viernes, 24 de mayo de 2013

Seis meses (parte 1)



Advertencia / disclaimer: este post va a ser largo, especialmente largo y se queda en un “continuara”. Casi seguro que será especialmente aburrido. No contiene recuerdos graciosos, teorías descabelladas, desnudos, comportamientos soeces o explícitos, ni nada parecido. Creo que podría clasificarse como algo terapéutico que puede entenderse que hago por prescripción facultativa (así seria si yo fuera un personaje de  Estrenos TV). Avisados quedáis y podéis, igual debéis, saltaroslo tranquilamente. Si eso, pues ya os contare otro día otra cosa.

Supongo que tarde o temprano acabare escribiendo sobre ello y ya que me he dado cuenta de que hoy (teóricamente mañana aunque con lo lento que escribo posiblemente sea mas bien ayer que hoy, y para cuando vosotros lo leáis la referencia temporal sera aproximada) es el primer medio aniversario, si es que el concepto de medio aniversario o incluso el de aniversario para este tipo de cosas tiene algún sentido es un día tan bueno como cualquier otro.

En cualquier caso, hoy hace seis meses que mis hermanos y yo quedamos un domingo para hablar sobre el tema de mi abuela, no sobre mi abuela que es otro asunto aparte, de como íbamos a plantearlo de cara al futuro, por lo menos a corto y medio plazo. Puede que seamos cobardes pero la posibilidad de un largo plazo con mi abuela es tan desesperante como para que ninguno de nosotros se atreva siquiera a pensar en la posibilidad de la existencia de un largo plazo. Esperemos que podamos ir de cortos en cortos.

Mi abuela es un gran foco de tensión, al menos para mi aunque obviamente soy el hermano menos implicado en las relaciones con ella. Mis hermanas, L y Maite se llevan la peor parte, el peso de la relación con ella, en dura competencia con Alvaro - que sin ser hermano propiamente dicho - que ejerce a todos los efectos de hombre de la casa. Columna tiene la excusa de la distancia, por vivir en Miranda del Ebro. Rafa tiene la excusa parcial de ser hombre y de ser mi abuela sumamente machista por lo para ella esta no es su tarea, ademas de las excusas añadidas de la distancia parcial y de su carácter. Yo no tengo ninguna excusa concreta - vale, si. La de ser hombre me resulta aplicable - y mi distancia se debe sencillamente a mi carácter y al suyo habiendo existido  desde siempre un distanciamiento casi total.

Pese a que mi relación con ella sea mas cercana a una conjetura, siendo casi algo nominal, que a una realidad mi abuela me desquicia, cada día un poco mas ¿porque? os preguntareis, o no.

Pues dicho sencillamente por que estoy convencido de que mi abuela es una mala persona. No, no es que sea insoportable, aunque lo es y no en la forma en que lo son los viejecillos que con suerte también lo seremos nosotros; no, no es que requiera cuidados, que los requiere aunque no los agradezca; no, no es que sea egoísta, que lo es hasta limites insospechados. No, no es eso. Simplemente es que es mala. Incluso podría poner mala con mayúsculas en negrita y me quedaría corto. Pero divago, si eso ya lo cuento otro día.

Ese domingo habíamos quedado todos los hermanos, no recuerdo  si a tomar un cafe o un aperitivo. El tema era importante. Rafa había bajado de Cercedilla, Columna había venido desde Miranda, Helena había dejado a Alicia con Alvaro que en una mañana de domingo es algo difícil ya que para el es como el viernes a la salida de la jornada laboral para otras personas, Maite había madrugado un domingo y yo había roto mi regla, casi sagrada, de no salir los domingos de casa. Se trataba de un tema con fuertes connotaciones económicas, no era tanto sobre que hacer con mi abuela como saber si podíamos y como hacer lo que todos habíamos consensuado como mejor, mejor para ella aunque el esfuerzo de hacerlo fuera a continuar sin ser apreciado por ella.

Tras larga y arduas deliberaciones habíamos conseguido, habían conseguido acordar las partes con mayores problemas logísticos, quedar en la irlandesa de Manuela Malasaña, digamos que a eso de las doce de la mañana aunque pudo ser a cualquier otra hora. Allí, en el lugar y a la hora acordada, me presente yo sin que fuera ninguna sorpresa ser el primero en llegar. Cada uno tiene sus particularidades. 

