lunes, 8 de julio de 2013

Comentario de textos - Junio 2013


Pues aquí andamos un mes mas, a comentar las lecturas del mes, que como siempre proceden todas de mi librería de referencia (Librería Mendez en la calle Mayor de Madrid; ya os informare cuando esta situación cambie, que puede que lo haga en breve). 

Como vereis he añadido las portadas (que se lo que os gustan las Fotillos). Pues al tema, lo leído este mes ha sido:
Personas como yo - John IrvingKaroo - Steve TesichAdiós a Bech - John UpdikeEl Pacifista - John BoyneJinetes en la tormenta - Diego Garcia ManriqueLa verdad sobre el caso Harry Quebert - Jöel DickerCentauros del desierto - Alan Le MayDe vuelta del mar (antología poética) - Robert Louis Stevenson


Hay novelas que tienen, prácticamente, un único protagonista, en las que los personajes secundarios y la propia trama son tan solo un acompañamiento, necesario, para poder desarrollar al personaje. En estos casos el que la novela te parezca buena depende casi en su totalidad de cual sea tu identificación con el personaje: si el protagonista te cae bien es muy fácil que la novela te guste aunque no este brillantemente escrita; y si el personaje te parece un imbécil odioso seguramente tenga que estar muy bien escrita para que no te parezca mala. Karoo es una novela sobre un guionista (escrita por un guionista) “... en la cincuentena, un cínico retorcido y egoísta, un mentiroso patológico. Lo único que hace bien es destrozar al trabajo ajeno...”, o eso dice la contraportada. 

Yo tengo mis dudas tanto sobre el trabajo de Karoo, que no me parece el de guionista si no mas bien el de montador-director, ya que su trabajo consiste en arreglar películas ya filmadas, descartando trozos, rebuscando entre lo no incluido, cambiando el orden, para darle coherencia final a un mal producto, para arreglar el trabajo ajeno (o destrozarlo en algún caso); y muchas mas sobre al resto de valoraciones morales, todo eso de cínico retorcido egoísta y demás. A mi al principio, de la novela, me parece un tipo bastante encantador con el que incluso puedo sentir a llegarme identificado y que borda algunas escenas (como cuando va al medico y descubre que incomprensiblemente ha perdido parte de su altura y ha ganado un peso que no tenia, se ha achatado, habiendo entrado con su peso y altura normales) o comportamientos (tiene un hijo al que quiere pero con el que prefiere no convivir e incluso no estar con el mas de lo imprescindible). 

Hay partes, al principio sobre todo, que me parecen excelentes: ingeniosas, divertidas, con ritmo; pero la verdad es que luego la historia se intenta “comer” al personaje creando una trama que, aunque necesaria en cierta medida, intenta transformar todo el personaje en otro sujeto mas accesible, mas sufridor. Pese a todo me parece una novela muy interesante y divertida pero si no te gusta el sentido del humor del personaje es mejor que la dejes y si deja de gustarte dejala también: no va mejorar, lo bueno esta al principio.

Seguro que ya he comentado que John Irving es uno de mis escritores preferidos, del que me gusta casi todo, e incluso seguro que también he comentado que es una de las cosas que comparto con Claudia Schiffer, las demás no es necesario comentarlas, y sin embargo no tenia ningunas ganas de leer Personas como yo. Tan pocas ganas tenia que he dejado pasar un viaje a NYC sin comprarlo y al final lo he acabado comprando en español tan solo porque no tenia nada que leer y se acercaba el fin de semana.

Los libros de Irving siempre tratan de algo, la historia siempre se desarrolla en torno a un tema central importante como el aborto, la predestinación, la paternidad, ese tipo de cosas. En este caso la historia, según críticos, contraportadas y artículos, trata el tema de la homosexualidad - tema que, al ser un heterosexual no practicante, sinceramente no me  interesa especialmente. Ademas creo que el que dividir a las personas entre las que prefieren a las personas de distinto o del mismo sexo es casi como dividirlas en aquellas que prefieren las rubias a las morenas, las altas a las bajas, las flacas a las gordas, o cualquier otra majadería. Pero divago, si eso ya desarrollo esta teoría otro día - ademas se supone que sucede en Madrid, en Chueca obviamente y la verdad es que me cuesta imaginar que Irving sepa lo suficiente sobre mi ciudad como para no cometer errores enervantes.

Afortunadamente la parte de la historia que pasa en Madrid solo ocupa unas pocas paginas, casi al final de la novela, así que no destrozan demasiado mi ciudad e incluso parece divertido leer sobre Bodegas Sierra en un libro de Irving, aunque si durara unas paginas mas estoy seguro de que seria lamentable ya que el conocimiento de la vida en Madrid de Irving es ligeramente ridículo. Baste decir que Madrid aparece porque el protagonista, profesor universitario en una pequeña universidad americana, viene a buscar a su padre y se aloja en un hotel durante una temporada, que puede ser larga, resultando que ese hotel es... el Santo Mauro. ¿de verdad? ¿de verdad viven tan bien los profesores universitarios americanos, o solo viven así los escritores consagrados? El Santo Mauro, ni mas ni menos.

