domingo, 25 de junio de 2023

Comentario de textos - Mayo 2023

 Aquí estoy una vez más, a dar la brasa con lo cultureta que he sido durante el mes anterior mientras a) me preparo para marcharme a Piles huyendo de las fiestas del orgullo (algo, esto de la palabra orgullo, que me inquieta un poco, ya que para mí el orgullo está más cerca de ser un defecto que una virtud – aunque con matices, que uno puede estar orgulloso de sus logros, ser orgulloso no me parece una buena cualidad – especialmente cuando más que orgullo por algo conseguido es casi simple vanidad por algo que no debería tener mayor relevancia: ser como uno es. No es precisamente esa la premisa de la igualdad: ¿que tu orientación sexual, o tu identidad de género, es irrelevante? ¿Qué eso da igual y que todos somos iguales? Entonces ¿porque orgullo por la diferencia? He de reconocer que se me escapa bastante este tema que en gran medida me es indiferente: para mí que a alguien le gusten los hombres y no las mujeres es como que a alguien les gusten las rubias, pero no las morenas. No me parece una diferencia ni algo de lo que estar orgulloso; y b) sigo congratulándome por nuestra primera victoria judicial contra un trabajador (termino que aplica a esta persona en concreto le viene  grande) y que en palabras de la jueza tenía una “conducta obstativa que incumple de forma sistemática las órdenes e instrucciones del superior y que justifican, sobradamente, una trasgresión de la buena fe que conlleva una más que justificada pérdida de confianza de la empresa empleadora hacia el trabajador” por lo que pese a que todo el mundo nos había advertido de la parcialidad de los jueces hacia los trabajadores, en detrimento de la empresa, justifica plenamente el despido. Es decir, al fin y al cabo, me congratulo porque exista un poco de justicia (pese a que como decía alguno una justicia lenta no es realmente justa y este proceso ha llevado demasiado tiempo y probablemente no ha acabado) y de que exista un concepto más fino para decir “toca pelotas de forma insoportable”.

Igual debería aclara que no me congratulo de haber tenido que despedir a esta persona que nunca es algo agradable, no me congratulo de haberle despedido sin indemnización que entiendo que parece una cabronada empresarial. No, no me malinterpretéis: de lo que me alegro es de que la jueza nos dé la razón sobre que el despido es adecuado y razonable, no del hecho del despido o de la ausencia de indemnización (cosas que creo que se ha buscado el solo, e incluso e ha esforzado por conseguir con una obstinación rayana en la estupidez), ojala hubiera seguido haciendo bien su trabajo y nunca hubiéramos llegado a esto; pero a diferencia de lo que decía siempre mi padre: “dos no pelean si uno no quiere” a veces no te queda más posibilidad que pelear por lo que crees de justicia, o mejor dicho, defender lo que crees.

Ya que estoy en frases de mi padre aprovechare para comentar que curiosamente (en una página que sigo que aclara el origen de citas conocidas – no, no todas son de Oscar Wilde) este mes se preguntaban por el origen de esa frase de poster que me regalaron de adolescente “si no formas parte de la solución eres parte del problema” aclarando que la primera referencia a esta cita (o al concepto) es del 16 de octubre (el día de mi cumpleaños, aunque de 1936) y aparecía como anuncio de un sermón en un periódico de New York. ¿casualidad desconocida o causa del regalo? Cada uno que piense lo que quiera, que seguro que alguno tiene otra explicación.

Bueno, y después de estos comentarios introductorios, pues al tema que a ver si no me va a dar tiempo que, con las visitas de obra en mayo, ha sido un mes de bastantes lecturas.

Mi primera lectura, Los libros de Jacob, la cogí con cierta aprensión ya que tiene más de 1000 páginas, de hecho, tiene tantas páginas que estas están numeradas de forma descendente, en mi opinión para que uno sepa cuanto le queda, aunque en el libro se da otra explicación relacionada con la cultura hebrea y con que escriben de derecha a izquierda. Yo sigo convencido de que la cuenta atrás ayuda a terminársela ya que es un poco desesperante pese a tener su punto ya que habla de herejías o escisiones dentro de la fe judía con un personaje (al parecer real) que va cambiando de religión casi por una cuestión de fe y pasa de ser judío a cristiano a musulmán (aunque no estoy seguro del orden). Vamos, que forma una secta, pero partiendo del judaísmo.

