon sobre el papa Juan XXIII en el siglo XV, que tanto le había impresionado siendo un chiquillo y aun recordaba de memoria después de tantos años: «Los más escandalosos cargos fueron suprimidos y el vicario de Cristo solo fue acusado de piratería, asesinato, violación, sodomía e incesto»”. Si, asi era, o es, parte de la iglesia.

El único motivo por el que compre (si, en mi librería de referencia que de momento hoy no he mencionado pero que ya sabéis es Méndez en la calle mayor) La cada Limón es porque pasaba en Rumania que es uno de esos países en los que considero que he vivido (si bien no tengo un criterio claro para separar aquellos en los que he vivido de los que solo he estado mucho tiempo). El caso es que, una vez comprado, me entere de que había sido ganadora del último premio Tusquets (vale esto lo había leído en la fajilla o en la contraportada) por unanimidad y con Orejudo (Antonio) de director, o presidente, del jurado. Esto, he de reconocerlo, hizo que subieran mis expectativas por el aprecio que le tengo a Antonio e incluso a su criterio literario. El caso es que solo me lo puedo explicar si fue la única novela presentada, sino fue así pues lo siento por el que tuviera que leerse el resto. Es verdad que el dato de Orejudo me ha servido para “deshacerme” de ella en mi último intercambio con Maria de la O (si, de la O de Orejudo, casualmente).

Obviamente como no soy (totalmente) una mala persona a mi intercambio le añadí How to be good, con la excusa de que era en inglés para aportar algo bueno al intercambio y, también por qué negarlo, porque tenía dos copias así que esta probablemente era la tercera vez que leía este libro. Es la historia de un tipo que decide “Ser bueno”, para desesperación de su mujer ya que su forma de ser bueno es muy básica y consiste en meter un Gurú no solo en su vida sino en la casa de ambos y dedicarse a empresas que para no ofender a nadie calificare de naifs (y no de directamente absurdas).

El libro esta lleno de buenas frases como “I don’t believe in Heaven, or anything. But I want to be the kind of person that qualifies for entry anyway.” que suscribo plenamente ya que el cielo (incluso si exsitiera pues yo lo veo como lo que cantaban Talking Heads, una bar en el que nunca pasa nada):


Aunque en el libro se refiere a la pareja del libro, en mi familia y creo que en casi todas muestras relaciones es de aplicación eso de: “Cynicism is our shared common language, the Esperanto that actually caught on, and though I’m not fluent in it – I like too many things, and I am not envious of enough people – I know enough to get by.”, aunque en casa sobre todos “nativos”

Y quien no suscribe eso de “It’s not fair. Love, it turns out, is as undemocratic as money, so it accumulates around people who have plenty of it already: re sane, the healthy, the lovable.”; o quien duda de que “He has a monthly books columns in a men’s fitness magazine, and therefore probably the world’s least-read literary critic.”

Por supuesto Hornby es muy aficionado al futbol (su primer libro fue sobre hinchas ingleses) y británico por lo que le doy mucha credibilidad a su explicación de porque los hinchas escoceses parecen más educados que los ingleses: “.. he explained that the Scot’s fans refusal to misbehave was a kind of weird form of aggression; they hate us so much that even though a few of them would probably like to fight, they won’t, because they want to prove that they are better than us.”

La verdad es que sin ser su mejor libro ha sido un placer esta tercera lectura.

El caso del escritor desaparecido está editado en una colección de clásicos de la novela negra de la British Library del que, de momento, sigo cogiendo uno cada vez que los veo. La particularidad de este es que está escrito bajo seudónimo y por una mujer, tarama que en cierta medida se traslada al libro en el que nadie tiene claro quién es el escritor desaparecido. Obviamente todo el mundo cree que no puede ser una mujer porque, según la opinión generalizada, carecen de la profundidad para la escritura pese a que como se pregunta una candidata a ser el escritor desaparecido “¿Acaso su madre, sus hermanas y sus tías eran taradas de nacimiento? ¿eran su primar medio tontas, era estúpida su abuela?”

Obviamente descartada la posibilidad de que sea una mujer (Una estúpida mujer) se establece la idea de que podía ser una banda “¿una banda? Si, en cierto modo, aunque el ermitaño de Temple era el auténtico escriba. Era el, con su conocimiento, quien recogía y expresaba en palabras las extrañas experiencias y conocimientos de una camarilla de ex convictos, hombres que habían estado en contacto con hecho violentos, estafas y engaños de todo tipo. Ninguno de ellos podría haber escrito las novelas de Lestrange, pero sin su ayuda esas novelas no habrían sido posibles.” Cualquier posibilidad menos una mujer, aunque ahora haya una banda de escritores que firme con nombre de mujer e incluso otra que firme con un anagrama (y no en anagrama).

Ya para acabar el mes, otro japonés o japonesa porque al parecer es uno de estos tipos que se han hecho famosos por YouTube ocultando su identidad y que ahora publica un primer libro Strange Pictures (anunciando ya la siguiente). La verdad es que es una novela bastante simple, pero con una trama que luego resulta ser rebuscada (al fin y al cabo, es japonés) que se basa en unos dibujos y la interpretación de los mismos. A mí solo me ha parecido un divertimento que no está mal pero que es casi una especie de acertijo tramposo. Eso sí, entiendo que haya tenido existo entre los que consumen canales de internet.

Como curiosidad uno de los misterios que plantea es que de un pastel solo parece haber siete trozos y claro es muy raro que se hayan cortado siete trozos, casi imposible, a menos que seas mi hermana Helena que no sería la primera vez que acaba con siete porciones al cortar una pizza, por lo que tiene que haber un trozo “desaparecido”.

Otra curiosidad que se convierte en un chiste malo es saber que la denominación de origen mejor de Japón no es Kobe (como creemos por aquí) sino Yonezawa (ya lo sabéis para cuando se ponga de moda que lo leísteis aquí primero) que como también es un apellido pues le permite al mismísimo Yonezawa, hacer el chiste malo de que toda la carne de su barbacoa es de Yonezawa.

En fin, pues eso… ¡Divertíos asaltando el castillo!

 

Lecturas

A scanner Darkly - Philip K. Dick

A woman of pleasure - Kiyoko Murata

Mother Night - Kurt Vonnegut

The Besieged City - Clarice Lispector

Intermezzo - Sally Rooney

Réquiem por todos los muertos - Colin Dexter

La casa limón - Corina Oproae

How to be good - Nick Hornby

El caso del escritor desaparecido - E. C. R. Lorac

Strange Pictures -  Uketsu