domingo, 5 de marzo de 2023

Comentario (atrasado) de textos – Noviembre 2022

Pues aquí estoy, empezando a escribir estos comentarios atrasados prácticamente nada más “colgar” los comentarios de enero. ¿Por qué, por qué tan rápido?

Pues como siempre hay varios motivos: el primero es que debería ponerme a trabajar pero no me apetece nada, el par de cosas razonablemente urgentes que tengo que hacer no me apetecen nada y, creo, que el hecho de seguir en el ordenador en esta tarde de domingo, en lugar de, por ejemplo, tirarme a ver la televisión parece como más digno y como que no estoy retrasando lo que de verdad tengo que hacer, sino haciendo otra cosa que también tengo que hacer; el segundo es que últimamente pienso mucho en que no me he puesto al día con mis lecturas y eso me crea cierta tensión mental que debo resolver; y el tercero diría que comprobado lo que leí en noviembre también es poco y con escasos comentarios (básicamente, salvo el clásico de la serie, ninguna me ha gustado como para tener buenos comentarios) lo que creo que me permitirá terminar este comentario esta misma tarde y así igual llego al final de febrero con un solo mes de retraso que este fin de semana me vuelvo a ir a Piles a ver si, por fin, han conseguido acabar las obras de la casa por lo que ya sé que no podre escribir en el último fin de semana de febrero. Así que, sin más dilación, sin preliminares ni nada me pongo a ello.

Como viaje a NYC en octubre todavía básicamente mis lecturas de este mes se corresponden con compras de ese viaje, hechas en mis dos librerías de referencia de NYC: Kinokuniya y McNally Jackson que tras la pérdida de alguna otra en los últimos años y las inquietantes noticias sobre Barnes&Noble y su terrible política empresarial hacia los empleados que han hecho que deje de visitarla salvo por hacer fondo de armario son más que librerías de referencia las únicas dos que visito (el Strand que durante algunos años me gustó mucho y era visita obligada, paso una fase en la que me agobiaba demasiado – que justo coincidió con graves problemas de saneamiento que hacían imposible visitar la planta baja por el insoportable olor – y, pese a que ha sido reformada, seguramente como consecuencia de alguna normativa de seguridad que obliga a unos espacios mínimos de paso entre expositores, todavía no me he acostumbrado a revisitar).

Lady Joker Volume One (aunque creo que no existe un volumen dos, ni otro, por lo que el subtítulo parece innecesario) se supone que es una novela de culto entre las novelas negras de Japón que, como curiosidad, está escrita por una mujer (lo aclaro no por ser revelador sino solo porque dudo que se pueda averiguar por el nombre del autor, salvo que uno sepa de nombres japoneses) y en principio está basada en un caso real (esto para mí siempre es una mala señal ya que yo prefiero que todo sea mentira, me resulta más creíble). Aunque la edición que yo tengo solo tiene unas 570 páginas, que ya son muchas para una novela negra que teóricamente es solo la primera parte de algo, la letra que tiene me hace sospechar que, con una letra normal, digamos legible, podría fácilmente alcanzar más de mil páginas lo que ya parece una barbaridad. Me gustaría poder aclararos si hay un volumen dos, pero no puedo ya que no he conseguido acabármela y tras pasar la frontera de la mitad del libro – sin que me enganchara la historia – me vi obligado a abandonarla: prácticamente no había pasado nada en la primera mitad y no parecía que las cosas fueran a cambiar en el resto del libro. Sencillamente ha sido una decepción que, extrañamente, creo que se debe a que es una novela muy europea, muy poco japonesa. No sé cómo explicarlo, pero… el caso es que no he podido con ella y queda como un abandono.

Por su parte sobre A ballet of lepers. A novel and stories he de decir que la novela pues no es más que un cuento largo y que ni ella ni las historias cortas tienen demasiado interés, o por lo menos a mi no me han conseguido interesar. No sé, puede que sea autobiográfica o no, no lo tengo claro pero la relación del protagonista con su abuelo (en la novela principal y en alguno de los cuentos) al que no conoce pero que acoge en su casa de Montreal donde se crea una relación completamente enfermiza no me ha acabado de interesar lo más mínimo y dicho simplemente me ha parecido una chorrada. Otro fracaso de mis compras y lecturas de este mes.

Life Ceremony es una colección de cuentos, algunos de los cuales (casi todos) son verdaderamente japoneses, en el sentido en el que se plantean premisas que realmente serian casi un tabú aquí, en occidente, como el planteamiento de comerse a los muertos para celebrar su vida (no de forma optativa sino como algo obligatorio en las ceremonias) o el hecho de usar huesos y pieles humanas (de muertos) para confeccionar moda o artículos de decoración y uso común. La verdad es que pese a la extrañeza de las premisas resultan, algunos de los cuentos del libro bastante interesante y se lee bastante bien (aunque he de confesar que yo lo leí en un viaje a Granada y parte mientras cenaba lo que resultaba un poco más inquietante de lo aconsejable, pero si no lo leéis comiendo puede que incluso mejore).