Me pedí una pinta y me dispuse a esperar la que anticipaba seria la llegada escalonada de mis hermanos. Cada uno tiene sus particularidades y lleva sincronizado su reloj con una mini franja horaria diferente.

No hubo tanta suerte. No podría esperarles tomando una, mas que agradable y necesaria, pinta matinal. 

Habían acabado de servirme la pinta cuando para mi sorpresa, ya que aun no llegaban tarde (al fin y al cabo no llegarían tarde, hasta que llegaran), mi hermana me comunicaba que Rafa y Maite habían decidido que en lugar de acudir a donde habíamos quedado habían decidido ir a otro sitio. Habían decidido ir a El Andino, incomprensiblemente  a la vuelta de la esquina de donde habíamos quedado, afortunadamente a la vuelta de la esquina. Una vez comunicado que yo estaba con una pinta por lo que tardaría un poco en llegar ya que no pensaba beberemos de un trago, que me la bebería de tres o cuatro ya que estaba especialmente rica y llegaría en cinco o diez minutos me puse a la tarea.

Al cabo de diez minutos ya estaba en la puerta de El Andino pero no dispuesto a entrar, como parecería lo razonable, si no que ya estaba saliendo puesto que, oh mañana llena de sorpresas, mis hermanos tampoco estaban allí. No, habían decidido irse a la pizzería del dos de mayo por supuesto sin esperar o comunicar el cambio. 

En fin, pequeños incidentes característicos de mi familia que no colaboraban a que la mañana fuera mas agradable. Al final nos reunimos, charlamos y decidimos lo que era necesario, lo que nos habíamos planteado como objetivos del día. Todo iba todo lo bien que es normal en estos casos.

Lamentablemente a mitad de la reunión familiar yo me empece a encontrar mal, un pequeño mareo y creo, no recuerdo con claridad, algún vomito. Se me paso, acabamos la reunión, nos separamos y me fui a casa a pasar el resto del domingo con un dolor de cabeza que me había empezado. Era el 25 de Noviembre. No se porque pero el poner la fecha le da un toque melodramático y si pusiera la hora seria incluso mas dramático así que reescribamos, aunque tengamos que inventar, y completemos la frase:

Eran las cuatro de la tarde del 25 de Noviembre. Acababa de tener un derrame cerebral.

¿verdad que si? así ha mejorado, en un sentido dramático quiero decir. La realidad es que yo solo tenia un dolor de cabeza, fuerte eso si, pero no pensaba que nada en especial. 

El lunes fui a la oficina, estuve trabajando casi todo el día con el dolor de cabeza y un poco antes de lo habitual me marche a casa. El martes, con un dolor ya mas intenso, volví a ira a la oficina en parte por evitar a la asistenta y en parte porque tenia que trabajar. Creo que me marche antes de la hora de la comida. El dolor ya me parecía excesivo, estar prestando atención a mis cálculos se me hacia difícil. Calculando que ya no me cruzaría con la asistenta me marche a casa, creo que antes de comer con el plan de tomarme unas aspirinas o similares, apagar la luz y descansar para que se me pasara el dolor.

Ese era el plan. Un plan sencillo, tampoco estaba para filigranas: combinar el uso de la química con los remedios ancestrales tenia que conseguir que se me pasara el dolor de cabeza.

No fue así. 

El primer escollo en el plan se produjo cuando al llegar a casa descubrí que yo no tenia prácticamente ningún remedio químico que pudiera valerme. No es que no tuviera medicinas en casa, como si fuera un hippie o un testigo de Jehová, nada mas lejos de la realidad: tenia mis antiácidos - de los que incluso tengo marca y modelo favorito: Tums de frutas del bosque, por si volvéis de estados unidos, queréis traerme un regalo y no sabéis que - pero no parecían adecuados; también tenia Frenadol que, aunque mas interesante que los antiácidos, tampoco parecía especialmente indicado; tenia unas pastillas de opiáceos - con receta y caducadas hacia años - que tuve que comprar una vez que se me rompió una muela pero que, por experiencia, me parecían excesivas ya que tampoco quería quedarme catatonico por un simple dolor de cabeza; y tenia un analgésico de carácter genérico para la espalda - que casualmente no viene en pastillas sino en papelinas, como si se tratara de una formula magistral, aunque no es mas que una mezcla de aspirina y acetominofen - que parecía prometedor para el dolor de cabeza y encima no estaba caducado. Escollo resuelto, el plan podía proseguir. 