Aunque la historia pasa en Polonia, no creo en la afirmación de la autora de que “En Polonia todo es diferente. Mirad, prima, Polonia es un país en que la libertad de culto y el odio religioso se encuentran en igualdad de condiciones. Por un lado, los judíos pueden practicar aquí su fe como quieran, tienen ciertas libertades y tribunales propios. Por otro lado, empero, el odio que se les profusa es tan grande que la mera palabra ‘judío’ esta impregnada de indignidad y los buenos cristianos lo usan como anatema.” que no creo que fuera muy diferente en España antes de la expulsión de los mismos, esa que al parecer dio creación al ladino (como idioma) “… los judíos hablan ladino, lengua que los siguió desde España cuando fueron expulsados, que fue adoptando por el camino palabras nuevas y que cambio su sonoridad hasta convertirse en lo que es: la lengua de los judíos sefardíes en los Balcanes. Hay quienes, maliciosamente, la llaman español echado a perder.” Nombre que un amigo, supongo que usando otra acepción (no, no la de “La Dino” cual, si fuera un travesti de carnaval, sino seguramente en la de astuto) pero sin especial sentido utiliza como nombre de dj.

El libro es bastante agotador, no solo en el sentido físico de sostener esas mil páginas a pulso, pero deja un ejemplo de la cábala que es bastante curioso a la par que ilustrativo: “Padre en Hebrero es ‘ab’. Lo escribimos así álef-bet, empezando por derecha. Madres es ‘em’ o sea, álef-mem. Pero la palabra ‘madre’, ‘em’, también se puede leer como ‘im’. ‘Ab’, padre, tiene un valor numérico de 3, porque álef tiene 1 y bet 2. ‘Madre’ equivale a 41 porque álef es 1 y mem 40. Y ahora: si sumamos las dos palabras, ‘madre’ y ‘padre’, obtendremos 44, el número de la palabra ‘yeled’, ¡o sea, niño!” Ya digo, totalmente majadero e incluso en la podrá explicación ya incluye una versión alternativa con la posibilidad de me madre no sea ‘em’ si no ‘im’… vamos que con un poco de imaginación y mucho tiempo libre pues puedes inventarte / descubrir cualquier tipo de relación... majadero pero curioso.

En esas mil páginas hay ideas curiosas como “El conocimiento debe ser como el agua limpia: gratuito y universal” idea con la que teóricamente estoy totalmente de acuerdo pero que en un plano practico es difícil de mantener a menos que la sociedad – como un todo – pague por la creación de este conocimiento (ya que de otra forma, nadie podrá dedicarse a mejorar el conocimiento, o tendrá que dedicarse en las horas libres de su trabajo, o aun peor, la adquisición de conocimiento estará reservada solamente a los ricos por su casa como ha venido sucediendo); o esa otra con la que también estoy, en gran parte, de acuerdo “¿acaso no es cierto que nuestras historias con contadas por otros? Solo podemos saber de nosotros mismo lo que otros nos cuenten: quienes somos y por qué nos esforzamos tanto. ¿Qué habría yo recordado de mi infancia de no ser por mi madre?” Pero con la que tampoco estoy totalmente de acuerdo ya que la forma en la que nos contamos a nosotros mismos es una indicación de quienes somos, incluso la forma en la que contamos las historias de otros dice, a veces, más de nosotros que de los otros.

Como comprendéis después de un mamotreto de más de mil páginas era el momento de desengrasar con unos cuantos cuentos, como el que necesita ver unos cuantos anuncios tras verse sin parar tres o cuatro horas de documentales de la dos, y que mejor que Cuentos completos de Salter que, con su aparente sencillez, proporcionan el entreteniendo y la variedad necesaria para “descomprimir” después de un tocho.

