jueves, 28 de diciembre de 2023

Comentario de textos Noviembre 2023

Un día antes del día de los inocentes intento ponerme al día con mi último mes de lecturas atrasadas (demasiados “día” en esta frase, ¿no os parece?; casi los mismos que quedan hasta fin de año). El caso es que ni tan mal… ya han pasado dos de los principales eventos de las fiestas y de momento, la familia sigue contando con el mismo número de miembros que antes de estos eventos, algo que siempre está bien y que indica que la sangre no llego al rio en ningún momento (aunque hubiera sus más y sus menos durante el evento más multitudinario, la comida de navidad)

Para mis lecturas de noviembre no he contado con la ayuda de mi librería de referencia (ya sabéis, pero lo repito porque me apetece: la librería Méndez de la calle Mayor, que a diferencia de la radio famosa joyería relojería de la misma calle, si tiene puerta de calle. Si, también repito el chistecito pero es que tras una infancia de viajes en coche oyendo la radio es inevitable) pero si no he contado con su colaboración no ha sido por ninguna de esas traiciones que cometo escasas veces, sino solamente porque todavía tenía lecturas de NYC que además se complementaron con algunas otras lecturas que amigos me regalaron por mi cumpleaños (una cifra elevada – la de mis años, no la de las lecturas – pero no especialmente significativa por lo que no merece la pena ni mencionarla) e incluso una que había dejado sin leer en Piles, que si procedía de una medio traición que ya había cometido buscando la última novela de John Irving que quería leer en inglés.

En cualquier caso, dejémonos de tontunas y vayamos a lo que hemos venido, no “a hablar de mi libro” que decía aquel, ya que eso no existe sino a comentar “mis libros” que en mi vida no ha pasado nada lo suficientemente interesante para ponerme a contarlo y hoy no me siento con ganas de contar historietas de un pasado inventado por la falta de memoria que me caracteriza y porque lo inventado siempre es más divertido que la realidad.

La premisa de There's no such thing as an easy job es curiosa ya que son las historias laborales que le surgen a la protagonista tras solicitar en el servicio de empleo un trabajo pero que “it is close to her home, it requires very little thinking, and ideally, it involves sitting in a chair”. El servicio de empleo japonés no solo le consigue uno, sino que le ofrece cinco diferentes de forma consecutiva (un hurra por el servicio de empleo de Tokio, o a la vision del mismo que da la autora, que a saber la realidad) que da lugar a los cinco capítulos del libro y que son todos bastante demenciales: mirar cámaras de seguridad, grabar anuncios para un servicio de autobuses, escribir colecciones para publicidad… en fin... trabajos que curiosamente si bien no cumplen todos los criterios requeridos la protagonista realiza con diligencia y todos tienen “un algo oculto” que hace que las historias sean bastante divertidas.

Como casi todos los libros japoneses tiene curiosidades culturales propias como la existencia de una palabra especifica (yokozuki) para “As in the phrase ‘heta no yokosuki’, meaning a person who’s is passionate about something they show no particulate talent for.” Palabra para la que si bien no se me ocurre traducción al español si se me ocurren muchos conocidos a los que sería aplicable, incluso eliminando la parte de la pasión hay demasiados conocidos que quieren dedicarse a cosas para las que no tienen un talento especial. Pero, sobre músicos, actores, ya, si eso, halamos otro día y sin dar nombres.

En este además sale un centro cultural español, Far East Flamenco Center (curioso que nosotros seamos el este para los japoneses, y no solo el este, sino el lejano este; aunque como a la protagonista pues también me extraña un nombre tan grandilocuente para un centro español) en cuya publicidad, además del sol, bailar, la comida, el flamenco citan a Javier Bardem. No digo increíble, pero, desde luego si curioso.

Gran parte de los personajes del libro están envueltos en cierto aislamiento, o soledad, pero como dice la protagonista: “I tried not to think too much about it. Nobody’s life was untouched by loneliness; it was just a question of whether or not you were able to accept that loneliness for what it was. Put another way, everyone was lonely, and it was up to them whether they chose to bury that loneliness trough relationships with other people, and if so, of what sort of intensity and depth.” Vamos, que, dicho de otra forma, el que anda solo es porque así lo decide (en general).