En cuanto a si la novela va sobre la homosexualidad, pues es cierto que el protagonista es homosexual - realmente bisexual según su propia identificación - y no es el único, de hecho en la novela hay transexuales, travestis, gays, lesbianas, heterosexuales e incluso homófobos, pero como el propio Irving dice por boca de su protagonista:
Era escritor y activista político ocasional a favor de los grupos LGBT en todas partes. Ah, no, perdón; el lenguaje, lo se, cambia sin cesar. 
Un profesor muy joven de Favorite River me explico que decir LGBT ya no era lo apropiado (ni lo bastante inclusivo); debía usarse LGBTC.
- ¿Y qué coño significa la C? - pregunte al profesor - ¿”Combativo”, tal vez? 
- No, Bill - contestó el profesor -. “Cuestionadores.”- Ah

Si, supongo que en gran medida, sobre los cuestionadores es sobre lo que va la novela, aunque casi ninguno de los protagonistas se cuestione su identidad sexual.

Una vez leída la verdad es que lamento no haberla leído en ingles, no solo porque me guste el sonido de Irving, si no porque para designar a los homosexuales se utiliza la expresión “del ramo del agua” y es la primera vez que la oigo en español así que me queda la duda si es algo local de Maine que desconozco o una aportación del traductor. Si es una expresión generalizada en Maine pues tendré que tener cuidado al comentar con gene de Maine ya que yo “soy del ramo del agua” profesionalmente.

Una expresión que conocía pero que creía totalmente anticuada, solo aplicable en los  tiempos del mas remoto imperio británico, era la de “pluma blanca” para referirse a los que cometían actos de cobardía - como en la película “Las cuatro plumas” que veíamos de pequeños - así que no me sorprendió que la misma se aplicara a los objetores de conciencia ingleses en el contexto de la primera guerra mundial en El pacifista

Digo que no me sorprendió pese a considerarla totalmente inaplicable ya que la objeción de conciencia (la bélica) y la cobardía no creo que sean cosas comparables, si no que incluso antagónicas, mas en la primera guerra mundial, donde como explican del destino de uno de ellos: 


- No - contesta Will -. No, lo mandaron al frente, a hacer de camillero. Eso hacen, ya lo sabes. Si te niegas a luchar, dicen que como mínimo puedes ser de ayuda a los que sí lo hacen. A algunos los mandan a trabajar en las granjas... trabajo de importancia nacional, lo llaman; esos son los afortunados. Otros van a prisión, esos no tienen tanta suerte. Pero casi todos... bueno, acaban allí de todos modos.
- Me parece justo - comento. 
- Solo hasta que caes en la cuenta de que un camillero en el frente tiene una esperanza de vida de unos diez minutos. Los mandan mas allá de las trincheras, a la tierra de nadie, a recoger los muertos y los heridos, y ahí acaba todo para ellos. Son un blanco fácil para los francotiradores. En realidad es una especie de ejecución publica. Ya no parece tan justo ¿no?

(cuando William Goldman escribió el guión de “Un puente muy lejano” contaba que entendía que a la gente le impresionara el valor de aquel pequeño grupo de soldados que cruzaba el río en una barquilla estando casi seguros de que al otro lado les estaban esperando las ametralladoras alemanas. A el también le impresionaba, el valor que tuvieron que tener para ir tranquilos hacia una muerte casi segura por cumplir con su deber pero... le impresionaba mas el valor de los que se subieron a la segunda barca, una vez ametrallada la primera por los alemanes, estos no tenían duda de su destino pero tenían un deber. Algo parecido pasaba con esos plumas blancas: sabían que los mandarían a una muerte segura, no casi segura, no, segura. Pero ellos eran los cobardes, los plumas blancas).

El escritor es bastante famoso, es el autor de El niño con el pijama de rayas que ha sido un best-seller, de esos multitudinarios, que yo no he leído (por snobismo o por hipsterismo o solo por que no me apetecía, por que no me gusta el titulo, pues no lo se). Personalmente me molesta un poco que se cruce la historia del objetor de conciencia con una historia de homosexualidad, ya que parece reforzar el tópico aunque no sea la intención del escritor. Es una novela sobre la culpa, los secretos y realmente sobre la homosexualidad, no sobre la objeción de conciencia, que no es mas que una excusa para desarrollar una buena historia.