En general los cuentos están bien y tiene esa simplicidad de otra época que puede reflejar ese “Pensó en su padre, capaz de resumir su vida entera en una frase: ‘Te tumban y te levantas, eso es todo.” O en la respuesta de esa amiga a la petición de otra de “O quizá podría alojarme en tu casa, ¿no Kathrin? – Esta tenía un pequeño piso sin ascensor en Lexington: una sola habitación pintada de negro con una pared de espejos.” que no puede ser más certera. “Por supuesto. Hasta que una de las dos mate a la otra”, obviando las características del apartamento que no son relevantes para que dos amigas viviendo juntas acaben matándose.

Obviamente yo me siento muy identificado con ese “No lo sé: sentí el estúpido impulso de probar algo diferente. No sabía que la verdadera felicidad consiste en tener lo mismo todo el tiempo.” Por qué yo soy un poco inmovilista, soy tan conservador como un niño pequeño, o como un psicópata que necesita un entorno seguro y constante para no acabar explotando. Algo que contrasta con esa diferencia entre hombres y mujeres que sí creo que existe y que se refleja en “las mujeres se enamoran cuando consiguen conocer bien a un hombre, los hombres funcionamos al revés: cuando ya conocemos bien a una mujer es cuando estamos listos para largarnos.” pero que creo que no es especialmente aplicable en mi caso.

El concepto para mi más interesante es el de los regalos que desarrollar una pareja: “Nosotros teníamos una manera de resolver pequeñas desavenencias, cosas en principio inofensivas que el tiempo y el roce convertían en molestas piedras en el zapato, por decirlo así. Lo llamábamos ‘regalos’, y estábamos de acuerdo en que tenían que entrañar un compromiso duradero. SI uno repetía en exceso una muletilla, cierto gesto al comer o incluso una prenda de ropa, el otro podía pedirle como regalo que renunciaran a ella por completo. En ningún caso se podía solicitara que el otro hiciera algo, solo que dejara de hacerlo”. Sinceramente me parece una idea genial para mantener la convivencia ya que al final son las pequeñas cosas repetidas las que acaban haciendo más daño, como la proverbial gota de agua de la tortura mitológica. Si tengo oportunidad de probarla ya os contare si funciona (aunque he de reconocer que la reciprocidad de la premisa me preocupa: ¿Cuáles serán las pequeñas cosas con las que desquicio a la gente, amigos o parejas?).

El peón es un libro que había guardado para leer en Piles, porque el autor es Valenciano (de Genovés, para ser concreto) y que no proviene de mi librería de referencia (que no se os olvide pasaros: Méndez en la calle Mayor, que se merecen una visita, tanto los hermanos reales como los falsos hermanos) si no que proviene de mi intercambio literario con Maria de la O (que de momento pese a mi falta de expresividad sobre las lecturas, que contrasta con la suya) pues funciona bastante bien y me descubre cosas interesantes.

En esta novela tras la superficie de la historia del ajedrecista español, el niño Pomar, pues se van contando las historias de algunos peones de la historia en la que hay cosas sorprendentes como esa modificación, durante el franquismo, de “el quinto mandamiento donde decía ‘No mataras’ pusieron ‘Mataras con justicia’. Se mataba fría, sistemáticamente. No era el acaloramiento de las pasiones desatadas. Era el ideario gubernamental: matar, destruir el espíritu democrático del pueblo, aplastar a culatazos la cabeza, el corazón de la clase obrera y de las fuerzas progresistas.” precisamente mientras otro protagonista (Bobby Fischer, ni más ni menos)afirma esa tontería de “Ya sabes que allí dicen que el declive de una nación se vislumbre cuando su gente empieza a perder el interés por la ropa que viste.” que me parece una de gran chorrada, desgraciadamente no exclusiva de esa otra época sino que amplificada en esta, en la que la imagen es lo único importante.

También resulta interesante preguntarse porque hay tantos escritores obsesionados en el ajedrez, que entienden como una metáfora del mundo, o por las matemáticas que les parecen fascinantes aunque no acaben de entenderlas y a hacer afirmaciones como “Claude Shannon calculo el número de partidas posibles de ajedrez, usando solo jugadas legales, en 10120 algo que podrá ser cierto pero que no es bajo ningún concepto “Un 1 seguido de 123 ceros” por mucho que se reproduzca la ristra de ceros para darle empaque, ni “más que átomos tiene el universo”. En fin, escritores y matemáticas, desafortunada combinación excepto en casos muy anecdóticos.