Mr. Adam es una historia de ciencia ficción bajo el paraguas del terror nuclear de la guerra fría, donde una explosión nuclear pues deja a todos los hombres impotentes (salvo a Mr. Adam que en ese momento estaba en una mina de plomo trabajando y protegido frente a la radicación) por lo que la natalidad desciende hasta cero, lo que hace saltar todas las alarmas sobre el fin del mundo, algo que a un protagonista le hace decir que asociar el fin de la humanidad con el fin del mundo “It is as if an ant heap had been stamped down, and all the ants within cried that the world had come to an end.” Antropocéntrico a mas no poder, pero, también realista… al fin y al acabo el mundo para cada uno el mundo se acaba con su propia extinción, aunque los demás sigan tan tranquilos.

De hecho el estado de Mississippi desaparece completamente pero “… nobody really missed Mississippi… anyway Mississippi was the most backward of states. People felt that if any one of the forty-eight states had to be sacrificed, it was just as well that it happened to Mississippi.” Podemos sospechar que el autor no es de Mississippi o igual si, y precisamente por eso sabe que tampoco se perdería mucho (¿Cuál sería nuestro equivalente?, el mío creo que lo tengo claro, pero no quiero influenciaros comentándolo).

Aunque el autor lo aplica solo a los funcionarios yo amplio su identificación de cierto tipo de personas al sector privado ya que me he cruzado con varios Klutz de los que cita en mis breves pasos por empresas privadas (y por la vida en general): “I recognized Klutz as one of the public servants who has no equals. He has only superiors or inferiors. He keeps his nose nestled close under the coattails of those above, and his feet firmly planted on the heads of those underneath, and if he maintains this balance for thirty years he gets a pension and retires to Chevy Chase.” Y estoy seguro de que todos conocemos a más de un Klutz, funcionario para llegar a su pensión o en la empresa privada para ascender hasta el puesto siguiente. Hay demasiados igual que hay algunos que también encajan en este otro estereotipo “he had to much money to be a Communist, and not enough to be a capitalist, and besides he’s too lazy.”

Pero una de mis partes favoritas, sobretodo porque se encarga muy claro de dejar que no se debe a una resaca, es “It was one of those awakenings when you know something is wrong, and for a while you cannot figure what it is, and then you discover that it is yourself.” Que a todos nos ha pasado, sin resaca e incluso sin síntomas de enfermedad, así, simplemente por que sí.

De mis dos siguientes lecturas, My Annihilation y The Last Samuray, me temo que no puedo decir nada (salvo lo que dice el propio hecho de no poder decir nada) ya que solo tengo la sensación de que ambas me han parecido de un espesor infumable y la verdad es que no he retenido absolutamente nada de ellas, ni tan siquiera he conseguido destacar una sola frase o una sola idea que me parezca, me pareciera mientras las leía, ni medianamente interesante. Un fracaso de compra ambas.



When these mountains burn
, fue mi semi traición a mi librería de referencia, que realice por probar a leer un country-noir (appalachian noir para ser más precisos, según la contraportada) en versión original ya que creo que no he leído ninguno. Imagino que no ha sido una buena elección ya que no tiene un sonido especifico, ni grandes frases, ni en general nada especial quedándose en la típica historia del padre de un yonqui que ha de enfrentarse tanto a la adicción de su hijo como a los narcotraficantes e incluso a las autoridades. Se deja leer pero tampoco aporta nada.



Tras estas decepciones con mis compras me decidí por empezar con los regalos de mi cumpleaños, concretamente con The kind worth saving que es una novela policiaca curiosa desconocida para mi pese a ser un best seller del Sunday times y que, a mí, no me ha parecido fascinante. Correcta, sí; fascinante, no. De hecho, no he marcado ninguna de sus páginas, pero justo al abrirla ahora para recordar un poco, creo que el mismo la describe bien en boca de un personaje escritor: “My novels are basically wish fulfillment, and I was lucky enough to be able to craft a decent sentence. But, honestly, I have zero idea how this world actually works.”