El segundo y definitivo fallo del plan fue que las papelinas no funcionaron, me seguía doliendo la cabeza e incluso, aunque seguramente esto fuera obsesión, me dolía mas cada día. 

Pese a todo seguí con el plan. Era un buen plan, aunque no pareciera funcionar. Seguramente tan solo necesitaba un poco mas de tiempo del que había supuesto, asi que seguí con mi plan hasta el viernes y no lo abandone por voluntad propia si no que fui obligado por mi hermana Helena que insistía en que eso no era normal y que me llevaba directamente a urgencias quisiera o no quisiera.

Como me dolía la cabeza, no estaba yo para discutir así que, quiero pensar que, accedí; aunque como me conozco no creo que accediera, ya que ir a urgencias para contarle al medico que me dolía la cabeza me parecía una autentica mariconada (dicho desde el cariño y el respeto a ambos colectivos e incluso a la intersección de ellos).

Llegamos a urgencias, donde cada uno contó su versión. La mía, edulcorada: que me dolía la cabeza desde hacia unos días, bastante a decir verdad, pero vamos que no era mas que un dolor de cabeza. La de mi hermana, mas dramática: que me dolía insoportablemente desde hacia una semana, desde que había vomitado y casi me había desmayado, que obviamente pasaba algo.

El medico, afortunadamente aunque no se porque, dio mas credibilidad a la versión de mi hermana, decidiendo que yo era un mal enfermo, y que me tenia que hacer unas pruebas ya que algo no le encajaba, eso si que no me preocupara que no seria nada.

Dicho y hecho, ventajas de no ser un emigrante ilegal y/o de tener seguro medico, a por un TAC, que no falte de ná. Los resultados pues como los de las películas o los chistes malos: “Tengo una noticia buena y una mala”  - nos dijo con mucha seriedad - “La mala: que ha tenido un derrame cerebral; la buena: que no esta en coma”. Seguro que en su cabeza sonaba mucho mejor e incluso resultaba graciosa, seguro que para él el concepto de derrame cerebral es lo suficientemente habitual para no representar lo mismo que para los legos en la materia, posiblemente menos terrible que lo que puede sonar para personas, como nosotros, cuya relación con ese concepto es la de tener un sobrino que tuvo uno y nunca volvió a ser el mismo.

Este es mi cerebro en el primer TAC:



Desde mi desconocimiento total de la medicina superado por mi incapacidad de interpretar un escáner cerebral seguro que no he elegido una buena toma que refleje médicamente el problema, y la verdad es que tampoco es la toma mas bonita del escáner - las hay verdaderamente fascinantes - pero creo que esta toma, incluso desde mi ignorancia enciclopédica, muestra que había algo raro en mi cabeza (aunque puede que esa especie de punto blanco sea lo mas normal del mundo).

No negare que el que le dieran mas credibilidad a la versión de mi hermana me molesto un poco pero afortunadamente se vio compensado por que, al menos, se demostraba que no soy un quejica, que había razón para que me doliera. En cierta medida me alegraba del resultado ya que habría sido una tontería ir a urgencias por un dolor de cabeza; ir por un derrame cerebral, aunque seguía sin justificar el ir a urgencias, si podía considerarse como un motivo posible para ir al medico. Urgencias me seguía pareciendo excesivo ya que al fin y al cabo llevaba una semana con el dolor de cabeza por lo que urgencia, lo que se dice urgencia no me parecía que hubiera pero al parecer, de esto yo se poco, esto es lo que hay que hacer.

Así que, seguramente a altas horas de la noche, se separaron los caminos de mi hermana, o hermanas, que puede que Maite se hubiera acercado antes a apoyar a L: yo a Cuidados Intensivos, a que me cuidaran pero sin vigilancia que para eso le han cambiado el nombre; mi hermana, o hermanas, a la ingrata tarea de repartir las noticias y sobretodo e inevitablemente a reconcomerse con mi posible estado y su posible evolución.   