Como curiosidad me he enterado de que el compositor de la música del NODO era un tan Manuel Parada, nombre asociado a un pianista bastante homosexual de la televisión, aunque obviamente no me confirmado si existe relación entre ambos hechos (Sospecho que sí, que en España hay nombres que se perpetúan).

También me ha resultado curioso que wsp, la empresa canadiense para la que estuve trabajando en Nueva Zelanda, tenga las mismas siglas que un movimiento antinuclear americano formado por madres: la Women Strike for Peace preocupadas por el estroncio 90 y el yodo 131, coetáneo probablemente de esa época en la que nos alimentaban con calcio y yodo a los afortunados niños españoles que nos lo podíamos permitir (en realidad, por si tenéis curiosidad, no existe relación entre ambos wsp, o al menos no directa, pero igual por eso una es con minúsculas y la otra con mayúsculas y quieren ocultar una conspiración internacional de madres).

Con todo y probablemente debido al yodo 131 o al calcio ingerido de pequeño, como yo soy un poco moñas, mi frase favorita es esa que está en un resumen final de correspondencia con el numero 13: “De vez en cuando me dolía el costado – esto es, el sitio donde debía estar tu brazo puesto sobre el mío – con un sentimiento de ausencia muy tierno.”

Con todo – incluso un capitulo un poco incomprensible con unos etarras – es un buen libro y ya me he leído otra novela del mismo autor, que ya comentare.

Todavía en Piles fue el momento de empezar El mago del Kremlin, supongo que por una curiosidad vinculada a la actual guerra de ucrania o, más probablemente solo por una curiosidad general por el pueblo ruso y como después de una revolución se ha quedado estancado otra vez en una dictadura. Es una novela bastante divertida en la que se indican costumbres (supongo que ficticias) de los rusos: “al principio del invierno, dispersaban botellas por el jardín de la casa para encontrarlas en primavera, cuando la nieve se fundiese.”, algo que parece una idea bastante divertida y una forma de tener vodka frio para las primeras fiestas de primavera; sobre Gorbachov y su vaso de leche: “Mire usted, para entender que Gorbachov iba a destruir a la Unión Soviética, no hacía falta ni escucharlo, bastaba con mirarlo. Se subía a la tribuna y enseguida le llevaban un vaso de leche. La gente no daba crédito. Doblo el precio del vodka. Quería que todo el mundo bebiese leche. En Rusia. ¿Se da usted cuenta? Luego nos sorprendemos de que todo haya caído en picado.”

Que todo se haya ido en picado no me sorprende mucho ya que, aunque no estoy de acuerdo con que todo empezara con Limonov (que sabré yo de historia o de quien era Limonov) y con “lo que quería decir que fue el quien prohibió los duelos. Hizo una ley que impedía que dos machos adultos se retaran a sablazos, ¿Qué te parece? EL hombre occidental nunca se ha recuperado de eso. De ahí a la baja por paternidad no hay más que un paso.”, podría ser cierto; lo que si me sorprende es la vinculación de los políticos con la leche, como en el caso de Gorbachov o en el de Margaret Thatcher también conocida como “the milk snatcher”.

Además, la novela tiene cosas más universales como ese “Mas adelante me daría cuenta de que siempre es así en cualquier ministerio. Un pequeño grupo trabaja frenéticamente en una habitación y todos los demás no dan ni golpe. Hay muy poca relación entre unos y otros” que, desde mi punto de vista, no solo para en los ministerios (u otros organismos públicos) sino que sucede en todas las empresas grandes privadas; y por supuesto ese “... pero la inteligencia no protege de nada, ni siquiera de la estupidez:” que todos sabemos cierto ya que todos conocemos a personas que siendo muy inteligentes son completamente estúpidas (venga, dejad de asentir con la cabeza que no hablo solo de mi).