Igual es necesario aclarar que esto es algo que comenta después de clasificar a los escritores en observadores e imaginativos, y clasificarse el mismo como imaginativo (con un toque de observación), según el en oposición, por ejemplo, a Updike que, siempre según él, se clasifica como “Incredible observation. Terrible imagination.” Lo de Updike pues podría, lo suyo no especialmente.

El libro anterior, no lo había comentado, me lo regalaron el amigo Bermejo y mi paisano de cangas (eso dice el, aunque el único de los dos que ha nacido en cangas soy yo) Bernaldo Garcia de Quirós, mientras que mis dos siguientes lecturas fueron regalo del pintor vecino Caamañez (para los amigos) de las cuales la primera que he leído fue Outline, que me recomendó como parte de una trilogía que le había parecido fenomenal. Lástima no poder decir lo mismo – por lo menos de la primera – ya que me he debido de perder algo, pero no ha conseguido despertar mi interés en ningún momento, llegando en alguno a parecerme un poco pesadilla. Pero, así son las cosas, igual en otro momento de mi vida me parece una novela sensacional y añado las otras dos partes de la trilogía a mi lista de lecturas. Ahora parece poco probable.




La otra novela que me regalo Caamañez también es parte de una serie de novelas policiacas (esta vez no es una trilogía, sino una serie como tal) protagonizadas por un club de ancianos jubilados que se dedican a investigar crímenes (normalmente ya archivados) y que responden al nombre de The Thursday Murder Club. Es una novela entretenida y sus personajes – con su toque de jubilados – pues tienen su gracia incluso cuando dicen las cosas propias de personas mayores que cualquiera de nuestras madres (o inlcuso muchos de nosotros) prodriamos suscrbir: “... it was a well known fact that there were no calories in home-made cakes”, algo que supongo que mi tanto mi médico de cabecera y mi nutricionista (si, tuve de esto durante un tiempo) suscribían implícitamente al decirme que nada de bollería industrial pero sin comentar nada sobre la bollería casera. No digo que no tengan razón, pero todos hemos leído Asterix y ya sabemos que “lo importante es no abusar de las salsas”.

Algunas puede que sean más controvertidas, pero yo las suscribo totalmente (salvo, obviamente, por el género): “If you know that a chemical engineer is, then you are a better woman than me. Don’t get me wrong, I Know what an engineer is and I know what Chemicasl are, but I can’t join the dots.”, dicho desde el cariño a todos los que se hacen llamar ingenieros quimicos. O como esa otra que, para mí no necesita comprobación maternal del tipo “como lo sabes si no lo has probado”: “At least I have discovered that online dating is not for me. You can have too much choice in this world. And when everyone has too much choice, it is also much harder to get chosen. And we all want to be chosen.” Una excelente razón, entre muchas otras, muy bien explicada, mucho mejor de lo que lo habría hecho yo mismo.

En fin, pues tras el maratón de estos últimos días – para ponerme al día – lo he conseguido y empezare el año sin tener que incluir entre mis propósitos el de ponerme al día ya que solo me queda este mes de diciembre sobre el que no debería empezar a escribir hasta que no haya terminado el mes y, como es obvio, el año pero que ya os puedo anticipar que sera largo ya que he pasado tiempo en piles y seran mas de diez libros que comentar.

Pues eso: Feliz salida y entrada de año y, ya sabéis, además de en nochevieja (o cualquier otro día):  ¡Divertíos asaltando el castillo!

 Lecturas

There's no such thing as an easy job - Kikuko Tsumura

Mr. Adam - Pat Frank

My Annhilation - Fuminori Nakamura

The Last Samurai - Helen DeWitt

When these mountains burn - David Joy

The kind worth saving - Peter Swanson

Outline - Rachel Cusk

The Thursday Murder Club - Richard Osman

2 comentarios:

  1. Feliz año 2024 con muchos asaltos a castillos con barrotes en las ventanas, puentes levadizos y fosos con cocodrilos! Chin chin! (que puede ser choque de espadas o de copas)

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    1. ¡Feliz año! choque de copas, de espadas... o de cafés, cruasanes o lomo de lecturas (aunque estos suenen peor)

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