Como este año celebramos mi cumpleaños con cierto retraso el libro que me regalo mi hermano, Nueva York no es Norteamérica, paso a las lecturas de noviembre, algo que obviamente carece de importancia y que solo menciono para dejar claro el origen de esta lectura que se haya bastante lejos de las lecturas que yo suelo seleccionar: al fin y al cabo, son unos artículos inéditos de Ford Madox Ford (que entiendo es su nombre de verdad y no un homenaje a Bond James Bond). Es una lectura interesante sobre todo para un enamorado de NYC como yo, que comparto estas sabias palabras del autor sobre NYC: “Cambia con tanta velocidad que en ningún momento se puede decir: ‘esta es mi Nueva York’. Y sin embargo, la Nueva York de cada uno pertenece.”

También creo que la relación de NYC con el resto de estados unidos sigue siendo la misma ahora que en 1927 (cuando se escribieron los artículos) pero igual más exacerbada ahora que entonces “Aquí tenemos a Nueva York rodeada por los habitantes de todos los estados de la Unión, que la detestan con tal antipatía que, comparado con ella, el odio del parisino medio hacia Berlín se quedan en nada”, NYC está cada vez más lejos del resto de los estados unidos y creo que el odio hacia ella, dentro de los estados unidos, por la parte de la población que no se siente fascinada por ella también ha crecido. Pero, que sabré yo, salvo que mi NYC es ciertamente una isla separada del resto de los estados unidos (salvo alguna pequeña excepción adicional como partes de Chicago o Boston).

El caso es que el libro no solo habla de NYC sino que deja alguna reflexión interesante sobre el periodismo, que suscribo, “inevitablemente los periódicos presentan una imagen distorsionada de la vida sencillamente porque lo que cuentan tiene que ser más interesante que la vida.” E incluso aporta alguna información que uno debería saber pero que había olvidado como que Yahoos es una palabra inventada pero no por una empresa de informática, sino por Johnathan Swift en Los viajes de Gulliver para designar a unos brutos con forma humana, algo que obviamente hace considerar el nombre del buscador de una forma algo mas irónica.

Mi última lectura de este mes de noviembre, comprada por internet, fue la última (en ese momento, que ya hay otra que tengo que pedir) entrega de la serie de Charlie Parker: The nameless ones. Que decir de una nueva novela de hace el numero diecinueve de una serie, con los mismos protagonistas y con básicamente la misma temática básica y simple de “el bien contra el mal”. ¿qué es más de lo mismo pero diferente? Pues sí, eso: otro Connolly esta vez con un nivel más que aceptable pero igual ya solo para fans de la serie en el que uno puede leer cosas clásicas como “Mrs Bondarchuck had always believed that Moses, in returning from Mount Sinai, had neglected to bring with him a final Tablet, the one containing all the fine print, possibly because his arms were already full”; cosas sorprendentes, pero no menos ciertas, como decidir que un secuestrador es poco probable que haga daño a su víctima si el periódico que escoge para el video de reivindicación es un periódico liberal como The Guardian.

Para mi incluso que uno de los protagonistas este leyendo “el último mohicano” en un tren, por recomendación de otro (el leer el libro, no el hacerlo en un tren) es un detalle que me emociona un poco ya que este era uno de los libros que mi padre siempre nos decía que teníamos que leernos pese a que todos en casa sospechamos que el mismo no se lo había leído y que posiblemente había leído un tebeo o visto una película pero, leerse, leerse el libro creo que todos lo dudamos y pese a sus recomendaciones creo que tampoco lo hemos leído todos los hermanos.

Mira tú que buen timing que he conseguido acabar este comentario antes de que se acabe el domingo quedándome tiempo para prepararme la cena y aprovechar las horas finales para intentar atontarme con alguna serie de televisión (o de una plataforma comercial) antes de irme a la cama a leer un rato.

Aunque seguramente no publique esto hasta mañana (que publicar dos el mismo día me parece excesivo), me siento contento ya que ahora solo tengo un retraso de un mes (aunque al comprobar la pila de libros y los títulos leídos ese mes de diciembre, va a ser una entrada larga) por lo que igual se me vuelve a acumular el retraso en desearos ¡Divertíos asaltando el castillo!

Nota final: aunque al final acabe de escribir esto casi el mismo día que la entrada anterior, al final no la he publicado hasta mucho, mucho después como algún lector puede haber notado... ¿porque? pues ni idea.. supongo que por cientos de pequeñas cosas que me han quitado tiempo...en fin... de buenas intenciones esta el infierno lleno.

 

Lecturas

Lady Joker. Volume One - Kaoru Takamura

A ballet of lepers. A novel and stories - Leonard Cohen

Life ceremony - Sayaka Murata

The nameless ones - John Connolly

Nueva York no es norteamerica - Ford Madox Ford

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