Pero es la historia de Mobutu que “rebautizo el país con el nombre de Zaire, porque seria que era un término indígena, una manera de librarse de la herencia colonial, Luego, en cierto momento, se descubrió que ‘Zaire’ es una palabra portuguesa ¿Qué hace entonces? ¿Se disculpa y da marcha atrás? ¡Ni de coña! Le pone el nombre de Zaire a todo lo demás: la moneda, los cigarrillos, las gasolineras, los preservativos, que se yo…” que obviamente, este tipo de huida hacia adelante, a todos nos suena de nuestros días ¿Qué no?

Por último, ahora que todo lleva la etiqueta de “inteligencia artificial” la vedad es que no puedo pasar por alto esa afirmación con la que estoy completamente de acuerdo “El problema de las maquinas no es que terminen rebelándose contra el hombre, sino que cumplan las ordenes al pie de la letra”, ya que lo que ahora pasa por IA no es más que acumulación de narrativa y de potencia de cálculo, sin ninguna inteligencia salvo la acumuladora de información, tanto cierta como falsa, algo que para mí es precisamente lo contrario de la inteligencia: la inteligencia es preguntarse cosas, no creérselas sin más. Pero que sabré yo que tras mi paso por el Laboratorio de Sistemas Inteligentes a finales de los 80 ya me quedé sin inteligencia natural jugando a construir sistemas inteligentes (que pensaran, no que acumularan ni usaran la potencia de cálculo).

Para este último viaje a Piles, en lugar de alquilar un coche en Madrid y conducir había viajado en tren hasta valencia y había alquilado el coche allí por lo que justo llegue a la estación de Joaquin Sorolla sin nada de lectura y con tiempo de sobra ya que soy un poco histérico con el tiempo cuando tengo que viajar lo que me obligaba a traicionar a mi librería de referencia comprando en la tienda de la estación. Para hacer mi traición algo menor pues miré las novelas en inglés, que al fin y al cabo es un género (o un idioma) que no trabaja mi librería de referencia, y tuve la suerte de toparme con una nueva novela (bueno, nueva, nueva puede que no ya que era del 2019) de Louise Penny, A better man, a la que, encima, todavía no había leído en inglés (en versión original para entendernos).

He de reconocer que me ha gustado – no me atrevo a decir si menos o más que las otras que he leído ya que las he leído demasiado seguidas y es difícil evaluar – sigue siendo una autora a seguir ya que pese a que son novelas policiacas realmente la parte importante no es tanto el descubrir el asesinato sino el resto de la historia, las relaciones humanas entre los personajes.

En esta en concreto además de todo esto está un trasfondo de gestión de inundaciones en la zona de Quebec que mi parte ingenieril le resulta especialmente interesante (aunque no os preocupéis que tampoco cuenta mucho de esta parte).

A mi me gustan sus personajes y me siento identificado con partes de algunos, del inspector Gamache que “would patiently explain that being still and doing nothing were two different things” afirmación que comparto completamente y que pese a su obviedad necesita muchas veces explicación;  o con partes de Myrna que ante la desesperación / depresión de alguien por una mala critica sencillamente le aconseja “pour yourself a vat of wine, cut a huge slice of chocolate cake, sit by the fire, and know you’re loved”, que más se puede pedir.

He de reconocer que me ha hecho mucha gracia enterarme del “Ohio Event” que básicamente consistió en que “In 1895 there were only two automóviles in the whole state. And they’d collided” que sirve perfectamente para comprender las causalidades, la estadística y en general, que “shit happens”.

Ya que estaba allí, en la estación con tiempo, mire un poco Ciudad de sueños, novela que no había comprado cuando la vi en la librería Mendez ya que las ultimas me habían parecido un poco excesivas y me habida dado la sensación de que esta iba por la misma dirección: ser un tomo no demasiado entretenido. Al cogerla en la mano, comprobé que a) no era tan larga como las anteriores y b) tenía una letra lo bastante grande como para que su longitud total fuera más acorde con el estilo que a mí me gusta de Winslow que con el de sus últimos tochos, así que decide comprarla también.