Si bien John Irving es un autor que me gusta y del que busco sus libros en cuanto salen (vale, menos el ultimo ya comentado) y si puedo lo leo en ingles, con John Updike me pasa algo casi totalmente contrario: no me gusta y sin embargo siempre que veo un libro suyo me lo compro y lo leo. No los busco, ni tengo interés en leerlos en ingles, pero si se cruza en mi camino un libro de Updike no puedo evitar comprarlo - es una pulsión -  me lo leo y... no me gusta. Así llevo ya varios y con Adiós a Bech (el tercero de una trilogía del que no he leído los dos anteriores, no se cruzaron en mi camino) se ha cumplido el patrón.

Creo que Updike escribe bien, que sus historias están bien, con buenos personajes, grandes momentos, frases y reflexiones, como esta con la que incluso puedo sentirme identificado:


“...Tal vez debería bajar un poco el tono de la verborrea jactanciosa de Jason. El procesador de textos, su tecleo sin fricción, animaban, como llevaban años quejando los académicos, a la prolijidad...”

... y sin embargo, no consigo que me guste. Nunca, de momento: ni uno me ha gustado, creo que ya vamos siete a cero. 

Si sigo intentando no es masoquismo, ni por gastar dinero, es porque era uno de los escritores favoritos de mi padre y en cierta medida me niego a que no me guste. Confío en que algún día, leeré uno que me guste, descubriré que estoy preparado y volveré a leerme todos los que tengo, disfrutando de ellos. Para mi Updike es como una prueba, lo leo y compruebo que todavía no estoy preparado para que me guste, aun no soy como mi padre. Para bien y para mal.

A poco que sepáis sobre mi memoria, poco hay que saber ademas de que apenas existe, seguro que ya habréis notado que ahora me documento un poco a la hora de escribir sobre mi pasado. Supongo que ninguno cree que me sabia de memoria la fecha de mi primer concierto, o el precio de la entrada del mismo después de tantos años. No, todos esos datos son fruto de un trabajo de recopilación de información en las escasas fuentes que poseo y en internet. (Por cierto que aprovecho y mando un mensaje a mis hermanos - que me estarán leyendo - para ver si me pueden pasar cosas de aquellos años. Ya hablaremos). Si alguno lo creía, siento decepcionarle pero: no, no recuerdo esas cosas, los Reyes Magos no existen y seguramente no me acuerde de como te llamas. Así es la vida.

El caso es que cuando vi que Diego Manrique había “recopilado” algunos de sus artículos sobre música en Jinetes en la Tormenta pensé que igual podríamos compartir algún recuerdo, o que podría servirme de fuente fidedigna que pusiera un poco de luz sobre determinados episodios o sensaciones. Pero no. Antes de comentar el libro diré que Manrique siempre me ha parecido un imbécil, vanidoso y pretencioso; esto lo recuerdo y no necesito fuentes adicionales para recordarlo y reafirmarme.

Lamentablemente, ahora las tengo y Manrique me sigue pareciendo lo mismo. Lo único que ha variado es que ahora le considero ademas repetitivo, ya que hay varias historias que cuenta en distintas partes del libro (supongo que estará justificado por no editar los artículos que escribió en su día, aunque considerando que solo en algunos puede saberse la fecha por referencias me parece una estupidez). La selección de los artículos, pese a que se supone estructurada, me ha parecido pretenciosa y pobre a la vez; los artículos en si mismos diría que bastante malejos. Igual si los hubiera editado, hubiera intentado darles algo de coherencia, incluso si los hubiera completado... pues podría ser otra cosa; no digo que buena, pero por lo menos aceptable. Tiempo perdido, oportunidad perdida y casi diría falsificación documental documentada.

Supongo que el hecho de que al hablar de Nabokov y concretamente de Lolita se diga que “la Gran Novela Americana fue escrita por un ruso” (Alan Levy) hace inevitable que el mismo tema, o variaciones, resulten tentaciones irresistibles para casi cualquier escritor: La verdad sobre el caso Harry Quebert puede considerarse, en cierta medida, una de estas variaciones. 

Es difícil contar algo de esta novela, aparte de lo contado en la contraportada y de lo ya mencionado, sin acabar haciendo un spoiler de la misma así que solo diré a) que es una novela muy entretenida b) que la intriga se complica y resulta llena de sorpresas, aunque algunas innecesarias y c) que la parte de teoría de la escritura, los trucos, podía haberse eliminado y no se hubiera perdido nada.