Esta claro que a mi me tocaba la parte mas fácil. Al fin y al cabo yo solo tenia que estar tumbado dejando que me cuidaran. Ademas mis especialistas médicos me administraban cantidades de drogas que, si bien no eliminaban el dolor, lo hacían mas llevadero. 

La administración de morfina por vía intravenosa - que según me han informado es lo que me daban -  combinada con pastillitas variadas - aunque casi todas eras blancas y no “rojas, verdes o amarillas” como en la canción, lo que es una pena para esta narración - tiene ese gran efecto positivo. Su efecto secundario, no dire negativo aunque lo sea para esta narración, es que tu cerebro esta en un estado en el que no retiene prácticamente nada de lo que pasa a tu alrededor por lo que mis recuerdos del tiempo en la UCI son prácticamente inexistentes.

Según mi memoria debí de estar allí un día, a lo sumo dos; según los partes médicos - corroborados por otras fuentes de diferente fiabilidad, como son los miembros de mi familia - estuve hasta el día 5 de diciembre cuando me dieron el alta para irme a la habitación. Seis días, casi  una semana, que desde fuera debió de ser una eternidad aunque todos mis recuerdos sumados no abarquen mas de un par de horas.

Igualmente, siempre según mi memoria, una vez que salí de cuidados intensivos pase por la habitación del hospital el tiempo justo de ir al baño para poder cagar a gusto - mi herencia valenciana me permite escribir cagar como una actividad normal e incluso comentar que es algo que me tenia muy preocupado no haber podido hace en cuidados intensivos. Lo intente, o recuerdo intentarlo, pero no lo conseguí - y poco mas. Recuerdo muy vagamente haber tomado un descafeinado, especialmente repugnante, y casi recuerdo haber comido pescado aunque creo que esto me lo he inventado.

Según la realidad: estuve en la habitación dos días enteros con sus noches, sus comidas, cenas y desayunos, supongo que incluso con visitas tanto mías a cagar como de familiares y amigos. Según la realidad una noche se quedo conmigo mi hermano Rafa y la otra mi hermana Columna, de ninguno de los dos tengo recuerdo en ese entorno; según la realidad incluso vino gente a verme durante esos días aunque si recuerdo algo sobre unos bombones (que creo implicaba a Bermejo, pero al parecer eso paso en cuidados intensivos. Todo indica que hasta vi a gente en cuidados intensivos) pero puede ser una recreación posterior basada en que si recuerdo haberme comido una caja de bombones mas tarde. 

Lo siento, pero no recuerdo nada. 

Ni siquiera tengo recuerdo de como era la habitación, ni de haberme vestido para abandonar el hospital ni tan siquiera de haberlo abandonado, ¿como, en taxi? ¿con quien, quien me acompañaba? ¿cuando, era por la mañana, por la tarde? ¿me dieron el alta por sorpresa o estuvimos esperando por ella?.

Nada.

Mi siguiente recuerdo es estar en casa de mi hermana, pero no sabría decir si es un recuerdo de ese mismo día, del día del alta, o si es del día siguiente o de una semana después.

No es que me moleste el no recordar por no poder contar bien esta historia, es mas bien que me preocupa haber olvidado a alguien importante, alguien a quien se me haya olvidado agradecerle algo. Supongo que no debería preocuparme porque al fin y al cabo siempre he sido poco-mal agradecido y no será la primera vez, ni probablemente la ultima, que cometa el error de no dar las gracias adecuadamente 

Lo que me inquieta verdaderamente es no tener ninguna idea de cual es mi obsesión verdadera, esa obsesión que es la única que te queda cuando estas en cuidados intensivos plenamente drogado, esa obsesión que esta tan fijada en tu subconsciente que no puedes evitar transmitirla a todos los que te rodean y que es casi la mejor seña de identidad de una persona. En mi experiencia esa obsesión, la forma de expresarla, lo que contiene tanto como lo que no contiene refleja mas de la personalidad verdadera de uno que cualquier cosa que pueda haber hecho o dicho con anterioridad. 

Yo aun no he conseguido que me cuenten cual es y eso me inquieta, me inquieta tanto que no me atrevo a preguntar por ella. 

Si consigo que me la cuenten, pues eso, ya os la contare. 

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