He de decir que sin recuperar el apasionante tono y ritmo de sus primeras novelas esta está bastante bien. Puede que se deba a estar ambientada en Hollywood y en el mundo del cine, en esa intersección cine – mafia que tan buenos resultados da. La verdad es que merece la pena leerla, es una vuelta al estilo inicial muy de agradecer en la que recupera buenas frases como “Pero nada es más persistente, mas paciente que el pasado. A fin de cuentas, si algo tiene el pasado es tiempo.” Salvo, tal vez, para los que tenemos problemas de memoria o incluso problemas mentales ya que, como ese personaje de la novela; “yo solo entraría dentro de mi cabeza con una linterna y una pistola” y posiblemente una pistola no sea suficiente defensa para lo que puede haber allí dentro.

La lógica de la luz es una novela que yo no hubiera elegido, salvo en caso de emergencia, pero como me la recomendó el mayor de los hermanos (o al que yo llamo el mayor de los hermanos) pues decidí darle una oportunidad. Es una novela policiaca correcta, canónica casi, en la que lo único importante es el caso y las relaciones entre los personajes son débiles y no existe, o a mí se me ha escapado, nada por debajo de la superficie de lo que se cuenta. Un entretenimiento, sin más, ni bien ni mal. La única frase que me ha llamado la atención es “No molestes al perro que duerme es la mejor regla cuando uno quiere vivir tranquilo.” Que obviamente tampoco es gran cosa.





Qualityland 2.0 fue una novela que compre para regalarle a Alvaro y que es la segunda parte de una novela que tenía su gracia, tanto en forma como en contenido, y que posiblemente la siga teniendo pero que, en esta segunda parte, si bien hay cosas interesantes en cuanto a forma pues es bastante más floja y, pese a leerse bien y despertar sonrisas de vez en cuando, yo diría que no mantiene el tipo de la primera parte. Está bien, sin más. Personalmente coincido con su definición de internet “buena idea, mala ejecución” (o incluso pésima ejecución y peor redirección del interés de la misma), entiendo la pregunta que se plantea por uno a de las protagonistas “¿has tenido alguna vez el deseo íntimo de destruir el mundo porque la gente es rematadamente idiota” como claramente un pregunta retórica cuya respuesta acertada no está abierta  ningún debate y sé que todos, alguna vez (que es lo que pregunta) hemos respondido afirmativamente y también es cierto que “es la típica refriega entre dos hombres adultos que no ha llegado a las manos en su vida, un espectáculo patético”, de hecho es de las cosas más patéticas que hay, salvo tal vez si esos dos hombres adultos encima han ido a un gimnasio y han aprendido los trucos para pelear entre suelos acolchados junto a su profesor de Mai-tais (el coctel, no el arte marcial, aunque no haya acertado con la ortografía correcta).

Junto con esa novela, le compré a Alvaro (también por recomendación del hermano mayor) Trenza del Mar Esmeralda, compra que hice pese a que mi instinto (y la portada, y la edición y, en general, todo, me decía que no iba a ser un acierto). Me gustaría poder contaros algo de esta novela, pero la verdad es que lo único que puede decir es que la deje cuando llevaba poco más de cien páginas completamente convencido de que a Alvaro no le gustaría pero que, creo, tiene posibilidades con mi sobrina Alicia. Aunque quien sabe igual si hubiera persistido en la lectura tendría una opinión diferente… nunca lo sabremos.






En fin, pues lo dicho: publico esto y me empiezo a preparar (no es que necesite nada especial) para marcharme a Piles huyendo de esta semana infernal en el barrio. ¡Divertíos asaltando el castillo!

 

Lecturas

Los libros de Jacob - Olga Tokerczuk

Cuentos completos - James Salter

El Peón - Paco Cerda

El mago del Kremlin - Giuliano da Empoli

Ciudad de los sueños - Don Winslow

A better man - Louise Penny

La lógica de la luz - Crsitina Cassar Scalia

Qualityland 2.0 - Marc-Uwe Kling

Trenza del mar esmeralda - Brandon Sanderson

2 comentarios:

  1. Leí que están haciendo una película de animación basada en El peón. ¡Interesante! Con intriga de cuál será la novela que compraste del mismo autor... ¡y expectante del próximo intercambio libresco!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. que no haba visto tu comentario, no que sea un groseo... bueno, como ya hemos comentado ambos temas pues... disfruta de verano... y a la vuelta otro intercambio...

      Eliminar