Leer poesía es difícil, hablar de ella mucho mas, a menos que este sancionada por los años es algo demasiado personal, como las canciones. Yo no leo mucha, aunque puedo, lo hago con frecuencia, citar a Dylan Thomas, Vallejo, Gil de Biedma, Ana Maria Moix incluso a Claudio Rodriguez y a bastantes otros sin problemas; incluso tengo mis poetas favoritos actuales no conocidos, o conocidos por pocos, como Nogales o Azpeitia (que son amigos y de los cuales tengo excelentes cosas inéditas. Pero divago, si eso ya os lo cuento otro día); la verdad es que es muy raro que compre poesía. Sin embargo si te cruzan con un libro de poesía de alguien que no sabes poeta, pues lo compras y a ver ri hay suerte. Eso me ha pasado con De vuelta del mar, ni idea de que Robert Louis Stevenson, el de La isla del tesoro y del Doctor Jekyll y Mr Hyde, había escrito poesía. Pero tampoco es raro, al fin y al cabo tampoco sabia que era de la familia de los Stevenson que estudie en la Escuela como importantes constructores de faros, o si lo sabia, lo supe pero ya lo había olvidado junto con mucha otra información.

Como yo no me siento capacitado para decir si es un buen poeta o no, le dejo la palabra a Luis Antonio de Villena en el que se pregunta, en el prologo, si ¿era o no un gran poeta?
 y se responde:

“... nadie se asombrara si mi respuesta es “no”. Robert Louis Stevenson, gran prosista, no fue un gran poeta, pero si un poeta dotado de enorme facilidad y por tanto autor de muchos buenos poemas... ...se nos muestra en su poesía mejor como un “poeta de circunstancias”. Se que la expresión “poeta de circunstancias” no suele ser admitida como muy positiva, aunque sin explícita justificación...”

Pues eso, que gran poeta no es pero hay poemas buenos. Ademas es una antología, bilingüe que uno es un hipster no lo olvidemos, seleccionada por Javier Marías lo que tiene su parte buena: se supone que solo han escogido los buenos; y su parte mala: los ha escogido Marías y con la poesía pasa como con los discos, a veces las mejores canciones no hacen buenos singles y no entran en las recopilaciones (las antologías en términos de música). Para mi hay un par de versos buenos, incluso excelentes, en un par de poemas pero muchos del resto me resultan farragosos y me dejan indiferente. Por cierto que no he entendido unos apéndices que vienen con el texto - lo digo, por si alguien sabe que son - y si que he echado de menos un indice de primeros versos.

Hablando de aventuras clásicas, aunque algo menos que Stevenson, y de mi desconocimiento general y enciclopédico, pues este mes me he enterado, gracias a Valdemar, de que Centauros del desierto - si, esa, la de John Wayne, la niña perdida y los Comanches - fue libro antes que película, e incluso diría que un buen libro. Creo que no estropeo nada si os recuerdo que es la historia de una persecución eterna, una búsqueda trascendente, en la linea (salvando las diferencias) de Moby Dick o del Santo Grial. Claro que con trampas ya que como explica en la propia novela, e incluso en la contraportada, es una persecución incompatible con la mentalidad india ya que para un indio cuando huye “después de un tiempo piensa que debe desistir, y comienza a aflojar. Por lo visto, no concibe que exista una criatura que persista en una persecución hasta el final”. Es decir, según el propio autor, la huida que se plantea en la novela es incompatible con el carácter indio para el que, simplificando, nada, ni la huida, ni la persecución tiene tanto interés como para convertirse en una obsesión vital.

Resulta curioso que tras haber dejado atrás, en la infancia, las historias del oeste de Marcial la Fuente Estefania, las del Sheriff King, los western (aunque de estos todavía me obsesiona volver a ver Flecha rota, porque tengo un recuerdo infantil extraño) en este ultimo año he leido tres historias del oeste: Una de Trevanian (“Incident at twenty mile”; que tarda en arrancar pero que me gusto), la de The Brothers Systers (que me parecio fojilla y que ademas me confundia un poco al hablar a veces de los brothers y a veces de los sisters) y esta. Pero divago, si eso, ya lo cuento en otro momento.

El libro esta bastante bien, aunque tiene ratos un poco pesados y el escritor parece ser bastante de la liga anti-alcohólica con esa descripción de “El tequila tenia un sabor desagradable y resultaba difícil acostumbrarse a el, como si alguien se hubiera lavado los calcetines dentro” y otras que siguen. 

Mi frase(s) favorita: “Siempre se asumía que el primer hermano muerto en una familia era el que habría llegado mas lejos en la vida. O al menos eso es lo que siempre te decían”

Ademas de la obviedad de que los muertos siempre son buenos, se esconde una tristeza en el hecho de que todos los hermanos morirán, ley de vida pero...; no se, es como aquello de Ana Maria “Todos los hermanos eran valientes: uno murió” pero a lo bestia.


1 comentario:

  1. Oye, pues a ver si me pasas el de Irving, ya que lo tienes en español y que va a ser lo único que comparto con la Schiffer... Cosas de "aquellos años", puede que tenga algunas ;-) Ya hablaremos

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